Por Horacio Krell*
Muchos dicen que usamos el 10% de nuestro cerebro, eso no es correcto, usamos el 100 % pero obtenemos el 10% de los resultados que podríamos obtener. Esto se debe a diversos factores que analizaremos a continuación.
Fuerza bruta o inteligencia
El método de la fuerza bruta nos acompaña desde la infancia. Con esfuerzo y aproximaciones sucesivas se quema al cerebro todos los días hasta alcanzar el objetivo. El método no sirve, pero se usa por el enorme poder de la costumbre.
La historia muestra la lucha entre la fuerza bruta y la inteligencia. El pequeño David enfrentó al gigante Goliat. Se entrenó en el manejo de su honda. Cuando Goliat lo atacó, le apuntó a la frente y lo mató. Ante la fuerza bruta no debes retroceder, pero sí saber cómo usar tu arma.
La fuerza bruta es el poder de las bestias, en los asuntos humanos se necesita cambiar de estrategia. Descubrir el punto de apoyo y hacer palanca sobre él permite vencer al poder duro con el poder blando de la inteligencia. El autoconocimiento es el conocimiento de uno mismo, de las propias fortalezas, debilidades, gustos, intereses, valores y motivaciones. El autoconocimiento permite tener una visión clara de lo que se quiere y actuar en consecuencia.
La resistencia al cambio o su aceptación
Al cerebro lo manejan dos fuerzas poderosas: la primera es hacer lo mínimo para conservar la energía y evitar el cansancio. La segunda es cambiar siempre que se pueda y aprovechar esos cambios para potenciarla.
El método usado será la palanca y el cerebro, el punto de apoyo para potenciar tu rendimiento.
El método del menor esfuerzo intenta evitar el trabajo que el cambio representa. Pero de ese modo deja de tener feedback que ofrece la realidad y ese error se convierte en hábito.
También una correcta visión del futuro ayuda crear buenos hábitos. La mente produce lo que en ella se siembra. Un hábito se crea al darle prioridad, al planearlo, ejecutarlo y controlarlo.
La actitud vale tanto como la aptitud. El hábito de la habilidad enseña a hacer, el de la actitud, las ganas de hacer, de empezar y perseverar. Cada uno crea los hábitos que luego lo forman. La disciplina crea la habilidad de hacer lo que se debe hacer, aunque no se tenga ganas o se prefiera hacer otra cosa. La disciplina implica tener un plan de acción, seguirlo con constancia y evaluar los resultados. La disciplina también implica saber decir no a las distracciones y a las tentaciones que puedan alejarnos de nuestras metas.
Miopía del futuro o remodelación permanente
Para evitar que triunfe la rutina hay que generar propuestas sugestivas, soluciones novedosas, alejadas de lo que lleva a hacer más de lo mismo. Para cambiar en serio hay que modificar el patrón mental generador. El peligro es eliminar un hábito, pero extrañarlo y volver a él.
La neuroplasticidad es el recurso que arranca cuando cerebro lo ordena. La mente es invisible, aporta conciencia, pensamientos e ideas. La constancia y el querer mejorar motorizan el cambio. La actitud positiva trata de mantener una perspectiva optimista y constructiva ante los desafíos y las oportunidades que se presentan en la vida. Una actitud positiva ayuda a encontrar soluciones, a superar obstáculos y a disfrutar del proceso de alcanzar las metas
Elegir lo mejor o mantener el estatus quo
Según la ley de Pareto el 20% de los factores en cualquier proyecto generan el 80% de los resultados. El éxito consiste en aprender a detectarlos. El cerebro interpreta lo que percibe, lo traduce en impulsos eléctricos y crea respuestas. Puede aprender a detectar ese 20% tan valioso. Esa capacidad de síntesis genera una acción exitosa qué repetida genera un hábito.
Un hábito exitoso repetido genera un carácter exitoso. El reactivo, reacciona, el proactivo elige lo importante antes que lo urgente. El peligro es cuando la rutina diaria hace olvidar el propósito y se trabaja sin saber por qué. Para evitarlo hay que alinear el foco de atención con la asignación de importancia. El análisis riguroso y la síntesis creativa permiten retener lo mejor.
El termómetro o la gestión
Una vez elegido el proyecto se debe medir su resultado, porque lo que no se mide no se puede mejorar. Como si fuera un fin en sí misma, se afirma que todo es cuestión de gestionar con criterio y sentido común. Pero, ¿qué pasaría si se gestiona bien una decisión errónea? Sería como apuntar el Titanic en dirección al iceberg. La realidad está allí para mostrar que debemos ser cautelosos y someter la percepción a controles indirectos. Eficiencia es hacer las cosas bien, pero eficacia es hacer lo correcto.
Resiliencia o debilidad ante los obstáculos
Resiliencia es la decisión de enfocar los esfuerzos hacia lo propuesto e implica desarrollar la capacidad de adaptación frente a condiciones adversas y tener una perspectiva positiva frente a las circunstancias para seguir avanzando hacia la meta. Una de las maneras de desarrollar esta habilidad, es recordarse constantemente la satisfacción que se va a sentir cuando se cumpla.
Ese pensamiento es una fuerza que ayuda a seguir avanzando, así como esforzarse por cumplir o superar un estándar de excelencia, tomando de buena manera los comentarios que otras personas hacen sobre el trabajo. La perseverancia y la paciencia son dos valores esenciales para lograr el éxito personal, ya que implican un esfuerzo constante y una capacidad de adaptarse a los cambios y a las dificultades. No hay que desesperarse si los resultados no llegan de inmediato, sino confiar en el propio potencial y en el trabajo bien hecho.
Empatía o incapacidad social
La empatía se relaciona con la capacidad de sintoniza con las necesidades y sentimientos de las personas, ya sea en el trabajo, con clientes y con amigos. Se trata de prestar atención a los demás y tomarse el tiempo para entender qué están tratando de decir y cómo se sienten.
Por eso es clave la capacidad de escuchar y hacer preguntas. Y aunque la empatía es una habilidad que toma tiempo desarrollar, una práctica que puede servir es «ponerse en los zapatos de la otra persona de una manera profunda.
Influencia o descrédito
La influencia se refiere básicamente a la capacidad de transmitir un argumento de una manera convincente, especialmente a aquellas personas cuyas decisiones pueden ayudar a conseguir metas. Una buena técnica para desarrollar esta característica es el juego de roles.
Probablemente la mejor manera de mejorar esta habilidad es trabajando con un instructor o un compañero de confianza.
Aunque pueda parecer incómodo al principio, se trata de ejercitarse tratando de convencer a otra persona. Esta práctica permite prepararse para cuando llegue un momento real en que deba aplicarse el poder de convencimiento.
Un cerebro que equilibre instintos, emociones y pensamientos o no
La materia prima del cerebro es la materia gris, no crece naturalmente como la lechuga sino con educación. El cerebro fue el resultado de la evolución. Heredó los instintos del reptil, las emociones del mamífero y en su corteza instaló el pensamiento. Estas áreas no conviven en armonía, por eso el cerebro obtiene solo el 10% de su capacidad.
Si actúa en piloto automático no planea, solo reacciona cuando algo le pasa. Las habilidades blandas, las esencialmente humanas, están devaluadas y requieren atención. Los métodos son la mayor riqueza del hombre. Una metodología intelectual optimiza el rendimiento y de ese modo se cambia el estilo de vida. Invirtamos en educación o seguiremos probando con la ignorancia.
Metodología intelectual o incompetencia cognitiva
Percepción. Es necesario perfeccionar el ingreso de la información al cerebro, potenciando la velocidad y comprensión en la lectura mediante un cambio estructural en su mecánica (punto de fijación, salto del ojo y lectura espacial). Esto evita la repetición labial o mental de las palabras que lentifica y amplifica el campo visual para leer por unidades de pensamiento con sentido propio y no por sílabas o palabras, lo que triplica la comprensión.
Audiencia. Esta técnica potencia la capacidad de escucha y de detección de oportunidades, es decir la audición y la visión de lo que habitualmente se pierde en la rutina diaria. Saber observar y escuchar son factores claves para incrementar la inteligencia.
Procesamiento. Se aprende a diferenciar durante la lectura y la escucha lo importante de lo accesorio, lo fundamental de lo meramente aclaratorio, a comprender la jerarquía de los conceptos y a crear mapas conceptuales desarrollando la capacidad de Análisis y de Síntesis.
La neuroplasticidad, la creación de rutas neuronales, se perfecciona entrenando con técnicas asociativas. Mnemotecnia, PNL , Concentración y Control mental son las herramientas.
Comunicación, Oratoria y redacción son las herramientas. Se desarrolla esta capacidad y la de recuperar los contenidos de la memoria para lograr una comunicación creativa y estratégica. Sintonizando comunicaciones con marketing digital se logra posicionamiento en los buscadores de internet. Se potencia el Marketing personal como la aptitud de saber venderse a uno mismo.
Inteligencia aplicada
La inteligencia permite resolver problemas y adaptarse a situaciones nuevas. Es comprender la situación, inventar la solución y actuar en consecuencia. La ejercitación se realiza con desafíos para mentes pensantes y el entrenamiento de las inteligencias complementarias (emocional, creativa, estratégica, social, espiritual). Para evitar el bloqueo de la inteligencia se enseña a crear una fábrica mental de ideas y relaciones productivas.
Todos estos factores del éxito no se enseñan en la educación formal y podríamos sintetizarlos en las cuatro A de la educación que son: Aprender a ser, Aprender a aprender, Aprender a hacer y Aprender a convivir. Estas cuatro A potencian las cuatro E de la excelencia; Energía, Especialización, Esfuerzo productivo, Estímulo social. Los factores del éxito también contribuyen a generar un pensamiento estratégico. ¿Dónde estoy hoy?, ¿Dónde estaba ayer?, ¿Dónde quiero estar mañana?, ¿Cómo haré para conseguirlo?
Los factores del éxito se aplican a las personas y a los países; sin embargo, la mayoría sigue actuando del mismo modo, por lo que cabría aplicarles la definición de locura de Einstein:
“Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”