Chris Dixon, socio de Andreeseen Horowitz el fondo de venture capital estrella de Silicon Valley, dio una interesante charla dejando claro un concepto. Si quieres realmente crear una startup que acabe valiendo decenas, cientos o miles de millones de dólares, ya puedes ir pensando en tener una idea que parezca bien estúpida.
Quién no ha tenido alguna vez con algún amigo una conversación pensando los dos en cómo tener una gran idea que permita crear un negocio multimillonario.
Premisa equivocada. No necesitas tener una idea brillante, lo que necesitas tener es una idea que parezca más bien estúpida. Bueno la clave está en que la idea sea brillante pero a ojos de los demás parezca estúpida.
Según Dixon, las mejores startups son aquellas que se basan en una buena idea que parece ser una mala idea.
Intuitivamente, todos pensamos que lo ideal sería poder desarrollar un negocio basado en una buena idea que además todo el mundo vea claro que es una buena idea. Sin embargo, cuando todo el mundo ve claro que un negocio es una buena idea el dinero entra en masa para desarrollar esa idea, y tanto inversores como grandes empresas se lanzan de cabeza.
Para Dixon, los emprendedores deben estar en el negocio de las ideas abandonadas. Es decir desarrollar buenas ideas que por alguna razón o otra a los demás no les resultan atractivas.
Dixon nos pone un ejemplo interesante. Cuando se creó Google, las grandes empresas que dominaban internet como Yahoo, pensaban que lo de las búsquedas era un negocio perdedor que además hacia que los usuarios que visitaban su página se marcharan a otras páginas gracias al iniciar una búsqueda.
Dixon nos da tres características que debe tener una buena idea que parezca una mala idea:
Los grandes players la desechan porque la ven inicialmente como una línea de negocio secundaria o marginal
Western Unión podría haber comprado la tecnología telefónica pero decidió no hacerlo porque pensó que eso de los teléfonos nunca a llegaría a ser un negocio tan rentable como lo del telégrafo.
Parece pero no es
Otra característica suele ser que algo que parece una mala idea lo es que está ofreciendo cómo un servicio único que normalmente está siendo proporcionado por una gran empresa como una parte de un conjunto de servicios.
Por ejemplo seguramente el New York Times pensó que era una mala idea separar su sección de clasificados de la versión online del periódico. Poco después Craiglist, centrada en proveer sólo anuncios clasificados triunfó rotundamente.
Otra buena idea que puede parecer mala, son aquellos negocios basados en hobbys que no están siendo desarrollados por las grandes compañías.
Por último Dixon recomienda intentar no pensar en un nuevo negocio siguiendo las tendencias del mercado o leyendo análisis y estudios de mercado que en casi todos los casos suelen basarse en el consenso existente. Para Dixon es mucho mejor intentar pensar en una idea de negocio basándose en descubrir problemas y oportunidades a través de la experiencia directa que tiene cada uno con la realidad del día a día.
Un último apunte: A veces también hay ideas de negocio que parecen estúpidas porque realmente lo son.