Llega fin de año, y es frecuente escuchar frases como “Estoy agotada”, “No doy más”, “Paren el mundo, que me quiero bajar”, y tantas otras. ¿Por qué, particularmente en esos meses, las personas viven en estrés casi permanente?
Dentro de las causas por las que se produce la típica corrida y aceleración de fin de año, están estos 5 motivos, de tipo social y cultural, que afectan a una inmensa cantidad de personas.
1.- La sensación de no haber cumplido las metas del año
2.- La presión autoimpuesta o externa de que hay que cerrar temas sí o sí (balances, evaluaciones de desempeño en el trabajo, proyectos, etc.).
3.- La disyuntiva que siempre se presenta acerca de cómo atravesar las fiestas.
4.- Una visión desmesurada de lo que significa “el año nuevo” con su cúmulo de buenos deseos, proyectos e intenciones.
5.- La inevitabilidad de que el año se termina, y quedarán varias cosas sin haber concretado o alcanzado.
En su combinación, estos factores, entre otros, producen una particular destilación de adrenalina, vértigo y hasta confusión respecto a la mejor forma de encarar este tránsito hacia el nuevo año que comienza.
5 estrategias prácticas de afrontamiento
1.- Organizar el último trimestre del año, y los dos primeros meses del siguiente
La productividad y la adicción a alcanzar las metas y objetivos cada vez más rápido sume en una carrera inusitada, con el alto costo que implica la ansiedad, que termina mal canalizada. Para llegar bien a fin de año, lo ideal es: A) No dejar todo para último momento. B) Tomar el último trimestre como clave para planificar el final y el inicio del próximo año -al menos los dos primeros meses-. C) Articular estas metas con los colaboradores o personas cercanas. D) Llevar un registro del proceso de los objetivos de cierre del año, y programarlos en un calendario físico o sistema donde se pueda visualizar muy claramente.
Además, es fundamental no perder los espacios personales, ni de descanso, con tal de llegar con el trabajo acumulado o los compromisos. Esto es clave para mantener el sentido y propósito del disfrute de la vida.
2.- Fijarse objetivos y priorizar lo importante por sobre lo urgente
Durante todo el año es fundamental establecer metas, basadas en el propósito global que se desea obtener en cada aspecto personal y profesional. Un correcto balance en la administración y gestión de lo urgente vs. lo importante traerá el resultado de un fin de año más descomprimido.
3.- Ser razonable con la probabilidad de que no se alcanzará a hacer todo lo que se desea
Una cosa es lo que se desea, y otra lo que es humanamente posible lograr, sin que esto signifique justificar o procrastinar tareas. Ubicando en un marco de equidad entre lo posible y lo realizable, se podrá depurar lo pendiente, hacerse cargo de aquello importante; y se pasará al primer tiempo del año lo que pueda posponerse de momento, También puedes derivar o delegar todo lo posible.
4.- Pedir ayuda, compartir responsabilidades y fijar metas razonables
Otra creencia de las personas que se sobre-exigen a fin de año es que lo tienen que hacer solos. Pedir ayuda, incluso para priorizar los objetivos -por ejemplo, con un superior en el trabajo- será una buena metodología. Decir no y proponer alternativas; colgar en un espacio visible el calendario de tareas a ejecutar y sus fechas de cierre; dar seguimiento a las demás personas, y reportar tus avances; e ir diagramando la agenda formal del año siguiente, te ayudarán a organizarte y a transcurrir mejor las metas razonables del cierre del ejercicio.
5.- Hacer un balance sólo con fines de auto evaluación positiva, y re-pactar los aspectos no alcanzados por ahora
El típico balance que hacen muchas personas cobrará un nuevo significado si te enfocas, exclusivamente, en aquellos aspectos positivos. Como habrás tenido también cosas inevitables o negativas, una forma de resignificarlas es expresar y traer consciente qué aprendiste de ese proceso; y de qué forma podrías hacerlo mejor la próxima vez.
Con estos cinco lineamientos, cualquier persona podrá sobrellevar mejor el maratón típico de fin de año, y encarar el nuevo tiempo con mayor equilibrio, integridad, sin despersonalizarse ni caer en situaciones de estrés extremo.