El blockchain representa una nueva mentalidad colaborativa y de código abierto que el mercado abraza mientras avanza hacia a la Cuarta Revolución Industrial.
Los blockchain o «cadena de bloques» no son solo una tecnología disruptiva. Ellos representan una nueva mentalidad colaborativa y de open source (código abierto) que el mercado abraza mientras avanza hacia a la Cuarta Revolución Industrial. Esta tecnología, todavía en fase de maduración, transformará la manera como se intercambian las informaciones, con enfoque especialmente en la experiencia del usuario, y abrirá un sinfín de nuevas posibilidades.
Si usted todavía no sabe qué son los blockchain, quizás sea mejor que empecemos por una breve revisión de las clases de ciencias. Cuando nuestro cuerpo se está formando antes del nacimiento, las células sufren dos tipos de procesos de división. Nos enfocaremos en uno de ellos, la mitosis, que es la constante división celular que produce nuevas células para el crecimiento, reparación y sustitución general de las más antiguas, en que una célula somática se divide en dos nuevas células completas idénticas a la original. Es así que crecemos y vivimos, con nuestras células copiándose y multiplicándose extremadamente rápido.
Ahora volvamos al blockchain, la tecnología que, si bien no es muy reciente, recibe todavía muchas nuevas atribuciones de uso. Creada en 2008 para Bitcoins, se está investigando y probando en el mercado financiero, luego podrá aplicarse a todos los sectores y revolucionará la manera como intercambiamos cualquier tipo de información.
El blockchain es la mejor manera de transferir datos sin tener que copiarlos, porque ya parte del principio de que son públicos. Por ello, una de las grandes ventajas de esta tecnología es la transparencia. Las informaciones se comparten numerosas veces dentro de los bloques, que se suman entre sí y forman cadenas a las que todos pueden acceder y editar de manera simultánea, haciendo que las transacciones sean mucho más rápidas.
Es también más seguro, debido a que no hay un centro controlador, que podría ser atacado por un hacker. Para alterar una información habría que alterar todas sus repeticiones, lo que es posible, pero improbable. Sería como intentar reconfigurar a un ser humano, cambiando simultáneamente todas las células de su cuerpo.
Las informaciones del blockchain están cifradas y se pueden acceder mediante claves públicas o privadas (una larga serie de números generados de forma aleatoria), que se convierten en la dirección del usuario en el blockchain y rastrean el uso de las informaciones.
Él utiliza registros distribuidos de dos formas: 1) cada usuario tiene su propia copia de todos los registros; 2) los usuarios solicitan permiso para tener partes de las informaciones ―en el caso de los datos sensibles―.
Si no hay centralizadores, tampoco es necesario un facilitador de procesos, el famoso “intermediario”. Una transacción financiera entre países, por ejemplo, se haría de manera más rápida y barata.
Larry Summers, ex secretario del Tesoro de los Estados Unidos, lo explicó bien utilizando como ejemplo las máquinas de fax, que solas no servirían para nada. Ellas solo pasaron a ser útiles cuando muchas empresas comenzaron a utilizarlas para comunicarse entre sí. El blockchain funciona de la siguiente manera: el mercado tiene que adoptarlo para que sea útil y revolucione la forma como nos relacionamos con las informaciones.
La lógica del blockchain, ampliamente probada en Bitcoins, con éxito comprobado, puede ser perfectamente útil, basta con que el mercado cambie la antigua costumbre de mantener cerrada la información. Compartir para sumar, este es el futuro.