por Dr. Horacio Krell*
Las evaluaciones nacionales e internacionales reflejan que el 44% de los alumnos argentinos de sexto grado no comprenden lo que leen. Como el niño es el padre del hombre que será si no desarrollan el lenguaje y se convierten en lectores no podrán participar en este mundo que demanda niveles de alfabetización y digitalización cada vez más exigentes.
Este problema afecta a los niños, a las familias y también al país: ¿qué futuro nos espera?
La Agenda 2030 de la Unesco contempla la incorporación del hábito de la lectura en los jóvenes, ligado al derecho a la educación y como condición necesaria para el ejercicio de la libertad en la toma de decisiones y lograr un Desarrollo Sostenible.
Entre otros errores los alumnos no pueden ni saben jerarquizar la información ni distinguir lo importante de lo accesorio, ni lo esencial de lo meramente aclarativo.
Por lo tanto en una narración no pueden reflexionar sobre las características de los personajes.
Leer empodera
Es fundamental, desde el punto de vista de la política impulsar la creación del hábito de la lectura. Al leer se adquieren recursos valiosos para ser personas creativas, que sepan dialogar y defender sus derechos, ante un clientelismo político que los hace vulnerables.
En lugar de probar con la educación se prueba con la ignorancia que condena al sometimiento, y multiplica las víctimas que genera el sistema educativo. Enfrentar los desafíos exige estar preparado para insertarse en el mercado del trabajo, con autonomía y espíritu de superación. Esto conduce a una sociedad más inclusiva, justa, democrática y pacífica, porque refuerza las habilidades que demanda la construcción de un proyecto colectivo.
La palabra escrita está en el corazón de la cultura. Quienes no puedan superar la ignorancia aprendiendo a leer, a escribir, a pensar y a desarrollar la capacidad de expresión oral y escrita, están condenados al sometimiento, a quedar relegados o fuera del sistema. No hay futuro sin cambiar la educación.
Un poco de historia
No es tan fuerte cómo los animales poderosos, no nada bajo el agua como el pez, no vuela como el pájaro, ni cambia de colores como el camaleón, es indefenso al nacer, necesita del amor de sus padres para sobrevivir: ¿Cómo hizo el hombre para convertirse en el dominador del planeta? Fue gracias a su capacidad de comunicación.
El cerebro no fue hecho para el hombre sino el resultado de la evolución. El sistema nervioso se formó por capas. El tronco cerebral controla los instintos y no aprende. El mamífero que procrea por parto, aportó lo emocional. Lo racional surgió del lenguaje y se fijó en la corteza. El cerebro no es preciso como la mano, que sustituyó a la garra, ni sabe cómo armonizar las áreas.
La importancia de las manos
Cuando el hombre se puso de pie, las manos reemplazaron a la boca y el cerebro creció. El estómago es el ámbito natural que llega a la conciencia por las sensaciones. El lenguaje creó el mundo cultural. El hemisferio izquierdo alojó la razón, el derecho la emoción. La identidad surgió de fibras nerviosas que los conectan. El animal primitivo era un tubo digestivo pegado a la roca. El viejo intestino no confió en el nuevo cerebro y quedó como circuito autónomo. La evolución revive en los 9 meses de la concepción. El intestino es como la raíz de la planta. Si falla el cerebro abdominal, el sistema se cae.
Con la bipedestación las manos transfirieron a las piernas la locomoción y se dedicaron tomar el alimento que antes era recogido por la mandíbula. Entonces, el rostro se aplanó y en posición erecta el cerebro creció. Lejos de la tierra, la cabeza se transformó en un símbolo intelectual y los ojos en su instrumento. Así se separaron lo sensorial y lo intelectual.
El cerebro humano está partido
Con la invención de la imprenta, se impulsó el crecimiento del lado izquierdo del cerebro. En él se asentaron el pensamiento, el análisis y la objetividad.
En el derecho, quedaron la intuición, la perspicacia, la creatividad y las emociones.
El ensamble lo realiza un cableado de fibras nerviosas sin evitar la competencia entre estas dos formas diferentes de pensar. Mediante la gimnasia mental, los hemisferios pueden complementarse. Cuando el hombre se puso de pie desarrolló su cerebro porque las manos se dedicaron a explorar, a ejecutar sus decisiones y se convirtieron en su extensión natural.
Los genes brindan los instintos, las reacciones y los movimientos, pero el tallado del alfabeto en el cerebro proporciona la victoria de la mente y del espíritu sobre la materia. Los genes definen la conducta, pero el cerebro posee la sensibilidad ante la experiencia. En la edad de los principios, el niño es indefenso, pero luego se convertirá en el dominador del universo. Y lo hará por su capacidad de leer y comunicar de un modo tal que ninguna otra especie pudo imitar.
La diferencia entre el éxito y fracaso
Ante el crecimiento exponencial de la información, se enseña el método de lectura veloz en las universidades más prestigiosas. Lo han utilizado varios presidentes como John F. Kennedy y empresas de primer nivel. Bill Gates Lee varios libros a la semana y en su blog comparte recomendaciones de libros. El segundo hombre más rico del mundo es Warren Buffet. En una entrevista le preguntaron cómo ha hecho su fortuna y qué hace durante su jornada laboral. Buffet contestó: “simplemente me siento y leo todo el día”.
Winston Churchill uno de los grandes líderes políticos del siglo XX, leyó más de 5.000 libros en su vida. Pero las técnicas no llegan al ciudadano común. Se sigue enseñando a leer y por lo tanto aprendiendo la lectura, igual que en el siglo pasado, pese al avance del conocimiento, la información y la tecnología. El conocimiento crece en forma exponencial y sube por el ascensor pero el hombre sube por la escalera, produciendo la brecha tecnológica.
Estoy parado sobre las espaldas de gigantes
Isaac Newton reconoció sus herencias: “no soy un genio, dijo, estoy parado sobre las espaldas de gigantes”. En el siglo XV difundimos el saber con la invención de la imprenta. Según la ley 80/20 de Pareto, hay un 20% vital que produce el 80% de los resultados restantes. La lectura es ese 20% tan valioso. Haciendo palanca sobre ella se potencian el intelecto y el rendimiento.
La lectoescritura fue la primera tecnología genérica creada por el hombre y es indispensable para acceder a las tecnologías modernas. En el siglo XVII un sabio podía manejar todo el saber de la época. Con el crecimiento exponencial de la información ya no hay sabios sino especialistas que no pueden leer, ni siquiera, lo que se publica sobre su disciplina.
El lector común desconoce cuál es su velocidad de lectura. Sabe cuándo empieza a leer un libro pero no cuándo lo terminará. No posee un pensamiento estratégico para alcanzar sus objetivos en tiempo y forma. Hay fórmulas y tests que miden la velocidad. Evaluarla es la clave ya que lo que no se mide no se puede mejorar. El método tradicional de lectura obliga a realizar excesivas pausas y detenciones porque se lee como se escucha. Al interpretar la palabra escrita por su sonido, se la comprende recién al terminar de leerla. La lectura silábica es tubular porque enfoca el texto como si miráramos el mundo por un tubo: no entenderíamos nada.
De la lectura a la oratoria
Un orador debe saber usar sus recursos: hablar con convicción y sensibilidad, con sentimiento y persuasión, poder contar anécdotas y llegar a todos las personas. Los elementos que caracterizan al buen orador son la voz, el tono y los movimientos corporales.
Un mensaje organizado denota estrategia, calidad y logra cautivar al auditorio, adaptando sus palabras a las circunstancias. La manera en la que conecta las frases debe generar tensión discursiva y dar lugar al componente emotivo que es visible por el mantenimiento del vínculo con el auditorio. El humor es también un rasgo distintivo.
El buen orador domina la retórica clásica: primero exhorta y persuade, luego da paso a la narración y la argumentación, y finalmente recapitula lo dicho con apelaciones al auditorio.
No lee lo que va a decir para mantener el feedback con el auditorio y lograr que esté atento y él muy concentrado. En los actos hay gente que grita, se mueve, pero el orador nunca divaga.
La oratoria es como la frutilla del postre. No puede ser buen orador quien no tiene capacidad de leer, escuchar, recordar y organizar el discurso.
Introducción
La oratoria es un proceso que requiere pasos previos de procesamiento del saber que sostiene el discurso y de la inteligencia para seleccionar los contenidos.
La preparación del discurso
Según Borges «no somos lo que somos por lo que escribimos, sino por lo que leemos». Sin leer, ¿de qué podríamos hablar? Solo de lo que todos saben.
Un buen orador posee un sistema de lectura que mejora su velocidad, su comprensión y la selección de lo que lee. También escucha: tiene dos orejas y una sola lengua para escuchar el doble de lo que dice. Mientras tanto usa la observación para detectar lo que otros no pueden ver.
La organización del discurso
La inteligencia es clave en la elección del título de la conferencia y en la selección de contenidos. Sin diagramación y organización la exposición sería errática. Las buenas ideas deben articularse en mensajes coherentes y asociados.
Memorización del discurso
Sin memorizar el mapa conceptual de la exposición se debería leer el texto y perder el feedback con el auditorio. El discurso se retroalimenta con la reacción de la gente. Si el orador lo leyera su discurso, ni siquiera podría advertir el interés o el aburrimiento.
Sin concentración aparecen en la mente las ideas parásitas que alejan al orador de su discurso. Y puede terminar hablando de otro tema o extendiéndolo innecesariamente.
La redacción del discurso
Es conveniente redactar el discurso. Eso permite organizar las ideas. Por otro lado, las palabras vuelan y se las lleva el viento. La escritura profundiza el análisis y permite usos alternativos como publicar el discurso en internet o en medios gráficos y ¿porque no? formar parte de la futura edición de un próximo libro.
Las cualidades del orador
Entre los principios de la oratoria, están los referidos al mensaje. Uno esencial es que lo bueno y breve es dos veces bueno. También importa el lenguaje corporal. El movimiento debe acompañar al contenido del mensaje. Es el lenguaje no verbal.
Debe aplicar la fórmula TIO de la oratoria: El tema. La importancia del tema. El auditorio.
La práctica hace al maestro
El miedo oratorio o pánico escénico es la inhibición psicológica para hablar en público. Mediante la aplicación de modernas herramientas como PNL, video filmación, técnicas de dramatización, expresión corporal, respiración, relajación, y lanzamiento de la voz el orador puede ejercitar sus habilidades discursivas.
Tenemos kilómetros y kilómetros de lectura o de escucha y sólo metros de práctica en la exposición. A las personas no se las juzga por lo que saben, ni por la riqueza de su mundo interior, sino por lo que expresan. Esto se aplica a situaciones, de empleo, exámenes, negocios, etc. No se puede no comunicar, aun permaneciendo callado. El examinador no puede ingresar al cerebro para observar qué pasa, se basa en lo que ve y escucha.
No hay segunda oportunidad para brindar la primera impresión.
El principio de realidad
Si Demóstenes, el padre de la oratoria, resucitara y escuchara a los líderes de hoy, les diría que las palabras que no se convierten en hechos no sirven para nada. La realidad tiene mucho que decir y el que se aleja de ella olvida que, como sugirió Aristóteles: la realidad es la única verdad.
Es cierto que una cosa es la realidad y otra la percepción y que a la realidad se la puede ocultar temporalmente. Pero la mentira tiene patas cortas y con el tiempo, la realidad desnuda todas las mentiras que se dicen en su nombre.
Las palabras vuelan y se las lleva el viento
El cerebro y la mano se refuerzan con la escritura y el dibujo: lo escrito queda mientras que la palabra y el pensamiento desaparecen.
La grafología y la firma en un documento demuestran el compromiso que implica la escritura.
Así, como cada mano cuenta una historia, la escritura permite fijar conceptos, repasarlos para crear huellas en la memoria (grafosíntesis) y grabar pensamientos positivos en la mente con su capacidad autosugestiva, que le permite transformar en acto todo aquello que decide aceptar.
En relación con la memoria, el dibujo es un poderoso instrumento para representar objetos e ideas. Una imagen bien lograda puede valer más que 1000 palabras
El uso de la mano como auxiliar del intelecto, provoca un impacto-registro penetrante y efectivo. Al representar en códigos diferentes, se favorece la creatividad. Para desbloquear el empowerment (el poder interior), se deben destrabar los bloqueos creativos, emocionales, estratégicos, ejecutivos y sociales. Hay que poner “manos a la obra” de construir, por uno mismo, un proceso intelectual para que el cerebro funcione en un nivel superior. Como dijo Borges “somos lo que somos por lo que leemos” y como sugirió Nietzche “los métodos son la mayor riqueza del hombre”.