por Dr. Horacio Krell*
Procrastinar es dejar para mañana lo que debes hacer hoy. Finalmente, o te decides a aprender o prueba con la ignorancia. Y todo sigue igual: que pase el alumno aparente que sigue.
Los hombres durante miles de años vieron caer las cosas sin que se les ocurriera la ley que regía ese movimiento, es decir que no sabían ni podían observarlo. Pero cuando una manzana, que luego se hizo famosa, cayó sobre la cabeza de Newton, él descubrió la ley de gravedad.
Inteligencia es la capacidad de resolver problemas. Implica comprender la situación, inventar la solución y actuar en consecuencia. El problema es un motor, sin él no existe el pensamiento.
Nadie puede ser obligado a pensar
Un problema requiere: aceptarlo como tal, que esté al alcance intelectual del sujeto y que éste desee resolverlo. Un problema no se resuelve de memoria. Si se conociera no sería tal. La costumbre es enemiga de las ideas y el hábito de descubrir lo que otros no pueden ver es lo que moviliza la energía del creador. El poder de las ideas es muy grande y hasta puede afectar a las ideologías arraigadas e incluso derrotarlas.
Crítica a las ideologías
Las grandes ideologías buscan el sentido de la vida, justicia y hasta un futuro feliz. Su vigencia arroja un balance de violencia, asesinatos, guerras, terrorismo, campos de concentración y genocidios. La profundidad de la ideología es proporcional a la crueldad y el horror para hacerla realidad. A los nacionalistas, fascistas, racistas, terroristas, imperialistas, providencialistas o neoconservadores los une el cómo creen lo que creen: ideales absolutos, ciertos, ineludibles y guiados por una fe ciega, suponen que algo muy alto los apoya: un dios, una ciencia, un racismo científico, unas raíces ancestrales o una identidad indudable.
La creencia ciega es infranqueable a la crítica y al pensamiento. El que cree no piensa. Tenemos que estar atentos ante la persona que dice yo pienso de esta manera, porque quizás se trate de una creencia oculta y disfrazada detrás de la palabra pienso.
Hoy las divisiones ideológicas recrudecen bajo la forma de luchas irreconciliables. A diferencia de las ciencias duras, las humanas avanzan bastante poco y se estancan por los prejuicios.
La inteligencia funciona según la competencia que cada uno tiene. Bill Gates es brillante en tecnología, pero un jardinero lo supera en mantener un jardín. El doctor Isaac Asimov (1920- 1992), fue el escritor de ciencia ficción más importante y decía en sus memorias:
En el ejército realicé una prueba intelectual. Mi puntuación fue 60 puntos por encima del normal. Esto no significó nada, al día siguiente estaba en la cocina cumpliendo mi deber, aunque crea que soy muy inteligente. Estos índices significan que soy muy bueno en contestar preguntas académicas realizadas por los que inventan las pruebas de inteligencia. Mi mecánico no podría superarla. Sin embargo, cuando algo funcionaba mal, escuchaba sus declaraciones como si fueran oráculos divinos. Si mi mecánico hubiese diseñado una prueba de inteligencia yo no podría superarla. Si yo no pudiese utilizar mi formación académica y tuviera que realizar tareas complicadas con mis manos, lo haría mal. Mi inteligencia no es absoluta, sino que es una función de la sociedad en la que una minoría ha logrado imponer a los demás las normas. Mi mecánico una vez me dijo: ´´Doc, un chico sordomudo entró en una ferretería a pedir clavos. Puso dos dedos juntos e hizo un movimiento de martillar con la otra mano. El empleado le trajo un martillo. Sacudió la cabeza y señaló a los dos dedos. El empleado le trajo los clavos. Al rato entró fue un ciego. Quería tijeras. ¿Cómo cree que preguntó por ellas? Levante mi mano derecha e hice un movimiento de tijeras con los dos primeros dedos. Acto seguido mi mecánico se rio y dijo: ´´Él usó su voz y pidió tijeras´´. Estaba seguro de que no acertaría. ¿Por qué? le pregunté. ´´Porque usted es tan educado que sabía que no podría ser muy inteligente´´.
La mente se maneja con dos sistemas
Uno es rápido y automático, da respuestas con lo que tiene en la memoria, y el otro es racional y se ocupa de las actividades complejas. El sistema 1 se activa automáticamente y rastrea la información que se adecua a la cuestión, según la Ley del menor esfuerzo. El Sistema 2, es más lento y prudente. Observa y controla el pensamiento y las acciones sugeridas, dejando que actúen o reprimiendo o modificando sus sugerencias. Muchas acciones no resultan del análisis consciente. Las consecuencias son decisiones apresuradas, errores frecuentes, opiniones sesgadas, juicios subjetivos y respuestas intuitivas. Sólo cuando entra en juego el Sistema 2, que posterga las sugerencias del sistema emocional e invierte en un esfuerzo cognitivo, podemos resolver problemas complejos. Conviene analizar la racionalidad a través de los errores más que de sus triunfos. Errores que aparecen de golpe.
Prejuicios comunes
El efecto Halo atribuye lo positivo o negativo según pistas parciales o atractivas. La ilusión de validez hace confiar en predicciones infundadas. El Sistema 1 está preparado para creer, no para dudar y para saltar a conclusiones precipitadas. El fanatismo y la seguridad dogmática se sustentan en la ignorancia, por eso el escepticismo es impopular. La racionalidad puede domar a los sesgos naturales. Un ser racional examina sus prejuicios y asume que errar es natural. Para Sócrates: “Una vida sin examinar no merece ser vivida.”
Técnicas contra los prejuicios
1. Método del abogado del diablo. Realizar un plan y analizar por qué no es aceptable, para tomar conciencia de los peligros.
2. Método de la indagación dialéctica. Se requiere realizar tanto un plan como un contra plan, y un debate para conocer los pros y contra.
3. Método de la perspectiva externa. Tomar como referencia otras estrategias para comparar. De esta manera se podrán evaluar y contrarrestar los prejuicios.
Se trata de evitar la parálisis por exceso de análisis y las consecuencias negativas de las decisiones apresuradas. Esta virtud se debilita por la arrogancia, por el desconocimiento de métodos para decidir y por la falta de incentivos. La percepción nos hace creer que es el sol el que se mueve y no la tierra. El pensamiento natural salta directamente a la acción. Eso está bien para elegir la corbata con el traje, pero en asuntos serios hay que pensar. El intuitivo no tiene que justificar su decisión, juzga a la gente por su cara. El mundo es resultadista, pero se puede perder jugando bien. La clave está en separar las decisiones de los resultados.
La escuela y la empresa castigan el error, premian poco al que acierta y no castigan al que provoca daños por no decidir. Incentivan a no hacer nada. El miedo a fracasar inhibe. El que no hace no se equivoca, pero tampoco aprende. El deseo nubla la razón, llegar al consenso es lento, pero en grupos adiestrados mejora la decisión. La sociedad de consumo ofrece un radar para imitar a ricos y famosos. Para decidir mejor hay que hallar la brújula interior y conocerse a sí mismo. Dijo Séneca: no hay vientos favorables para el que no sabe a dónde quiere llegar.
La naturaleza del prejuicio
Todo conflicto que excluye gente se basa en prejuicios asentados en mentes prejuiciosas que marginan por pertenecer a una raza, etnia o grupo social y no por argumentos. Les resulta más fácil despreciar que discutir, agredir que razonar, imponer que convencer. La herramienta del prejuicioso es lanzar afirmaciones sin pruebas, para estigmatizar al otro. Sabemos que existen los prejuicios, pero pocos advierten que los tienen y practican. Mientras tanto la ciencia sigue alumbrando paradojas y desterrando prejuicios.
Darle paso a las ideas
Para Einstein es un milagro que la curiosidad sobreviva a la educación reglada. La ciencia nace de la curiosidad y vive en la duda y el replanteo. Para tener una gran idea se necesita curiosidad. Las mayorías trabajan como empleados y hacen lo que se les dice. Tienen poca libertad. Dijo Einstein que el arte llega a las verdades más profundas por el camino más sencillo. Einstein debió trabajar en la Oficina Suiza de patentes, porque sus profesores no confiaban en él. Pero Einstein no tardó en sentar las bases de una revolución científica. Pocas teorías han tenido tanta repercusión como su teoría de la relatividad.
Ortega y Gasset dijeron: “la teoría de Einstein es una maravillosa justificación de la multiplicidad armónica de todos los puntos de vista”. Ampliando esta idea a lo moral y a lo estético se tendrá una nueva manera de sentir la historia y la vida. La ciencia debe aprovechar la capacidad del arte para acercar y transmitir aspectos desconocidos que enriquecen la divulgación científica. Las ideas de Newton sobre tiempo y espacio aludían a magnitudes absolutas, independientes de los hechos. Eran el escenario donde ocurrían. Einstein propuso que tiempo y espacio se modifican por los hechos y por la velocidad a la que se desplazan.
Una cosa es la realidad y otra la percepción
La subjetividad alude a la interpretación por creencias previas. No es posible la separación tajante entre subjetivo y objetivo. Desde la psicología, las distintas posiciones no se invalidan, son visiones que operan como sistemas de referencia. Eso modificó la noción de percepción y del proceso mental involucrado.
Mientras que para la psicología tradicional poseía un carácter absoluto, la psicología «Gestáltica», sostuvo que el contexto la condiciona. La realidad es modificada por la psicología del observador. Las posiciones extremas que no admiten disensos disminuyeron gradualmente, es una condición necesaria para lograr el pluralismo de ideas y el abandono de los fanatismos. La convivencia fue impulsada por la teoría de la relatividad. Las ideas de Einstein tuvieron una repercusión que se extendieron más allá de lo imaginable.
Inteligencia situacional
En el cerebro de Einstein el hardware no era lo importante sino el software con que lo hacía funcionar. Lo genético proporciona la constitución física y ciertas aptitudes, pero lo cultural proporciona un repertorio de modelos para elegir.
La inteligencia situacional se conecta con la inteligencia práctica. Se refiere tanto al individuo – a su capacidad de maniobrar y a sus actitudes- como a la situación en sí -que facilita o dificulta la conducta inteligente. El test de inteligencia tradicional desconoce el carácter situacional. La ve como una propiedad fija y abstracta, donde unas personas son más inteligentes. Pero el rendimiento cambia en función del ambiente físico y psicológico.
Al incorporar los elementos de la cultura el conocimiento nuevo va formando un repertorio y definirá un nuevo patrón. Adaptarse a situaciones nuevas es la mejor definición de inteligencia. También influye la presentación del problema. Algunos reaccionan bien ante un contexto visual y no ante un examen escrito, algunos se motivan ante un desafío y se paralizan con un problema teórico. Al seleccionar una persona hay que tomar con pinzas el test, es mejor verlo en la acción. ¿Es capaz de agregar valor a través de la situación? Somos ignorantes en temas distintos e inteligentes en medios distintos. Todo depende del saber. Así conforman sus modelos mentales.
La inteligencia situada
Un agente inteligente se basa en el conocimiento, posee iniciativa para explorar y cambiar, aprende durante la experiencia y anticipa los sucesos. El primer paso es el contacto, la realidad está ahí, lo que importa es la percepción. El segundo es cómo se procesa, se generan alternativas y se seleccionan. El tercer paso es la acción. La acción inteligente proviene de la percepción, del estado interno del sujeto, de sus objetivos, de integrar el conocimiento para intuir el futuro. Para Bernard Shaw “la persona razonable se adapta al mundo, la persona irrazonable adapta el mundo a él. El progreso depende de la persona irrazonable”.
El tiempo real impide deliberar demasiado sobre las acciones y sus efectos, porque los resultados se ven largo plazo. Para evitar la reacción tipo estímulo-respuesta conviene generar una memoria del ambiente, para que la acción se sitúe. Un ambiente que propicie la toma de conciencia. Si p entonces q pero si hay varios p, hay que aprender a priorizarlos.
La inteligencia situacional opera y percibe en un entorno, al que filtra con creencias y deseos, los interpreta, hace planes y las intenciones llevan a la acción. Pueden coexistir varios deseos y planes. Hay que jerarquizarlos. El objetivo es evaluado en distintos momentos: cuando fue alcanzado, si se torna imposible, o si perdió sentido. Si se lo revisa demasiado no se trabaja, si se lo revisa pobremente el mundo va en otra dirección y se vuelve inalcanzable.
Fomentar el espíritu emprendedor permite rodearse de gente capaz sin apelar a la amenaza, sino al poder blando de la sugestión. Se trata de aprender lo necesario para liderar. Para Nietzche no hay hechos, sólo interpretaciones. Una situación genera alegría o dolor según la posición del observador. Nada es verdad o mentira, todo es según el color del cristal con que se mira.
El alumno le enseña al maestro
Una señora con algunos kilos de más (la alumna) visita al médico (el maestro) que le sugiere un régimen de comidas y ejercicio físico. Pero la mujer viene con una idea fija (una creencia o una ideología), y quiere una liposucción. El maestro insiste en cambiar sus hábitos alimentarios, que solo tiene unos kilos de más que los perderá con una simple dieta. Pero ella insiste con que su amiga quedó muy bien luego de realizarla. El médico le informa que la liposucción es una intervención invasiva, cruenta, solo recomendable en casos extremos. Pero ella le confirma que el verano ya está aquí y que quiere ponerse el bikini. La anécdota es ilustrativa: describe como los que aprenden llegan con diagnóstico y terapia decididos. Solo necesitan a alguien que haga lo que le piden. Esta tipología abunda. Parecen alumnos, pero no lo son. La tienen súper-clara, no poseen apertura para escuchar y aprender.
El alumno aparente
Una persona consulta a un Neuroeducador sobre qué curso le recomienda para mejorar su rendimiento en el estudio. El profesional lo observa, le toma un test de inteligencia, otro para medir su velocidad y comprensión en la lectura, analiza sus hábitos de estudio y diagnostica: Tú necesitas cambiar tus métodos de estudio. El interesado le responde, gracias, profesor, no tengo tiempo, tengo problemas inmediatos para resolver, veré como me arreglo, y lo haré más adelante. La anécdota es ilustrativa: el alumno tiene su diagnóstico y terapia previas y aplica su propia receta. La misión de educarlo sólo se cumple si este acude con la actitud de aprender. Y si el maestro tiene un sólido dominio técnico de cada necesidad, y de que sepa fundamentarlo clara y racionalmente, pues también hay docentes aparentes. Procrastinar es dejar para mañana lo que debes hacer hoy. Finalmente, o te decides a aprender o prueba con la ignorancia. Y todo sigue igual: que pase el alumno aparente que sigue.