Leer con los dedos tiene los mismos elementos que intervienen en la lectura táctil La lectura, en ambos casos, consiste en decodificar signos arbitrarios con el cerebro como director de la orquesta.
¿Ha notado la escritura en código Braille en puertas de restaurantes para señalar baños de damas y de caballeros, en los botones de los ascensores, o en las botellas de vino? Los menús en Braille también están disponibles para quienes los solicitan, así como en farmacias donde aparecen en remedios y productos. Mientras que el uso del Braille se extiende a cada vez más objetos, el número de personas que lo usan viene declinando.
Decía David Blunkett, exministro de Interior británico: «Para leer Braille siendo ciego, se necesita desarrollar la sensibilidad en las puntas de los dedos, los que, al contrario de los míos, necesitan estar protegidos de quemaduras que se producen al cocinar, o en el manejo de implementos de jardinería. Mis dedos han desarrollado heridas como las que en los ojos de un vidente se llaman cataratas, aunque todavía puedo leer».
La falta de un código de lectoescritura suponía antiguamente una grave carencia para los ciegos. Los obligaba a depender de ojos ajenos, limitando su participación social a la disponibilidad de una ayuda calificada. Tal necesidad se vería satisfecha en 1821, cuando un muchacho francés, ciego desde su primera infancia, llamado Louis Braille, ideó un código táctil, similar al visual empleado por los videntes, con el cual un ciego podía escribir y leer lo escrito.
Como había perdido la vista en un accidente a los 3 años adquirió sus hábitos de exploración, conocimiento y representación de la realidad por vía táctil, contrariamente a lo que le ocurre a quien pierde la vista a edad tardía, o a lo que experimenta quien cierra los ojos: donde el tacto resalta, subraya o complementa lo que ve. Su bagaje de imágenes se generó sin otra contribución que la experiencia táctil y su capacidad combinatoria. Cada carácter se compone de hasta 6 puntos, distribuidos en 2 columnas de 3 puntos cada una.
Se lee pasando por encima los dedos sobre cada uno, que representa letras del alfabeto o signos de puntuación. Un beneficio clave es la posibilidad de reconocer cada letra usando las puntas de los dedos. No es tan difícil aprenderse las 26 letras, pero la dificultad consiste en distinguir al toque y en establecer un ritmo de lectura. Las letras para una persona que no haya desarrollado el tacto, pueden parecer muy similares.
Es una equivocación suponer que la lectura táctil es estrictamente un proceso analítico, y que un ciego cuenta los puntos cuando lee, que sería como pensar que es necesario que cuente los pasos al andar. Tres principios guiarán estas aplicaciones: 1° la primacía del punto sobre la línea, 2° las configuraciones resultantes de la combinación de los seis puntos, y 3° el contexto como clave final de asignación de significado.
Hoy, con el avance de la tecnología, con los lectores de pantalla para computadoras y los teléfonos inteligentes parlantes, se ha creado una generación de ciegos a quienes la necesidad los ha hecho tecnológicamente hábiles. Con el sistema digital parlante los relieves en papel siguen siendo útiles pero pocos ciegos usan ese medio. Menos del 1% de los 2 millones de invidentes que hay en Reino Unido son usuarios de Braille. Hay gente que conoce Braille como para jugar a las cartas y otros que lo dominan para la música y tocan a nivel profesional.
La lectura es una actividad distinta a la audición. Los ciegos usuarios de Braille tienen más posibilidades de hallar trabajo porque tienen una mayor comprensión alfabética, que es imprescindible para mejorar la calidad del pensamiento. Escuchar una conferencia es como viajar en avión: una vez que parte no se puede bajar. En cambio, leer es igual a manejar un auto: se puede detener la marcha para reflexionar.
Analfabetismo funcional. Escuchar sintetizadores de voz de computadoras en vez de experimentar las palabras, letra por letra, con los dedos, implica que las palabras serán escuchadas sin que necesariamente se sepa cómo se escriben. Y eso puede hacer que escribir sea un desafío. Las pantallas Braille conectadas a algunas computadoras resuelven este problema de alfabetización pero muchas veces son prohibitivamente costosas. Con la llegada de las máquinas de escribir Braille, en la década de 1890, los ciegos pudieron dedicarse al trabajo de oficina. No es suficiente el número de personas que saben Braille, en comparación con el número de textos que se producen. Tradicionalmente se ha gastado mucho más en producir y almacenar materiales que en enseñar el sistema. Es un problema que necesita ser solucionado.
El sistema Braille es el único medio de alfabetización para ciegos, siendo las grabaciones sonoras un mero complemento. Hay otros enemigos más temibles que la tecnología, son las amenazas provenientes de las deficiencias educativas: la elusión de las necesidades expresivas e instrumentales del ciego que lo traban para convertirse en profesional o investigador. Hoy se confunde cultura con información, ciencia con divulgación.
Leer más rápido
Debería revisarse por entero la idea de que el Braille se lee punto por punto, o que sólo un dedo actúa en cada momento en función lectora, o que el tacto es sucesivo. En la percepción del Braille interviene algo más que el tacto. Tan importante como él, es la técnica lectora o el conjunto de procedimientos exploratorios para establecer el contacto con lo escrito. Algunos lectores ciegos son capaces de leer simultáneamente dos segmentos de línea en forma simultánea. Es lo que hace un lector veloz vidente: lee varias palabras por golpe de vista.
La percepción háptica
Es un modo de extraer información a través del tacto activo, mucho más completo que la percepción sólo táctil o mental por separado. Supone la combinación de ambos para proporcionar información útil. Es un modo de percepción mucho más rico y completo.
En la percepción intervienen los sentidos y una serie de actividades cognoscitivas que ayudan a interpretar las sensaciones auditivas, táctiles, olfativas, gustativas o visuales que llegan al cerebro. Así se elaboran los conocimientos y se crean las imágenes mentales, combinando la percepción con el saber previo, organizado y coordinado, capaz de aportar información y conocimientos de nivel superior.
Es evidente, que interaccionan, modulándose mutuamente. La acción educativa tendrá, entre otros fines, automatizar los impulsos voluntarios, para crear buenos hábitos. El reconocimiento háptico coordina los movimientos con el tipo de información que se desea obtener.
En este sentido, la mano viene a ser una ventana, no sólo para la entrada de información, sino también como expresión en sus movimientos exploratorios de las intenciones informativas y, con ellas, de las representaciones y procesos mentales implicados.
Procesamiento de los estímulos
El sistema nervioso es el responsable dela interacción con el medio ambiente. Cada estímulo sufre una transformación en impulsos nerviosos, que son transportados a los centros de consciencia y se relacionan con otras informaciones, simultáneas o anteriores. Son tres etapas diferenciadas en el tiempo: recepción del estímulo, su conversión en impulsos nerviosos, transmisión de dichos impulsos, incorporación a los circuitos del sistema nervioso central, responsable de recoger e interpretar, voluntaria o reflejamente, la estimulación proveniente de músculos, articulaciones y tendones. La automatización abre la puerta a la eficacia lectora, esa acomodación es la respuesta que el lector ejerce sobre el objeto estímulo, el texto, con el fin de reducir al mínimo el esfuerzo y tiempo de obtención de información útil.
En las técnicas de lectura rápida, en tinta, la primera tarea consiste en habituar al lector a no verbalizar: importa comprender lo leído, retener conceptos. No se concentra en la percepción de sílabas, sino en captar varias palabras con sentido propio, como unidad de pensamiento.
Tres prerrequisitos apuntan a evitar la repetición labial o mental de las palabras.: 1°) Relajación consciente de los órganos de fonación, articulación y anexos: músculos del cuello, laringe, cuerdas vocales, faringe, velo del paladar, lengua, mandíbulas, labios. 2 °) Respiración continuada y acompasada. 3°) Actitud consciente de construcción mental de conceptos sugeridos por la lectura. Es decir, saltar por encima de la representación gráfica o acústica en imágenes, ideas, situaciones y acciones que se supone pretendía plasmar el autor en el escrito.
¿Qué es leer?
Es asignar un sentido a una unidad mínima capaz de sustentarlo. La escritura Braille es un código táctil cuyos elementos mínimos son letras, signos de puntuación, entonación, etc., en correspondencia biunívoca con la escritura ordinaria en tinta. La mera conversión del código gráfico en fonético no es merecedora de ser calificada como lectura: eso también lo hacen las máquinas. El analfabetismo funcional es saber el código pero no comprender lo que se lee. De poco o nada sirve una gran velocidad lectora, sin comprensión del texto, si la lectura es mecánica, es una mera decodificación. También será muy escaso el nivel de comprensión del texto, si la lentitud dificulta el establecimiento de nexos significativos, o si la pérdida de energía en la decodificación es tal que impide la aplicación de la atención a los contenidos.
La velocidad implica facilidad de decodificación para no desviar recursos energéticos y atencionales a otras funciones. Procurar un mayor rendimiento lector conduce a intervenir en el incremento de la velocidad, como expresión más clara de destreza lectora. Las técnicas específicas para lograr la mejora en lectura Braille son: 1° Exigir una exploración silenciosa de los textos presentados. 2° Respetar intervalos entre exploración y expresión verbal de la información extraída de cada texto. 3° Anteponer el sentido a la expresión de lo explorado. 4° Proceder gradualmente en la comprensión. Lo que se lee en Braille debe generar formas asimilables a las visuales, para desbloquear el acceso a la globalización.
Uno de los aspectos más importantes de la educación de los ciegos tiene que ver con el acceso a la información. Por tanto, el conocimiento del sistema Braille es el mejor medio de acceso al mensaje escrito, al cálculo, la música, la literatura.
La lectura es el motor de la civilización y de la cultura
Es un producto de la mente. Los genes nos brindan los instintos, las reacciones y los movimientos necesarios, y el alimento lo brinda la experiencia. La capacidad de leer y escribir no fue escogida por la selección natural como para incorporarla a la herencia. El tallado del alfabeto en el cerebro representa la victoria de la mente y del espíritu sobre la materia. Los genes que especifican nuestro comportamiento han dejado para el cerebro la sensibilidad ante la experiencia. Como dijo Borges: “no somos lo que somos por lo que escribimos, somos lo que somos por lo que leemos”. El acceso a la lectura para los ciegos es hoy una realidad gracias al sistema Braille, que permite no sólo la lectura directa, sino también la posibilidad de acceder a las tecnologías de la información, la comunicación y sus aplicaciones.
Su aprendizaje es un proceso que va de lo más simple (la letra) a lo más complejo (palabras y frases). Pero, además de ser un sistema analítico, es también sintético, al tener que percibir globalmente un conjunto de puntos que forman cada letra. Los elementos que intervienen en la lectura táctil son similares a los de la lectura visual. La lectura, en ambos casos, consiste en decodificar signos arbitrarios.
El cerebro es, en ambos casos, el director de la orquesta.