Para que una organización pueda ir un paso adelante de las necesidades del mercado necesita desarrollar equipos innovadores.
Los cambios son cada vez más vertiginosos, y esto implica que el mundo laboral se está volviendo muy competitivo. Por eso, las empresas y organizaciones de todo tipo buscan conformar equipos que no sólo obtengan los resultados, sino que se coloquen por delante de las necesidades del mercado.
Para lograrlo, ser creativo no alcanza: hace falta ser innovadores. Aquí, nueve puntos a considerar:
1. Escuchar a las personas
Uno de los principales problemas por los que las personas no muestran responsabilidad, compromiso ni talento de superior calidad en el trabajo es por la falta de escucha. Promover espacios de diálogo, prestar atención a lo que dicen y lo que no dicen y fomentar la inteligencia emocional, son claves para estimular y potenciar la innovación.
2. Crear entornos laborales saludables
En cuanto a clima interno, los líderes necesitan implementar estrategias que combinen la remuneración apropiada y el llamado salario emocional. Además, el cuidado del diseño, confort y tecnología disponible, los espacios de encuentro, los colores, aromas y la disposición de los equipos, sumado a la conciencia de cuidado del medio ambiente y el acercar las brechas intergeneracionales, contribuirán a generar mejores resultados.
3. Eliminar la toxicidad de las relaciones humanas
Se escucha habitualmente: “Donde hay personas, hay problemas”. Esto es cierto, por cuanto el componente emocional tiene un protagonismo como nunca antes. Desde las organizaciones es necesario corregir cualquier aspecto límite que afecte el equilibrio de la dinámica interna.
4. Accionar rápidamente ante los desvíos
Por ejemplo, en organizaciones gubernamentales suele verse una excesiva lentitud para corregir los problemas, incluso los desvíos mínimos de los colaboradores que no quieren innovar o apoyar las iniciativas que deben llevarse a cabo. Cuando se dejan pasar estos desvíos el resultado es desalentador en el corto plazo, ya que las personas no tomarán en serio las medidas adoptadas, y pensarán que es “más de lo mismo”. Es necesario saber ser firme y cálido a la vez, para liderar los procesos con asertividad.
5. Promover la meritocracia
Un aspecto que debilita completamente a las empresas es el acomodo. Promover que las personas lleguen por sus méritos, y no por los arreglos bajo cuerda, es estratégico para crear confianza e impulsar equipos innovadores. Esto incluye a quienes sean los líderes de proyectos: se deben buscar siempre los más aptos, no los más complacientes. Te lo garantizo: estos últimos lo único que buscarán es calentar la silla.
6. Generar participación en proyectos desafiantes
Independientemente del sector, el talento humano se motiva cuando se lo participa de los proyectos. Conviene crear acciones que impliquen la sumatoria de voluntades, experiencias y convicciones de un conjunto de personas disímiles, lo que redundará -también- en que aprendan juntos sobre nuevos aspectos.
7. Sostener el propósito como lema inspiracional
Ha caído desgracia el conocido cartel de “Misión, Visión y Valores”. Se preanunciaba ya desde una década atrás, cuando era solamente un enunciado hueco, con palabras bonitas; aunque carentes de arraigo en la organización. En su lugar, lo que no puede faltar es el propósito: ¿para qué hacemos lo que hacemos? ¿De qué forma estamos creando valor? ¿Cómo impacta esto en la organización, y -más importante aún- en el consumidor o público final? Es necesario mantener el propósito presente todo el tiempo para impulsar la transformación.
8. Detectar fugas de interés, y reconducirlas
Los líderes de hoy necesitan ser auto motivados, empoderados y con fuertes convicciones, además del conocimiento técnico de la tarea. Conviene entrenarlos en habilidades blandas (“soft skills”) para que hagan su propio proceso de mejora, y el de sus colaboradores. Uno de los recursos que les aportará es captar rápidamente por dónde va la energía del equipo, y cómo reencauzarla.
9.Practicar el liderazgo consciente
Especialmente para las nuevas generaciones de trabajadores, y los mayores que quieren subsanar muchos problemas del mundo que heredarán los más jóvenes, el liderazgo basado en valores impulsa la innovación. Funciona porque parte de la lógica de un ganar = ganar no meramente distributivo de los producidos, sino que incorpora el sentido trascendente que debe primar en todo trabajo. La cooperación, comunicación, entendimiento, igualdad y accesibilidad son otros de los valores sumamente apreciados por quienes quieren hacer su aporte de innovación.