Todos saben que existen los prejuicios pero pocos advierten que los tienen y practican. Mientras tanto la ciencia sigue alumbrando paradojas y desterrándolos.
Con buenas razones el cerebro hace trampas y nos engaña. Porque la realidad está ahí pero lo que vale es la percepción, que puede alejarnos de la verdad. Para colmo hay seres que parecen normales pero son antisociales, insensibles a los derechos de los demás. Son lobos disfrazados de corderos, pero seductores, manipulan sin que uno lo advierta.
La trampa mental que producen se da por los sentimientos que generan, los miedos a la soledad, a la vejez, a la inseguridad. Así generan los prejuicios, que impactan al cerebro, sin tomar conciencia de su existencia. La mente juega contra la razón de diversas formas. Somos pésimos para calcular probabilidades. El cerebro cree encontrar patrones inexistentes y atribuirles un significado divino o cósmico, así como afirma coincidencias que no son tales y ve relaciones de causalidad donde hay solamente casualidad. Cree que puede orientar los hechos a sus deseos.
Muestra de ello es la importancia que se atribuye a la oración y la plegaria por la salud de un enfermo y creer que hay relación de causa y efecto entre rituales, gurúes con poderes especiales y acciones personales en resultados que son de naturaleza aleatoria.
La trampa originaria
El sistema nervioso posee capas superpuestas. El tronco cerebral controla los instintos. Los mamíferos al procrear aportaron lo emocional. El cerebro racional derivó del lenguaje verbal y se instaló en la corteza. El animal nace perfecto, el niño débil. Su cerebro es una página en blanco, y por eso puede elegir su futuro. La trampa es no armonizar las áreas en conflicto. Los errores derivan de asociaciones incorrectas: Imagine una sábana blanca, una tiza blanca y una camisa blanca: ¿Qué bebe la vaca? Al asociar mal muchos responden leche en vez de agua.
La trampa cultural. Con el lenguaje surgió el mundo cultural. El hemisferio izquierdo alojó la razón y la palabra, el derecho las emociones y la intuición. Ambos se unen por un cable de fibras nerviosas que los conecta. La educación se concentra en la fragmentación intelectual. Para Pascal “el corazón tiene razones que la razón no entiende”. Mientras que la emoción lleva a actuar, la razón lleva a las conclusiones. La trampa mental es disociar emociones y razonamientos.
La Trampa biológica
Hay mutaciones azarosas en los genes y la naturaleza elige los favorables para sobrevivir. La creatividad cambia paradigmas. Ciertas mutaciones crean seres que pueden descubrir lo nuevo y sumar al componente genético lo aprendido y vivido desde la infancia.
Hay una fuerza poderosa para la supervivencia: es la entropía o la necesidad de conservar la energía. Es tan poderosa que precisamos el descanso, ponernos en piloto automático, para no gastarla. Son instrucciones opuestas: el menor esfuerzo (entropía) y buscar lo nuevo (creatividad). La trampa es que la entropía es más potente, aunque nos sintamos bien cuando la otra aparece.
La trampa educativa
La curiosidad está presente pero la educación no la estimula. Los genes se heredan de modo automático, los mensajes culturales se aprenden. Los “memes” son equivalentes culturales de los genes. Una persona creativa puede cambiar un meme que cambie la cultura. Crear conlleva esfuerzo y energía porque debemos trabajar para sobrevivir. La creatividad sucede en interacción con el contexto y la rutina la traba. Con la repetición se automatiza el pensamiento. La regularidad crea una ilusión. El método científico combina inducción y deducción para comprobar hipótesis, sin atarse a la rutina. En el hombre la libertad hace del deseo la causa motivadora.
Trampas de la memoria
El cerebro busca el menor esfuerzo y se dirige a lo ya sabido. Pero el problema es algo nuevo y requiere nuevas ideas. Se necesita encender y conectar neuronas, pero los patrones crean redes neuronales fijas. El proceso creativo las desestructura. La trampa de la memoria es aplicar conocimientos no adecuados a la ocasión. Muchos confunden pensamiento con memoria, dicen “estuve pensando en vos”, o “yo pienso de esta manera”. Por eso es un error pedirle a alguien que piense, a nadie se lo puede obligar a pensar sin un problema a la vista.
La trampa de la respuesta
La educación enseña a aprender respuestas. Respuesta viene de responso, del rezo a los difuntos. Hay algo ya muerto en las respuestas ya que así el niño no piensa, se le enseña a no pensar o que pensar es responder. Este es el motivo por el que, cuando es adulto, le cuesta tanto imaginar. Pensar de manera creativa requiere un entrenamiento para generar asociaciones y conexiones inéditas. El pensamiento reproductivo, repite soluciones, recordando algo que ocurrió. El cerebro selecciona el enfoque más prometedor y excluye otras. Trabaja con patrones que simplifican lo complejo, para repetir lo típico. Si piensas como siempre pensaste, vas a obtener idénticas conclusiones. El pensamiento creativo enfrenta un dilema buscando visiones distintas. La trampa de tener todas las respuestas es que no se caerá de tu cerebro una sola idea.
La trampa de la fuerza bruta
Para Nietzche “los métodos son la mayor riqueza del hombre”. La fuerza bruta conduce al burn out o cerebro quemado. La mezcla de conceptos o conceptual blending, es un método para desinhibir el pensamiento. Todo se mezcla y se puede combinar. Lo habitual es definir, segmentar, segregar y etiquetar en categorías divididas y no se tocan. Es como congelar el pensamiento. Cada cubito es una categoría. Cuanto más se trabaja aumenta el cansancio, disminuye la productividad y resulta difícil asociar cosas no conectadas. Son cubitos de hielo en cubeteras separadas. Cuando a una gota de agua se le agrega otra, forman una sola gota más grande. Si a un concepto se le agrega otro, puede surgir un concepto nuevo y no dos conceptos separados.
Inconsciencia ante las trampas
Un error común es generalizar desde un hecho particular. Otro es ver todo como bueno o malo, sin matices. Algunos creen que pueden leer la mente con la primera impresión. Otros suponen conocer el futuro y justificar su modo de actuar. Ante una situación fuera de control, imaginan toda clase de desgracias. La solución sería hacerse consciente de sus prejuicios. La trampa es que permanecen ocultos a la percepción, pues operan mecánicamente.
Hacer varias cosas a la vez
Las personas que hacen varias cosas a la vez lo que hacen es cambiar de una a otra. Eso produce la liberación de hormonas asociadas al estrés lo que provoca problemas. Hay un costo asociado, no podemos trabajar así. Fuimos hechos para enfocarnos en una tarea. La facultad de domar la atención vagabunda, es la raíz del juicio, del carácter y de la voluntad.
Lord Chesterfield dijo: Hay tiempo para todo, si haces una cosa a la vez, pero no habrá tiempo si haces dos cosas al mismo tiempo”. La solución es dividir las tareas, no dividir el tiempo.
La trampa del conocimiento
Muchas decisiones dependen de nuestros intereses y usan información que concuerde con creencias anteriores, a pesar de la evidencia contraria, incluso invirtiendo más recursos a pesar de los fracasos. A veces usamos analogías sencillas para encontrar la lógica en problemas complejos. Violamos las leyes estadísticas al basar las decisiones en muestras pequeñas y generalizar con ilusión del control por exceso de confianza y arrogancia o por confiar de más en nuestra capacidad. Cuando están involucrados muchos pensamos que se puede decidir mejor. Para evitar peleas, tomamos decisiones por mayoría pero muy alejadas de la verdad.
La edad puede ser una trampa
La juventud te hace más inocente e ignorante, lo cual te permite aceptar ideas más radicales. Si sigues encontrando desafíos, entonces vas a seguir pensando como un joven aunque tengas el pelo gris. La actividad mental da forma a redes neuronales muy concurridas y cuando las neuronas se disparan juntas, se refuerza la sinapsis existente y se crean nuevas. Las que permanecen inactivas se marchitan, lo que no se usa se pierde. Las emociones positivas facilitan el aprendizaje, aumentan la conexión neuronal y consolidando el cambio. Dado que tu cerebro cambia su estructura, tu experiencia importa, más allá de lo subjetivo y momentáneo. Debes cultivar experiencias plenas y aprendiendo de ellas cambiarán tu presente y crearán tu futuro.
Trampas por intuición
Las trampas surgen porque a la mente la rigen dos sistemas: uno que opera de manera rápida y automática, con poco esfuerzo, que da respuestas con la información archivada en la memoria, y otro más racional, que se ocupa de las actividades complejas. El sistema 1 se activa automáticamente y rastrea la información almacenada que se adecua a la cuestión, basado en la Ley del menor esfuerzo. El Sistema 2, es más lento, racional y prudente. Observa y controla los pensamientos y las acciones sugeridas, permitiendo que se expresen o reprimiendo o modificando otros. El Sistema 2 es un controlador y sólo actuará en situaciones para las cuales no hay respuestas del Sistema 1. Muchas decisiones no resultan del análisis consciente, en el cual se evalúen todas las posibilidades de acción ante circunstancias determinadas. Las consecuencias son decisiones apresuradas, errores frecuentes, opiniones sesgadas, juicios subjetivos y respuestas intuitivas.
Sólo cuando entra en juego el Sistema 2, posterga las sugerencias del sistema emocional e invierte un esfuerzo cognitivo, podemos resolver problemas complejos. Conviene analizar la racionalidad a través de los errores más que de sus triunfos. Errores que aparecen de golpe a la conciencia.
Prejuicios comunes
El efecto Halo atribuye características positivas o negativas a una persona basándonos en pistas parciales o atractivas, lo cual explica por qué se ama irracionalmente a las estrellas de cine. La ilusión de validez provoca un exceso de confianza en predicciones infundadas y refuta a reputados especialistas. El Sistema 1 está preparado para creer, no para dudar y tiene tanto miedo que salta rápidamente a conclusiones precipitadas. Así se entiende el fanatismo y la seguridad dogmática con que se sustentan en la ignorancia o en evidencia insuficiente, y por qué el escepticismo sigue siendo tan impopular. La racionalidad es la capacidad de amonestar a la parte vaga del pensamiento y domar a los sesgos cognitivos naturales. Una ser raciona no tiene una visión del mundo mejor, ni rechaza las emociones por la razón desencarnada, pero examina sus prejuicios y asume que errar es natural. Para Sócrates: “Una vida sin examinar no merece ser vivida.”
Técnicas contra los prejuicios
1. Método del abogado del diablo. Realizar un plan y analizar por qué no es aceptable, para tomar conciencia de los peligros. 2. Método de la indagación dialéctica. Se requiere realizar tanto un plan como un contra plan, del cual se llevará a cabo un debate para conocer los pros y contra. 3. Método de la perspectiva externa. Tomar como referencia otras estrategias para comparar. De esta manera se podrán evaluar y contrarrestar los prejuicios.
La virtud de saber decidir evita la parálisis por exceso de análisis y las consecuencias negativas de las apresuradas decisiones. Esta virtud se debilita por la arrogancia, por el desconocimiento de métodos para decidir y por la falta de incentivos. La percepción nos hace creer que es el sol el que se mueve y no la tierra. El pensamiento natural salta directamente a la acción. Eso puede estar bien para decisiones simples, como elegir la corbata para el traje, pero en asuntos serios o aprendemos a plantearnos el problema o resolvemos el problema equivocado. Se aprecia más al intuitivo que al analítico. El intuitivo no tiene que justificar su decisión, juzga a la gente por su cara. El mundo es resultadista pero se puede perder jugando bien. La clave es separar las decisiones de los resultados.
La escuela y la empresa castigan el error, premian poco al que acierta y no castigan al que provoca daños por no decidir. Incentivan a no hacer nada. El miedo a fracasar inhibe las decisiones. El que no hace no se equivoca pero tampoco aprende. El deseo nubla la razón, llegar al consenso es lento y en grupos adiestrados mejora la decisión. La sociedad de consumo ofrece un radar para imitar a ricos y famosos. Para decidir mejor hay que hallar la brújula interior y conocerse a sí mismo. Como dijo Séneca no existen los vientos favorables para el que no sabe a dónde quiere llegar.
El poder de la palabra
El género masculino “todos” se usa para designar plurales y excluye al género femenino. Según las estadísticas cada vez hay más jóvenes que consultan a psicólogos sobre su identidad sexual. Lo binario (mujer varón) no alcanza para definir a los que no entran en tal categoría. Esto deviene de la antigüedad donde la fuerza física era la condición de la supervivencia.
Hay personas que procuran darle continuidad a políticas sociales para enfrentar a los prejuicios. Las organizaciones sociales que buscan corregirlos suelen valerse de los recursos de la lengua. Una forma que usan es encontrar formas de que todxs (con x) nos volvamos visibles. La lengua siempre se abre caminos. Porque lxs que tenemos poder sobre ella somos lxs que la hacemos todos los días.
Imaginemos que nos molestan ciertas palabras: prohibimos el uso y se acabó el problema, ¿verdad? Las academias de ciencia se han pronunciado contra esto, recordando que las políticas basadas en evidencia han llevado a la prosperidad, mejor salud y mayor bienestar. Las palabras no son inocuas, son poderosas, influyen la percepción, no son inocentes, ni fácilmente intercambiables.
La ciencia, está hecha de palabras, algunas de las cuales las inventamos. Esas palabras cambian como la vida misma. Pero debemos usarlas sin desterrarlas o dejarlas vacías porque así perdemos todos. Heridas de muerte las palabras, estamos a tiempo para seguir dándoles vida y significado.
La naturaleza del prejuicio
Todo conflicto que excluye gente se basa en prejuicios asentados en mentes prejuiciosas que marginan a los otros por su pertenencia a una raza, etnia o grupo social y no por sus argumentos o creencias. Les resulta más fácil despreciar que discutir, agredir que razonar, imponer que convencer. La herramienta favorita del prejuicioso es lanzar afirmaciones sin pruebas para estigmatizar. Todos saben que existen los prejuicios pero pocos advierten que los tienen y practican. Mientras tanto la ciencia sigue alumbrando paradojas y desterrando prejuicios.