1. Atracción física
Por muy cínico que suene, la gente atractiva no solo atrae a las personas, sino que también alcanza un trabajo con más facilidad. Cada uno tiene un tipo de persona que le atrae pero, según señala el psicólogo David Buss que estudió las preferencias de 10.000 personas en todo el mundo, en general los estándares son más o menos uniformes.
2. Cuanto más sabemos, mejor
La capacidad del cerebro humano para memorizar cosas depende directamente de cuánto sabemos del tema. Por ejemplo, en un experimento los científicos pidieron memorizar una lista de nombres de estrellas de música popular a un grupo de niños que no tenían buenos resultados en la escuela y a un grupo de adultos con intelecto normal. Los niños, a pesar de considerarse que tenían menos capacidad, lo hicieron mucho mejor que los adultos porque se identificaron mejor con el tema.
3. La ambición ayuda
Si usted busca éxito en cualquier esfera, le puede ayudar mucho encontrar un modelo, una persona con quien pueda identificarse y soñar a llegar a ser como ella. Los psicólogos estadounidenses, Geoffrey Cohen y Greg Walton, pidieron a un grupo de estudiantes que intentaran resolver un problema matemático complicado, pero antes debían leer un texto sobre un matemático exitoso que estudió en Yale. Para algunos estudiantes se cambió la fecha de nacimiento del matemático para que coincidiera con sus cumpleaños. Los estudiantes cuyo cumpleaños coincidía con el científico del ensayo hicieron el trabajo un 65% mejor que los demás.
4. La determinación es clave
En 1997 el músico y profesor Gary McPherson empezó a monitorear a 157 niños que empezaban a aprender a tocar un instrumento. Con el correr del tiempo algunos de estos niños llegaron a tener una carrera musical, mientras otros dejaron de tocar. Buscando durante años algo similar en el destino de estas personas, McPherson concluyó que el momento clave fue cuando los niños contestaron a la pregunta ‘¿cuánto tiempo crees que vas a hacer música?’. Los niños que contestaron «voy a tocar un tiempo» dejaron el instrumento. Los que dijeron «quiero ser músico, voy a tocar toda mi vida» fueron los que se hicieron profesionales exitosos.
5. El cociente intelectual decide poco
En 1921 el doctor Lewis Terman, de la Universidad de Stanford, inició un experimento para monitorear la vida de niños con alto cociente intelectual. El experimento se sigue realizando y continuará mientras esten vivos sus participantes, que en su mayoría nacieron alrededor del año 1910. Todos los ‘termitas’, como llaman a los participantes del experimento, han tenido buenas carreras en varias esferas, pero ninguno se hizo famoso o un genio.
6. El éxito puede ser programado
La influencia de los estereotipos es un fenómeno bien conocido. Por ejemplo, las mujeres tienen peores resultados en matemáticas si antes del test les dicen que las mujeres son peor con las matemáticas. Investigadores estadounidenses demostraron que los estudiantes negros también tienen peores resultados en los exámenes si antes del examen les recuerdan que es un test importante que estadísticamente los estudiantes blancos pasan con mejores resultados.
7. Escucha tu voz interior
¿Merece la pena escuchar esa voz que habla en nuestro interior y a veces contradice a la lógica? Puede que sí, demuestran algunos estudios. El neurofisiólogo alemán Michael Falkenstein, de la Universidad de Dortmund, descubrió en los años 90 que las señales eléctricas en nuestro cerebro disminuyen cuando cometemos un error. Patrick Rabbitt, de la Universidad de Manchester, descubrió también que los participantes de su estudio presionaban la tecla incorrecta con menos fuerza, como si fuera un intento del cerebro de evitar el error.
8. La voz de la experiencia
La edad no es exactamente un factor que directamente influya en el éxito, pero es importante. Muchos creen que con la edad disminuye el gozo de la vida y las posibilidades de alcanzar algo. Para muchos esta idea solo puede envenenar la vida. Es cierto que con la edad se pierden algunas cosas, pero se ganan otras. Por ejemplo, por raro que suene, aprendemos a disfrutar mejor la vida. «Mis estudios demuestran que en términos de las emociones los mejores años son cuando somos mayores. La gente mayor sufre menos depresiones y ansiedad que la gente más joven», asegura la psicóloga Laura Carstensen.
fuente: El Economista