A raíz del interés sobre el artículo pasado voy a seguir realizando una síntesis de las enseñanzas que me brindó invertir
Behavior (conducta y comportamiento). Tener conducta y comportamiento a la hora de invertir es una característica fundamental. Es fácil diferenciar a un buen inversor de uno no tan bueno, según el comportamiento. Un hombre que controla su mente y su comportamiento sabe asumir pérdidas, sabe cuándo tomar ganancias, admite errores y sabe aprovecharlos para aprender de ellos, sabe ser discreto y sabe cómo comportarse frente al resto. Alguien con buena conducta tiene una personalidad y una responsabilidad que se hacen notar para bien.
Complacencia o Contentamiento. Es importante a la hora de invertir conocer cuáles son nuestros objetivos, estar satisfechos al alcanzarlos, estar conforme con éstos y controlar las emociones. La complacencia es una cualidad que controla la codicia.
La codicia es una de las emociones que más en contra le pueden jugar al inversor a la hora de invertir. A veces, éste se deja llevar por la codicia, no es complaciente con las ganancias obtenidas, quiere ganar más y más a pesar de haber logrado los retornos objetivos, y como consecuencia de esta “no complacencia” termina perdiendo lo que ganó. Otras veces, aparece el dolor del costo de oportunidad, lo que sucede cuando uno sale de una inversión con determinados retornos obtenidos y luego ve que ésta sigue rindiendo frutos, entonces vuelve a invertir en la misma a costos más altos, por no estar complaciente con la situación. Como consecuencia de esto, muchas veces las cosas terminan saliendo mal para el inversor.
Saber satisfacernos, ser complacientes con la situación en la que estamos y controlar la ambición desmedida son los pilares fundamentales que diferencian al buen inversor del inversor no tan bueno. ¡El contentamiento es la gran satisfacción!
Un hombre que no puede controlar su propia mente es víctima de ella. La mente escarba y, permanentemente, trata de buscar más y más. Y si la mente nos domina, seremos víctimas de ella, seremos dominados por los deseos.
El hombre que controla a su mente sabe estar satisfecho, sabe valorar lo que hay y lo que tiene, también lo que obtiene y lo que pierde. Este hombre es libre de deseos que lo atormenten. Él sabe satisfacerse de las cosas como son, no se queja. Este hombre disfruta de una mente ágil y disciplinada. Este hombre disfruta de paz mental.
Coraje. Esta es la cualidad que hace a un hombre animarse a más, atravesar barreras y superarse a sí mismo. El hombre con coraje no se deja dominar por el miedo, es intrépido, enfrenta peligros, situaciones adversas y dificultades. Este hombre tiene en sus actos la firmeza y la calma suficientes para atravesar situaciones sin importar las dificultades que presenten. El coraje es físico y mental.
A la hora de invertir, el coraje es otra de las características importantes que se deben tener. Al tener coraje un inversor cree en sus convicciones y actúa de acuerdo a ellas, sin importarle llegar a ser un contrarian. No es casualidad que uno de los dichos en el mercado sea “comprar cuando todos venden y vender cuando todos compran”. Para realizar esto en la práctica, hay que tener mucho coraje y confianza en uno mismo.
Con coraje y confianza se puede lograr cualquier cosa en este mundo. El coraje es la fuente de los éxitos. El coraje hace que transformemos lo imposible en posible.
Determinación. Junto a la virtud anterior se encuentra otra, íntimamente ligada: la determinación. Determinación es resolución, es ser capaz de tomar decisiones. Se encuentra íntimamente relacionada con el coraje. La determinación es el acto de ser firme a la hora de decidir. La determinación es quien le pone fin a la duda y es quien le da comienzo a las acciones.
Cuando comencé a invertir, me vi obligado a seguir mi intuición con coraje y determinación. A pesar de recibir repetidas veces opiniones dispares tuve que creer en mí mismo, confiar en mis propias decisiones y guiarme a través de ellas. Una clave es aprender tanto de los triunfos como de los fracasos.
Deber. Finalmente para esta carta voy a tomar el caso del deber. Un buen inversor tiene sus deberes, tiene la obligación de realizar determinadas acciones, y debe ser fiel a ellas. El hombre que conoce sus deberes y cumple con ellos es un hombre fiel a su propio mandato. Este hombre es responsable, disciplinado, organizado y capaz de lograr lo que se proponga. Porque sabe realizar sus deberes.
Todos debemos cumplir con ciertos deberes, si un día la tierra se detuviese y dijera “hoy no quiero cumplir con mi deber de girar”, el mundo entraría en caos. Es importante cumplir con nuestros deberes para lograr excelencia en nuestras inversiones.