Hace millones de años transferimos la locomoción a las piernas. Las manos se liberaron para ejecutar las decisiones del cerebro. El rostro se aplanó y el ojo se convirtió en el órgano intelectual.
Hace cinco mil años tallamos el alfabeto en el cerebro logrando una capacidad de comunicación que ninguna especie posee. En el siglo xv difundimos el saber con la invención de la imprenta. Según la ley 80/20 de Pareto, hay un 20% de vital que produce el 80% de los resultados. La lectura es ese 20% tan valioso. Haciendo palanca sobre ella se potencian el intelecto y el rendimiento. La lectoescritura fue la primera tecnología genérica creada por el hombre y es indispensable para acceder a las tecnologías modernas.
En el siglo xvii un sabio podía manejar todo el saber de la época. Con el crecimiento exponencial de la información ya no hay sabios sino especialistas que no pueden leer, ni siquiera, lo que se publica sobre su disciplina por falta de tiempo. El lector común desconoce cuál es su velocidad de lectura. Sabe cuándo empieza a leer un libro pero no cuándo lo terminará. No posee un pensamiento estratégico para alcanzar sus objetivos en tiempo y forma. Hay fórmulas y tests que miden la velocidad. Evaluarla es la clave ya que lo que no se mide no se puede mejorar.
El método tradicional de lectura obliga a realizar excesivas pausas y detenciones porque se lee cómo se escucha. Al interpretar la palabra escrita por su sonido, se la comprende recién al terminar de leerla. La lectura silábica es tubular porque enfoca el texto como si miráramos al mundo por un tubo: así no entenderíamos nada.
Hay técnicas para aprender a usar el campo visual central más reducido y nítido, y el periférico, más amplio pero difuso. Se enseña a leer por unidades de pensamiento en cada golpe de vista, es decir por frases con sentido propio. Entrenando la visión, triplicamos la velocidad de lectura, la comprensión y la concentración. Saber leer es la clave… pues leer cualquiera sabe.
Pocos lo saben. Si te preguntan cuál es tu velocidad de lectura, es probable que no lo sepas. Si es así, formas parte de la legión lectores que saben cuándo empiezan a leer un libro pero que no pueden estimar cuándo lo terminarán. Si lo supieran podría generar un pensamiento estratégico para alcanzar los objetivos de lectura en tiempo y forma. El primer paso consiste en saber cuántas páginas tiene el libro a leer. Es una simple fórmula: Multiplica la cantidad promedio de palabras por renglón por la cantidad promedio de renglones por página. Luego, multiplica el resultado obtenido por la cantidad de páginas del texto. Así obtendrás la cantidad aproximada de palabras que el libro posee.
El segundo paso es conocer tu velocidad actual de lectura y comprensión. Para saberlo, hacé click en Test de lectura y realiza el test que allí se ofrece. Cuando termines conocerás tu velocidad y comprensión.
El tercer paso es dividir el resultado que se determinó antes (la cantidad de palabras del texto) por las palabras comprendidas por minuto o PCM que se obtuvo en el test y obtener el tiempo estimado que tardarás en leer el texto completo. Parece difícil pero no lo es. Con este dato podrás regular la dedicación diaria para llegar a tiempo a la fecha de un examen o para cualquier otro fin. Ese libro y los demás libros ya no se amontonarán en su biblioteca para nunca ser leídos. Te habrás convertido en un lector estratégico pero no todavía en un lector veloz.
Para observar las diferencias entre un lector rápido y un lector lento puedes hacer click en
http://www.ilvem.com.ar/shop/otraspaginas.asp?pagina=286
La mecánica de la lectura. A continuación describiremos el procesamiento de la lectura en un lector lento y de un lector veloz.
- VISUALIZACIÓN. Recepción visual de la información a través de sílabas o palabras sueltas.
- FONACIÓN. La información pasa de la vista al habla (articulación oral consciente o inconsciente). Implica tiempo desperdiciado por los habituales vicios de vocalización y subvocalización.
- AUDICIÓN. La siguiente etapa que recorre la información: del habla al oído (sonorización introauditiva, generalmente inconsciente). Es otro paso innecesario que frena la velocidad de la lectura.
- CEREBRACIÓN. Oído-cerebro: integración de los elementos que van llegando separados. Tardía culminación del proceso comprensivo en el modo de lectura común lenta.
CAPTACIÓN DINÁMICA Y LECTURA MENTAL DIRECTA. Visualización global –varias palabras o frases enteras- y su integración cerebral totalizadora –sin solución de continuidad- que permiten mayor concentración y una lectura más rápida y comprensiva.
A través de ejercicios visuales y mentales, con supervisión docente, se modifican o eliminan los pasos retardatorios de las etapas – A B C D- , y se logra el acceso al modelo directo A que permite leer y comprender en un proceso único.
La intermediación de las funciones vocales y auditivas demanda un exceso de coordinación al cerebro que incrementa las distracciones y crea la barrera del sonido, ya que no se puede hablar o escuchar a más de 100 palabras por minuto.
Mantener el bajo rendimiento de la lectura lenta es inconcebible en esta época caracterizada por el crecimiento exponencial de la información y la escasez de tiempo. En un período de tres meses se puede dominar el estilo de lectura mental directa (vista-cerebro) que incidirá notablemente en la mejora de sus destrezas lectoras.
Ampliar el campo visual en la lectura. La técnica convencional de lectura obliga al cerebro a coordinar excesivas pausas y detenciones porque se lee de manera parecida a cómo se escucha. Al interpretar la palabra escrita por la audición de sus letras o sílabas, recién se comprende su sentido al terminar de leerla.
Hay ejercicios que enseñan a usar el campo visual considerando las diferencias entre el campo central más reducido y nítido, y el periférico, más amplio pero difuso.Se ha comprobado que se disminuye la amplitud de la visión ante un material sin sentido.
Ejercicio: fija la vista sobre la Q e intenta leer la mayor cantidad de letras que puedas:
M R L D O R W Q M O K T E T Y Z
Ahora prueba intentando leer las palabras, fija la vista sobre la segunda A de CARA:
ESTUDIO CARA MODA LEYES
Y luego con esta frase, fija la vista en el espacio entre GUERRA Y DEL:
LA GUERRA DEL GOLFO
Observa cómo el mayor sentido que produce leer la frase entera amplifica la captación de tu campo visual.
Aprender a usar el cerebro. El ejemplo demuestra que no se lee sólo con los ojos sino que el cerebro dirige el proceso. Ante una frase cortada como “el día estaba nu-blado”, el resto se puede completar con información visual en el siguiente renglón, o bien por anticipación, conociendo la sintaxis que limita la elección, o por la semántica que aporta el significado probable. La lectura es predecible porque el lenguaje también lo es.
El proceso de la lectura implica crear hipótesis previas sobre lo que vendrá. Comprender, es comprobar esa predicción. El aprendizaje es el cambio que se produce en la memoria cuando se incorpora un elemento nuevo. Para que el cerebro sea el director de su propio aprendizaje, descubrir el método para observar creativamente el texto y el contexto abre la mente hacia un nivel de comprensión superior.
El dominio del método de lectura veloz es el gran propulsor del aprendizaje de segunda mano implícito en la frase de Newton: “no soy un genio, estoy parado sobre la espalda de gigantes”.
Y subrayando la importancia de la lectura para conformar la personalidad, Borges afirmó “somos lo que somos por lo que leemos”.
Analfabetismo funcional. Es una enfermedad moderna que caracteriza a los que saben leer pero que no leen por falta de tiempo. Esto tiene su origen en el estancamiento del sistema educativo. En la edad de los principios deberíamos cambiar los PRINCIPIOS.
Un hombre puede crecer como lo hace una planta pero sin desarrollarse. Hoy, en plena era de la información, muchos leen del mismo modo que cuando eran niños. La importancia de la primera edad en la formación de los hábitos es esencial. Nosotros creamos el hábito y luego el hábito nos crea. Por eso, es fundamental enseñar a leer de otro modo. La materia prima esencial del cerebro es la materia gris, pero sólo se desarrolla con una educación de excelencia. Cambiemos cuanto antes el modo de enseñar y de aprender. Educar es la industria pesada de un país ya que fabrica ciudadanos. Y el niño, es el padre del hombre.
Dr. Horacio Krell Director de Ilvem. horaciokrell@ilvem.com