Durante el lanzamiento del Roundtable on Entrepreneurship Education, REE 2008, el evento más importante de emprendimiento universitario que se realizará en noviembre de este año en la Universidad del Norte en Barranquilla, el ministro de Comercio Industria y Turismo, Luis Guillermo Plata compartió una inquietud que puso a pensar al auditorio: “En Colombia, el reducido número de grandes empresas que generan más de 500 empleos y que han incursionado con éxito en países vecinos fueron creadas hace más de 50 años, ¿qué está pasando?”, preguntó.
El ministro dijo que la gran mayoría de los emprendimientos de nuestra época actual son pensados para autoemplearse y no para generar riqueza. La pregunta que surge de esta apreciación es: ¿está fallando la política de emprendimiento del país, o los emprendedores no se proyectan como debieran?
A la luz de la política del actual gobierno se podría decir que existe un compromiso con la generación de nuevas empresas. Prueba de ello son los programas del Sena y el Ministerio de Comercio, acompañado de las universidades, las cámaras de comercio, y las fundaciones de carácter privado y público. Todas trabajando por el emprendimiento, pero como lo advierte el ministro, de forma desarticulada.
Aunque Colombia es uno de los países que reporta un mayor número de apertura de empresas, también ocupa los primeros puestos en el cierre de las mismas. Según el Global Entrepreneurship Monitor 2006, frente a un porcentaje de 22,48% de apertura se registra un 10,52% de cierre. Mientras en países como Indonesia la tasa de cierre es por el orden del 5,85% ante un 19,28 de apertura.
Aunque existen barreras al emprendimiento como el difícil acceso al financiamiento, el entorno regulatorio inapropiado y la elevada carga tributaria, también hay una falencia en la forma en la que se conciben las ideas de negocio. Gabriel Jacobson, conferencista argentino experto en emprendimiento universitario, invitado tambien al evento del lanzamiento del REE 2008, dijo que uno de los modelos que generan riqueza son los que se conciben pensando en el mundo entero como mercado objetivo, es decir, emprendimientos globales.
Las empresas globales no son necesariamente empresas tecnológicas, son modelos de negocio que pueden ser replicables en otros países del mundo. Un ejemplo de una empresa global que no tiene su core de negocio en la tecnología es “De la Guarda”, una empresa argentina que viaja por el mundo entero vendiendo un espectáculo en el que los artistas vuelan por el aire al ritmo de la música.
Para que un emprendimiento sea global es necesario que el emprendedor o emprendedores estén rodeados de buenas redes sociales. “No se puede pensar en empresas multinacionales cuando el circulo social es demasiado local”, señala Jacobson. Aunque los emprendimientos globales no necesariamente son tecnológicos, sí deben estar fundamentados en el conocimiento como su gran capital.
Los emprendedores globales se caracterizan por un amplio conocimiento del sector en el que incursionan. Generalmente son empleados de una empresa que logran identificar una oportunidad de negocio en su trabajo. Las empresas globales tienen enfoque de nicho y sus gestores son personas con alto nivel de ambición.
Ellos salen de la zona de confort con más facilidad que los demás para emprender sus proyectos. Los emprendimientos globales nacen en cualquier país. Un ejemplo de ello es Sky, esta fue una idea de negocio que nació en Estonia, un país que no se distingue por empresas fuertes y novedosas.
¿Cómo estamos en Colombia?
De acuerdo con el Global Entrepreneurship Monitor (GEM) Colombia, el 24,5% de empresas en nuestro país exporta. Sólo el 10% son de alta tecnología. Sólo 1% tiene expectativa de crecimiento, mientras que el 2% está orientado a la exportación.
¿Qué se puede hacer para tener más emprendimientos globales en el país? Primero, ayudar a la formación de cluster. Segundo, formar al capital humano para que sea más competitivo. Tercero, promover la formación de redes que apoyan a los emprendedores globales. Cuarto, generar leyes que fortalezcan la inversión y el capital de riesgo, pero un capital que venga de la mano de un acompañamiento para el emprendedor. En esto el sector privado juega un papel primordial.
Mientras tanto a la universidad le compete el papel de la formación de emprendedores, pero no de “literatos de planes de negocios”, como los llama Jacobson. “Lo que necesitamos es que los estudiantes aprendan emprendiendo y no escribiendo su plan. Muchas de las grandes empresas de hoy nunca tuvieron un plan de negocios. Empezaron a operar cuando identificaron una oportunidad”, puntualiza Jacobson.
Fuente: MisionPyme