Se dice que el futbol es lo “más importante de las cosas menos importantes”. Difiero. Pocos deportes/disciplinas son tan importantes en la vida. Y no, no sólo por la importancia de un Barcelona-Real Madrid sino porque pocos deportes/disciplinas explican el mundo como el soccer.
La cancha de futbol tiene una analogía perfecta con el mundo empresarial. Explicar los conceptos de negocios a través del futbol los hace mucho más aterrizados, lógicos y fáciles de entender.
En ambos mundos la estrategia, las buenas piezas, la preparación, la constancia y el jugar limpio son determinantes para tener éxito.
Pero, a diferencia de un partido, en los negocios no hay una lucha de 11 contra 11, sino de cada quien contra sí mismo, esforzándose por mejorar constantemente su manera de jugar para poder tener, cada vez, mejores resultados.
Los principios del emprendimiento se pueden explicar fácilmente usando como ejemplo lo que pasa en el campo de juego:
1. El partido no empieza cuando el árbitro pita, sino horas o días antes, cuando se elabora el plan de juego y se determina la alineación. Antes de invertir el primer peso, debes tener marcados claramente tus objetivos ¿Qué es lo que quieres obtener? Elabora una lista por escrito de tus proyectos y prioridades, para poder determinar cómo y en dónde debes asignar tus recursos.
2. A condiciones distintas, juegos diferentes; el tipo de juego que planeas está en función de las condiciones particulares de la cancha en dónde estás jugando (el clima, el público, la altura, el equipo contrario). Lo mismo ocurre en el mundo empresarial, tu estrategia y las decisiones que tomas se deben adecuar a las circunstancias particulares de ese momento (auge o recesión económica, tu competencia, la perspectiva para los diferentes sectores, indicadores financieros…).
3. Entre más abras tu juego, más goles puedes meter… o más goles puedes recibir. Entre más grandes sean tus sueños mayor posibilidad de reveses implica (mayor riesgo). Cada empresario, como cada entrenador, es diferente y tiene un estilo diferente de juego. Puedes tener éxito siendo conservador o agresivo, pero NO puede tener éxito si juegas de una manera en la que no te sientes cómodo.
4. No se puede jugar con 11 delanteros o con 11 defensas. La base de un negocio exitoso en el largo plazo es la diversificación: No tengas un solo cliente, un solo proveedor, una sola estrategia de negocios, un solo plan de salida… Siempre ten opciones que se complementen entre si.
5. Ojo con los cambios, a la mitad del partido, en vez de fortalecer pueden desbalancear al equipo. Una vez que implementes un plan o camino realiza con conciencia todos los cambios. Aun cuando sean necesarios, se tienen que hacer con la cabeza; procura no guiarte por eventos coyunturales o tendencias de corto plazo y evita al máximo, las decisiones de pánico.
6. El final de cada temporada, aun de las mejores, es momento de reflexión. Una o dos veces al año, tómate el tiempo para evaluar no sólo los resultados de tu empresa sino como se sigue adaptando tu estrategia y tus planes a futuro con el momento y tus necesidades. Si no estás satisfecho, rebalancea: haz los cambios necesarios.
7. Muchos jugadores se creen Pelé, pero como bien dijo O´Rei “Nunca habrá otro, mi padre y mi madre cerraron la fábrica.” Empresarios naturalmente talentosos y eruditos de los negocios hay muy pocos, no los trates de emular. Nunca juegues juegos que no sabes jugar, por más atractivo que parezca: no especules si no lo sabes hacer, lee siempre la letra pequeña, no tomes decisiones que suenen demasiado buenas para ser verdad.
8. “En el futbol —dice Tabárez, el técnico uruguayo— cada vez hay menos tiempo y menos espacio, por eso es cada vez más necesaria la técnica.” Lo mismo ocurre en el mundo de los negocios, el crecimiento de los mercados, la globalización, la competencia y los avances tecnológicos hacen indispensable que juegues con técnica, o sea que cuentes con la ayuda de asesores en diferentes áreas que te permitan traducir la gran sofisticación de los mercados a tus necesidades, carácter y objetivos particulares.
Adina Chelminsky