por Dr. Horacio Krell*
Como bien dijo T. S. Eliot: «¿Dónde está el conocimiento que se perdió con la información? ¿Dónde está la sabiduría que se perdió con el conocimiento?»
A lo largo de la historia, se ha asumido que poseer información otorga poder y que, con suficiente conocimiento, se alcanza la verdad y la sabiduría. Sin embargo, la realidad demuestra que la información por sí sola no garantiza ni sabiduría ni poder real.
El poema El aprendiz de brujo de Goethe ilustra este problema. Un aprendiz, sin la preparación adecuada, intenta usar la magia para facilitar su trabajo, pero termina causando un desastre que no puede controlar. Solo su maestro, con experiencia y juicio, logra resolver la situación. Este relato nos advierte sobre los peligros de usar un poder sin comprender sus implicaciones.
Las redes sociales han amplificado la ilusión de que más información equivale a más poder y sabiduría. Sin embargo, la desinformación y la manipulación pueden hacer que la ignorancia se convierta en una fortaleza para quienes saben explotarla. Por ejemplo, el economista Paul Samuelson, premio Nobel, predijo en 1945 que Argentina sería la próxima gran potencia. No contaba con que el populismo, basado en la desinformación y la manipulación de la opinión pública, impediría ese desarrollo.
El poder sin sabiduría corrompe
Lord Acton afirmó: «El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente». La historia nos muestra cómo el poder, cuando no está guiado por la sabiduría, puede llevar al desastre. En 1933, los ciudadanos alemanes, en su mayoría personas comunes, eligieron a Hitler, sin ser conscientes del horror que traería su gobierno.
En el ámbito económico, el caso del presidente argentino Javier Milei en 2025 ilustra cómo la información puede ser usada para manipular a la opinión pública. Un tuit suyo promoviendo la criptomoneda $Libra generó una fiebre especulativa que, poco después, colapsó, dejando grandes pérdidas para los inversores. Mientras tanto, Milei nunca invirtió en ella. Este episodio demuestra que el acceso a la información no siempre se traduce en poder real si no se tiene criterio para interpretarla.
El relato como arma de poder
Desde tiempos antiguos, la construcción de narrativas ha sido clave para la organización social. Sin embargo, estas también pueden ser utilizadas para engañar.
El cuento El rey desnudo es un claro ejemplo de cómo el miedo y la manipulación colectiva pueden sostener una mentira. La gente, temerosa de admitir que no veía el supuesto traje del rey, lo alabó hasta que un niño, sin temor al juicio ajeno, se atrevió a decir la verdad.
Este relato sigue siendo vigente en una era donde la información puede ser manipulada para ocultar la realidad.
El doble discurso, donde se dice una cosa y se hace otra, es una herramienta de poder efectiva. Quienes manejan la información pueden ocultar la verdad tras discursos contradictorios. La técnica de la «doble columna», en la que se compara lo que se dice con lo que realmente ocurre, es un método efectivo para desenmascarar incoherencias.
Sabiduría vs. Inteligencia Artificial
La tecnología avanza rápidamente, pero sin una base sólida de sabiduría humana, su impacto puede ser impredecible. La inteligencia artificial puede procesar información, pero carece de juicio, valores y sentido común.
No podemos imaginar un robot con el buen juicio del rey Salomón, la visión de Gastón Berger o el humor de Groucho Marx. Para alcanzar un futuro sostenible, no basta con inteligencia artificial; necesitamos ciencia, conciencia y sabiduría humana.
Como bien dijo T. S. Eliot: «¿Dónde está el conocimiento que se perdió con la información? ¿Dónde está la sabiduría que se perdió con el conocimiento?»