Las tecnologías genéricas deben ser incorporadas a la educación, si deseamos que sea la industria pesada de la humanidad, es decir la productora de los buenos ciudadanos del futuro.
La expresión navaja de Ockham apareció en el siglo XVI para expresar el principio de simplicidad. Ockham «afeitaba como una navaja las barbas de Platón», ya que de su aplicación se obtenía una notable simplicidad ontológica, por contraposición a la filosofía que la llenaba de entidades. Ockham eliminó a las innecesarias y rechazó la existencia de las especies intermediarias en el proceso del conocimiento. Cuando nos encontramos frente a un problema se dice que la explicación más simple es la indicada. Así los detectives usan la navaja de Ockham, para hallar al culpable y los médicos para definir la enfermedad detrás de los síntomas. Lo que pretende la técnica es la solución de problemas eliminando lo innecesario. Pero determinar si algo es simple o no es subjetivo u opinable. El segundo problema es que no hay evidencia de que lo más simple sea lo correcto.
La navaja de Ockham tiene muchos puntos débiles, y si va a utilizarse es mejor que sea cuando existan evidencias concretas, y sin intentar por eso, desacreditar teorías complicadas, pero válidas.
La tecnología es el conjunto de teorías y técnicas, así como la suma de instrumentos y procedimientos industriales que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico. El origen de la palabra se traduce como el estudio de la técnica. Hay tecnologías de distinto tipo:
Tecnologías de racionalización. Son innovaciones progresivas para mejorar los productos, que resultan de correlacionarlos con los nuevos conocimientos y procedimientos de fabricación.
Tecnologías claves. Tienen su origen en los grandes descubrimientos científicos, por ejemplo, la luz eléctrica, los circuitos integrados, los microprocesadores, la telefonía celular, etcétera.
Tecnologías genéricas. Son conocimientos técnicos comunes compartidos por las empresas de alguna rama industrial, pues tienen en común que no guardan derechos de propiedad y pueden ser usados por cualquiera a diferencia de las que cuentan con derechos de propiedad intelectual.
Tecnologías industriales. Están enfocadas principalmente a la producción estandarizada en masa.
Tecnologías alternativas. Están orientadas a combatir los efectos indeseables de la industria.
Tecnologías de punta. Se sustentan en la microelectrónica, la informática, las telecomunicaciones, la biotecnología o la nanotecnología, entre otras.
Las tecnologías buscan satisfacer necesidades y deseos humanos, resolviendo problemas prácticos.
El principio y el fin de las tecnologías
Las extinciones tecnológicas ocurren de un día para el otro y con tan poca tolerancia como la teoría evolutiva de Darwin. Pero no se trata de una ley, sino cuando logra lo mismo o mejor más rápido y a menor costo, que la tecnología precedente.
Por otro lado, cuando una tecnología sigue ofreciendo algo irreemplazable, no importa que sea antigua o pesada, versus la eficiencia y rapidez de la nueva. Ante dos tecnologías que hagan lo mismo, prevalecerá la que sea más práctica y fácil de usar. Como se ha visto, hay muchos inventos que pueden convivir, como el piano de cola con el sintetizador y los e-books con los libros.
La radio por ejemplo, no murió con la TV porque es imposible ver TV mientras se maneja o en el trabajo. Por otra parte, si bien la visión es clave, la voz es el primer elemento del lenguaje. Por algo tenemos dos orejas y una sola lengua. Es para escuchar el doble de lo que decimos. Una voz atrae o es rechazada, de inmediato. Las sutilezas de tono o la pronunciación son variadas, lo mismo que las formas de presionar una tecla los pianos reales. Esa sensibilidad se extiende al arte. Por eso es que no ha muerto la industria de la transmisión de la voz y de la música.
Hay factores que colocan a una tecnología en la puerta del cementerio. Algunas parecen sobrevivir mucho tiempo sin entrar, como los relojes mecánicos convertidos hoy en objetos de lujo. No es su función esencial dar la hora, sino que son símbolos de status y de mecanismos milagrosos.
Otras tecnologías mutan; es el caso del arco y la flecha, que fueron desplazados del campo de batalla por las armas de fuego, pero su uso se convirtió en un arte y un deporte.
Fuera de los casos excepcionales, lo más común es que las tecnologías desaparezcan cuando aparece un invento que puede hacer lo mismo, más rápido o a menor costo. Pero para cada persona tiene sus circunstancias, por eso la bicicleta y el caballo siguen siendo medios de transporte.
Esto todo quiere decir que vaya a ser siempre así. Cuando se trata de progreso técnico lo que importa es verificar si tal tecnología está hoy en uso o si se la encuentra en el museo.
Tecnologías que resisten al tiempo
La primera tecnología creada por el hombre sigue siendo la más valiosa, y como el aire que respiramos, no advertimos su valor. Hace miles de años tallamos el alfabeto en el cerebro, logrando una capacidad de comunicación inimitable. Hoy todo se aceleró y la brecha tecnológica crece. La tecnología sube por el ascensor y el hombre por la escalera.
El analfabetismo funcional –no leer por falta de tiempo- hizo perder poder a la 1ra tecnología.
La educación resiste al cambio tecnológico y las neurociencias no llegan a la educación. Si reviviera un maestro del siglo pasado se insertaría fácilmente en la escuela, que mantiene el mismo formato: edificios, exámenes, períodos lectivos, títulos, libros. Se enseña desde los medios sin pensar en los fines, es decir en lo que debe saber un egresado, ni en las virtudes necesarias en la actualidad. En cambio, si resucitara un neurocirujano, no sabría qué hacer en un quirófano moderno.
El conocimiento crece exponencialmente y el título es una misión imposible ante la enfermedad de la titulitis. El graduado no sale preparado y el niño no descubre su inteligencia singular entre las inteligencias múltiples. Así carece de esa fuerza impulsora. Pero la sociedad del conocimiento precisa asociar producción de riqueza y saber para dar sustento a los habitantes del planeta.
Tecnologías creadoras de riqueza
En los orígenes se vivía de la caza. Hace 10.000 años la tecnología de la semilla dominó a la naturaleza en lugar de esperar sus designios y el hombre se pudo arraigar. La división del trabajo expandió el comercio. A fines del xvii surgieron las fábricas y se combinó la energía de los combustibles con las tecnologías de producción en serie, educación masiva, medios de comunicación y cultura de masas.
Los recursos tradicionales -tierra, mano de obra y capital- se sometieron ante el conocimiento y las jerarquías ante la red. La 1ra tecnología hizo crecer cosas, la 2da las fabricó, la 3ra piensa, sabe y experimenta. Sus símbolos son el arado, la cadena de montaje y el ordenador.
Es imposible construir economías avanzadas con sociedades que atrasan.
La tecnología es más rápida
La escuela cuesta miles millones de U$S y no fabrica bien a los ciudadanos del futuro. No forma mentes inteligentes que transformen, sinteticen y apliquen el conocimiento. Tampoco las articula con las TICs (tecnologías de información y comunicación).
Compartir las innovaciones en redes consolida nuevas competencias sin reproducir los discursos dominantes que crean esclavos de planes ajenos. La energía espiritual surge al descubrir la inteligencia singular y circula por el carril creativo del cerebro, el generador de las ideas. Luego, el hemisferio izquierdo se encarga de organizarlas en proyectos para lograr resultados.
Tecnofilia y Tecnofobia. Tecnofilia es la pasión exagerada por la tecnología que puede convertirse en adicción. El tecnofílico compra las últimas versiones a precios exorbitantes. La tecnofilia crece por la dependencia que genera la tecnología. Tecnofobia es el rechazo irracional a lo tecnológico.
En 1624 Francis Bacon en su libro “La nueva Atlántida” supuso que la tecnología mejoraría al mundo. Mary Shelley publicó en 1818 “Frankestein” mostrando lo que pasa cuando la tecnología se descontrola. El Apolo 13 fue una misión para transportar astronautas a la luna. Una explosión de los tanques de oxígeno obligó a abortar la misión y orbitar alrededor de la luna. Los tripulantes agregaron un paracaídas al módulo lunar y lograron regresar sanos a tierra.
La fe en la tecnología hizo creer que se podía bombear petróleo desde el fondo del mar. El derrame del golfo es un argumento tecnofóbico sobre como las máquinas dominarán al hombre o lo harán desaparecer. Los tecnofílicos creen que las máquinas se volverán conscientes y el hombre pactará con ellas. Los problemas de salud serán cosa del pasado y los problemas desaparecerán. Para los tecnofóbicos existirán seres de inteligencia superior, que vivirán cientos de años, y los demás serán sepultados. No será una sociedad para todos sino un salvavidas para los ricos.
Multitasking
Hay culturas policrónicas (orientada a los eventos) y monocrónicas (orientadas al reloj). Las 1ras funcionan bien haciendo multitasking, las monocrónicas hacen una tarea por vez, siguen al reloj y respetan el plan. Para McLuhan los medios son extensiones del cerebro. Hoy que las redes extienden el sistema nervioso, el hombre puede ser una prótesis de la tecnología que creó.
Sintonizar el sistema nervioso y el sistema digital
Hoy se educa para un mundo inexistente. El átomo es pasado, el símbolo de la época son los chips y la red. La red no tiene centro, ni certezas. Combina la simpleza del átomo con el desorden del caos. El chip de silicona y la fibra de vidrio de silicato se unen a velocidades fantásticas y visten al mundo con un tejido de redes con nodos y conexiones. Los nodos se hacen pequeños mientras que las conexiones crecen.
Así como células poco inteligentes crearon el sistema inmunológico, una PC conectada con otras tejió la telaraña “World Wide Web”. Este mundo de especialistas en red promueve un diálogo que divida al todo en partes que logren entenderlo y mejorarlo, con ideas y trabajo en equipo. El poder del futuro consistirá en saber aprovechar la comunicación. En una red el talento se multiplica creando un poderoso y enigmático cerebro social. La tecnología aplica el saber para adaptar el mundo al deseo del hombre, mientras que la política distribuye el poder. Cambiar mitos por leyes, nos hizo racionales, pero con la explotación del conocimiento perdimos el contacto con la naturaleza. Los conceptos sustituyeron a lo real creando la realidad virtual.
Las tecnologías mecánicas y energéticas eran analógicas
Se podía ver como aumentaban nuestra potencia. Las tecnologías digitales se fugan de lo real y del sentido común. La fibra óptica permite correr pero la información no es conocimiento, ni el conocimiento es sabiduría. La creencia ilusoria en el poder de la máquina hace olvidar que ciencia sin conciencia es la ruina del alma. Calcular no es pensar: las máquinas no piensan. No hay que confundir el esfuerzo del pensador con el automatismo de un programa. Las tecnologías no son neutrales, son manipulables y pueden profundizar la desigualdad.
El lenguaje fundó la tecnología y otorgó al hombre el 1er poder. El vacío entre el orden natural y el humano se cubre en la 1ra persona de los verbos creer y crear: “Yo creo”. El hombre hecho a imagen y semejanza del gran creador detenta el poder de la Inteligencia: puede adaptarse al cambio y provocarlo. Al crear la PC reconocimos las fallas del cerebro. La PC es la extensión natural de la mente. Allí los átomos más las unidades digitales funcionan en una red donde circulan ideas, contactos e información, amplificados por la tecnología informática y de la comunicación, y sintetizados en internet. Sincronizando lo humano con lo digital se logra el sueño de Arquímedes: “dadme una palanca y moveré el mundo”. Las aptitudes genéricas crean las aptitudes técnicas. Son las virtudes de crear, imaginar, leer, interpretar, razonar y decidir.
Ciencia: la perfección del sentido común. La ciencia cuestiona su saber, duda y genera hipótesis. La creatividad produce las ideas que la innovación ejecuta. En la destrucción creativa el exitoso es superado por el innovador. La sociedad se beneficia pero alguien quiebra. Así hay más destrucción que creación. Para evitar ser uno el destruido hay que tener la valentía de destruirse uno mismo.
Salir de la innovación controlada por el mercado demanda educar cerebros creadores de valor que no caigan en la trampa tecnológica. Investigar el mercado tiene límites: el cliente siempre quiere más por menos. Hay que apuntar a un valor que el cliente desconoce, no a la novedad per se. Para Einstein el arte llega a las verdades más profundas por otra vía. Debe conectarse con la ciencia
La teoría del océano azul
La idea madre fue el tallado del alfabeto en el cerebro. Hace 100 años Gillette ideó un producto para que se lo compraran toda la vida: la hojita de afeitar. En los 50 la NASA vio que el bolígrafo no funcionaría en el espacio, la tinta no bajaría. Invirtió u$s12 millones en un bolígrafo que escribía a gravedad cero. Los rusos a costo 0 dieron lápices a su tripulación. En 1970 un japonés se quejó por una caja de jabón vacía. La empresa gastó millones en una máquina de rayos “X” pero falló. Un obrero apuntó un ventilador a la línea de empaque. Las cajas avanzaban y las vacías volaban. “Bienvenido nuevamente” dijo el recepcionista del hotel al empresario hotelero quien ideó un software de reconocimiento de rostros que desechó por costoso. Averiguó como hacían. El taxista preguntaba al pasajero si ya había estado y colocaba su valija según la respuesta. Pequeñas ideas revolucionaron el mundo.
Creatividad es crear ideas que la innovación concreta, no toda idea es buena en sí misma, ni toda innovación es valiosa, como el creador bohemio o la tecnología innecesaria.
Las buenas ideas no se mueren nunca y se implementan educando el cerebro y potencializándolo con la tecnología. Las tecnologías genéricas deben ser incorporadas a la educación, si deseamos que sea la industria pesada de la humanidad, es decir la productora de los buenos ciudadanos del futuro.