Conocer el querer ser (conócete a ti mismo) es el primer paso, luego hay que armonizar la vocación, el talento y el mercado laboral.
El enfoque clásico de la psicología no hizo foco en la vocación como la inteligencia principal. Pero como dijo Séneca: no hay vientos favorables si no sabes a dónde quieres llegar. La teoría de las inteligencias múltiples cambió la forma de medir la inteligencia -el IQ o coeficiente intelectual. Afirmó que se puede ser inteligente de diferentes maneras. Todas las personas poseen un poder interior que el mundo conoce como empowerment y que se convierte en poder inteligente (smart power) si armoniza el querer con la eficacia. Conocer el querer (conócete a ti mismo) es el primer paso, luego hay que armonizar la vocación, el talento y el mercado laboral.
El poder inteligente – smart power- es una cualidad que comparten ciertas personas, algunas organizaciones y pocos países. El poder duro – hard power- procede de la fuerza militar o económica. El poder blando – soft power- atrae por la cultura o por la buena política. Poder inteligente es querer con eficacia, el querer produce la energía y la eficacia alcanza el objetivo. Eficiencia es hacer las cosas bien, eficacia es elegir la meta correcta, de nada sirve hacer bien lo que no tiene valor. El poder inteligente suma las relaciones públicas: hacerlo bien y hacerlo conocer.
Gobernar animales o personas. Al burro se lo gobierna con el poder duro: con anteojeras, riendas y con la intensidad o frecuencia del palo en el trasero; o bien con el poder suave, con la zanahoria en el hocico. El hombre tiene motivaciones más complejas: fe, ética, valores.
Yo quiero saber lo que quiero
Esta es una afirmación clave, ya que puede cambiar radicalmente lo que se siente, se hace y se piensa. Concentrarse es mantener la mente en algo y controlar los desvíos. La concentración es el medio y el querer es el fin. La vida somete a un test continuo entre querer y poder. Concentrarse en saber lo que quiere genera una dirección hacia el mundo interior.
Para optimizar el proceso de convertir el querer en poder hay que saber lo que nos apasiona. La energía necesaria para el logro de cualquier objetivo importante se nutre de la batería interior del autoconocimiento, para aprender a ser lo que queremos ser.
Cuando la rutina hace olvidar el propósito, se trabaja sin saber por qué. Para salir del encierro, cuando la atención se atasca, la mejor estrategia es volver al resultado esperado, alineando el foco de atención con la asignación de importancia. Luego hay que seguir a la verdad cuando aparece.
La edad de los principios
El niño es el padre del hombre ¿Cuál es fórmula para predecir una vida exitosa? El bienestar actual tiene que ver con haber tenido un entorno cálido en la niñez” Debería ser prioritario favorecer infancias cálidas. El sistema educativo provee (guarderías) e igualdad de oportunidades (educación pública); pero debería formar ciudadanos afectuosos y ecuánimes.
Un programa de Infancia Universal Cariñosa ahorraría a la sociedad muchos dolores de cabeza.
Al ingresar a la escuela el niño recibe un curso acelerado de socialización. Para lograr su integración social se olvida de desarrollar su genio interior. Es la edad de los PRINCIPIOS, de los principios con mayúscula, que internalizará para siempre. El niño los recibe del ejemplo familiar. El peligro es que su Yo creador se convierta en un Ego, moldeado por la educación y la cultura.
No alcanza con saber lo que se quiere; sin conseguirlo el deseo se frustra. Lo mismo ocurre si la carrera se elige por imposición de la familia o de la sociedad de consumo, la que brinda un radar para imitar a ricos y famosos pero no la brújula del autoconocimiento.
Olvidar los sueños de la infancia y reemplazarlos por profesiones es habitual en el mundo actual. Esto se debe a la falta de modelos a imitar para tales vocaciones y a un sistema educativo que orienta e incentiva para entrar en el esquema convencional.
Biro tuvo varios oficios y fue víctima de la persecución nazi. Cuando conoció al presidente argentino Justo su vida cambió. Al conocerlo lo invitó a radicarse en la Argentina. Inspirado en una bolita que dejaba una estela de agua tras cruzar un charco, Biro creó la lapicera Birome, un éxito que luego exportó y que se hizo mundial.
El papel del azar es importante en el éxito. Pero la inteligencia vocacional se bloquea también por carencias metodológicas. El filósofo Nietzche sugirió que los métodos son la mayor riqueza del hombre. Un primer desajuste es la desinteligencia emocional, la falta de correspondencia entre la vocación y las emociones que se experimentan en la vida diaria. También se bloquea el querer por falta de imaginación, o la bohemia: calentar la pava pero no tomar el mate.
El bloqueo estratégico es no fijar metas; el que falla al planear planea fracasar. Otro error común es no saber ejecutar el plan. Son destrezas que deben entrenarse (aprender a aprender y a emprender).
Una virtud clave es la inteligencia social: implica elegir bien a los que nos acompañarán en la ruta de la vida. El capital social es la sumatoria de las relaciones productivas. Podemos seguir enumerando inteligencias múltiples pero conviene saber que el verdadero “desarrollo” no es lo que tenemos sino lo que hacemos con eso, para convertir el espíritu en materia. Para que el genio que llevamos dentro no se quede encerrado en la lámpara de Aladino, debemos poder crear ideas y llevarlas la práctica. Para lograrlo se necesita un coach que facilite concretar la vocación. Por eso, la educación debe ser la industria pesada del país porque es la que fabrica los ciudadanos del futuro.
Serás lo que sepas ser o si no, no serás nada
Al saber lo que queremos la energía circula por el hemisferio creativo del cerebro. Entonces la imaginación abre ventanas hacia el futuro para que la voluntad elija. Inspirar la vida en un propósito y concentrarse en él, permite observar a los sucesos como oportunidades. El esfuerzo sin método agiganta el obstáculo.
Hay que saber navegar por la mente y ante el extravío concentrarse.
Capacidad de observación
¿En un semáforo qué luz está arriba? Dudamos porque miramos sin ver. Observar es salir del piloto
automático con una atención flotante, silenciosa, sin agitación ni excitación. Ante la falta del objeto presente, la imagen puede representarlo. Si lo natural del objeto es su movilidad, así deberá ser la imagen. El buen observador confía en sí mismo.
Primero la percepción
Sin ingreso no hay proceso, lo percibido se relaciona con algo, como el corazón que se expande y se contrae. Hay expansión o meditación cuando dos ideas se juntan, pero la imagen se torna confusa. Contracción es concentración.
El proceso mental asociativo puede ser mecánico o bien dirigido desde el yo quiero, esta es la diferencia entre el vagabundeo mental y el pensamiento creador. Pensar es anticiparse, buscar en una dirección. Para buscar hay que: 1) decidir a qué atender, 2) mover la voluntad desde un concepto a otro, 3) inspeccionarlos, relacionarlos, viajar a través de ellos.
Los instrumentos
El cuerpo es el medio, los sentidos brindan información sobre el mundo externo, y la mente es el vehículo interior, que con su telescopio y microscopio psíquicos, recorre paso a paso o saltando mediante ideas creativas. Al rodeo que hace el pensamiento para llegar al objetivo debe regularlo saber lo que quiero o querer saberlo. El éxito de la asociación de ideas depende de la elección de la segunda, ya que le dará una ruta al pensamiento.
Por ejemplo en el caso de un accidente, según lo que se quiera ver, el pensamiento viajará en una u otra dirección. El abogado pensará en la víctima, el mecánico en reparar el auto, el médico en curar al enfermo, el policía en hallar al culpable. En síntesis todos verán aspectos diferentes. Y a medida que avancen se alejarán del origen.
Los estímulos compiten entre sí para captar nuestro interés, pero es nuestro yo quiero el que define a qué atender, es un imán que atrapa la atención. Sin el interés, el pensamiento no tiene conductor. La concentración materializa el triunfo de quien conociendo su destino crea la senda que lo llevará. Para él todo sirve, hasta las piedras en el camino.
Gimnasia de la voluntad
La concentración tiene un proceso. Para entrenarla hay que elegir al azar cualquier punto de partida y de llegada. Lo importante es que lo interno genere lo externo. No hay que fijarse un yo quiero imposible, sino un querer de verdad, concentrarse en él y ocuparse en lugar de preocuparse. A mayor ocupación mejor concentración.
El paso previo a la acción es la relajación, tomar conciencia del recorrido y de lo que falta. La demostración de la fuerza del yo quiero saber lo que quiero es el resultado obtenido.
Y cuando el deseo es lo suficientemente grande cualquier obstáculo se vuelve pequeño.
Gestionarse a sí mismo
Ya no existen los roles fijos de los viejos tiempos. Antes el hijo de un campesino era campesino, hoy uno puede convertirse en arquitecto del propio destino. No hay un plan de carrera, se llega por cuenta propia. El título no es tampoco una garantía de éxito.
El análisis de los resultados obtenidos -el feedback con la realidad- evita que un error se convierta en hábito. Quien no hace no se equivoca pero tampoco aprende. La dificultad para medir la calidad de las decisiones y de las acciones es que sus efectos no son inmediatos.
Sin embargo si los controlamos se pueden identificar las fortalezas e incrementarlas. La mayoría sabe más lo que no quiere y sobre sus defectos, que sobre sus virtudes y lo que realmente desea. Hay que conocerse para aumentar ese capital invisible que llamamos autoestima o estaremos gestionando desde nuestra propia incompetencia. Hay que limitar el uso de la experiencia y de la inteligencia práctica y precisar la brecha de conocimientos que no cubre la información.
Como dijo Elliot ¿Dónde está el conocimiento que se perdió con la información, dónde está la sabiduría que se perdió con el conocimiento?
Cómo influyen los hábitos
Los malos hábitos rebajan las fortalezas, no permiten hacer el seguimiento del plan, confiar en las ideas sin verificarlas, no considerar el buen trato que es el lubricante social, no comparar expectativas con resultados y no saber lo que se quiere.
Para socializar y uniformar el sistema educativo retrasa el desarrollo de las fortalezas. Se invierten recursos y energías que llevan de la incompetencia a la mediocridad cuando habría que partir de la competencia y convertirla en excelencia. El SÍ es más fuerte que el NO. Por eso al conocer las fortalezas se podría potenciarlas, crear, analizar y generar relaciones.
No es cuestión sólo de conocerse a sí mismo sino de actuar en consecuencia.
Factores esenciales
Algunos conocen su misión desde chicos, otros la descubren. La clave es saber decir que sí o que no ante las propuestas. Para Pasteur el azar sólo favorece a las mentes preparadas. Ante la oportunidad hay que actuar y medir el resultado. El desafío debe ser cuantificado. Otro factor es motivar, sin eso no se puede. El pensamiento estratégico es una guía ¿Dónde estaba ayer? ¿dónde estoy hoy? ¿dónde quiero estar mañana? ¿cómo haré para conseguirlo?
Usar bien las fortalezas
Sin inteligencia la fortaleza es ciega y puede lastimarse al chocar siempre con la misma piedra. Para gestionarse a sí mismo el pasado aporta la experiencia, el presente la novedad y el futuro el deseo. La gestión integra el conocimiento, la información y la imaginación y para Einstein la imaginación vale más que el conocimiento.
Para autogestionarse hay que evitar la trampa del pasado -aplicar recetas a contextos cambiantes- y la trampa del presente- perderse en los hechos sin considerar el propósito. El riesgo es olvidarse de construir el futuro: pasado, presente y futuro deben asociarse.
Bernard Shaw decía que el hombre razonable se adapta al mundo y el irrazonable adapta el mundo a él. Todo el progreso depende del hombre irrazonable”.
Las fortalezas son intangibles, si no se usan se pierden. Para gestionarse no basta con el talento. La PNL o programación neurolingüística propone lograr los cambios deseados a partir de advertir lo que se quiere ser, para que, lo que uno es, no interfiera en lo que quiere y puede llegar a ser.
Cambiarse a sí mismo
La vida enseña que la dificultad engendra la solución. Cuando la arenilla penetra en la ostra, ésta segrega una sustancia que la endurece y la convierte en perla. La ostra hace de la intrusa una parte de sí misma adaptándola a su naturaleza.
La mala educación castiga el error y premia a quien lo oculta, el que no hace no se equivoca pero tampoco aprende. Watson el legendario presidente de IBM dijo: “el buen juicio viene de la experiencia, la experiencia viene del mal juicio”. Mirando hacia adentro de uno mismo el inconsciente es el alimento del creador, mirando hacia fuera, el error, el accidente y los límites pueden ser perlas, si se los sabe cultivar.
Por eso, como dijo John Donne: no preguntes por quién doblan las campanas, las campanas doblan por ti.