QWERTY representa las primeras 6 letras del teclado del ordenador y es un ejemplo cómo sobreviven ciertos modelos inútiles. Las revoluciones están acotadas por elecciones pasadas que influyen en las decisiones presentes. El fenómeno por el cual el primer producto de una nueva tecnología se afianza patológicamente se denomina QWERTY, aludiendo al viejo diseño del teclado de las máquinas de escribir.
Más de mil millones de personas lo usan hoy cada día frente a la pantalla de su PC. La clásica distribución de las letras toma su nombre de su disposición en la fila superior. Creado y patentado en 1873 por Christopher Sholes, editor de un periódico en Milwaukee, obtuvo su popularidad por el éxito de la Remington N° 2, la que, en 1878 multiplicó el uso de las máquinas de escribir.
La ubicación de cada letra respondía a la necesidad de separar en el teclado las letras que se encontraban juntas en muchas palabras, porque el mecanismo de la máquina se trababa. Pero hoy que eso ya no es necesario sólo el hábito y la convención sostienen el modelo. La importancia del tema es que todavía no funciona el reconocimiento de voz y el teclado es la única alternativa como interfaz entre una persona y una máquina.
El teclado QWERTY es incómodo, poco práctico y difícil de memorizar. Si subsiste es tan solo por el enorme poder de la costumbre. El hábito como la ideología, condicionan el pensamiento y presionan sobre la forma de actuar, sin advertir los efectos dañinos que producen.
Para demostrar cómo funcionan los hábitos un sociólogo puso 5 monos en una jaula, una escalera y arriba un cesto con bananas. Si un mono subía, le lanzaba agua helada al resto. Si alguno quería subir, los otros lo atacaban. Ningún mono se animaba a subir. El sociólogo sustituyó un mono viejo por otro nuevo. Lo 1ro que hizo fue subir la escalera pero los veteranos lo bajaron. Un 2do mono fue sustituido y ocurrió lo mismo: el 1er sustituto participó con entusiasmo de la paliza. Un 3ro fue cambiado y se repitió la historia. Al final un nuevo grupo, que no había recibido los baños de agua fría seguía golpeando al que subía. Si fuese posible preguntarles por qué, dirían: no sé, aquí las cosas siempre se hacen así.
Un hábito, ya sea bueno o malo, se afianza con la cultura del ejemplo. Esto ocurre también con la tecnología.
Los ingenieros de la NASA debieron atenerse a una restricción: que los cohetes de combustible sólido que propulsaban la nave pudieran entrar en los túneles de los ferrocarriles que los transportaban hasta ella. La trocha de los trenes en EE. UU mide 1.40 metros. ¿Por qué esta medida arbitraria? Los ingleses habían copiado la trocha construida en su momento en base al ancho de los tranvías a caballo. Este tamaño, a su vez, se originó en los viejos caminos de carruajes, que copiaron el ancho de las vías romanas, que respetaban el espacio de dos caballos que los impulsaban. Es decir: la capacidad del transbordador de la NASA dependió de los caminos hechos para los caballos en la Antigua Roma.
La dependencia del sendero. El ejemplo anterior muestra este tipo de condicionamiento. En la práctica pocas cosas están construidas desde cero, la mayoría de los inventos están condicionados por otros que, por su difusión en forma de red, dificultan los cambios, aunque aparezcan sustitutos mejores. Es un fenómeno común en procesos tecnológicos que conllevan altas barreras de entrada una vez que se adopta una norma determinada. Así el sistema operativo Windows prevalece ante alternativas mejores que no pueden competir con él por su posición dominante en el mercado.
La más divertida de las dependencias es el teclado QWERTY. Expertos en ergonomía, neurólogos y lingüistas han demostrado que es altamente ineficiente. Pero el teclado está tan difundido en dispositivos de todo tipo que es imposible volver atrás.
El caso es tan increíble que los economistas que estudian el tema de dependencia del sendero, la rebautizaron en el campo académico como «QWERTYnomics». 96 Intentos fracasaron para mejorar el teclado tradicional. Ninguno de ellos tuvo éxito.
Como se puede ver la tecnología no siempre es una fuente de progreso. Cuando la tecnología superó el problema QWERTY subsistió.
Millones de máquinas lo tienen y eso dio lugar a cursos de dactilografía que lo refuerzan. Así todo el mundo lo usa y se rechazan los programas racionales de ordenamiento de las teclas. Se construyó un mito. Lo peor es que el teclado QWERTY se usa en las más modernas computadoras.
Un fenómeno peligroso. Lo más grave de la dependencia del sendero es que los lenguajes con los que se enseña computación a los niños son tan inapropiados como el QWERTY. Un lenguaje de computación debería poder provocar, como el lenguaje natural, ciertas metáforas, imágenes y modos de pensar. Sin embargo en los principios se instaló el lenguaje BASIC, porque podía ser incorporado a una PC muy pequeña. En los comienzos tenía sentido, por los costos hoy han bajado y se sigue usando. Nuevamente el principio del conservadorismo.
Se argumenta como ventaja que tiene poco vocabulario, pero es lo mismo que si limitáramos el lenguaje natural para que el niño aprenda a hablar. Con tan pocas palabras la utilización de tal lenguaje debiera ser tan brillante que los niños más brillantes solo podrían decir hola. Los maestros no lo notan porque no esperan de los chicos un comportamiento brillante. Por eso no advierten las dificultades. Los ingenieros lo consideran fácil en su sistema de valores. Los ejercicios para los alumnos se programan en base a lo que se puede hacer con la máquina.
Pasaron años antes que los diseñadores de autos aceptaran que no eran carruajes sin caballos y que los realizadores cinematográficos dejaran de hacer películas como si fuera el teatro frente a una cámara. En educación se siguen usando métodos viejos de instrucción con tecnologías nuevas.
Muchos se dan cuenta pero son pocos para expresar sus voces. Y las buenas ideas duermen en los estantes y la innovación se traba. Muchos educadores son conservadores sin creatividad. La educación se ha convertido en un fenómeno social autoperpetuante. Si resucitara una maestra del siglo pasado podría entrar al aula y dar sus clases sin problemas.
Con la irrupción de las computadoras en la vida privada cada persona podrá determinar nuevas pautas. Se incorporarán nuevas ideas sin necesidad de tener que venderlas a una burocracia conservadora. Y podrán ofrecerlas a un mercado abierto de consumidores. Renacerá la reflexión sobre la educación. En lugar de chicos programados por las computadoras, los chicos tienen que aprender a programarlas. Es importante cambiar la educación ya que es la industria pesada de un país porque fabrica ciudadanos.
Nada cambia. La adicción moderna a las fuentes de energía basadas en carbono promueve el uso de combustibles fósiles que contaminan la atmósfera y que deberían reemplazarse por energías renovables. La presión para disminuir las emisiones es mundial, pero es se las considera imprescindibles para el crecimiento económico. Sería posible crecer emitiendo menos carbono, incentivando las energías renovables.
Esta adicción nos controla, nos hace negar lo evidente e impide ver las consecuencias. Usando mal el cerebro perjudicamos al medio ambiente con nuestro modo de ser y de hacer. El hombre como animal de costumbres se hizo adicto al consumo. Usa más energía exterior y menos poder interior. Posee más información pero menos conocimiento y casi nada de sabiduría. Accede a la información, pero no sabe qué hacer con ella.
El poder inteligente es un querer con eficacia que conecta al hombre con el mundo. Los métodos son su mayor riqueza, sin ellos no se puede afrontar el crecimiento de la información y por eso se recurre a la fuerza bruta de los combustibles fósiles y no al poder suave de la inteligencia.
En lugar del pan, la naturaleza nos da trigo, en vez de ladrillos la arcilla. Nosotros hacemos el pan y los ladrillos. Lo definitivo, es momentáneo, reconfigurable y virtual por excelencia. Sin espiritualidad creamos autómatas altamente capacitados. Para que la tecnología se humanice debe congeniar con la fuente. El espíritu se nutre, su enfermedad se paga, la bancarrota espiritual precede a la quiebra económica.
¿Debo hacerlo? Esta pregunta moviliza a la inteligencia. Somos libres para elegir pero no para evitar las consecuencias. Si cambiamos carbonos por neuronas, imitamos a la batería del auto. Si la usamos para iluminar se arruina, pero conectada con el encendido del motor se recarga.
Dr. Horacio Krell. CEO de Ilvem, entidad dedicada al desarrollo de la inteligencia. Mail de contacto: [email protected]