por Heather Wilde – INC
La lluvia de ideas puede ser difícil, sobre todo cuando se trata de averiguar cómo lanzar un producto al que los clientes respondan. Para destacar, tu producto tienes que innovar de alguna manera. Hay que comercializarlo adecuadamente, para poder crear un verdadero sentido de comunidad en torno a él y a la marca en su conjunto.
Pero primero hay que construir el propio producto. Si te centras en algunas prácticas esenciales, estarás mejor posicionado para construir un producto que los clientes realmente adoren, tanto en el lanzamiento como en los años venideros.
1. Centrarse en las soluciones, no en las características
El objetivo de cualquier producto, ya sea físico o digital, debe ser ofrecer una solución a un problema real al que se enfrenta tu público objetivo. Las características pueden ser emocionantes y llamativas, pero si no ayudan a resolver el problema del usuario, ¿realmente valen la pena?
El problema de centrarse en las características es que puede hacer que se pasen por alto formas más eficaces de resolver un problema. En su lugar, debes considerar cómo una característica propuesta para tu producto funcionaría en un caso de uso específico que tus clientes objetivo podrían experimentar.
Al centrarse en la búsqueda de soluciones prácticas, puedes identificar mejor qué características resolverán realmente los problemas. Incluso puedes descubrir que su producto es mejor si eliminas algunas características por completo. A veces, la iteración de una solución existente resultará más eficaz que intentar reinventar la rueda, pero sólo lo sabrás con seguridad si te centras en el lugar adecuado.
Investiga para identificar los mayores problemas a los que se enfrenta tu público objetivo, y luego prueba tus soluciones repetidamente para encontrar las mejores opciones.
2. Entiéndete con sus clientes
Cuanto mejor entiendas a tus clientes, sus deseos y necesidades, más eficazmente podrá afinar sus soluciones para ellos.
Un excelente ejemplo de ello es el de Seth Radman, cofundador y director técnico de Infinite Giving. En un caso de estudio sobre cómo consiguió 200.000 usuarios y beneficios mensuales de seis cifras en un período de dos años de arranque de su empresa Upbeat, lo primero que Radman atribuyó al crecimiento de su empresa fue «obsesionarse» con sus clientes.
Como parte de este proceso, Radman mantenía llamadas diarias de Zoom con los educadores musicales que utilizaban su aplicación para conocer sus opiniones y entender mejor sus retos. Respondía personalmente a los correos electrónicos de los clientes y daba a los usuarios la posibilidad de solicitar y votar nuevas funciones. Y su empresa incluso contrató a un «usuario avanzado» como consultor educativo.
Este nivel de implicación con el público objetivo permitió a Radman perfeccionar y mejorar continuamente la oferta de la empresa, a la vez que construía una comunidad fuerte, que se obsesionó igualmente con el producto. Tanto si recoges este tipo de comentarios durante las pruebas previas al lanzamiento como en las actualizaciones posteriores, pueden ayudarte mucho a crear la versión más exitosa de tu producto.
3. Desarrollar una cultura del descubrimiento
Los productos de éxito no se crean en el vacío. Por lo general, dependen de todo un equipo de personas que se unen para perfeccionarlos y convertirlos en algo atractivo para el público objetivo. Pero para que este proceso funcione correctamente, es necesario contar con la cultura adecuada.
Marty Cagan, desarrollador de software y socio de Silicon Valley Product Group, lo dejó especialmente claro durante una conferencia de Mind the Product en Londres. Explicó que en los mejores equipos, cada miembro tiene la posibilidad de contribuir por igual al proceso de descubrimiento del producto, independientemente de su función.
Este tipo de cultura empresarial permite a todas las partes interesadas compartir ideas y opiniones mientras trabajan juntas. Y cuando se producen desacuerdos, les permite descubrir la mejor solución probándola.
Una cultura de colaboración centrada en las soluciones ayuda a que todos se centren en el objetivo principal de crear algo que ofrezca exactamente lo que los clientes necesitan.
Aunque se sigan estas pautas, no hay garantía de que el nuevo producto sea un éxito. De hecho, se ha informado de que el 95% de los nuevos productos fracasan. A veces, la diferencia entre el éxito y el fracaso se reduce a poco más que la oportunidad o la suerte.
Pero si utiliza estas prácticas recomendadas para la creación de productos, puede aumentar en gran medida sus posibilidades de éxito, independientemente de las dificultades que pueda plantear el mercado.