Hace poco más de una semana, el mundo se conmovía por la impactante noticia del fuerte terremoto de 8,9 grados Richter que castigó a Japón y causó daños todavía incalculables en la tercera economía del mundo. Tan velozmente como se expandió la noticia, se propagaron los efectos en los mercados de todos los rincones del planeta. Según los especialistas, Japón estaría preparado para superar el impacto, aunque todavía es difícil hacer pronósticos.
Ahora bien, así como la dramática catástrofe en Japón sacudió a todo el planeta, otra tendencia puramente económica y comercial, pero igual de significativa en cuanto a sus efectos expansivos fue noticia durante el mes de febrero: me refiero a la cadena de fusiones que se dieron en las bolsas mundiales, tema sobre el que reflexioné en la última editorial de la revista IG.
De una forma u otra, lo cierto es que la globalización ha llegado para quedarse para bien (con prometedoras fusiones) y para mal (con los efectos de las crisis locales que se expanden irremediablemente hacia otras latitudes). Se trata de una realidad que nos alcanza inevitablemente, un irrefrenable tsunami económico y cultural que en términos de la Real Academia Española se define como la “tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales”.
Y como inversores debemos tomar consciencia del impacto que opera sobre las decisiones que podemos y debemos adoptar en ese contexto.
En el marco de la globalización como realidad instalada definitivamente en nuestras vidas, vamos a detenernos entonces en un tópico que se ha vuelto recurrente en los últimos meses: el de las fusiones de diversas Bolsas internacionales, cómo van reconfigurando el mapa global del mercado y trataremos de pensar qué papel jugará América Latina en esta delicada partida mundial.
Oleada de fusiones en el mundo globalizado
Primero que nada, ¿por qué como inversores debe importarnos tanto el tema de la globalización? Es que hoy más que nunca tenemos miles de alternativas a nuestro alcance para invertir nuestros ahorros. Y permanentemente se suman más y mejores opciones.
Hace poco más de un mes se dieron a conocer varias noticias sobre una serie de fusiones que implican un profundo impacto en el mundo de las inversiones mundiales. Pero vayamos por orden cronológico. Primero, el 17 de febrero, dada la creciente competencia del sector bursátil y las presiones para un mayor control del sistema financiero mundial las Bolsas de Toronto y Londres anunciaron su fusión para crear el mayor mercado bursátil global de los sectores minero y energético.
Poco tiempo después, la compañía NYSE Euronext, operadora de la Bolsa de Nueva York, y Deutsche Börse AG, la sociedad gestora de la de Fráncfort (Alemania), confirmaron que efectivizaban su fusión y de ese modo, creaban el mercado financiero más grande del planeta.
Estas dos movidas son consecuencia de una carrera que se viene dando desde hace varios años entre las Bolsas de cada país para ver quien queda al frente de este nuevo universo globalizado. Pero, como inversores, ¿en qué nos beneficia esta situación? Bien, al disolverse las fronteras y universalizarse los mercados, tenemos la posibilidad de invertir en cualquier empresa, de aquí o del exterior, desde la comodidad de nuestra computadora personal.
Por otra parte, las fusiones y las adquisiciones entre Bolsas genera más integración en los mercados, tornándolos más eficientes y económicos. Y eventualmente, los hacen brindar un mejor servicio a nosotros como inversores.
El rol de América Latina
Pero esta carrera por la globalización no se está jugando sólo en el mundo desarrollado. El emergente está cumpliendo, dentro de él, un rol fundamental. Al mismo tiempo que se conocía la noticia de la fusión de las Bolsas alemana y americana, teníamos la novedad de la firma de un acuerdo de integración entre las Bolsas de China y de Brasil. Este último país, sin lugar a dudas, está liderando la carrera de la integración y el crecimiento en nuestra región. Pero no es la única Bolsa. La de Chile ya firmó un acuerdo de integración con la de Brasil y hoy, los brasileños, pueden comprar empresas chilenas y viceversa. Las Bolsas de Colombia y Perú anunciaron, también, su integración algunos meses atrás.
Es decir, Latinoamérica también está jugando un rol en la carrera de la globalización. Liderada por Brasil que, de una forma agresiva y muy dinámica, está varios pasos adelante del resto de los países, por tamaño pero también por iniciativa.
Al mismo tiempo que se dan estos movimientos, la Bolsa de Buenos Aires no está muy preocupada por integrarse a ese tablero. Un poco en concordancia con la tendencia general del país del aislamiento externo, no hay movimientos en la Bolsa local para ser parte de esta tendencia global.
Pero es una cuestión de tiempo. Más tarde o más temprano todas las Bolsas van a tener que participar de este juego. Y América Latina debe jugar un rol relevante en este nuevo mapa mundial. Si no, corre el riesgo de desaparecer. El peligro es que si las Bolsas de nuestra región se demoran en participar de esta tendencia, los jugadores más agresivos pueden comenzar a buscar socios en otras regiones del mundo emergente. Y esto puede ser muy amenazador para la subsistencia de las Bolsas de nuestra región.
La tendencia no tiene vuelta atrás y, cada vez más, nosotros como inversores globales, vamos a poder decidir dónde y con quién invertir nuestro dinero. Y vamos a elegir a los mejores, tanto por servicio como por costo. Por supuesto que éste es un camino gradual pero que ya estamos recorriendo a un ritmo cada vez más rápido.
¡Buena semana de inversiones y hasta la próxima!
Federico Tessore
Coordinador del Programa para Inversores Iniciales – Inversor Global
CONSULTORIO EMPRENDEDOR SOBRE PLANIFICACIÓN FINANCIERA
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