Capacitarse en cómo comunicar en las redes sociales es hoy una necesidad impostergable.
La vida unicelular evolucionó. Para que se formara un organismo vivo las células debieron agruparse en redes y tocarse entre sí. Por eso los primeros organismos multicelulares fueron esféricos. Pasaron miles de millones de años hasta que surgiera la neurona (la célula del cerebro). Un fino filamento de tejido hizo posible la comunicación entre las células a distancia.
Entonces la vida explotó en diversos formatos, estructuras, tamaños y funciones. En la época de la primera revolución industrial se necesitaba que las empresas y las personas tuviesen contacto físico. Hoy las telecomunicaciones permiten crear redes a distancia.
Los chips de silicona interconectados son las neuronas de nuestra cultura.
La red es el sistema nervioso digital
El antiguo campesino fue el héroe de la economía agraria. El campesino contemporáneo trabaja en su oficina portátil y su tractor tiene aire acondicionado, GPS, sensores de suelo y conexión a Internet.
El avance tecnológico ha logrado que existan menos empleos relacionados con la producción de bienes físicos. Sin embargo, todavía se educa para un mundo que ya no existe.
El átomo es el pasado, los símbolos de la época son el chip y la red. La red no tiene centro, ni certezas y es el símbolo de la inteligencia individual y social.
La red combina la simpleza del átomo con la complejidad y el desorden del caos. El chip de silicona y la fibra de vidrio de silicato se unen a velocidades fantásticas para revestir al mundo con un tejido de redes. Las redes tienen nodos y conexiones. Los nodos se hacen más pequeños pero las conexiones crecen. Los chips son ahora tan baratos que se alojan en objetos enlazados en redes con otros, para hacerlos más inteligentes, interesantes y productivos.
Así como células poco inteligentes crearon el inteligente sistema inmunológico, las PC conectada con otras PC forjaron la telaraña mundial “World Wide Web”.
Sintonizar el sistema nervioso humano con el digital
En un mundo de especialistas situados en la red, la sabiduría retornará si la conexión entre personas y objetos, promueve un diálogo global que descomponga el todo en partes pequeñas que contribuyan a entenderlo y mejorarlo. Este entramado podría paralizarse sin ideas que motiven a trabajar en una misma dirección. El poder del futuro consistirá en aprovechar la comunicación.
Hay que tomar conciencia de la importancia de pertenecer y distribuir el conocimiento dentro la red. Esto implica actuar en tiempo real, porque la velocidad hará que cualquier retraso no pueda recuperarse. También convendrá participar en redes grandes y pequeñas. En las primeras porque cuando surja una idea su valor se multiplicará y en las pequeñas porque se mantendrán unidas por afinidad y cooperación, y quedarán cerradas para los que no tengan similares intereses.
Marketing personal y digital
Para ser un miembro inteligente de una red hay que atraer la atención de los miembros y de los que todavía no lo son. Luego debemos capturar su interés, su fidelidad, para luego llevarlos a la acción. El marketing personal tiene su correlato digital: posicionarse en los motores de búsqueda y en el pensamiento del internauta.
Una “smart web” es la que aparece en la «pole position» de los buscadores. La web no es una vidriera sino un mostrador. Debe promover el interés -el motivo de la acción- generando conexión, aprendizaje, información y buen humor. La mina de oro es la base de datos que —junto a la web, el correo electrónico y el whatsapp- construyeron el sistema nervioso digital.
Frente a la crisis de empleo, hay que aprender a emprender
.Al detectar las señales del mercado se puede saber cuándo conviene crecer, conservar, retirarse o independizarse.
Las ideas creativas emergen del manejo de datos y redes. La regla dorada del marketing digital es liderar. Un proyecto exitoso requiere inteligencia.
Para conseguir empleo o trabajo, empleador o clientes, hay que asociar las emociones, el pensamiento estratégico y la acción eficaz. En una red el talento se multiplica por el de todos los demás. De lo que se trata es de sincronizar el cerebro humano con las redes digitales, el sistema de conexiones que ha creado un poderoso y enigmático cerebro social.
Comunicación en las redes sociales
El avance de las neurociencias permitió saber cómo funciona el cerebro humano y poder así cautivar a las audiencias. Ahora se puede enseñar a los interesados cómo se hace para atraer y atrapar a los que navegan en la red.
La comunicación cambió, se hizo menos formal y acartonada. Hoy se busca que el comunicador muestre quién es en realidad. Hablar en público es uno de los miedos mayores y tradicionales de la gente. Una forma de enfrentarlo es buscar grupos empáticos en el auditorio y enfocar en ellos la atención. Esto rebaja el estrés, cuando el cerebro advierte que no hay peligro, se relaja.
Cómo conectar el cerebro del auditorio con el expositor
Con buena oratoria y redacción, se pueden lograr cosas increíbles (para bien o para mal). Hay que entender que el lenguaje corporal es fundamental en la comunicación.
Un pionero del lenguaje corporal fue Chaplin y otros artistas del cine mudo. En un mensaje el impacto verbal incide sólo en un 7%, el tono y los matices en un 38 %; mientras que el 55 % es lenguaje no verbal: para lanzar una mirada que mata no hace falta abrir la boca.
Lo que se dice impacta menos que la forma en que se lo dice. El peligro es que las herramientas de la seducción están al alcance también de embaucadores que estafan a la gente y conviven en las redes sociales con líderes de verdad, que se preocupan por ayudar.
Claves para captar la atención
El cerebro se enciende cuando el comunicador cambia los ritmos. Para eso hay que ir variando la velocidad con que se enuncian. Lo mismo pasa con el volumen. Hablar con el mismo ritmo y volumen aburre. También es muy bueno generar pausas.
«El cerebro se hipnotiza con un buen discurso» «Nelson Mandela, Martin Luther King, Barack Obama, Fidel Castro, Eva Duarte y Juan Domingo Perón, fueron grandes oradores de la historia. También Steve Jobs cambió la realidad de Apple con su oratoria.
Despertar emociones
Cuestan recordar sucesos de corto plazo. Pero el 11/9/ 2001, cuando cayeron las Torres Gemelas, todos lo recuerdan. ¿Por qué? Porque fue un hecho conmocionante.
Los momentos cargados de emoción se graban en la mente. Para emocionar conviene contar historias o metáforas, matizadas con imágenes. Cuando el mensaje emociona al comunicador, lo transmite, contagia y su relato se vuelve memorable.
Apelar a todos los sentidos
Vemos, oímos, sentimos, olemos, saboreamos y con esa información damos significado a las cosas. El problema de las presentaciones es que suelen ser auditivas y se apoyan de diapositivas con texto. Esto dificulta la comprensión y el recuerdo.
Pero es posible hacer que el mensaje cobre vida con tus palabras usando lenguaje sensorial.
El lenguaje sensorial ayuda a experimentar más intensamente las ideas, dándoles fuerza y haciéndolas fáciles de recordar. La “sinestesia entrenada” es aprender a combinar los sentidos para mejorar el rendimiento cognitivo.
En los cursos de lectura veloz se enseña a complementar la percepción verbal, con la imaginación visual del texto, para integrar sistemas que habitualmente funcionan separados.
El hemisferio izquierdo procesa información verbal y le da un sentido lógico. El hemisferio derecho puede visualizar el texto lo que mejora la retención y la creatividad. Los resultados se pueden comparar con los que provocan en el cerebro la lectura convencional o ver una película.
Se recuerda mejor el film porque la mezcla impacta con más fuerza en el cerebro. Pero el lector de un texto que imagina, escucha y saborea lo que lee logra resultados superiores.
Por ejemplo a nadie le gusta la película de un libro que ya leyó, porque su mente había fabricado personajes visuales diferentes a los que luego ve. Si bien es cierto que una imagen pude valer por mil palabras, también una sola palabra puede generar mil imágenes.
Así como a nadie se le ocurre mandar a un soldado a la batalla sin aprender a usar las armas, del mismo modo no podemos enviar al ciudadano a la lucha por la vida sin enseñarle antes a usar su cerebro y a conectar sus percepciones a través de la sinestesia.
Usar titulares
Nadie lee el periódico completo. Lo normal es leer los títulos y centrarse en el artículo cuyo titular llame la atención. Los titulares resumen la esencia del artículo y a medida que se penetra en la noticia, se van entendiendo los detalles. El cerebro no entiende detalles sin contexto y es por eso que para conseguir que alguien entienda algo nuevo, hay que partir de las generalidades para que luego se comprenda. Para eso hay que usar titulares para los puntos a desarrollar, para que, al explicar en detalle, se entienda con facilidad.
Mostrar un mapa de ruta
El cerebro odia la incertidumbre. Produce intranquilidad y la necesidad imperiosa de predecir los resultados. Por eso al presentar las ideas, se otorga certidumbre, si se muestra un mapa de ruta. En la introducción: Se dice de qué se hablará. En el desarrollo: Se haba de eso. En la conclusión: Se sintetiza lo hablado.
En la introducción
Les hablaré de las tres razones por las cuales comunicar eficazmente aumentará vuestras probabilidades de éxito. En el desarrollo. La primera razón es que aumenta la capacidad de influir sobre los demás… (y se explica en detalle). La segunda razón… y así sucesivamente. En el cierre Y es por eso que para aumentar las probabilidades de éxito hay que aprender a comunicar eficazmente. Eso aumenta la capacidad de persuasión, potencia la autoconfianza, ayuda a pensar con mayor claridad y a tomar mejores decisiones. Ofrecer un mapa de ruta da tranquilidad, mejora la atención y el recuerdo del mensaje.
Consejos para líderes
Es tan importante ser un buen comunicador como ser experto. El líder tiene que lograr que la gente se conecte con sus ideas y su visión. Los cambios son tan rápidos que si no comunican con excelencia la gente no les cree ni compra su visión de hacia dónde hay que ir. El espectador de hoy no quiere superhéroes sobre el escenario, los quiere más humanos. Una persona sábelo todo genera desconfianza en la audiencia. Al aceptar que no sabe algo de lo que le preguntan, en vez de quedar mal, la gente piensa que es un ser humano de verdad.
Es curioso que los conferencistas no lo entiendan. Siempre quieren quedar como genios.
La comunicación en los negocios
Hablarle a un inversor del pasado implica recibir como respuesta bostezos y desinterés. Los inversores miran hacia adelante, en busca de los mejores negocios. Si la idea es venderles la Big data, hay que explicarles que se trata de la monetización del deseo. Big Data hace alusión a la organización de un alto volumen de datos para entender el comportamiento del usuario en la web y poder venderle así productos y servicios.
Hoy tenemos dos vidas, una digital y otra analógica. El porcentaje de tiempo que pasamos en el mundo digital (principalmente smartphones, computadoras y tablets) se encuentra en crecimiento. Es ahí donde aparece la Big Data: para recolectar, organizar y estructurar datos que serán vendidos luego a firmas interesadas en obtener esa información.
El objetivo final consiste en captar la atención y generar el deseo de adquirir un bien o servicio aun antes de que haya iniciado una búsqueda concreta en la web.
Facebook, Google y Twitter son, en cierto punto, empresas de este sector, por más de que su razón social sea otra. Sus app pueden pensarse como «robots espías», que se alojan en los celulares y que estudian los comportamientos en base a sus algoritmos. El robot digital aprende a escuchar lo que piensa una persona para relacionarlo con el negocio del que vende.
¿Cómo entender la gran evolución de Facebook?
Es a partir de la naturaleza de su negocio. En 2014, Facebook compró WhatsApp en 22 billones de dólares. Contra muchos pronósticos, casi cuatro años más tarde el servicio de mensajería más popular del mundo sigue siendo gratuito. A simple vista, Facebook no comenzó aún a recuperar su enorme inversión. Sin embargo, en los últimos tiempos, más de un usuario es capaz de observar cómo al comentar por WhatsApp su deseo de irse de vacaciones a un lugar, a las pocas horas le aparecen banners de publicidad con descuentos en pasajes y hoteles hacia ese destino. Cabría preguntarse entonces si WhatsApp no está funcionando ya como un departamento de Big Data de Facebook, que cuenta además con Instagram cumpliendo una función parecida. Por esto, la Big Data es la tecnología más prometedora para invertir en un futuro cada vez más digital y menos analógico.
La percepción humana es lineal, mientras que el progreso tecnológico es exponencial. En la actualidad, la tecnología avanza mucho más rápido que en el pasado, lo que genera una brecha abismal entre el presente y el futuro. La aparición de Internet cambió en muy poco tiempo el mundo en que vivimos. La irrupción de las nuevas tecnologías provocará un impacto aún más veloz. Cómo modificarse para aprovechar estas transformaciones es la pregunta que inquieta a millones de inversores en el mundo. El costo de oportunidad de negar esta realidad y optar por la comodidad, el miedo o el escepticismo puede ser muy alto. Es el nuevo darwinismo.
Capacitarse en cómo comunicar en las redes sociales es hoy una necesidad impostergable. “El que sabe pensar pero no sabe expresar lo que piensa, le pasa lo mismo que al no sabe pensar”.
Alvin Toffler hace décadas dijo algo que sigue vigente: «Los analfabetos del siglo XXI no serán los que no sepan leer y escribir, sino los que no sepan aprender, desaprender y reaprender».