El cerebro no fue hecho para el hombre sino el resultado de la evolución. El sistema nervioso se formó por capas. El tronco cerebral, controla los instintos y no aprende. El mamífero que procrea por parto, aportó lo emocional. Lo racional surgió del lenguaje y se fijó en la corteza. El cerebro no es preciso como la mano, que sustituyó a la garra, ni sabe cómo armonizar las áreas.
La importancia de las manos
Cuando el hombre se puso de pie las manos reemplazaron a la boca y el cerebro creció. El estómago es el ámbito natural que llega a la conciencia por las sensaciones. El lenguaje creó el mundo cultural. El hemisferio izquierdo alojó la razón, el derecho la emoción. La identidad surgió de fibras nerviosas que los conectan. El animal primitivo era un tubo digestivo pegado a la roca. El viejo intestino no confió en el nuevo cerebro y quedó como circuito autónomo. La evolución revive en los 9 meses de la concepción. El intestino es como la raíz de la planta. Si falla el cerebro abdominal, el sistema se cae.
Instintos, emociones y pensamientos
Ante los conflictos la medicina no tiene remedios absolutos sino paliativos y la psicología descubre los trastornos mentales que ocasionan. La educación puede enseñar cómo funciona el cerebro y a optimizar su rendimiento. Es posible controlar impulsos y emociones con los lóbulos prefrontales, que nos hacen en verdad humanos. Sin ello las áreas primitivas nos dirigen. Reaccionan rápidamente, antes que nos enteremos.
El objetivo es lograr racionalidad, sentido común, cooperación, altruismo, ética; para vivir mejor. Tantos programas nos manipulan que decisiones –que creemos racionales– son automatismos. También organizan secuencias de planes y objetivos. Seleccionan y activan una memoria operativa e inhibe otras. La conducta motora al principio es imprecisa, se perfecciona con la práctica y se modifica con estrategias, hasta que el cambio se automatiza.
La resistencia al cambio
Se trata de evitar el esfuerzo que el cambio representa. Y sin tener feedback con la realidad el error se convierte en hábito. La visión magnética del futuro contribuye a crear buenos hábitos. La mente produce lo que en ella se siembra.
Un hábito se crea al darle prioridad, planearlo, ejecutarlo y controlarlo. La actitud vale tanto como la aptitud. El hábito de la habilidad enseña a hacer, el de la actitud las ganas de hacer, de empezar y perseverar. Cada uno crea diariamente los hábitos que luego lo forman.
Concentrar la energía
Para evitar que triunfe la rutina hay que generar propuestas sugestivas, soluciones novedosas alejadas de lo que lleva a más de lo mismo. La neuroimagen muestra que dialogar con uno mismo de manera positiva permite remodelar física y positivamente la estructura. Para cambiar en serio hay que modificar el patrón mental generador. El peligro es eliminar un hábito pero extrañarlo y volver a él. La neuroplasticidad es el recurso físico que arranca cuando cerebro lo ordena. La mente es invisible, aporta conciencia, pensamientos e ideas. Se reprograma contra sí mismo. La constancia y querer mejorar motorizan el cambio.
Yo quiero
El cerebro interpreta lo que percibe, lo traduce en impulsos eléctricos y crea respuestas. Puede ver el problema como caos, como algo complicado o como oportunidad. Un pensamiento repetido genera una acción. Una acción exitosa repetida genera un hábito de éxito. Un hábito exitoso repetido genera un carácter exitoso. El reactivo, reacciona, el proactivo elige lo importante a lo urgente. Según Pareto el 20% de los factores producen el 80% del resultado.
El peligro es que la rutina diaria haga olvidar el propósito y que se trabaje sin saber por qué. Para evitarlo hay que alinear el foco de atención con la asignación de importancia. Hay palabras mágicas que hacen circular la energía desde las ideas, para que la voluntad elija las mejores.
El termómetro
Las definiciones de inteligencia van desde la flexibilidad de la conducta para generar ideas, resolver problemas y adaptarse a los cambios del medio ambiente. Algunos miden el pensamiento abstracto; otros la habilidad para aprender. Así nació el IQ, el coeficiente intelectual, pero hoy se considera una medición arbitraria. Howard Gardner (1983) consideró que las inteligencias son múltiples. La gente varía en habilidades particulares, que difieren de la inteligencia general. Se puede ser inteligente sin contar con tantos conocimientos, lo que se denomina “inteligencia fluida”, que resuelve problemas, descubriendo relaciones.
El CI -coeficiente intelectual- mide la capacidad de resolver problemas, el CE, emocional, la posibilidad de automotivarse y de motivar, el CES -coeficiente de inteligencia espiritual- cómo nos relacionamos con el todo y con los principios universales. El CES tiene la fortaleza del porqué, el CI y el CCR -coeficiente de creatividad- sugieren qué hacer, la visión. El cómo hacer, implica la disciplina del CEJ – coeficiente de ejecución-, el CE es el Quantum de la pasión. La inteligencia espiritual orienta a las demás. Tenemos un potencial y ante el estímulo se abre un espacio de libertad que precede a la respuesta. Mientras que los valores controlan nuestra conducta, respetar los principios universales genera consecuencias favorables.
Como el futuro no existe debemos inventarlo. Las modificaciones que se producen en el cerebro a edad temprana lo caracterizan como adulto. Podemos trasplantar un pulmón y seguir siendo los mismos. Pero si nos cambiasen el cerebro, nos convertiríamos en personas distintas.
Integrar los lóbulos frontales y basales
Las neuronas espejo funcionan en la imitación de las conductas, pueden regenerarse para lograr nuevas conexiones o restablecer funciones dañadas.
El contexto cambia de manera acelerada. La corteza frontal recibe la información y decide trabajando en redes. Así maneja recuerdos y los combina de formas diferentes. La imaginación es capacidad de articular lo viejo para componer lo nuevo. La planificación es la capacidad de lograr un futuro distinto, combinando lo conocido y con descubrimientos recientes. El lóbulo frontal fija objetivos y hace planes. Coordina frente a demandas del contexto, las capacidades responsables de coordinar la cognición y la emoción y hasta de inhibir los instintos básicos.
La miopía del futuro es elegir la satisfacción inmediata e hipotecar el destino. Para evitarla la educación debería enseñar desde el pasado y desde lo actual a proyectar el porvenir.
Tomar la iniciativa
Es romper con el piloto automático que detiene los cambios necesarios.
Tomar la iniciativa y ocuparse aumenta la zona de influencia sobre el problema y energiza, mientras que la preocupación inhibe y paraliza. Tomar la iniciativa sirve si se elige bien. Para eso las prioridades deben estar bien asignadas. El segundo paso es entrar en acción sin esperar que las cosas ocurran por arte de magia. La cara peligrosa de la mente reactiva, es reaccionar sólo cuando algo pasa. La mentalidad proactiva, crea el futuro deseado sin limitarse a reaccionar. Dejar para mañana lo que se puede hacer hoy es arriesgar a que mañana sea tarde.
No hay peor intento que el que no se realiza
Con iniciativa nadie nos gana de mano. Para lograrla hay que autoevaluar los métodos, cambiar tareas de bajo a las de alto rendimiento, tener el deseo presente, correr riesgos, persistir hasta alcanzarlos, apuntar alto, empezar de nuevo las veces que haga falta, confiar en uno mismo. La batalla de la iniciativa se desarrolla en la mente.
Operación diferida: operación perdida
El que espera desespera mientras pierde el tiempo y dinero y le parece que no puede hacer nada. Se ha habituado a diferir. Se detiene ante la lista de acciones a realizar en lugar de concentrarse en visualizar los beneficios esperados. En numerosas ocasiones lo difícil se hace fácil aprendiendo a delegar, no sirve encargarse de muchas tareas. En otras es cuestión de decidir: cualquier decisión es mejor que postergar.
Revisa tu lenguaje
Si lo que paraliza es alguna conversación pendiente, debe completarse. Limpiar basura de la mente permite enfocarse. No es cuestión de eludir el diálogo sino de darle poder motivador, sin engancharse con objetivos imposibles. Desarticula lo que se dice cuando se posterga. Puede ser el peor enemigo el formato del diálogo interno. Henry Ford lo dijo: siempre tenemos razón: si creemos que nos irá bien o que nos irá mal. La clave es que guíen pensamientos positivos. Platón dijo que el comienzo es la parte más importante del trabajo.
La metodología intelectual de la gestión
La incertidumbre y el azar difieren de la buena suerte. Esta se logra cogestionando el pasado, el presente y el futuro. Toda acción presente es fruto del pasado y del futuro. El pasado se manifiesta en una forma de hacer que depende de la historia personal. El futuro se introduce mediante deseos e intuiciones.
Toda acción presente se convierte pronto en pasado y en semilla del futuro, si se adquieren competencias intelectuales y emocionales para procesar el tiempo. Hay que aprender a procesar los sucesos internos (ideas, competencias) y los externos (cambios del contexto). La estrategia debe incorporar hechos invisibles hasta hoy y generar ideas movilizadoras.
La mirada sistémica observa hechos, patrones y estructuras. Ocuparse sólo de los hechos genera una modalidad reactiva: “hagamos algo”. Considerar los patrones es el modelo “siempre lo hicimos así” que aplica un criterio que ya no sirve. El pensamiento estructural integra el futuro y articula en simultáneo las relaciones, los objetivos y las percepciones.
Manos a la obra
Hay ventajas a lograr mejorando la relación entre la mano que ejecuta y el cerebro que piensa. El creativo suele ser demasiado bohemio y el ejecutivo demasiado lógico. La vida rutinaria automatiza y el cerebro lógico termina siendo el dominante. Mediante el entrenamiento del hemisferio derecho se logra que las ideas crucen la frontera de la lógica. Como dijo Einstein en las crisis la imaginación supera al conocimiento. Para que el cerebro rompa la inercia de un estilo de vida que deja poco espacio a la creatividad, se debe entrenar la imaginación con acertijos y juegos de inteligencia. Ejemplo: Dibuja un cerco para que las ovejas negras de tu vecino no puedan llegar a tu fuente de agua.
Con la bipedestación las manos transfirieron a las piernas la locomoción y se dedicaron tomar el alimento que antes era recogido por la mandíbula. Entonces, el rostro se aplanó y en posición erecta el cerebro creció. Lejos de la tierra, la cabeza se transformó en un símbolo intelectual y los ojos en su instrumento. Así se separaron lo sensorial y lo intelectual.
El cerebro humano está partido
Con la invención de la imprenta, se impulsó el crecimiento del lado izquierdo del cerebro. En él se asentaron el pensamiento, el análisis y la objetividad.
En el derecho, quedaron la intuición, la perspicacia, la creatividad y las emociones.
El ensamble lo realiza un cableado de fibras nerviosas sin evitar la competencia entre estas dos formas diferentes de pensar. Mediante la gimnasia mental, los hemisferios pueden complementarse. Cuando el hombre se puso de pie desarrolló su cerebro porque las manos se dedicaron a explorar, a ejecutar sus decisiones y se convirtieron en su extensión natural.
El sistema nervioso humano y el digital
La tecnología complementa al cerebro con su velocidad exponencial, memoria ilimitada, comunicación sin fronteras y exposición multimedia. Pero 7 de cada 10 personas escriben con 2 dedos a 20 palabras por minuto, detienen la velocidad del pensamiento e impiden que lo digital se convierta en la palanca de sus sueños. Como dijo Arquímedes: “Dadme una palanca y un punto de apoyo y moveré el mundo”.
El día sigue teniendo 24 horas y perdiendo el tiempo por falta de métodos, el crecimiento exponencial del conocimiento se torna inaccesible. Cuando se dominan las técnicas intelectuales y tecnologías se genera una sinergia entre cerebro, ojos, manos y computadora, que sincronizan el sistema nervioso humano con el digital. El efecto es casu mágico: son manos que hablan.
Las palabras vuelan y se las lleva el viento
Cerebro y mano se refuerzan con la escritura y el dibujo: lo escrito queda mientras que la palabra y el pensamiento desaparecen. La grafología y la firma en un documento demuestran el compromiso que implica la escritura. Así, como cada mano cuenta una historia, la escritura permite fijar conceptos, repasarlos para crear huellas en la memoria (grafosíntesis) y grabar pensamientos positivos en la mente con su capacidad autosugestiva, que le permite transformar en acto todo aquello que decide aceptar.
En relación con la memoria, el dibujo es un poderoso instrumento para representar objetos e ideas. Ejercicio. Utilizando solamente círculos y rectas dibuje las siguientes palabras: OBEDECER – DESESPERACIÓN- TRIUNFO – VEJEZ
El uso de la mano como auxiliar del intelecto, provoca un impacto-registro penetrante y efectivo. Al representar en códigos diferentes, se favorece la creatividad. Para desbloquear el empowerment (el poder interior), se deben destrabar los bloqueos creativos, emocionales, estratégicos, ejecutivos y sociales. Hay que poner “manos a la obra» de construir, por uno mismo, un cerebro que funcione en un nivel superior.
Muy buena la informaciòn, soy apasionada de lo que ocurre en nuestro cerebro.