Singularity Hub
Vivimos en tiempos increíbles. Las noticias viajan por el mundo en un instante. La música, las películas, los juegos, la comunicación y el conocimiento están siempre disponibles en dispositivos siempre conectados. Desde la biotecnología hasta la inteligencia artificial, las potentes tecnologías que antes solo estaban al alcance de grandes organizaciones y gobiernos son cada vez más accesibles y asequibles gracias a la digitalización.
El potencial de los emprendedores para perturbar industrias y de los gigantes corporativos para extinguirse inesperadamente nunca ha sido mayor.
Hace cien o cincuenta o incluso veinte años, la disrupción significaba idear un producto o servicio que la gente necesitaba pero que aún no tenía, y luego encontrar una forma de producirlo con mayor calidad y menores costes que los competidores. Esto implicaba contratar a cientos o miles de empleados, disponer de un gran espacio físico donde ubicarlos y esperar años o incluso décadas para que el duro trabajo diera sus frutos y los productos se hicieran realidad.
Pero gracias a las tecnologías digitales que se desarrollan a un ritmo exponencial, el paisaje de los negocios del siglo XXI ha adquirido un aspecto y una sensación radicalmente diferentes.
La estructura de las organizaciones está cambiando. En lugar de miles de empleados y grandes plantas físicas, las nuevas empresas modernas son pequeñas organizaciones centradas en las tecnologías de la información. Desmaterializan lo que antes era físico y crean nuevos productos y flujos de ingresos en meses, a veces semanas.
Ya no hace falta una gran corporación para tener un gran impacto.
La tecnología está perturbando los procesos industriales tradicionales, y nunca van a volver atrás. Esta disrupción está llena de oportunidades para los empresarios con visión de futuro.
El secreto para influir positivamente en la vida de millones de personas es comprender e interiorizar el ciclo de crecimiento de las tecnologías digitales. Este ciclo de crecimiento se desarrolla en seis pasos clave, que Peter Diamandis denomina las Seis D de los Exponenciales: digitalización, decepción, disrupción, desmonetización, desmaterialización y democratización.
Según Diamandis, cofundador y presidente de Singularity University y fundador y presidente ejecutivo de XPRIZE, cuando algo se digitaliza empieza a comportarse como una tecnología de la información.
Los nuevos productos digitalizados se desarrollan a un ritmo exponencial en lugar de lineal, engañando a los espectadores al principio antes de pasar a perturbar empresas e industrias enteras. Antes de que nos demos cuenta, algo que antes era caro y físico es una aplicación que cuesta un dólar.
Los periódicos y los CD son dos ejemplos recientes evidentes. Las industrias del entretenimiento y de los medios de comunicación siguen lidiando con las secuelas de la digitalización mientras intentan transformar y actualizar viejas prácticas adaptadas a una época pasada. Pero esto no terminará con los medios digitales. A medida que se digitalice más la economía -desde la medicina hasta la fabricación-, las industrias saltarán en una curva exponencial y se verán igualmente perturbadas.
Las 6 D de Diamandis son fundamentales para entender y planificar esta disrupción.
Diamandis utiliza los destinos opuestos de Kodak e Instagram para ilustrar el poder de las seis D y el pensamiento exponencial.
Kodak inventó la cámara digital en 1975, pero no invirtió mucho en la nueva tecnología, sino que siguió con lo que siempre había funcionado: las cámaras tradicionales y la película. En 1996, Kodak tenía una capitalización bursátil de 28.000 millones de dólares y 95.000 empleados.
Pero la empresa no prestó suficiente atención a cómo la digitalización de su negocio principal lo estaba cambiando; la gente ya no tomaba fotos de la misma manera y por las mismas razones que antes.
Tras una espiral descendente, Kodak quebró en 2012. Ese mismo año, Facebook adquirió Instagram, una aplicación para compartir fotos digitales, que en ese momento era una startup con 13 empleados. ¿El precio de la adquisición? 1.000 millones de dólares. Y eso que Instagram se había fundado sólo 18 meses antes.
Lo más irónico de esta historia es que Kodak inventó la cámara digital; dio el primer paso para reformar la industria de la fotografía y llevarla a la era moderna, pero no estaba dispuesta a perturbar su negocio actual arriesgándose en lo que entonces era un territorio inexplorado. Así que otros lo hicieron en su lugar.
Lo mismo puede ocurrir con cualquier tecnología que acaba de despegar. Es fácil dejar de perseguirla en la primera parte de la curva exponencial, cuando el desarrollo parece avanzar lentamente. Pero no seguir adelante sólo da a otro la oportunidad de hacerlo en su lugar.
Las Seis D son una hoja de ruta que muestra lo que puede ocurrir cuando nace una tecnología exponencial. No todas las fases son fáciles, pero los resultados dan a los equipos, incluso a los más pequeños, el poder de cambiar el mundo de una forma más rápida e impactante de lo que podrían hacerlo las empresas tradicionales.