Construir una gran empresa es el gran reto de muchos emprendedores.
En la era de internet, una firma puede pasar de ser un negocio de garaje a una empresa global muy rápido. Fue lo que le paso a Shazam, la app que reconoce canciones, el motor de búsqueda de viajes Skyscanner o a airbnb.
Pero es complejo saber lo que se hace para convertir una empresa local en otra con alcance global.
Esto es lo que nos contaron algunos emprendedores que han tenido éxito.
En el Foro de Fundadores, una conferencia anual de emprendedores en Londres, hablamos con Jessica Butcher, cofundadora de la app de realidad aumentada Blippar.
La idea surgió en un pub hace seis años. Ahora vale mas de US$1.000 millones.
«Me gusta el ambiente caótico de las startups, puedes hablar con todo el mundo en tu equipo, compartir ideas», explica.
«Cuando el negocio crece, los retos se vuelven muy diferentes. El fundador no puede involucrarse en todas las decisiones. Tienes que aprender a delegar«, recuerda.
«Me ayudó en eso una licencia de maternidad que me obligaba a separarme un poco y contratar a personas que eran mejores que yo en aspectos operativos».
De Blippar aprendimos que los fundadores tienen que soltar cierto control y reclutar con miras al crecimiento.
Pasión
Otro emprendedor recuerda con cariño con sus días en una startup. Ahora está al frente de la firma de venta de libros electrónicos Kobo. Empezó con una de las primeras librerías online canadienses en la década de 1990.
Michael Tamblin dice que es fácil tener la mística y la pasión en una empresa de diez personas que están trabajando juntas para hacer despegar la empresa, pero el reto es mantenerlas cuando «somos 300».
«En Kobo frecuentemente llevamos a cabo el test del bote salvavidas. ¿Te gustaría estar atrapado en un bote salvavidas con esta persona? Eso describe bien lo que es trabajar en una startup. El oleaje es fuerte y no sabes si vas a sobrevivir. Tienes que depender de los demás. Buscas variedad de talentos».
De Tamblin concluimos que es importante «embotellar la pasión« de los primeros días de la empresa, para poder seguirla usando después.
Frustrante
Los negocios también implican frustraciones. Esa fue la historia que oímos de otra emprendedora, Alex Depledge, quien montó un empresa online para conseguir empleadas de limpieza, llamada Hassle.
La empresa creció hasta montar un par de oficinas internacionales. Pero tenía dificultad en convertirse en una empresa verdaderamente global. Depledge la vendió a un conglomerado alemán por una buena cifra.
«Si supiera lo que sé ahora, probablemente no lo habría hecho. Es algo muy emocional», dice.
«Al principio de la empresa era mas fácil. Pero después tienes que implementar procesos, contratar personas. No sabíamos cómo se hacían muchas de esas cosas»
Siente que en el contexto británico, escalar el tamaño de la empresa es difícil.
«No hemos tenido un Google o un Facebook británico para aprender de ellos», recuerda.
Finalmente, hablamos con un empresario de inusual experiencia en el cambio de escala de una empresa. Pero en este caso fue al revés. Disminuyó el tamaño de su firma.
Bill Veghte hizo buena parte de su carrera en gigantes empresariales como Hewlett Packard y Microsoft, pero decidió cambiar.
En agosto de 2015 se puso al frente de Survey Monkey, una firma pionera de la investigación de mercados en línea. Lo entrevistamos cuando su firma se estaba mudando a oficinas nuevas en Londres.
«Ha sido una experiencia profesional fascinante. En cada organización empresarial que he dirigido, llegas a la empresa, calibras cosas, te aseguras de entender cosas que se necesitan, y después empiezas a acelerar».
«En organizaciones muy grandes es a veces como tripular un portaviones. En una empresa pequeña como Survey Monkey es más como maniobrar una lancha rápida. Sientes la velocidad, la aceleración. Hay menos gente, más energía. Tienes una conexión más íntima».
Los cuatro empresarios tienen visiones distintas sobre lo que se requiere para aumentar el tamaño de la empresa.
Pero un tema en común queda en claro. El crecimiento de una empresa es un reto complejo para los fundadores. Además de destrezas nuevas, se requiere un proceso emocional de dejar ir la cosa que creaste para que llegue a su verdadero potencial.