Tres ejercicios sencillos que te permitirán conquistar más seguridad en ti mismo, y lograr mayor asertividad cuando la vida nos desafíe.
Muchas veces la vida nos sorprende con situaciones que nos colocan en un plano de inseguridad personal. En ciertas personas, esto llega a tal punto que se inhibe prácticamente por completo la toma de decisiones muy sencillas, la aceptación de las buenas oportunidades que se les presentan, y la posibilidad de atravesar esas barreras inconscientes que podrían llevarlos a un mejor estado presente.
En algunos casos los rasgos de inseguridad conforman una parte de nuestra personalidad -ese diseño interno de la psiquis que fuimos conformando desde los primeros meses de vida-, y que, ya de adultos, suelen repetirse ciertas conductas una y otra vez.
El concepto de la seguridad personal, así como el de la autoestima, son muy populares. Sin embargo, no son excluyentes; esto significa que una persona con una alta autoestima puede tener un aspecto de su vida donde se manifieste la inseguridad personal; o que el hecho de sentirse completamente segura de sí misma no implique que esto contribuya a tener una buena autoestima
Para profundizar mejor en el tema, tanto la propia seguridad como la autoestima tienen que ver con el concepto de “actitud”, que es la manera (modus operandi) en que acciono frente a un determinado estímulo, tanto en forma física, mental como emocional.
Y es en el dominio de las emociones donde se suelen jugar los grandes campeonatos de la actitud. Cuando las cosas van bien y todo marcha, nos sentimos por lo general plenos y más felices; sin embargo, cuando ocurre lo opuesto, la mayoría de los seres humanos pueden caer en un espiral negativo desde donde necesitarán operar un esfuerzo adicional para salir y volver a enfocarse en un entorno más conducente para lo que quieren lograr.
En el medio, existe la actitud neutral. Es desde aquí donde es posible simplemente observar con poco espíritu de juicio hacia mí mismo y las situaciones en sí para tomar mejores decisiones -sin involucrarme en ninguna de las dos polaridades mencionadas, positiva y negativa-. Neutral no significa “pasivo” o quedarse quieto en el lugar; es, en sí mismo, el poder de tomar distancia, una pausa que te ayude a re enfocarte.
Aspectos de mi autoimagen como la valía personal, el auto respeto, cuidado, consideración y apoyo hacia nosotros mismos, implican adicionalmente una tarea de observación permanente, con la finalidad de ir creciendo como seres humanos. Todos tenemos aciertos y errores, y aprender de éstos es la mejor forma de empezar a escalar paulatinamente el camino del aprendizaje continuo.
3 ejercicios para darte mayor seguridad
Quiero compartir tres ejercitaciones sencillas para que, si las pones en práctica cada día, te permitirán conquistar más seguridad en ti mismo, y lograr mayor asertividad cuando la vida nos desafíe.
1. Posición del Súper Héroe
La posición física del cuerpo está directamente relacionada con la sub modalidad que, de forma inconsciente, adoptaremos frente a las situaciones. Este ejercicio es muy sencillo, y consiste en pararte dos minutos con los brazos en jarra, ambos pies bien plantados en el suelo al mismo ancho que tus hombros, erguir el torso y dirigir la mirada hacia arriba, como observando el horizonte. El sólo hecho de adoptar esta posición del ganador, respirar profundamente y soltar el aire, y visualizar un escenario positivo y placentero, te invitará de a poco a pararte mejor ante la vida y los problemas.
Este no es un truco de magia: observa como el cuerpo se encoge a medida que estamos invadidos de sensaciones poco saludables, emotividad excesiva, miedo e inseguridad personal. Generalmente los hombros se van hacia dentro -lo que dificulta la correcta respiración-; nuestro mentón casi toca el esternón; la mirada está hacia abajo; y las manos y piernas cruzadas o en posiciones poco abiertas y receptivas.
Habrás observado que un cantante haciendo su show ante una multitud suele pararse firme sobre sus dos piernas separadas, como dos columnas de apoyo; y dirigirse erguido a la multitud. Así, también, se suelta mejor el aire y la respiración fluye para hablar y conquistar una postura corporal mucho más positiva. Practícalo lo suficiente.
2. Camina erguido por la calle
Cuando estés apocado o con baja autoestima, haz el ejercicio consciente de colocar tu cuerpo físico en una postura erguida y abierta. Afronta el mapa mental de tu problema desde esa posición, y podrás observar paulatinamente -siempre sobre la base de la práctica continuada- cómo se despejan los nubarrones y van dejando lugar al brillo natural de la vida y tu propia grandeza.
Si no logras caminar erguido al principio, hazlo con las manos en la espalda. Esto te ayudará a poner en mejor posición la columna vertebral y oxigenará mejor tu cerebro. Así, tus neuronas estarán con más combustible positivo para encarar desde esta posición una mejor actitud para afrontar la situación que te desafía.
Si conversas con alguien a quien le has entregado el control o te intimida de alguna forma, puedes pararte en la posición del súper héroe y mantener las manos a los lados del cuerpo, sueltas en forma natural, fluyendo y acompañando tus palabras y tus movimientos lo más natural que surja. Observa tu cuerpo, tus pensamientos, y cómo el entorno va cambiando a medida que internalizas estas técnicas.
Mira hacia adelante
En los momentos de pesadumbre e inseguridad personal, tendemos a cerrarnos más de lo habitual. Entonces, haz el ejercicio consciente de abrir los ojos y mirar hacia el horizonte, al frente y por encima de la línea de tus ojos. Imagina que estás observando tu propio futuro, y que lo ves a todo color. Allí, estás actuando, sintiendo y progresando de manera constante y sostenida, que eso mismo te energiza y te ayuda a reconquistar tu poder personal. Las palabras, respuestas, actitudes y posturas de la vida surgen de manera espontánea y natural. Esta “foto” creada por tu mente, con la enorme habilidad que nos fue conferida para desarrollar nuestra vida en el mundo, te guiará cada vez que necesites re conectar con lo mejor de ti.
Mentalmente, «amplía» la foto, como si fuese un gigantesco telón frente a ti que se pierde en el infinito. Proyecta tu imagen positiva en ese telón a todo color. Ponle relieve, hazlo en diversas dimensiones. Agrega una banda de sonido imaginaria alegre y entusiasta; un ritmo que resulte en un estímulo para la felicidad. Sostén esta mirada en esa gran pantalla que has creado durante unos 5 a 10 minutos por día, y especialmente antes de situaciones que pueden estresarte o llevar a que te incomodes un poco. Visualiza el resultado exitoso: deja de lado cualquier consideración o pensamiento de los que etiquetamos como negativos. Sólo hay lugar para tu crecimiento y desarrollo.
Con estas tres técnicas, que es necesario ejercitar hasta que surjan en forma espontánea, podrás lograr en un corto tiempo mayor seguridad en ti, para lograr todo y más de lo bueno que te mereces. Dejarás paulatinamente de darle tanta atención a la mirada de los demás, y empezarás a escuchar tu voz interna. Te situarás frente al mundo y a la vida con mayor decisión y energía. Simplificarás todos los procesos mentales de duda, nervios, fantasías negativas e inseguridades. Y así, abrirás el espacio para que surja una nueva forma de verte, sentirte, emocionarte y vivir la vida.