Se llama reputación a la consideración, opinión o estima que se tiene a alguien o algo. El concepto está asociado al prestigio. En el ámbito personal y también profesional, mantener una buena reputación guarda relación, fundamentalmente, con el comportamiento y lo que los hechos y percepciones van mostrando a lo largo del tiempo.
Como no somos dos seres distintos, sino uno solo manifestando distintas expresiones del ser y del hacer, lo recomendable es que sean congruentes.
Al igual que la imagen, construirla es un proceso paulatino de muchos años; aunque perderla es sólo cuestión de un segundo.
Asociado muchas veces a la marca personal -es decir, los atributos y cualidades positivas que tienes y que los demás perciben de ti-, hay una definición que dice que también es aquello que las otras personas dicen de ti cuando no estás presente.
Desde la perspectiva profesional tener una buena reputación siempre es favorable, al igual que en la vida cotidiana, cuando los demás interactúan contigo sabiendo que eres una persona de quien aprender y confiar.
¿Se puede recuperar una reputación dañada?
La reputación dañada jamás se recupera del todo, aunque puede mejorarse. Por más que te esmeres en salir a desmentir aquello de lo que se te pueda acusar, o a marcar una postura contraria a lo que has dicho como para lavar tu imagen, las personas se quedan siempre con la primera impresión.
Así, la reconstrucción de la reputación es una tarea profesional que te involucra directamente, puesto que debes trabajar nuevamente desde cero en reconstruirla paso a paso, cambiar profundamente y articular una serie de recursos internos e internos que, quizás en algunos años, puedan ser consistentes en ti y hacia afuera.
Los motivos para perder la reputación son múltiples, y dependen directamente de las circunstancias. Uno de los principales factores es la falta de credibilidad a partir de acciones que los demás interpretan como incorrectas, o por graves errores cometidos. El caso típico es el político corrupto que, por más que se esfuerce en torcer esa imagen, le será realmente difícil lograrlo: es una mancha que queda para siempre., por más buenas intenciones que tengas.
Además, contribuye la ausencia de marco de confianza, por lo cual es muy posible que las personas no quieran saber nada contigo, aunque no te conozcan. Tus seguidores dejarán de leerte en las redes sociales, y aquellos que te amaban pasan a odiarte de un momento a otro.
Las 10 claves
Construye tu imagen paso a paso
Cuando cualquier persona no tiene un punto de vista formado acerca de su reputación, se pierde en situaciones que le juegan la contraria. Puede ser un trabajador de la construcción, considerado un muy buen experto en albañilería; o el presidente de un país. No importa el lugar que ocupes: sí es relevante lo que haces relacionalmente con los demás. Para construir tu imagen necesitas articular todos los elementos interiores y exteriores. Esto lleva años. Maneja bien tus comunicaciones; observa los resultados de la vida; percibe cómo te ven los otros, y si eso tiene que ver con tu auto imagen íntima -lo que tú mismo piensas acerca de ti-. Si hay un espejo que deforma, posiblemente puedas ajustar mejor las cosas.
Fama no es igual a prestigio
Otra confusión frecuente es que hacerse famoso te trae la reputación positiva por añadidura; y no es así. La fama es efímera, es como una comida rápida al paso. El prestigio se macera con el tiempo, y tiene cimientos más sólidos que pueden apuntalarte, incluso, si tienes un resbalón en la confianza pública. Observa desde dónde quieres posicionarte.
Elige ser reconocido: así también puedes ser popular
Muchas personas de todos los ámbitos anhelan ser populares bajo el pretexto de “quiero que me quieran”. Además de que, quizás, estén ocultando algo interno que no se animan a experimentar desde chicos -la búsqueda del afecto genuino que ahora quieren proyectar de adultos-, el estar todo el tiempo pendiente de agradar a los demás puede transformarte en otra persona. Serás alguien que quiere satisfacer al otro, en vez de empezar contigo. En cambio, puedes buscar ser reconocido como notable en tu segmento o actividad, y, desde allí, adquirir ese viso de popularidad que será más consistente.
Trabaja en distintos frentes al mismo tiempo
La reputación abarca imagen, espíritu, constancia, mensaje y contenido, habilidades, talentos que te hacen especial, compartir con otros, enseñar, guiar y liderar; crear valor a partir de tu actividad, y proyectar eso en el tiempo. Pon en marcha todos estos aspectos a la vez, para ir construyendo tu reputación personal.
Contrata a los mejores profesionales
Como no somos expertos en todo será necesario contar con buenos profesionales para acompañarte en la construcción de tu reputación. Disciplinas como la comunicación, relaciones públicas, diseño, asesores de imagen, coach, media-trainers, además de quienes te permitan aprender más y mejor sobre tu campo, serán de utilidad en este proceso. Empieza siempre por ser tu mismo: no inventes un personaje, porque, a la larga, las demás personas se dan cuenta. En reputación, la clave es ser genuino e íntegro.
Trabaja en tu interior, no sólo en lo que muestras
El camino hacia tu éxito personal y profesional se construye de pequeños pasos y gestos cotidianos. No es posible hacerlo de un día al otro, como piensa mucha gente estancada en su mediocridad. Y, además, lo que el otro ve oculta todo tu esfuerzo y dedicación de años. Por eso necesitas trabajar desde tu interior, para fortalecerte y proyectar, desde allí, tu mejor versión.
La imagen y la comunicación no es todo
La reputación se asocia muchas veces a la imagen proyectada y a cómo se comunica. Sin embargo, esas son herramientas complementarias. Si no hay un “buen producto”, como se dice en marketing, de nada servirán. Empieza por hacer tu plan de vida, tu estrategia (un coach con al menos 10 años de experiencia podrá ser de gran ayuda para ti) y tu visión personal proyectado en el tiempo. Construye en múltiples frentes, como leíste más arriba, y coloca cada ladrillo paso a paso.
Sé coherente e íntegro
Estos dos valores van de la mano y son los que te permitirán que, tu mismo y los demás, te vean como un “todo” abarcativo y potente. Dirán “¡Qué distinta es esta persona!”, “¡Cómo me gustaría saber cómo lo hace!”, yendo más allá de tu imagen externa. Recuerda: lo que piensas, lo que dices y lo que haces deben estar en concordancia como base para tu reputación.
Descubre tus diferenciales
Trabaja por metas cortas, medianas y largas, y apóyate en tus diferenciales, la ventaja competitiva a través de la cual proyectas tu hacer en el mundo. Si quieres construir un sello propio con reputación añadida, necesitas hacer esto diferente a los demás.
Haz revisiones periódicas de tu imagen
¿Sabías que las células del tegumento que recubre el cuerpo se renuevan cada 20 ó 30 días? Eso significa que a lo largo de la vida estrenamos pellejo alrededor de mil veces. Revisa cada seis meses tu imagen y tu trabajo consciente en la reputación, interna y externa. Si te abocas a un trabajo de desarrollo personal, como el coaching o una buena psicoterapia, o cualquier corriente que te parezca apropiada, ya lo harás hacia dentro. Lo mismo podrás revisar hacia fuera. ¿Qué devuelve el entorno? ¿En qué forma podrías ser más efectivo? ¿Cómo proyectas tus valores al mundo? Estas preguntas son buenos disparadores.