por Dr.Horacio Krell*
Un ciudadano global se esfuerza por trabajar juntos, en lugar de separarse del resto.
Ser un ciudadano global, en el sentido amplio, es tomar la decisión consciente de reconocer, aprender y coexistir con personas de diferentes países y de construir puentes internacionales.
La educación necesaria para implementarla debería inculcar valores, actitudes y conductas que constituyan la base de una ciudadanía mundial responsable: creatividad, innovación y compromiso a favor de la paz, los derechos humanos y el desarrollo sostenible.
Todas las personas tenemos derechos y pertenecer otorgaría un estatus especial como miembro de una comunidad. En ese sentido, la ciudadanía global los volvería integrantes de un Estado con acuerdos, normas y prácticas compartidas que conformarían una comunidad política.
La realidad mundial se aleja de esas expectativas
A lo sumo podemos hablar de alianzas estratégicas entre países, bloques como la Unión Europea. Muchos países no pueden mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Por ejemplo, Argentina o Brasil. Según el Índice de Efectividad de los Estados del Banco Mundial, están por detrás de Chile, Uruguay y Colombia, y más de Singapur, Suiza o Finlandia, líderes globales en prestar servicios a sus ciudadanos.
El riesgo es que sus ciudadanos no voten por alguien sino en contra de alguien y degenere en más fatiga democrática porque no resuelven los problemas de su gente. ¿Y qué efecto tiene? Que la gente deja de creer en sus líderes. Ambos países intentan resolver la inseguridad o la inflación con ideas viejas que probaron ser ineficaces y poco innovadoras.
Capacitarse para emigrar
El resultado de las crisis políticas es que los ciudadanos que pueden hacerlo se esfuerzan en lograr los recursos necesarios para poder vivir o trabajar en los países que, en su manera de ver el mundo, presentan las mejores oportunidades para el desarrollo personal. En Argentina, muchos jóvenes y hasta familias que declinan en su posición económica o que no desean perder el status que poseen, han optado por radicarse en el exterior.
Un enfoque diferente es considerar a la ciudadanía global como una síntesis de virtudes y habilidades que caracterizan a las personas que dominan las tecnologías necesarias para destacarse en cualquier lugar del planeta. Esto confronta con una educación enciclopedista que no se adapta a ese modelo. La educación debería ser la industria pesada de cualquier nación.
Ciudadano del mundo global
Este concepto pragmático de ciudadanía global consiste en que no hace falta emigrar para operar con el mundo. Se requiere una especialidad o un producto con demanda, saber exportar, tener un costo competitivo y dominar los idiomas que habla el mundo.
Quedarse en el país donde uno nació y se desarrolló es una necesidad sentida, tanto para preservar los afectos como para sostener las costumbres. El problema actual es más para los países con un populismo político nefasto y no tanto para los ciudadanos globalizados.
Para llegar a ser cosmopolita se precisan dominar a menos cuatro idiomas. El lenguaje del cerebro es la clave, ya que el cerebro es el mismo en todo el planeta. El segundo es la informática, sus programas internacionales son la base del teletrabajo. El tercer idioma es el inglés, es el que hablan la ciencia y la tecnología. Es el idioma universal por excelencia para estar actualizado. El cuarto idioma es el neuromarketing, para saber vender aquello que se produce. Los cuatro idiomas se precisan para convertirse en un ciudadano del mundo global.
Neuroeducación
Es la profesión que brinda el primer lenguaje, el del cerebro. Enseña a optimizar a un cerebro trino, compuesto por instintos, emociones y pensamientos. Se puede crecer, pero el desarrollo no es solo crecer y tener, sino saber qué hacer con eso que se tiene. La materia prima del cerebro, la materia gris, no crece como la lechuga sino con la educación.
El cerebro no fue creado para el hombre, fue el resultado de la evolución. Heredó los instintos del reptil, las emociones del mamífero y en su corteza instaló el pensamiento. Son áreas que no conviven armoniosamente, por eso rinde el 10% de su capacidad potencial. Si no se desarrolla lo moldea la realidad, corre en piloto automático, no planifica y reacciona cuando algo le pasa. Mientras la tecnología sube por el ascensor el hombre lo hace por la escalera, eso genera la brecha digital. Las habilidades blandas, las esencialmente humanas, están devaluadas y requieren entrenamiento. Los métodos son la mayor riqueza del hombre. Una metodología intelectual optimiza el rendimiento y la calidad de vida. Se debe invertir en el cerebro.
La materia pendiente
La mayoría de las personas tienen una deuda con el idioma inglés.
El inglés sigue siendo el idioma más importante para comunicarse en el mundo. Actualmente, en este mundo globalizado, donde las empresas internacionales interactúan a diario, trabajan en proyectos conjuntos, negociaciones, etc. el idioma básico es el inglés. Antes era un plus tener el inglés en el CV, ahora sabemos que es esencial para aplicar a cualquier puesto de trabajo.
Los ciudadanos del mundo global lo saben y superan esta traba. Los programas de inmersión en países de habla inglesa crecen. Los cursos más evolucionados incluyen el entrenamiento en la lectura veloz (speed reading) y en la escucha (listening). También suman la mnemotecnia para acelerar la retención del vocabulario, la expresión (pronunciación): correlación entre grafemas y fonemas) (Oratoria y redacción) y enseñan a pensar en el idioma.
Teleworking
Un ciudadano del mundo global es sin duda un Teleworker que aprendió a sincronizar su sistema nervioso con el entorno digital que opera a nivel mundial.
Debe aprender a vender un servicio propio o de terceros que tengan un mercado internacional. Si no lo tiene sabe cómo conseguir socios. El idioma inglés no es indispensable, pero limita a clientes hispanos parlantes. El concepto de trabajador holístico incluye manejar muy bien el celular y la computadora. Ser un dactilógrafo veloz en PC. Dominar el programa office de Microsoft: El procesador de textos Word. La plantilla de cálculo Excel. Power Point para presentaciones. Marketing personal y digital, Oratoria, Redacción, internet.
También aprender a administrar el tiempo y el espacio. Separar la vida social y laboral. Evitar el sedentarismo. Crear clientes. Evitar el burnout con deporte, nutrición y salud mental.
El bienestar es el antídoto. Y el Entrenamiento cognitivo digital también lo ayudará. Debe tener claros los objetivos. Si desea trabajar en relación de dependencia o ser independiente, o combinar ambos modelos. Debe tener entrenadas sus principales habilidades duras y blandas.
Neuromarketing
El ciudadano del mundo global suele ser un prosumidor. Es quien revende parte de lo que compra o lo recomienda. Gana alabando lo que consume entre sus relaciones. Las nuevas tecnologías lo facilitan con el marketing digital. Los programas de referidos o de afiliados incentivan a sus socios para promocionar bienes o servicios. Basta con que recomienden lo que consumen a su red de contactos para que reciban una comisión por cada venta generada. Amazon amasó una fortuna a fines del siglo pasado. De ser una empresa millonaria se hizo billonaria con su sistema de referidos. En este caso los clientes recomendaban los libros que compraban. El instituto Ilvem ha creado su propio programa. Al inscribirse en sus cursos o carreras, los alumnos recuperan la inversión usando la estrategia de marketing más antigua y más efectiva de todos los tiempos: la recomendación.
Niebla mental
Es algo que el ciudadano del mundo global ha superado. Es un astigmatismo o estado de confusión permanente. La revolución digital aceleró la catástrofe que se vive en materia de bienestar (físico y mental) que se sumó a la pandemia. La niebla mental es un estado de anestesia que quita el foco, la productividad, y genera discapacidad laboral y agotamiento.
La buena noticia es que se puede cultivar el hábito de la excelencia. El alto rendimiento es lograr la mejor versión de uno mismo. El bienestar es una habilidad a entrenar porque el cerebro es neuroplástico, es decir, abierto a los cambios. Solo requiere prestar atención a lo que genera valor agregado. Es aprender a usar el cerebro o morir con las botas puestas. Y descubrir el genio interior genera empowerment o poder interior y los métodos que son un software ganador.
Hace falta cambiar de mentalidad y sacar de adentro el potencial que traemos al nacer.
La educación atrasa
En Argentina no hay suficiente cantidad gente formada para crecer y tener empresas tecnológicas. Hay trabas macroeconómicas en la regulación del comercio exterior, que llevan a los ciudadanos globales a países que permitan operar sin trabas.
Argentina no ayuda a crear compañías de tecnología: no brinda apoyo ni otorga facilidades para poder arrancar. Hay un problema cultural. No se entiende que el Estado debe invertir en educación para que el educando cree valor y genere riqueza. En el sistema científico y tecnológico eso está mal visto y se desperdician los recursos y las oportunidades.
Analizando la competencia de una nación, sus empresas y ciudadanos, es posible ver al país como la cancha donde se compite. Si el estado es malo, si tiene pozos o está embarrada, los que están obligados a jugar en ella, no pueden competir.
La competencia no se mide por los recursos naturales, son sólo ventajas comparativas.
Se pueden poseer recursos, pero que la productividad sea baja. Argentina mide bajo en el ranking de apertura de la economía, solvencia, clima para los negocios, tecnología, etc.
El mundo le tiene desconfianza y fatiga por su alta corrupción, impuestos regresivos, leyes laborales desventajosas, tarifas y créditos caros, inseguridad jurídica; factores que constituyen el tristemente conocido costo argentino. Y de tanto fracasar se pierde la autoestima.
El éxito de cientos de miles de ciudadanos que triunfan en el exterior, demuestran que un ciudadano puede ser competitivo en un mundo globalizado. A los profesionales los buscan en Argentina. El país no funciona, pero conserva gente con talento.
Cuando el árbol impide ver el bosque. El hombre posee la capacidad de convertir lo pequeño en primordial. Enfocado en eso lo controla pero pierde perspectiva global. Desde donde se halle debería ver la totalidad. Intoxicarse con los sucesos cotidianos le impide detectar las tendencias.
Lo urgente hace perder de vista lo importante y no poder interpretar el sentido de los hechos.
La política, por sí misma, no genera el destino hacia dónde va el mundo, sino que lo hacen la suma de inventores, innovadores y los inversores que los apoyan.
Estas relaciones progresistas operan entre países y provincias que se globalizan y en espacios privados que generan arquitecturas relacionales entre ellos. Plataformas virtuales, smart-contracts y blockchain, son la nueva geografía digital que convive con la geografía física.
Alianzas estratégicas múltiples
La auto-eco-organización propia de los seres vivos significa que la organización del mundo exterior está inscrita en el interior de la organización viviente. Hay una dimensión planetaria de los problemas ecológicos. La “innovación abierta” implica generar alianzas entre especialistas más allá de dónde actúen. Son empresas innovadoras aliándose, creando capacidad de inversión disruptiva y desarrollando nuevos atributos.
Las categorías del siglo XX se esfuman. Ya no se divide, todo se integra. Industria y servicios, saber y hacer, satelización y producción, lo local y lo internacional, lo intangible y lo tangible.
La quinta disciplina
El pensamiento sistémico creó una disciplina que integra a las demás y las fusiona en un cuerpo coherente. Lo demuestra la interacción de la agroindustria con la satelización, medicina y alimentación, plataformas virtuales y comercio, psicología y diseño.
Los viejos conflictos se solucionan generando las condiciones para integrarse en redes que generen valor, para mejorar la economía, el empleo, la convivencia y calidad de vida. Para eso lo primero es conocer, después planificar las acciones, luego actuar y controlar los resultados.
La educación es el desafío
Es en el cambio de los planes de estudios donde hay que apuntar. Hacer más de lo mismo produce idénticos resultados y no se soluciona con más presupuesto.
Las nuevas tecnologías exigen actualizar los programas y los formatos, sobre todo el de los educadores. Desde el punto de vista del desarrollo económico, la reforma educativa debe involucrar a la educación universitaria. En la secundaria se podrían adquirir capacidades para conseguir empleo en sectores intensivos en capital humano. Pero educar en ciertas capacidades pensando en el futuro es imposible porque los cambios son vertiginosos. Cuando la pobreza afecta a la mitad de la gente y cuando uno de cada dos trabajadores es informal, la vía educativa no es una respuesta suficiente. Debemos actualizar la oferta laboral con una reforma educativa y un entrenamiento cognitivo permanente del trabajador activo.
Coordinar la educación, el trabajo y las tendencias
Sin dejar de proteger el trabajo existente, se deben preparar a las personas para saber hacer lo que se demande, y estimular actividades de alta calificación. Hay que estudiar donde las máquinas no pueden reemplazar a los humanos. Las capacidades blandas son más valoradas, con cara al futuro, que los conocimientos duros. Las tecnologías de la información y la comunicación eran los trabajos del futuro hace años; ahora son los del presente y en el futuro serán otros. Convertirse en ciudadanos del mundo global es cada vez más necesario y la educación debe promover su crecimiento