Los oímos de forma recurrente en conferencias y en cursos y los leemos una y otra vez en la prensa, pero no son ciertos. El MIT lo demuestra.
Emprender está de moda y los emprendedores son los nuevos superhéroes que vienen a acabar con el paro y las desigualdades sociales gracias a sus gadgets y sus nuevas tecnologías y a sacudir a los grandes conglomerados y peces gordos. Durante los últimos años se ha encumbrado a estas figuras que todo lo pueden hasta dotarlas de un aura especial, una pasta distinta. Muchos mitos han surgido en torno a los fundadores de startups, pero no todos son auténticos. El MIT, a través de su centro Martin Trust, ha querido acabar con algunos de ellos. En un MOOC subido a la plataforma educativa EdX desmonta medio centenar:
1- Los emprendedores no nacen, se hacen
Los emprendedores no tienen un ADN privilegiado ni hay un gen del emprendimiento como tal que solo tengan unos pocos. Según el MIT, pensar esto “es un error y constituye una actitud derrotista”. En realidad, existen competencias concretas que se pueden enseñar y aprender y que incrementarían las posibilidades de éxito en las aventuras emprendedoras. Hablamos de aptitudes en management, ventas y consumo de productos que se pueden adquirir.
2- No hay emprendedores en solitario, sino equipos
A veces, cuando se habla de emprendedores en los medios se les ensalza como figuras solitarias, como si fueran unos héroes que trabajan individualmente y que pueden con todo. Pero solo es un cliché. Cuando indagamos en la historia de muchas startups de éxito encontramos equipos de fundadores muy diversificados que han conseguido trabajar en común. “Los equipos inician compañías y un equipo más grande puede incrementar las posibilidades de éxito”, recomiendan desde el MIT.
3- Los emprendedores no son los más inteligentes de la clase
Otro de los falsos mitos que circulan con respecto a los iniciadores de empresas es que se muestran como alumnos aventajados durante sus años en el instituto o la universidad. Puede que esto ocurra, sin embargo, no siempre es así. De hecho, suele pasar que los emprendedores no sean estudiantes sobresalientes en sus clases, lo cual no significa para nada que no sean inteligentes. Normalmente tienden a centrarse en algo que les fascina y se concentran y esfuerzan en esta materia, por ello sus calificaciones suponen un reflejo de sus intereses. Desde el MIT destacan que las notas no son relevantes. “La concentración y la dedicación hacen a los emprendedores exitosos”, destacan.
4- No basta con tener carisma para ser un emprendedor de éxito
El carisma puede ayudar a labrarse una carrera y a prosperar, pero no lo es todo. Esta creencia errónea viene de que es una propiedad que se le ha asociado a algunos emprendedores famosos como Bill Gates, Mark Zuckerberg, Steve Jobs, etc, Sin embargo, es una característica que por sí sola no resulta sostenible. Más que esta propiedad los empresarios exitosos presentan otras como su visión, pensamiento sistemático, fuertes habilidades analíticas, una mezcla de humildad y ambición y capacidades de ejecución disciplinada.
5- Los emprendedores no aman el riesgo
Este es uno de los mantras que se puede escuchar con mayor frecuencia en todo tipo de conferencias y eventos relacionados con el mundo de la tecnología y las startups: los emprendedores suelen amar el riesgo. Sin embargo, en la mayoría de los casos es casi lo contrario. De hecho, la mayoría de los emprendedores exitosos odian tener que dejar las cosas al azar. Hay una confusión enorme con este concepto. Lo que ocurre en realidad es que los grandes emprendedores prefieren llevar a cabo una toma de riesgos inteligente, es decir, maniobrar para eliminar la mayor cantidad de riesgo posible y tomar riesgos calculados en los que sienten que tienen una ventaja y donde creen que pueden influir en el resultado.
6. Los emprendedores no son indisciplinados
Otro pensamiento erróneo sobre los fundadores de compañías que los medios hemos contribuido a expandir es que se caracterizan por ser personas indisciplinadas. Es cierto que muchos son inconformistas, rebeldes y no están por la labor de trabajar en empresas con estructuras tradicionales y quizás por eso se les haya puesto dicho sambenito. Sin embargo, resulta al revés. Deben tener una autodisciplina extrema porque al principio cuentan con pocos recursos, nada reputación y una cantidad finita de tiempo para tener éxito, así que su constancia es su carta en la manga. Como “atacantes en contra de las empresas ya establecidas los emprendedores deben ser más disciplinados, no menos”. El MIT lo define muy bien con esta metáfora: “Deben mostrar el espíritu de un pirata, pero con las habilidades de ejecución de los Navy SEAL (militares de élite de la marina de EE.UU)”.