El futuro ya no es el que era y el pasado es pisado. Si se perdió la ilusión: ¿Qué hacer con el presente? El futuro es impredecible y potencialmente hostil y al regalo le dicen presente. Hay que ocuparse hoy de la realidad y no preocuparse tanto por el porvenir. Para eso hay que observarla sin filtros, prejuicios o creencias. La realidad está ahí pero las apariencias engañan. Lo que más vale es la percepción. Cuando la botella está por la mitad un optimista dirá que está medio llena y un pesimista la verá medio vacía. El pasado no ha perdido su influencia: puede generar una visión en piloto automático que trabe la objetividad. El futuro hace prevalecer el deseo y la subjetividad. Y el observador padece de una “racionalidad limitada” que disminuye su capacidad de entender. Cuando su mirada se carga de teoría, ve lo que quiere ver y esconde la basura debajo de la alfombra.
“Dios no juega a los dados”. Einstein creía que el futuro estaba predeterminado. Prigogine que “el universo es provocativo y creador”. Handy afirmó que “el futuro no existe y debemos inventarlo”. Einstein era determinista, pero valoró el poder duro de la ciencia y el poder blando de la imaginación. Einstein fue un adelantado para su época. Decía que: “Dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana; y yo no estoy seguro sobre el universo”.
El relato enfrenta a la realidad. Los vicios perceptivos son más peligrosos en manos de los poderosos, los que no toman con frecuencia baños de realidad. Su cuerpo a veces les dice lo que su mente se niega a aceptar: que todo tiene un límite, incluso sus fuerzas y que los ciclos humanos se agotan. Tienen dos caminos: aceptar la realidad o rebelarse, apresados en su propia obstinación.
El problema es que la realidad no anda con contemplaciones. Para rebelarse o escapar, siempre tienen a mano la invención de un falso relato, pero a la larga la realidad dice presente.
Según Octavio Paz, la tragedia griega trata sobre el sacrilegio, la lucha entre la voluntad humana y la justicia cósmica. Si el hombre transgrede sus límites, rompe el orden cósmico y desencadena la tragedia, que acarrea desdicha y dolor. Sólo al final, el dolor se vuelve conciencia y se restablece el orden. No se predica la resignación inconsciente, sino la voluntaria aceptación del Destino
Al líder populista nadie lo para ni le dice que no. El temor que inspira es muy grande. Pero en medio de su soledad, de pronto irrumpe el mensaje de su cuerpo. La enfermedad le dice lo que nadie se atrevió ¿Escuchará esa voz? ¿O usará la enfermedad para sacar provecho de la desgracia.
El rey desnudo es la historia de un rey vanidoso, que mostraba sus riquezas a los súbditos. Un estafador le ofreció un vestido carísimo de piedras preciosas e hilos dorados, con una propiedad mágica: los tontos no lo podían ver. El rey y sus ministros no podían verlo, pero no querían pasar por tontos. Un buen día el grito de un niño puso en evidencia la verdad: ¡el rey está desnudo!
Ante la falsedad del relato oficial, algunos no ven el engaño, otros no quieren ver y las mayorías son manipuladas. Así el presente, como el Titanic, se dirige con energía hacia un golpe fatal. Pero los países no mueren, los que naufragan son los pasajeros y los que se salvan son los dueños del barco. El choque aún no se produjo y hay mentes lúcidas que advierten que ¡el rey está desnudo! Escuchemos esas voces: hay tiempo para cambiar. En lugar morir y resucitar luego de las cenizas, como el Ave Fenix, debemos aprovechar proactivamente recursos y oportunidades. Para Séneca no hay vientos favorables para quien no sabe a dónde quiere ir. Si no cambiamos ahora ¿cuándo?
Para inventar el futuro. Hay que redefinir el futuro como un espacio a construir, como una página en construcción. La estrategia debe contemplar los deseos en un futuro imposible de predecir. El estratega debe gestionar en el territorio que alcanza su mirada, incorporar la claridad de propósito, los medios para alcanzarlo, coordinar intuición y cognición en una visión de conjunto, integrar los recursos en redes cooperativas que comparten realidades y diseñan oportunidades.
La etapa final es intervenir en la realidad: decidir y ejecutar la alternativa seleccionada.
Análisis FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades, amenazas). Hay que actuar hacia adentro de uno mismo para potenciar las fortalezas, generar competencias que produzcan credibilidad, confianza, participación, visión, autoestima y también protegerse de las debilidades. Y hacia fuera hay que sintonizarse con el mundo para que le otorgue valor a la propuesta. Ese valor genera el vínculo y sin valor no hay buenas relaciones. Hay que diseñar vínculos, definir los atributos de la propuesta e influir con la interacción. Se trata de generar oportunidades y evitar las amenazas.
Metodología de gestión del futuro. Incertidumbre y azar difieren de la buena suerte, la que se logra cogestionando correctamente pasado, presente y futuro. Toda acción en el presente es fruto del pasado y del futuro. El pasado le brinda una forma de hacer incorporada como memoria. El futuro le introduce el deseo. Como dijo Pasteur el azar sólo favorece a las mentes preparadas.
Toda acción presente se convierte pronto en pasado y en semilla del futuro.
La estrategia debe incorporar hechos invisibles hasta ahora e ideas movilizadoras. La mirada sistémica observa hechos, patrones y estructuras. Ocuparse sólo de los hechos genera la modalidad reactiva: “tenemos que hacer algo”, considerar sólo los patrones lleva a “siempre lo hicimos así”. El pensamiento estructural integra el futuro, articula relaciones, objetivos y percepciones.
Para eso hay que mantener la visión en el presente, abrirse mentalmente, tolerar el cambio y gestionar el caos informativo con la síntesis. La perspectiva del futuro brinda el punto de llegada, la información, la interacción con el medio. El feedback con la realidad evita que un error se convierta en hábito. Hay que tener cuidado con buscar lo que siempre resultó porque las cosas cambian.
Explorar el futuro. El futuro se explora en el espacio de bifurcación entre hipótesis alternativas, analizadas a la luz del propósito. Si los resultados no se dan hay que replantear el modelo, vivir la tensión con lo indeterminado, sentir el desafío que amplía el territorio de la acción y gestionar el desarrollo de la capacidad. Para asegurar la inmortalidad de la especie el hombre deberá hacer algo original, cultivar su esencia, su capacidad de conocer, de comprender, de crear y de transformar.
No puede decidir la dirección del viento, pero puede preparar las velas.
Una ética para el futuro. La ética estudia los móviles morales de la conducta humana. Todo cambió a lo largo de la historia. Los viejos valores de verdad, bien, belleza y lo sagrado y los nuevos de ciencia, progreso, solidaridad y humanismo; proporcionaban al hombre su lugar en el mundo. Los bajos valores están en auge y las creencias sustantivas, en decadencia.
Hoy la tecnología se convirtió en el fin supremo. Enfrenta conservación con creación, novedad con sentido histórico, información con sabiduría, individualismo con solidaridad.
Si para el utilitarismo las acciones valen por sus consecuencias, para Kant, son buenas o malas en sí mismas. La buena voluntad es la obediencia a una ley válida para todos. Lo moral es libre autodeterminación y superar los impulsos egoístas, para que los actos se conviertan en principios de una legislación universal. Una sociedad ética, es una sociedad productiva. El valor creatividad promueve un futuro que oriente hacia el desarrollo sustentable de las próximas generaciones. Hay que sumar una estética de la disputa, para dirimir conflictos por la argumentación y sin violencia.
La ética es un buen negocio. Las empresas comprendieron que una ética comercial sustentada en valores morales se convierte en principios que motivan a todos para actuar en la misma dirección. Las relaciones a largo plazo son las más redituables porque los seres humanos tienden a repetir sus conductas mediante hábitos. Entonces no buscan nuevos clientes con inversiones publicitarias sino cuidando a los que ya tienen. En cambio, la mala conducta, puede destruir todo en un instante.
Una sociedad ética reparte los recursos de manera justa. La ética del futuro debe crear un nuevo poder: moral en sus fines y eficaz en los medios. La sociedad debe construirse a través de un cambio educativo. Como los métodos son la mayor riqueza del hombre, debe descubrir ante la invasión de la información las metodologías intelectuales que permitan recibirla, procesarla, interpretarla, comunicarla y administrarla con un enfoque creativo y estratégico.
A largo plazo estaremos todos muertos. John Lennon dijo que la “vida es lo que nos pasa mientras estamos haciendo planes”. Hay un principio de marketing que dice que operación diferida es operación perdida. Se basa en que ante ofertas múltiples y estímulos constantes el cerebro se pierde y posterga decisiones importantes. Del latín «cras» (mañana), procrastinar es dejar para mañana lo que se debe hacer hoy. En un mundo hiperactivo hay que trabajar más para tener más. Toda obsesión genera su contrario y parece que otro estilo de vida es una tentación.
Los ladrones del tiempo. Las reglas sociales no permiten disfrutar de la postergación, ya que genera culpa. Procrastinar es una alerta sobre si se da prioridad a lo urgente o a lo importante
Vivimos en una época de valores fluctuantes, desaparición de referencias y predominio de la mente vagabunda. Marc Augé descubrió los no-lugares, donde se pierde la identidad. La aceleración es un factor capital de nuestro tiempo. La urgencia por acelerar genera la ilusión de desplazamiento. Pero esta necesidad de vagar es sólo formal, porque el espacio es cada vez más uniforme y el imaginario de lo exótico se diluye. La contracción del mundo real produce la sumersión en el mundo virtual, donde se recrearían las condiciones de la movilidad que se pierden en el exterior. Es como una aceleración en círculo que consiste en ser cada vez más rápidos para volver al mismo lugar
La filosofía de perder el tiempo. Estar atento a la pavada es hoy una tentación irresistible y un pecado generalizado. La tecnología permite guardar, ver después y dejar pendiente. Los ladrones de tiempo – los internos y los externos- aceleran la tendencia a diferir. Pero los ladrones externos son siempre los internos disfrazados. Falta un genuino interés derivado del autoconocimiento. Así funciona el radar con el cual la sociedad de consumo lleva a imitar a los ricos y famosos y no a encontrar la brújula que permita descubrir el poder interior.
Y mientras más se abarca menos se aprieta. No hacer foco daña la capacidad cognitiva y produce robots eficientes que no crean valor. La hiperactividad improductiva favorece al núcleo estriado del movimiento y ataca al hipocampo relacionado con la memoria. Fuimos hechos para enfocarnos. El círculo vicioso entre pasividad e hiperactividad genera neurosis. Se vive al día y casi sin futuro.
Los estímulos distraen, impiden asociar las ideas y el buen uso de la memoria. Así somos menos rigurosos y profundos. Por eso The New York Times dedica 2 páginas a resumir las noticias y las empresas lucran incentivando a hacer click sin profundizar.
Negociar la identidad. El filósofo Don Ross, sostiene que nuestra identidad se compone de seres interiores que nos habitan y que compiten señalando objetivos de corto y largo plazo. En 1991, el Nobel, George Akerlof escribió que las preferencias no son consistentes. Hay un excesivo peso del corto sobre el largo plazo. La gente prefiere u$s 100 hoy que 110 en un mes, aun cuando el interés es superior. Compramos la idea de Keynes que “a largo plazo estaremos todos muertos”.
Esta traumática relación con el tiempo llevó a sugerir medidas para resistir las tentaciones. El experto en teoría de los juegos Thomas Schelling cree en un “yo dividido” que se comporta de modo “parlamentarista”, con voces que se asocian o compiten; están las que privilegian la satisfacción inmediata y las que impulsan trabajar ahora para crear un futuro mejor.
Operación diferida, operación perdida. Procrastinación e identidad múltiple se conectan entre sí, pero el problema es que se perdió la identidad principal que antes se definía por el empleo: soy ingeniero, obrero, chofer. La sociedad de consumo estimula un pensamiento light con eje en la moda. Como todo da igual se perdió la pasión por el trabajo que es el motor del deseo.
Somos incentivados al clickeo rápido porque cada click es más dinero para las empresas. Nada favorece a crear ciudadanos con pensamiento profundo, sino multitaskers que, celular en mano, chatean, contestan mails y hacen que estudian o trabajan mientras pierden la concentración y la memoria. El que mucho abarca poco aprieta y dejar para mañana es una muestra que las 24 horas ya no alcanzan, que la variable de ajuste es el tiempo y que operación diferida es operación perdida. Sin embargo hay gente muy ocupada que tiene tiempo para todo y el procrastinador se cansa de no hacer nada. Esta enfermedad se cura aprendiendo a administrar el tiempo y la mente.
Lectura rápida. Un buen mapa mental combina el libre juego del texto con la imagen sin atarse a la secuencia. Plasma una idea central y teje una red de relaciones. Su flexibilidad permite incorporar novedades y vínculos, favoreciendo la generación de ideas. Borges decía que somos lo que somos por lo que leemos. El mapa mental vale por mil palabras. La gestión del tiempo debe equilibrar la vida laboral y personal. Necesitamos pausas, realizar actividades de alto rendimiento, descubrir cómo perdemos el tiempo, anticiparnos para evitar sorpresas, repartir la tareas, repensar la rutina, cambiar los hábitos, delegar, aprender a decir no, desintoxicarnos de datos y reuniones, centrarnos en objetivos claros y en el autoconocimiento.
“Vísteme despacio que estoy apurado”, decía Napoleón. Los que trabajan menos producen más y mejor porque tienen tiempo para retomar los valores esenciales de familia, amistad, tiempo libre, elegir el presente concreto al global abstracto y anónimo, la simpleza de convivir en un ambiente alegre y realizar lo que saben hacer. Los que corren mucho terminan mal, mueren por infartos o accidentes y se olvidan de vivir el único tiempo real que es el presente.
Slow down. Todo invita a vivir acelerados. Las marcas presentan su temporada de invierno en verano. Se trabajan 24 horas para fomentar el consumo. Prolifera la obesidad, el estrés, la angustia. Desacelerarse es luchar contra la tiranía del reloj, vivir con modestia, pensar con grandeza, consumir menos, tomar conciencia que los horarios extremos amenazan la salud, la familia, las relaciones, la eficacia, el compromiso y la calidad de la vida. El ideal es trabajar por objetivos y no por horarios. Vivimos 700.800 horas en la vida y 70.000 las ocupamos trabajando. No hay tiempo que perder, usemos las 630.800 horas libres para ganar felicidad.
Vivir a mil desconecta los sentidos de la conciencia, la tensión mata y la creatividad muere. Educar para la fast life es correr a velocidades imposibles sin enseñar los métodos facilitadores. Quienes saben administrar el tiempo construyen desde una capacidad plena. Se debe educar el sentido común porque si esa operación es diferida será una oportunidad perdida.
El futuro se muda a Asia. El consumo de la clase media de Asia Pacifico será el 70% del consumo mundial en 2050. Termina el dominio de Occidente en materia económica y su liderazgo. Europa muestra las exageraciones de un Estado Benefactor que debe garantizar «la felicidad de todos» con «el trabajo de los otros». En América latina y Central la gestión gubernamental es de baja calidad y además ningún país prioriza la inversión. Se insiste en el consumo inmediato para conquistar el voto de la gente y lograr su simpatía política, pero eso a mediano y largo plazo es contraproducente
La hormiga trabaja en verano, construye su casa y se aprovisiona. La cigarra piensa que es tonta y se divierte. Llega el invierno, la hormiga tiene su casa. La cigarra, tirita, sin comida, sin cobijo y muere de frío. Pero hoy en día la cigarra organiza una rueda de prensa sobre por qué la hormiga tiene derechos y la cigarra pasa frío y hambre. La gente vota una encuesta engañosa apoyando la no discriminación. El gobierno se hace eco y crea el impuesto a la hormiga, que no puede pagar y se expropia su casa. La hormiga se va del país. La casa se convierte en albergue social de cigarras que reclaman más recursos. La casa se deteriora y la ocupa una banda. El gobierno se regocija con su política de diversidad cultural. Los okupas arman una red de tráfico y aterrorizan al barrio. Para el gobierno todo va bien y para la justicia la sociedad es la culpable y no el pobre okupas.
Favoreciendo el consumo sin inversión, habrá menor consumo para las próximas generaciones. La tasa de inversión en Brasil es 18% y en Argentina 21% cuando en China es de 47%. Con tasas de inversión pequeñas, no se podrá consumir a largo plazo y la frustración se reciclará.
El ocaso de la razón. Occidente dio al mundo la confianza en la razón para entender el universo y la aplicó a la innovación, lo que provocó una enorme mejora económica y social en los últimos 200 años. Las enfermedades se controlaron y la esperanza de vida, que estaba debajo de los 50 años antes de 1900, ahora se ubica en los 80, señal de que las ventajas económicas se han distribuido.
El cristianismo y su optimismo sobre el poder de la razón, triunfó sobre otras regiones donde predominaron otras, para las que el mundo y Dios eran algo inmodificable, las verdades estaban escritas y había que aceptarlas para ser un buen fiel. Pero hoy se insiste en el consumo inmediato para conquistar el voto de la gente y lograr su simpatía política. Eso liquida el largo plazo.
La alta inversión en Asia-Pacifico y la adopción de la innovación y la calidad, copiadas de Occidente, son las claves para entender estos cambios. Comprenderlas puede llevar a una estrategia exitosa de largo plazo. El futuro estará en el Pacifico en el mundo que viene. Es el momento de pensar «a dónde ir y cómo llegar», con una estrategia de largo plazo.
Perón, Perón que grande sos. El populismo es una ideología que se impone en Occidente y fue generando sociedades divididas entre los que acceden a la sociedad del conocimiento y los que siguen atrapados en esquemas de siglos anteriores. Los primeros se han insertado en el mundo global, done el valor es trabajo intelectual en forma de conocimientos, información, diversidad cultural, comunicación, innovación y subjetividad, toda la riqueza se genera con la inteligencia.
El Partido Populista nunca logró allí una hegemonía. En cambio, el populismo es «exitoso» donde subsisten los restos de los fracasos del pasado. Y el Estado, que ayer fue un agente fundamental del desarrollo, ha sido colonizado por la oligarquía populista gobernante.
Deng Xiaopong tuvo una visión. En 1978 terminó con la ideología. No importa si el gato es blanco o negro, dijo, si caza ratones es un buen gato. En 30 años China creció al 9.9% anual. La revolución está en la mente, la mente cautiva fue convertida en una mente capaz.
El choque del futuro con el pasado determinará si el fracaso logrará extenderse , con sus contradicciones entre villas miseria y countries, con sus mafias y sus oligarquías new age, con sus patotas y sus punteros, o si se logrará quebrar la hegemonía populista.
Los populistas tienen poca mirada sobre el futuro, y padecen de esa minusvalía en sus proyectos personales. Si no se trabaja para el futuro común y no se integran instituciones del trabajo de largo plazo, como son, en la política, los partidos políticos bien constituidos, existe la tentación de pensar sólo en el futuro propio, muy cerca del «sálvese quien pueda», que es el nido de la corrupción.
Miopía del futuro. Es la traba neurológica propiciada por una sociedad que la padece porque elige la satisfacción inmediata e hipoteca su destino. La educación debe integrar el pasado, el presente y el futuro, brindando igualdad de oportunidades. El coeficiente intelectual de una sociedad se mide por sus decisiones. Tienen que adaptarse al momento e ir más allá para diseñar el porvenir.
La mejor forma de aprender es enseñar. Según la ley de la atracción se cosecha lo que se siembra. Cuando un bebé da sus primeros pasos la madre lo sostiene. El padre abre los brazos y anima al pequeño. El bebé va hacia él. Los hermanos alientan. El niño cae. La madre lo consuela, lo levanta y empieza de nuevo. Llega a la vida activa con miedos e inseguridades y precisa ayuda para mantenerse en pie. Aprendió de maestros que recorrieron antes el camino. Lo alentaron y le enseñaron lo que funciona y lo que no. Tropieza y cae como una criatura, hasta descubrir su poder superior. El niño interior avanzó hacia una vida plena. El niño es el padre del hombre.
Nada fracasa tanto como el éxito. Dormirse en los laureles es tomar la vida como viene, resolver los problemas cuando surgen, pero la comodidad suele ser una parada errónea. La naturaleza humana es proclive al facilismo, que acecha paciente, progresivo e incurable. Tener 5 años seguidos de éxitos no asegura estar a prueba de balas. Para ser dinámico debes estar alerta a las amenazas y oportunidades para superar tus debilidades e incrementar tus fortalezas.
El futuro ya no es lo que era. De un modo imperceptible la legendaria revolución cubana se aparta del principismo y el propio Fidel Castro la fulminó cuando sostuvo que “el modelo ya no funciona ni siquiera para nosotros”. Este viraje al pragmatismo es el estilo que produjo China al usar la probeta capitalista en un océano comunista. En Cuba, Venezuela y Argentina las crisis se han agudizado en extremo. Es el duelo entre quienes proponen abrirse al mundo y atraer inversiones y escapar de los abismos y los que defienden como única salida la noción de más de lo mismo.
Irán, un aliado de esas tres naciones, se definió a favor de una aperturista alternativa para buscar la vía de escape del callejón terminal en que encalló la economía persa. Es en esa línea que se mueve el experimento cubano, dejando atrás el estímulo moral y el igualitarismo a ultranza.
Sucede que la crisis económica traza un panorama imprevisible que obliga a un cambio. Es difícil no ligarlo con la muerte de Chávez. Cuba es un carro atado a Venezuela que entrega cien mil barriles diarios de crudo a La Habana. La isla usa una parte de ese petróleo y vende el remanente para financiar sus gastos. Esa asistencia alimentó el poder de los conservadores cubanos, contrarios a aventuras aperturistas. Ese dique se abrió por el complicado polvorín de la economía venezolana que torna imprevisible la continuidad de esa ayuda. Cuando estalló la URSS, el más potente benefactor de Cuba, el PBI de la isla se desintegró en un pavoroso instante a la mitad.
El cisne negro. Sin conocer la causa del problema se actúa a ciegas y el problema crece. Se toman medidas que son bombas de tiempo. Sin educación no hay capital humano ni capital social, cada uno usa el sálvese quien pueda y primero yo, pasa por alto los errores y sigue votando el modelo porque le va bien. Hasta el siglo XVII todos los cisnes conocidos eran blancos. Pero se descubre Australia y con ella al cisne negro. Taleb define «cisne negro» en economía como un hecho fortuito de gran repercusión, de probabilidad remota que genera efecto sorpresa. La moderna comunidad agroindustrial fue reconocida tanto por la sociedad urbana como por autoconocimiento en la sociedad rural y por el gobierno. Al abrir los ojos se percibieron más cisnes negros: estadísticas falsas, modelo de caja centralizada, carencia de control parlamentario, fallas en la coparticipación y presupuesto irreal. El grito del campo reclamó un nuevo liderazgo que represente esas ideas.
Las mentes del futuro. Sin cambiar de mentalidad la probabilidad de sobrevida del hombre será baja. No se puede depender de especialistas sin cultivar mentes sabias. La oportunidad es construir políticas morales, sociales y económicas que atraviesen a toda la humanidad. La mente respetuosa se desarrolla en la infancia. Es difícil lograr que un adulto sea ético o creativo si antes no lo fue. La adultez puede concentrarse en organizar una mente disciplinada y la sintética.
No cedamos nuestras responsabilidades y decisiones claves a las máquinas. En la última catástrofe financiera mundial, se usaron instrumentos tan complicados que no se podían entender. El criterio y la sabiduría humana son fundamentales. Perderlos nos proyectaría al abismo. Ciencia, ingeniería, matemática y tecnología no se pueden enseñar aislados de la educación estética, ética y moral, que es más valiosa que el cálculo integral o las estadísticas. Necesitamos menos científicos y más sabios. Internet llegó para quedarse pero nadie debe quedarse pegado a la pantalla. Estamos sobrecargados de información de dudoso valor. La habilidad de síntesis es saber a qué prestar atención, cómo entender, recordar y comunicar. Necesitamos aprender a usar el «músculo mental». Inteligencia total. El hombre domina el planeta gracias a su capacidad social. Educación proviene de educcare que significa sacar de adentro. UNESCO en “La educación del siglo XXI” privilegia las 4 A: Aprender a ser el individuo único que cada uno es, Aprender a aprender, Aprender a hacer, Aprender a convivir para promover la cohesión social, la solidaridad, la construcción de identidad y a vivir con los demás, descubriendo lo que sienten y piensan y la capacidad de trabajar en equipo.
Metas magnéticas y desafíos constantes son el medio que usa el porvenir para influir en el presente, incentivando los cambios necesarios para alcanzarlos. Como el futuro no existe debemos inventarlo con mucho cuidado. Porque como dijo Marx la historia se repite como comedia o como tragedia.
Dr. Horacio Krell CEO de Ilvem. Dicta conferencias gratuitas sobre métodos que optimizan la inteligencia. Mail de contacto [email protected]