Para un mundo futuro, con cuentapropistas navegando por el planeta, se precisa una educación que no atrase. Un enfoque basado en potenciar la inteligencia; que la gente aprenda a pensar por cuenta propia.
Hoy el cuentapropismo se focaliza en lo digital y enfrenta desafíos. A futuro habrán menos asalariados y más trabajadores a demanda. Esto exige diseñar reformas para evitar su precarización.
El cuentapropista hace malabarismo. Complementa su trabajo con otros, subalquila una habitación para obtener una renta, hace turnos en Uber con su auto, cuida adultos, tiene una cama por las dudas en la casa paterna. Estudiar una carrera no es un seguro de empleo. Comprar un departamento y dejar de alquilar, es una idea remota. Si se enferma pierden horas de trabajo y debe financiarse con la tarjeta. Tiene poco tiempo para la diversión o vacacionar, llega molido y está siempre cansado. Mudarse lejos implica perder horas de trabajo. Algunos viven juntos para compartir gastos.
No son trabajadores en el sentido formal. Para los clientes son un nombre y una foto, para las empresas, contratistas independientes. Trabajan más horas, pero no cobran horas extras y tampoco por enfermedad, vacaciones o aguinaldo, ni indemnización, ni seguro de desempleo.
Un buen trabajo
El cuentapropista padece de precarización. La economía colaborativa ayuda a los que no quieren ser peones en el juego de la gran industria. Ya no le prenden fuego al sistema; sino al traje y al reloj. El entusiasmo es diverso. Los que dependen de plataformas para ganarse la vida están menos satisfechos que los empleados. La economía colaborativa implica acostumbrarse a una nueva forma de vida, a carecer de obra social y aportes jubilatorios. Están a merced del mercado que los considera como autoempleados, microemprendedores y los convierte en trapecistas sin red.
El nuevo cuentapropista posee mucha flexibilidad y poca seguridad.
El precariado
No se pueden ignorar las nuevas formas de trabajo. Hay que proteger al trabajador, no al empleo. La respuesta suele ser capacitar al trabajador tradicional para la reconversión laboral. Pero no es sencillo en un mundo de tecnología exponencial y demandas cambiantes. La educación tampoco genera su propia demanda, la gente está sobreeducada para el empleo que tiene. Por eso, la protección incluye transferencias a los de bajos ingresos, subsidios a la educación de los hijos, seguros de desempleo y políticas para reducir el costo de buscar trabajo. La lista es para un trabajador asalariado, pero considerar al cuentapropista implica extender los beneficios a empleados sin empleo, como en los sectores de alta rotación, en la construcción o el campo. Es el momento de pensar en reformas inclusivas. Si no, el cuentapropista seguirá siendo un corredor solitario.
Espacios comunes de oficinas
Son cada vez son más elegidos por los cuentapropistas. El cambio en las modalidades de trabajo hacen que el espacio para realizar esta actividad sea cada vez más informal, colaborativo y cercano a los lugares donde se vive y donde está el esparcimiento. Coworking es una tendencia que se afianza porque permite la aplicación de la tecnología, la irrupción de una nueva generación al trabajo y facilita satisfacer la creciente necesidad de mayor flexibilidad
En esta época de comunicación omnipresente, la oficina está en el lugar en el que uno tiene sus herramientas de trabajo. No es sólo un espacio abierto sino más colaborativo. Antes era para optimizar el espacio, no era un concepto de cultura y de modo de trabajo. Ya no se trata de generar espacios de trabajo sino de crear comunidad, de compartir experiencias y proyectos. En el coworking, se trabaja en un espacio común pero que no propio. Esto da más cintura para moverse, sin tener que alquilar grandes espacios, para los proyectos. Los costos también son más bajos.
Colearning
Las universidades son un buen ejemplo. Bajo el concepto de que el todo es más que la suma de las partes se ve la principal ventaja del Co-Learning: el aprendizaje colectivo es más potente y completo que el que podríamos desarrollar individualmente. La máxima típica de la psicología deportiva es que uno a uno, sumamos, pero juntos y organizados, nos multiplicamos.
Es un cambio de paradigma, desde quien realiza la inversión, usos del espacio, sentido de pertenencia, de compartir espacios a generar comunidad, con principios colaborativos y afines.
Cada vez más creativos comparten un mismo espacio; conviven para potenciarse, con el diseño como común denominador. Sumar, compartir, colaborar, potenciar, sostenerse, exponerse, generar comunidad. Acciones y verbos que a diario los diseñadores conjugan para poder seguir adelante. El coworking es una forma de trabajo donde los profesionales independientes, emprendedores y cuentapropistas comparten un mismo espacio para desarrollar sus proyectos. La mayoría no es startup, y deciden unir fuerzas para facilitar el desarrollo de ideas y proyectos. Con un criterio estético en común, el trabajo cooperativo les permite concentrar variedad de propuestas.
De donde llega la innovación
Silicon Valley es una economía que por sí sola mueve 2,8 billones de dólares con las empresas más grandes y dinámicas del mundo, como Apple, Google o Tesla. Corea del Sur según el ranking 2017 del World Economic Forum es el país más innovador del planeta. Para la región -y a la Argentina en particular- le llegó la hora de dar «el gran salto».
El talento emprendedor es excelente. Está tomando el mando de grandes empresas una segunda generación, que no va a seguir haciendo su negocio en el modo tradicional y busca cambiar.
En la Argentina, la ley de emprendedores va a servir para vehiculizar iniciativas, con buenos incentivos impositivos, que fueron la condición para los ecosistemas de innovación más exitosos.
El principal motivo para no poder escalar es la falta de fondos, se quedan sin combustible, y terminan perdiendo el foco, porque para sobrevivir empiezan a hacer otras cosas que están fuera de su objetivo principal. Empresas que terminan haciendo un poco de todo, guiadas por la demanda. Por eso es fundamental ese puente hacia países más ricos, para escalar. En líneas generales, el innovador argentino es muy bueno, sabe cómo crear situaciones y oportunidades de una manera eficiente en comparación con otros emprendedores. El emprendedor argentino es vivo y creativo, sabe tomar atajos. Por el lado de las debilidades es muy cortoplacista: quieren crear una empresa para venderla rápido. En Silicon Valley, la posesión más importante para un emprendedor es su reputación. Por lo tanto, deben establecer lazos a largo plazo. Cultivar una relación profunda y robusta antes de extraer valor de un contacto es clave para no agotar el ecosistema.
Miopía en los negocios
Los inversores en Silicon Valley son varones en un 96%, mientras que las decisiones de compra son tomadas entre un 60% y un 70% de las veces por mujeres. Hay mucha miopía, aún en los casos más emblemáticos. Apple, la empresa más grande del mundo, inauguró hace poco su nuevo edificio central, uno de los más avanzados del planeta. Tiene gimnasios de última generación, pero no hay guarderías ni instalaciones que faciliten el trabajo de las madres.
Infinitas oportunidades
Un potencial enorme de disrupción con tecnología es el de cuidado, tanto de chicos como de adultos mayores o de personas con discapacidad. También es una plaza muy ineficiente, dispersa, proco profesional y carísima. Las familias gastan entre un 10 y un 25% de sus ingresos en eso. Si se avanza se va a liberar mucho más talento femenino al mercado laboral.
Las formas tradicionales de aprender ya no sirven. Hoy el conocimiento más relevante llega por las redes de contacto: cuando interesa un determinado tema, hay que intentar llegar a los mejores expertos para conversar con ellos directamente e ir haciendo un propio mapa de aprendizaje.
Hay una explosión en todo lo que tiene que ver con automatización: robótica, drones, vehículos automanejados. Los cambios drásticos se verán mucho antes de lo que pensamos. También en biotecnología vemos novedades increíbles. Está sucediendo lo que pasaba en los 90 con la Web, antes de que aparecieran Google y otros gigantes: había muchísima información, pero dispersa y no organizada. Cuando suceda el mismo proceso en genómica, el impacto puede llegar a ser enorme.
Hoocked es una start up que promueve la lectura de novelas cortas por mensajes de texto, y está teniendo un éxito muy notorio sobre todo en mujeres jóvenes; ya es una compañía rentable. Una que puede estallar es una suerte de Airbnb de las vans. En los Estados Unidos hay toda una cultura de vivir en vans de lujo, tienen baño, cama king size y cocina. Hay empleados, por ejemplo de Google, que viven así en el estacionamiento: en la empresa tienen todo y para irse a dormir seis horas a un departamento no tiene sentido pagar un alquiler de precios exorbitantes.
Abrazar el fracaso
Afrontar una situación de fracaso y sobreponerse a ella es una reacción muy distinta en cada país, y es definitoria para definir la tasa de éxito de los emprendimientos. Hay que acostumbrarse a vivir una vida abierta al éxito y al fracaso, y aprender a disfrutar de ambos.
Hoy mismo en los Estados Unidos hay ecosistemas de innovación muy pujantes al margen de la costa oeste (en Boston, Nueva York, etcétera). Hay centros muy interesantes en Escandinavia, Israel, las repúblicas del Báltico, y en Asia, donde en China los copycats ya superan en tamaño a sus versiones originales de Estados Unidos. Es muy probable que el próximo Google no surja de Silicon Valley. Las chances mayores están en China. Estados Unidos puede quedarse atrás en lo que son las «economías de fantasía» (aplicaciones en salud, autos sin chofer…) porque tiene esquemas regulatorios en muchos casos más retrógradas que Europa y otras regiones del planeta.
La economía está hoy muy concentrada, y los grandes monstruos le sacan ventaja al segundo pelotón y tienen cantidades siderales de efectivo para comprar cualquier firma que los amenace. Esto le hace la vida más difícil a los que empiezan desde cero. Hoy se dice que Facebook es «la red social de las tías y los tíos». Y hace un par de años todos nos comunicábamos por Skype, y hoy por Zoom, que es la plataforma que se usa mayoritariamente aquí el ambiente de la tecnología.
Por suerte sigue habiendo mucho espacio para los Davids que vienen a desafiar a los Goliats.
Reformas económicas para mejorar la competitividad
En la Argentina existe mucho proteccionismo, poca competencia y demasiados impuestos. Un informe encargado por Adefa a Bain & Company, presentado en estos días al Gobierno, dice que fabricar un auto en la Argentina es 25% más caro que en Brasil y 65% más caro que en México.
Empresas y personas curiosas
La hipótesis de «complejidad» afirma que los países que más crecen son los que tienen una matriz muy compleja -en términos de diversidad- de producción de bienes y de servicios, y no los que se concentran en pocos. Lo mismo se aplica a las personas.
Uno de los descubrimientos más recientes de las neurociencias sobre la curiosidad es que representa varios tipos que producen fenómenos muy distintos en el cerebro, y también diferentes sensaciones. Hay situaciones en las que aparece un elemento «raro», desconocido o que no se corresponde con nuestras creencias. Allí prima la aversión y la incomodidad y queremos sacarlo de encima cuanto antes. Pero también existe el amor puro al conocimiento, que lleva al progreso de la ciencia, y que provoca reacciones de placer y expectativa, como cuando está por empezar una película a disfrutar. Cuánto más sabemos, mayor es la conciencia que tenemos sobre la vastedad de lo que no sabemos. La curiosidad es un motivador potente, y más que un estado mental es una emoción que nos lleva a querer llenar los baches. La curiosidad se puede entrenar y fomentar. Para ello hay que dedicarle tiempo a plantear buenas preguntas. Las preguntas activan regiones cerebrales distintas a que las que encienden las frases conocidas. Conviene enunciar los objetivos en forma de preguntas y no de frases neutras: ¿Cómo conviene encarar un tema?, en vez de presentar un informe.
Se necesita algún conocimiento inicial para querer saber más sobre algo y cuanto más sabemos, más queremos saber. Uno debe entrar a una librería vagamente, como en un sueño, y permitir que los libros atraigan la atención. Caminar dejándonos llevar por nuestra curiosidad. Los disparadores de la curiosidad son chispas que encienden el fuego de obtener un saber que luego podemos explorar.
La curiosidad inspira las cosas más excitantes de la vida y motiva todos los avances. La posibilidad de preguntarnos «por qué» es exclusivamente humana. El cuentapropista debe ser curioso.
Las reglas pueden resultar un corsé para la creatividad
El gran daño que produce la burocracia es la pérdida de responsabilidad individual. Las personas se preocupan por cumplir su parte sin pensar en las consecuencias de sus actos. Si se apegan a las reglas sin sentido crítico se arriesgan a no responder bien al entorno. Para innovar hay que tener libertad, y para crear se requiere confianza. Las personas demandan libertad para decidir por cuenta propia, autonomía para definir sus prioridades y flexibilidad para ir ajustando en función de su visión personal y particular. Las organizaciones que saturan con reglas infantilizan a sus equipos, ya que en lugar de tratarlos como adultos, les fijan cada paso que deben dar. El arte consiste en dejar escoger dentro de los límites.
Dos tercios de los empleos presentes son susceptibles de quedar en manos de robots. La empatía es la habilidad de comprender y compartir lo que el otro siente. Esa capacidad de ponernos en el lugar del otro y conectarnos emocionalmente no se parecen en nada a las relaciones que tenemos con las cosas. Antes los trabajos humanos estuvieron llenos de empatía, pero la tecnología la fue dejando de lado. Frente al avance de la automatización la oportunidad y el desafío es hacer que nuestros trabajos desborden humanidad. Si nuestro diferencial es la empatía, los robots no la podrán imitar.
Para un mundo futuro, con cuentapropistas navegando por el planeta, se precisa una educación que no atrase. Un enfoque basado en potenciar la inteligencia, esa capacidad de resolver problemas o de adaptarse o de crear situaciones nuevas, desarrollando el empowerment (el poder interior)