Cuando un joven resuelto se enfrenta a un gran bravucón y lo toma osadamente por la barba, a menudo se sorprende cuando se queda con ésta en la mano y se da cuenta de que sólo estaba pegada para asustar a los aventureros tímidos.
– Ralph Waldo Emerson
La mayoría de nuestros obstáculos se desvanecerían si en lugar de escondernos de ellos, preparásemos nuestras mentes para atravesarlos con valentía.
– Orison Swett Marden
El coraje y la perseverancia tienen un talismán mágico, ante el cual desaparecen las dificultades y los obstáculos se desvanecen en el aire.
– John Quincy Adams
Ahora que has admitido algunas cosas a las que tienes miedo de enfrentarte, ¿cómo te sientes? Probablemente te sientas paralizado para tomar acción. No pasa nada. Aunque adentrarte en ello de lleno y afrontar tus miedos de cara puede ser muy efectivo, puede que requiera más coraje del que te sientes capaz de reunir ahora mismo.
El punto más importante que quiero que aprendas con este artículo es que el coraje real es una habilidad mental, no una emocional. Neurológicamente significa utilizar la parte racional del cerebro (neocórtex) para ignorar los impulsos emocionales (límbicos). En otras palabras, usas la inteligencia humana, la lógica, la voluntad propia para superar las limitaciones que has heredado como un animal emocional.
Puede que todo esto tenga sentido, pero es más fácil decirlo que hacerlo. Puede que sepas de forma lógica que no estás en peligro real si te subes a un escenario y hablas delante de 1000 personas, pero tu miedo está ahí de todos modos, y la amenaza imaginaria evita que hagas algo así voluntariamente. O puede que sepas que estás en un empleo que no te lleva a nada, pero pareces no poder conseguir decir las palabras “lo dejo”.
El coraje, sin embargo, no requiere que tomes una acción drástica en estas situaciones. El coraje es una habilidad mental que tienes que entrenar, del mismo modo que el entrenamiento con pesas refuerza tus músculos. No vas a ir al gimnasio el primer día e intentar levantar 150 kilos, así que no pienses que para tener coraje tienes que enfrentarte a tu miedo más paralizante de principio.
Hay dos métodos que sugiero para aumentar el coraje. El primero va en analogía con el entrenamiento progresivo con pesas. Empieza con pesos que puedes levantar, pero que te suponen un esfuerzo, y progresivamente entrena con pesos más y más pesados a medida que va aumentando tu fuerza. Así que enfréntate a tus pequeños miedos al principio, y progresivamente aborda miedos más y más grandes. Entrenarte para levantar 150 kilos no es tan difícil si ya has levantado 140. Del mismo modo, hablar ante una audiencia de 1000 personas no es tan difícil si ya has hablado delante de 900.
Así que toma un papel y escribe uno de los miedos que te gustaría superar. Después escribe los números del 1 al 10 y pon 10 variaciones de ese miedo, siendo la número 1 la que menos ansiedad te produce y la número 10 la que más. Esta es tu jerarquía del miedo. Por ejemplo, si tienes miedo de pedirle una cita a alguien, entonces el número 1 podría ser ir a un sitio público y sonreír a alguien que encuentras atractivo (miedo muy pequeño). El número 2 podría ser sonreír a 10 desconocidos en el mismo día. El número 10 podría ser pedir a tu pareja ideal una cita delante de todos tus amigos estando casi seguro de que te va a rechazar y de que todo el mundo se va a reír de ti (miedo extremo). Ahora empieza por ponerte la meta de completar el número 1 de tu lista. Una vez que lo has completado con éxito (y el éxito en este caso simplemente significa tomar acción, independientemente del resultado), entonces ve a por el número 2, y así sucesivamente, hasta que estés preparado para afrontar el número 10 y ya no sientas que el miedo te está limitando. Puede que necesites ajustar los pasos de tu lista para que sean prácticos a la hora de llevarlos a cabo. Y si en algún momento tienes la sensación de que el siguiente paso es demasiado grande, divídelo en pasos más pequeños. Si puedes levantar 140 kilos pero no 150, entonces prueba con 145 o incluso con 141. Tómate este proceso tan despacio como te sea necesario, de forma que el siguiente paso sea un reto, pero uno que te sientes con confianza de poder completar. Y siéntete con la libertad de repetir el mismo paso varias veces si esto te ayuda a prepararte para el siguiente. Impón tu ritmo.
Siguiendo este entrenamiento progresivo vas a conseguir dos cosas. Por un lado, al contrario de lo que venías haciendo, vas a dejar de premiar el proceso de evitar el miedo. Por otro lado, te vas a entrenar para actuar con más coraje en situaciones futuras. De esta forma tus sensaciones de miedo van a disminuir al tiempo que tu coraje crece. Neurológicamente estarás debilitando el control límbico sobre tus acciones a la vez que refuerzas el control del neocórtex, pasando poco a poco del comportamiento propio de un gallina al de un ser humano consciente.
El segundo método para ganar coraje es adquirir conocimiento y habilidades en el campo de tu miedo. Enfrentarte a tus miedos puede ser de gran ayuda, pero si tu miedo se debe sobre todo a la ignorancia y a la falta de habilidades, entonces puedes a menudo disminuir o eliminar el miedo con información y entrenamiento. Por ejemplo, si tienes miedo de dejar tu empleo y empezar tu propio negocio, aunque te encantaría empezar un negocio, entonces empieza por leer libros e ir a cursos acerca de cómo empezar tu propio negocio. Pásate una tarde entera en tu biblioteca local averiguando cosas sobre el tema, o busca por internet. Únete a la Cámara de Comercio local o a alguna organización de tu campo. Ve a conferencias. Haz conexiones. Pídele ayuda a un mentor. Entrena tus habilidades hasta el punto en el que te sientas confiado de que realmente puedes tener éxito, y todos estos conocimientos te ayudarán a actuar con más valentía cuando estés preparado. Este método es especialmente efectivo cuando gran parte de tu miedo se debe a lo desconocido. A menudo, leer un libro o dos sobre la materia va a ser suficiente para ahuyentar el miedo y hacer que estés dispuesto a tomar acción.
Estos dos métodos son personalmente mis favoritos. Pero hay muchas otros métodos para entrenarte a superar el miedo, incluyendo la programación neurolingüística, la terapia de implosión, la desensibilización sistemática y la autoconfrontación. Puedes buscar información sobre ellos en internet si quieres aumentar el número de herramientas contra el miedo en tu arsenal. La mayoría de ellas se pueden aprender por uno mismo (la terapia de implosión es la excepción).
El proceso exacto que lleves a cabo para aumentar tu coraje no es lo importante. Lo importante es que lo hagas conscientemente. Así como tus músculos se van a atrofiar si no los ejercitas regularmente, tu coraje se va atrofiar si no te pones retos para superar tus miedos. En la ausencia de este tipo de entrenamiento consciente, te vas a volver débil en cuerpo y mente. Si no estás ejercitando tu coraje con regularidad, entonces estás por defecto reforzando tus miedos; no hay término medio. Así como tus músculos se van a atrofiar por falta de uso, tu coraje va a decaer en ausencia de un entrenamiento consciente.
Esto puede que suene un poco pesimista, así que he aquí la manera de verlo de forma positiva: Los pesos pesados puede que sean una gran carga física, pero son herramientas útiles para entrenar tus músculos. No mirarías una mancuerna de 25 kilos y dirías: “¿Por qué tienes que ser tan pesada?” Es lo que es. El que sea pesada es tu percepción, no es una propiedad intrínseca de la mancuerna. Del mismo modo, no vas a mirar las cosas que te dan miedo y decir: “¿Por qué me das tanto miedo?” El miedo es tu reacción, no una propiedad del objeto de tu ansiedad.
El miedo no es tu enemigo. Es una brújula que te muestra las áreas en las que debes crecer aún. Así que cuando descubras en ti un miedo nuevo, celébralo como una oportunidad para crecer, de la misma forma que celebrarías alcanzar una mejor marca personal en tu entrenamiento con pesas.