El emprendedor es un ecosistema efervescente. Surgen oportunidades, sí pero también, estar en el ojo de todos trae a la luz el veneno de la envidia
Es como una taza de café, que cuando está inmóvil luce tentadora pero cuando la cuchara revuelve aparecen muchas impurezas en la superficie…
Cuando comencé a emprender había muy pocos actores protagónicos en escena, escasas oportunidades de encuentros, nulas reuniones de networking y los pocos speakers disponibles eran todos inspiradores y creíbles. Hoy, quince años después de mi primer emprendimiento, la realidad es otra.
El ecosistema ha crecido muchísimo; se fomenta el emprendedorismo desde las políticas públicas, las casas de estudio, multinacionales; hay incubadoras y aceleradoras, existe el crowdfunding, crowlending y crowdsourcing; abundan los encuentros de networking, y hay charlas por todos lados y oradores de sobra (aunque en los eventos más relevantes hablen los mismos de siempre).
Y como todo sistema de moda, los egos suelen aparecer y van corroyendo la buena energía.
La vida profesional del emprendedor está expuesta a situaciones similares a las que vive en el día a día familiar y social. A los mismos elixires y venenos.
La envidia es un veneno poderoso
Mi experiencia personal me muestra que el ecosistema emprendedor es tierra fértil para este corrosivo del alma. Se critica tanto al que le va bien como al que va mal.
Hay que estar muy atentos, porque envidiar produce una acumulación de energía negativa que ocupa el espacio interno destinado a la energía positiva y constructiva. Va carcomiendo los valores humanos y se apodera de los rasgos más nobles del ser humano.
Ten en claro que cuando tu emprendimiento comienza a despegar pueden envidiarte pero estate muy alerta para no envidiar a tus pares emprendedores. Pon toda tu energía en tu proyecto; que tu emprendimiento sea una viga en tu ojo. Concéntrate en crecer, mejorar, lograr objetivos, cumplir tus sueños… y que los demás hagan lo mismo con los suyos.
Este cuento grafica muy bien, como funciona el veneno de la envidia. Alertas y a crecer
Cuenta la leyenda, que una vez, una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga; ésta huía rápido y con miedo de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir. Huyó un día y ella no desistía, dos días y nada. En el tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paró y dijo a la serpiente:
– Puedo hacerte tres preguntas?
– No acostumbro dar este precedente a nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar.
– ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
– No.
– ¿Yo te hice algún mal?
– No.
– Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo?
– Porque no soporto verte brillar.
Marcelo Berenstein
Buen artículo. Muy gráfico el ejemplo de la serpiente y la luciérnaga.
Gracias Carlos
Buenas noches Sr. Marcel… Mis mas sinceros deseos de Éxito y Bienestar en estas Navidades… He leído varios de sus artículos y de muchos modos le estaré siempre agradecido, pues le aseguro que me ha animado a Emprender en varios proyectos…
Muchas gracias Sr. Joel. Es un gusto poder ser de utilidad para otros. Felicidades