Según un informe realizado por el sector de Mujeres Empresarias de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el 41,9% de las pequeñas y medianas empresas son lideradas por una mujer.
Hoy son cada vez más las que se animan a dar el salto emprendedor y apuestan por un proyecto personal, pero aún hay un gran camino por recorrer.
El Global Entrepreneurship Monitor (GEM) arroja que existe un factor determinante para que más mujeres decidan seguir este curso: la posibilidad de ver y conocer las historias de otras emprendedoras. Para potenciar el espíritu emprendedor y que cada vez más mujeres se animen a dar el salto, estas tres historias de resiliencia y pasión hablan por sí solas.
“¿Quién me va a contratar con un bebé recién nacido?”
Romina Giboudot trabajaba como diseñadora gráfica en 2017, cuando se enteró de que sus empleadores habían decidido despedirla. La situación, inquietante de por sí, tenía un agravante: Romina estaba por dar a luz a su primer hijo.
Con un mercado laboral adverso para las mujeres, lo primero que surgió fue la pregunta: “¿quién me va a contratar con un bebé recién nacido?”.
Pero no había tiempo para estancarse, una vez superado el impacto inicial, la diseñadora decidió dar un giro en su vida y optó por emprender. Y asegura que hoy “Moiso es algo que me apasiona, me divierte, me genera desafíos, me interesa seguir haciéndolo crecer. Es una marca con la que yo me conecto mucho y siento que la gente también”.
Al principio se dedicó a la reventa de productos de iluminación en un marketplace. El trabajo fue arduo y los resultados poco alentadores: las lámparas no se vendían tan bien como ella esperaba y la cantidad de tiempo de dedicación no era rendidora.
Así, impulsada por su pasión por el diseño de interiores, decidió crear sus propios productos y, en septiembre de ese año, vio nacer a su primer hijo y también a Moiso, un emprendimiento de productos de iluminación de diseño y artículos deco. Los primeros años fueron de gran aprendizaje, pero la verdadera prueba llegó hace dos años.
“Después de animarme a lanzar Moiso, mi salto más grande fue en 2020, cuando unos meses antes de la pandemia decidí abrir una tienda online. Los primeros días del aislamiento pensé que no iba a vender nada, pero decidí no desanimarme. Finalmente, resultó todo lo contrario, la gente no paraba de comprar” relata Romina Giboudot.
Y agrega: “Tener una tienda online propia me ayudó a posicionar mi marca de forma más profesional. Los clientes se sienten más seguros a la hora de comprar y eso, entre otras cosas, genera un incremento en la cantidad de productos vendidos. Moiso creció casi un 90% cuando abrí la tienda online”.
“Mi emprendimiento me salvó”
También en 2017, Carmela Bustelo, estudiante de arquitectura, decidió ir a la guardia por un broncoespasmo que llevaba ya seis meses sin curarse. Después de varios estudios recibió el diagnóstico menos esperado: tenía un tumor, un linfoma de Hodgkin, entre el pulmón izquierdo y el corazón.
El impacto fue muy fuerte, pero sin dudarlo, Carmela inició los tratamientos, acompañada por su familia y por sus amigos más cercanos. Después de algunos meses, el panorama parecía complejo. Fue en una sesión con su psicóloga, que la profesional le recomendó empezar alguna actividad porque el tratamiento oncológico se estaba extendiendo más de lo esperado.
La idea surgió a raíz de una necesidad propia: Carmela se dio cuenta al estar internada que no existían turbantes o pañuelos de diseño aptos para uso oncológico. Así fue como decidió dar el salto al mundo emprendedor y nació House of Cholas: una marca pensada para quienes atraviesan situaciones de este tipo, pero también para demostrar que los pañuelos en la cabeza no son marca registrada del cáncer, sino que pueden ser un ícono de la moda también.
“Cuando abrí la cuenta en Instagram no tenía stock real, pensé que me iban a comprar solo mis conocidos. Tenía publicados los turbantes que eran míos y de repente todos estaban vendidos. Se viralizó tanto que mi mamá salió disparada a Once a comprar telas” cuenta Carmela.
“Al principio era casi como un juego, yo salía de las quimios y tenía que descansar dos o tres días. Me sentía muy mal y esto era mi incentivo para levantarme, cambiarme, ir a comprar telas, visitar los talleres y diseñar. Viéndolo hoy, mi emprendimiento me salvó”
En mayo de ese año, Bustelo tenía que hacerse estudios para medir el avance de los tratamientos. Los resultados no fueron buenos, su médica le avisó que debía seguir con una quimioterapia más fuerte y que iban a tener que internarla. House of Cholas parecía a punto de entrar en una pausa indefinida, cuando una amiga – diseñadora gráfica – se acercó a ella y le comentó que tenía una agencia y quería regalarle el diseño de una Tiendanube.
“Era la única solución que había porque la presencialidad no era una opción. Fue la salvación para que siguiera existiendo mi sueño de emprender. En ese momento me di cuenta de que se estaba poniendo serio” cuenta.
Hoy, varios años después, House of Cholas continúa con el impulso digital, la tienda online representa un 90% de las ventas de la marca versus el showroom presencial y sus vinchas y turbantes llegan a todo el país.
“Los aprendizajes de mi emprendimiento van de la mano con los aprendizajes de la vida, porque ambos fueron desarrollándose juntos. Hoy amo emprender, me hace muy feliz” finaliza Carmela.
“Queremos cambiar la experiencia de compra”
Jimena y Valentina Sabbag, son hermanas y ambas estudiaron comunicación. Hijas de comerciantes, siempre tuvieron la energía emprendedora a su alrededor, pero no fue hasta 2018 que tomaron la decisión de dar un salto en su proyecto de vida y se animaron a emprender.
La motivación estuvo clara desde el primer momento: las hermanas notaron entre sus amigas que había una búsqueda constante de prendas cómodas y a la vez modernas y así surgió Somos Mess, una marca de ropa que combina moda y comunicación para transformar la forma en la que las mujeres hacen compras.
“Prestamos mucha atención a cómo comunicamos. Una de las bases de la marca es que las mujeres se sientan cómodas con lo que usan, buscamos que se olviden de las ‘reglas’ para vestirse, si les gusta una prenda, eso basta para que les quede bien. Queremos cambiar la experiencia de compra, que sea un momento de disfrute para todas” comentan Jimena y Valentina.
El proyecto comenzó con una valija que llevaba los productos en una suerte de showroom rodante. Jimena y Valentina pasaron por incontables ferias y departamentos alquilados, hasta que decidieron dar el salto digital, abrieron su primera online y comenzaron a vender a través de internet.
“A medida que pasaba el tiempo, le dimos más protagonismo a la venta online. Así nos encontró el 2020, con una tienda ya creada y funcionando. Tiendanube fue una salvación, el 20 de marzo de ese año se volvió nuestro local, si no hubiera sido por esta incorporación, la marca no hubiera subsistido. Por el contrario, la pandemia impulsó nuestras ventas. Aprendimos mucho en el proceso y hasta hoy seguimos aprendiendo” relatan.
Hoy, Somos Mess, la marca que nació del sueño de dos hermanas, emplea a ocho personas de forma directa y a varias más de manera indirecta a través de la fábrica y otros proveedores. Hoy la tienda online representa un 75% de su demanda, que se complementa con el 25% del showroom.
Mirando hacia atrás, las cuatro emprendedoras reflexionan sobre lo que significó crear su propia marca: “En nuestras vidas significa lograr algo que siempre deseamos pero nunca imaginamos, pudimos poner en palabras algo que estaba en algún lugar de nuestra mente y nunca habíamos exteriorizado: tener una marca. Es lo más gratificante” comentan Jimena y Valentina de Somos Mess; y con ánimos de incentivar a otras emprendedoras agregan: “Lo tienen que intentar, no es fácil. Se puede emprender con cualquier cosa, el desafío es mantenerlo. Persevera y triunfarás”.
Los proyectos tienen algo en común: su espíritu.
Superaron diferentes obstáculos de la vida, trascendieron las barreras de las dudas sobre el emprendedorismo, y hoy se animan a motivar a mujeres emprendedoras a dar el salto de crear su propia marca y ser independientes.
Para Carmela de House of Cholas “cada crecimiento fue por una piedra en el camino. Algo que nos decía que no podíamos seguir por donde veníamos y teníamos que probar por otro lado”.
Desde Moiso, Romina acompaña esta idea, hace referencia a los obstáculos como ajustes del camino e incita a los emprendedores a animarse: “salir, hacerlo con lo que uno tiene. Cuando estás en el ruedo se ajusta, paso a paso. Si no das el paso te quedás con la duda” finaliza.