Ser inteligentes es tener la capacidad de resolver problemas el lector entrenado se encuentra más capacitado porque cuenta con una memoria inteligente y actualizada
Hoy la ecuación del hombre con el tiempo ya no cierra. El crecimiento exponencial de la información lo viene superando. Como el tiempo no se puede modificar la solución es que perfeccione sus destrezas de lectura. El hombre no es tan fuerte cómo los animales poderosos que lo precedieron, no nada bajo el agua como el pez, no vuela como el pájaro, ni cambia de colores como el camaleón, requiere de sus padres para sobrevivir; y sin embargo fue el conquistador del planeta. Ese poder lo obtuvo gracias a su capacidad de comunicarse de una forma que ninguna especie pudo imitar. Por la invención del lenguaje comparte ideas, teorías, conocimientos, miedos y esperanzas. El hombre es el único ser que pudo grabar el alfabeto en su cerebro. Como dijo Borges: “no somos lo que somos por lo que escribimos, somos lo que somos por lo que leemos”.
Analfabeto funcional
Se dice de aquella persona que sabe leer pero que no lee por falta de tiempo ¿De qué sirve que alguien vote si vota imágenes sin leer las propuestas? En esta época de la imagen el ejercicio de leer es demasiado esfuerzo para muchos cerebros quemados.
Sin advertirlo nos estamos quedando sin lectores. Es que la imagen brinda recompensas sin esfuerzo. Sin embargo no hay almuerzo gratis, esto crea un determinado formato de pensamiento y actitudes. El cerebro procesa información secuencial o simultánea. Esto depende de quién impone el ritmo. Al leer, es el lector quien manda: lee a su ritmo, regresa sobre un renglón, relee. Leer es como conducir un auto, en cualquier momento podemos detener la marcha para reflexionar. En cambio, ante la imagen, como en la TV, el medio se impone y el observador no puede interrumpir.
Es como viajar en avión, cuando subimos no nos podemos bajar. El procesamiento secuenciado (lectura) genera capacidad de reflexión, el simultaneo (TV) el impulso. Un impulsivo no espera, actúa sin reflexionar. Ni siquiera escucha, se aburre porque el ritmo del habla es de 100 palabras por minuto y su cerebro procesa imágenes 10 veces más rápido. El vacío lo llena con distracciones y desinterés.
El libro ayuda a conocer
A conocer a otra gente, a saber cómo funciona el mundo y uno mismo, de un modo que no tiene que ver con su contenido, sino con su curiosidad, integridad e inquietudes. El libro también es un simulador de la realidad ya que permite testear situaciones y aprender sin necesidad de la experiencia directa. Isaac Newton había reconocido también la herencia cuando dijo: “no soy un genio, estoy parado sobre las espaldas de gigantes”. Es muy duro aprender de primera mano y a los golpes, a través de la acción. Pero adquirir el saber de segunda mano, a través de la experiencia de terceros, no sirve sola. La tecnología provee información pero no el conocimiento. Solo podemos hablar de aprendizaje cuando se produce un cambio observable, se actúa de forma diferente y se logra un resultado distinto, el que ya no es una sorpresa.
La Universidad Stanford en los 70 realizó un experimento con niños de 5 años. Podían elegir entre comer la golosina ya o esperar 20 minutos y recibir 2. Los estudios prosiguieron 10 años más tarde. Los adolescentes que de niños difirieron la satisfacción inmediata en pos de otra diferida fueron mejores alumnos y decisores y no registraban adicciones. Esperar para recibir una recompensa se denomina “gratificación retardada” y es el resultado de la destreza del auto control por la cual el cerebro es capaz de sopesar los factores positivos y negativos de una decisión.
La neuroplasticidad permite al cerebro trabajar en redes y así los chicos podrían concentrarse en las consecuencias a largo plazo, si se educaran sus emociones para conformar de otro modo sus redes neuronales. La materia prima más importante del cerebro es la materia gris, pero no crece como la lechuga sino con educación. Educar es la industria pesada de un país ya que fabrica ciudadanos. Deben aprender de un modo que los invite a reflexionar sobre hacia dónde van, que piensen, que entiendan y que tengan el valor de evitar los impulsos para mantenerse en la ruta que trazaron.
Historia de la lectura
Hace millones de años transferimos la locomoción a las piernas. Las manos se liberaron para ejecutar las decisiones del cerebro. El rostro se aplanó y el ojo se convirtió en el órgano intelectual. Hace cinco mil años tallamos el alfabeto en el cerebro logrando una gran capacidad de comunicación. En el siglo XV difundimos el saber con la invención de la imprenta. Según la ley 80/20 de Pareto, hay un 20% vital que produce el 80% de los resultados. La lectura es ese 20% tan valioso. Haciendo palanca sobre ella se potencian el intelecto y el rendimiento.
En el siglo XVII un sabio podía manejar todo el saber de la época. Con el crecimiento exponencial de la información ya no hay sabios sino especialistas que no pueden leer, ni siquiera, lo que se publica sobre su disciplina por falta de tiempo.
La importancia de los relatos
La psicología de la narrativa plantea que una historia de vida no es la cita de datos específicos en orden cronológico, sino series de vivencias que se hilvanan, integrando, separando y volviendo a unir en la búsqueda de sentido. El modo en que se hace, lo que se omite o se incluye, moldea a la persona; querer contar es una pulsión natural, somos seres narrativos comunicados a través de relatos.
La incidencia de las historias no debe ser tomada a la ligera, en especial cuando los relatos surgen en la cultura volviéndose mandatos en torno a los cuales muchos estructuran su vida. Aquellos «guiones» instalados colectivamente y sin darnos cuenta, nos hacen sentir compelidos a actuarlos.
Mediante imágenes por resonancia magnética, científicos observaron cómo reaccionaba el cerebro de voluntarios mientras escuchaban un cuento. En el emisor y el receptor se activaban áreas que regulaban la decodificación de los sentimientos ajenos y la sensibilidad moral.
Desde el descubrimiento de las neuronas espejo, se vio cómo se activan al ejecutar una acción o al observar esa misma acción realizada por otros. La gente que lee acerca de una experiencia exhibe una actividad neuronal similar a la generada al experimentar en carne propia esa vivencia.
También al encontrar en la lectura pasajes de acción, se activan áreas encargadas del procesamiento del lenguaje, a la vez que se activa la corteza motora, la misma área que se activaría si estuviéramos viviendo la escena. Si la lectura atrapa hay cambios reales en la estructura cerebral que pueden medirse, y esa modificación se mantiene por varios días, aunque cuando se haya terminado el libro. La lectura promueve la empatía.
Desde un punto de vista neurobiológico, leer tiene similitudes con meditar, con los mismos beneficios para la salud que la relajación profunda. Asimismo, los lectores regulares duermen mejor, tienen niveles de estrés menores, más autoestima y menos depresión que aquellos que no leen.
Neuroplasticidad
Cuando adquiere nuevos conocimientos a través de la lectura el cerebro cambia su estructura y se fortalecen las conexiones neuronales. Al entrenar el cerebro a través de la lectura se ponen en acción, a una velocidad tremenda, complejos procesos semánticos, ortográficos y fonológicos. Hay muchas diferencias entre los cerebros de las personas alfabetizadas con aquellas que no lo están.
¿Qué pasa al leer ficción? la identificación con personajes ficticios puede alterar el comportamiento social, tener impacto emocional y promover cambios de conducta. Leer novelas suma una ventaja sobre otros géneros. Aquellos que leen ficción literaria en vez de ficción popular o no ficción obtienen mejores resultados en las mediciones de percepción social y en la habilidad para anticipar lo que otros pueden estar pensando o sintiendo.
Es por eso que, cuando vemos la película del libro que leímos, nunca nos conforma, ya que habíamos creado nuestras propias imágenes.
Si concebimos la potencialidad de los libros no sólo como conductores de ideas sino también como herramientas para pensar y moldear la personalidad, es posible interrogarse por la intencionalidad y los objetivos del que escribe: ¿cómo influye un escritor en sus lectores?
Biblioterapia
Apelando a los poderes restaurativos de la ficción se abrieron espacios para atender pacientes mediante la lectura Hay guías escritas en el estilo de un diccionario médico que receta lecturas para diversos malestares. La biblioterapia guiada y orientada puede tener efectividad en el tratamiento de síntomas depresivos en adultos mayores. La lectura y escritura producen efectos benéficos. Esto se apoya en el hecho de que son procesos cognitivos que, a través de los personajes y las narrativas ayudan a la comprensión del acontecer de la vida, de las emociones y angustias.
Resta ver hasta dónde influyen los libros en el lector o el lector en el proceso de la lectura, y qué interpretaciones se pueden extraer de los hallazgos del «neuroboom«. Mientras tanto, para los amantes de la lectura, son beneficiarios que no necesitan que se les ofrezcan pruebas científicas.
A mayor nivel de identificación con los personajes o las situaciones de una narración, mayor es el incentivo para actuar sobre eso. Sin importar si tiene un final feliz o triste, cada historia mueve de forma tal que la persona se siente diferente cuando termina la lectura.
La medición de las destrezas lectoras
El lector común desconoce cuál es su velocidad y comprensión lectora. Sabe cuándo empieza a leer un libro pero no cuándo lo terminará. No posee un pensamiento estratégico para alcanzar sus objetivos en tiempo y forma. Hay fórmulas y tests que miden la velocidad. Evaluarla es la clave ya que lo que no se mide no se puede mejorar.
El método tradicional de lectura obliga a realizar excesivas pausas y detenciones porque se lee como se escucha. Al interpretar la palabra escrita por su sonido, se la comprende recién al terminar de leerla. La lectura silábica es tubular porque enfoca el texto como si miráramos el mundo por un tubo: no entenderíamos nada.
Hay técnicas para aprender a usar el campo visual central más reducido y nítido, y el periférico, más amplio pero difuso. Se enseña a leer por unidades de pensamiento en cada golpe de vista, es decir por frases con sentido propio. Entrenando la visión, se triplica la velocidad de lectura, la comprensión y la concentración. Saber leer es la clave … pues leer cualquiera sabe.
Las neurociencias no bajan a la escuela
Desde la década del cerebro (1990-2000), a través de neuroimágenes, los científicos ven al cerebro cuando piensa y experimentan con ilusiones ópticas y percepciones subliminales que no llegan a la conciencia. Durante siglos la conciencia fue un tema filosófico, al extremo que el padre de la ciencia cognitiva -Geoge Miller- propuso dejar de usar el término en 1962.
Sin embargo, hoy está a la vanguardia neurocientífica.
En abril de 2013, Barack Obama, presidente de Estados Unidos, anunció el plan BRAIN: “podemos identificar galaxias que están a años luz, estudiar partículas más pequeñas que un átomo, pero no hemos desentrañado el misterio de ese kilo y medio de materia situada entre las orejas”.
Si resucitara un neurocirujano del siglo pasado se sentiría perdido en el quirófano moderno. En cambio, un maestro estaría muy cómodo en el aula. Debemos convertir a la escuela en el gran laboratorio social donde los niños aprendan a usar su cerebro. La educación es importantísima para un país porque su futuro está sentado en el banco de la escuela. Como dijo Francois Rabelais: “La ciencia sin conciencia es la ruina del alma”.
Todo cambió al poder realizar experimentos precisos. Lo que sienten o dicen los participantes se coteja con imágenes obtenidas con tecnologías de punta. La distracción provoca que ciertas imágenes se tornen invisibles a su mirada. En el video “El gorila invisible” de Simons y Chabris, el observador debe concentrarse en contar los pases entre varios jugadores de básquet y no ve al gorila que recorre la escena.
Los tests derriban mitos como el multitasking. No es real que alguien pueda hacer varias tareas a la vez: sólo una; las otras quedan en espera.
Para lograr el acceso consciente no basta con prestar atención a algo: hay que ingresarlo, retenerlo y hacerlo comunicable.
Es muy simple aprender a leer con el método de lectura veloz. Al principio, el aprendizaje es lento y atento a cada movimiento de los ojos, pero en pocas semanas se puede leer rápidamente. Cuando una conducta se automatiza pasa del consciente al inconsciente. ¿Y cómo la lectura nos hace más inteligentes? Leer más rápido nos permite estar mejor informados. Al leer por frases y no por sílabas o palabras sueltas comprendemos mejor lo que leemos. Al ir rápido no hay distracciones por la aparición de ideas parásitas que circulan por el cerebro. Al usar técnicas de síntesis mental no hay detenciones para subrayar y combinada con la mnemotecnia se retiene lo que se ha leído. Es como en el cine, allí sin realizar pausas ni pedir repeticiones podemos contarle la película a otra persona. Y como la inteligencia es la capacidad de resolver problemas el lector entrenado se encuentra más capacitado porque cuenta con una memoria inteligente y actualizada. La lectoescritura fue la primera tecnología creada por el hombre y de todas las que ha inventado, fue sin duda la más generativa, porque es imprescindible para adquirir las nuevas y modernas tecnologías.