Estas son las 7 claves de los profesionales exitosos que seguramente te van a servir
Quizá recién estás empezando a dedicarte a algo nuevo. O tal vez todavía ni siquiera te animaste. O puede ser también que hace tiempo que estás haciendo lo que hacés, pero todavía no funciona como esperabas. Si estás en alguno de esos momentos, estas son las 7 claves de los profesionales exitosos que seguramente te van a servir.
Los profesionales exitosos…
1. Ven las pruebas y los fracasos como parte del proceso de aprendizaje del negocio.
Manejar un negocio no es fácil. Y encima, la mayoría de los negocios fracasan no por un asunto inherente al negocio, sino por un tema de mentalidad del emprendedor. ¿Por qué? Porque esos emprendedores ven los errores como el fin del mundo, en vez de entenderlos como parte de un proceso de aprendizaje del negocio, dentro de un esquema de prueba y error.
Los profesionales exitosos, en cambio, entienden que hacer experimentos, fallar, analizar y entender qué pasó para luego recalcular, es lo que les permite comprender cuál es la respuesta del mercado. Y este es el camino más sano para lograr los mejores resultados en el largo plazo.
2. Están dispuestos a invertir en su formación
Quieren aprender y capacitarse sobre lo que es relevante en cada uno de sus mercados, para llegar siempre un poco más allá en sus negocios. Lo ven como una inversión a futuro, no como una pérdida de dinero. Y por eso buscan un retorno. Evalúan las capacitaciones que toman desde una mirada estratégica, en base a cuánto lograrán en relación con sus objetivos y sus metas. Y si el cálculo da positivo, avanzan.
3. Son visibles
No le tienen miedo a aparecer. Les gusta escribir, hablar, contar lo que hacen. Entienden que son una persona trabajando para su marca, y que el proyecto necesita ser contado para que los clientes sepan que existen y los contraten. Son conscientes que deben salir de la invisibilidad, como cuento aquí.
¿Sabés por qué les pasa esto? Porque saben cuál es su magia, entienden cuál es su contribución al mundo, tienen claro qué tienen para darle a los demás y qué eso que el otro necesita de lo que ofrecen. Y lo comunican desde un lugar de certidumbre, seguridad en sí mismos e integridad.
4. No venden horas, venden programas
El problema de vender horas es que no transmite el valor de tu trabajo, y que predispone a tu potencial cliente a pensar en términos de precio. Y entonces compara tu valor hora contra un sucedáneo que le genere placer, que seguramente no tendrá nada que ver con lo que vos ofrecés. Y en la comparación, perdés.
5. Disfrutan hacer marketing y no le tienen miedo a vender
Ventas y marketing, dos malas palabras para algunas personas. «Soy malo para vender». «Me parece mal hacer marketing, es engañar a las personas». Ven las ventas y el marketing como una carga. En un punto creemos que «ser vendedor», «ser bueno para hacer marketing» es algo natural, algo que viene dado. Pero no. Ambas son capacidades que se aprenden. Hay formaciones universitarias de años para aprenderlas. La clave está en aprender, en saber cómo hacerlo, y en “hacer marketing” y vender desde un lugar de integridad.
6. Comprometen a sus clientes
Cuando una persona se compromete, alcanza sus objetivos. Sin compromiso, en cambio, funcionamos en un modo on-off: a veces estamos, a veces no. Y en ese vaivén es cuando se diluye la relación, los resultados son peores y se pierden los clientes.
Hay dos estrategias para que tus clientes se comprometan y logren sus metas: valor y plazo. Valor implica que puedas demostrar cuánto vale tu magia para él o ella, y que desde allí se produzca la conexión. Plazo implica una relación que va más allá de una sola vez, que tiene una continuidad.
7. Están conectados con su magia y entienden el valor que le aportan a sus clientes
Están seguros de que valen cada centavo que cobran y que son buenos en lo que hacen. Tienen, además, certeza y confianza en que pueden ayudar a sus clientes a lograr los resultados que buscan.
¿Y esto cómo se logra? Construyendo una estrategia de negocios desde tu magia. Ni más ni menos. Entendiendo cuál es tu aporte y cómo podés construir desde allí tu oferta. Para llegar a esas personas que realmente necesitan lo que tenés para dar, tu nicho ideal.