Llamémosle, por el momento, Reb (Por “Rebelde”). Continúe conmigo y sígame el juego. Le aseguro que le resultará, cuando menos, entretenido.
Reb tuvo una infancia terrible. Un niño que nació en un país en guerra. Asolado por la violencia, observando con sus propios ojos maldad inimaginable. A una tierna edad, su madre huye con él en brazos, atravesando miles de peligros para escapar de la barbarie hacia un país que le ofrece una pequeña esperanza.
Pero al llegar a ese sitio, las cosas sólo mejoran marginalmente.
Pasa los siguientes dos años de su vida en un campo de refugiados, en medio de miles de otras personas aterradas y exiliadas. En un ambiente donde la desesperación y la tristeza es cosa de todos los días y la privacidad es prácticamente inexistente.
Pero no se vence.
Encontramos de nuevo a Reb en India, algunos años después. Con mucho esfuerzo se ha convertido en profesor de la Universidad de Chittagong, en Bangladesh. Enseña teoría económica.
Fuera de su campus, la pobreza es impresionante. Millones de personas que sobreviven con apenas unos centavos al día. Un hambre que quizá la mayoría de nosotros no alcancemos a comprender.
Un día cualquiera, movido por un sentimiento de compasión elemental, Reb presta 27 dólares a una familia de mendigos, tejedores de cestas. La alegría que provoca este humilde gesto a estas personas es algo que dejará honda huella en él. No solo eso. Recupera el préstamo con interés. Contra toda expectativa, estas personas no sólo pusieron este poco dinero a trabajar y cambiaron su vida, sino que honraron la deuda con Reb.
Algo tan pequeño puede hacer tanto. Las personas tienen un maravilloso potencial.
La vida está llena de sorpresas, aprende.
Algunos años pasan y Reb ahora se encuentra promoviendo una idea revolucionaria para su tiempo. Algo tan extraño que suena decididamente loco. Desea aprovechar una tecnología emergente para crear una empresa que se dedique a vender artículos de una forma que hasta ahora no se ha hecho.
No existe referente alguno. Nadie puede saber si funcionará o no. Pero Reb está decidido a arriesgarse. Deja su empleo y funda esta compañía.
Tiene un éxito inmenso.
Todo parece ir viento en popa, pero avancemos en el tiempo.
Reb ahora está solo. Es increíble lo que le ha pasado. Ha sido despedido de su propia empresa.
Los accionistas decidieron que su actitud es contraproducente. Demasiado arriesgada. Demasiado innovadora. No es un buen síntoma para ellos, quienes buscan seguridad y certeza en sus inversiones.
Votaron. Y Reb está fuera.
Está en una encrucijada. Tiene el suficiente dinero como para no necesitar ocuparse de nada, más que de vivir cómodamente.
¿Lo hará?
Diablos, claro que no. La vida es demasiado corta como para no hacer nada. Y Reb tiene todavía que cambiar el mundo.
Crea una empresa diferente. Entretenimiento de última tecnología. Sus productos no solamente son innovadores ahora, sino que además encantan a las masas. A los niños.
Imprime ahí todo lo que ha aprendido. Cada experiencia, cada sueño perseguido. El resultado es algo jamás visto. Algo revolucionario.
Triunfa nuevamente. Y vuelve en unos años a la empresa que le rechazó, para rescatarla de la bancarrota del modo que sabe hacerlo. Innovando, siendo fiel a sí mismo. Sus productos y servicios maravillan a todos. Marcan tendencia una y otra vez.
Cambia el mundo. Sigue cambiándolo y sus mejores logros parecen estar aún por venir.
¿Sabe a quién nos referimos?
A Patrick Bet-David, niño sobreviviente de la revolución Iraní y fundador de la aseguradora con tendencia humanitaria PHP Agency. Muhammad Yunus, economista y premio nobel de la paz, fundador del banco social Grameen. Jeff Bezos, uno de los primeros empresarios online y fundador de Amazon. Steve Jobs, quien fuera despedido de su empresa Apple para luego fundar Pixar y posteriormente recuperar su puesto.
Y a usted.
El emprendedor más grande del mundo tiene muchos rostros y muchos nombres. Aparece cuando se le requiere y hace un cambio benéfico para la sociedad. Cambió y seguirá cambiando todos los paradigmas.
Si usted tiene voluntad y visión, es muy probable que también lleve su nombre pronto.
Tony Cantú. Asesor especialista en emprendimiento
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