por Dr. Horacio Krell*
Desde su creación los partidos socialdemócratas europeos hicieron de la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores y de los desfavorecidos la guía de su acción política.
Para lograrlo era fundamental la educación, el acceso gratuito a la educación pública, la promoción de la igualdad de oportunidades. La idea es que la educación hace a las personas auténticamente autónomas y les ofrece la posibilidad de ser plenamente libres.
Después llegaron las políticas sociales para erradicar la pobreza y la lucha por mejorar las condiciones de trabajo. Con cada crisis aumenta pobreza y crece el número de personas en riesgo de exclusión, por la pérdida del empleo que es la principal fuente de ingresos.
La necesidad de actuar en situaciones extremas revalorizó el papel de las organizaciones de caridad y la aparición de multitud de partidos que llevaron el debate político y social hacia la denuncia de las injusticias que las nuevas condiciones estaban originando, la ayuda a personas y familias en situación de pobreza y la defensa de las personas en riesgo de exclusión social.
Las medidas propuestas tendieron a subvencionar
No se preocuparon por erradicar la causa de la pobreza a través de políticas de promoción del pleno empleo ni políticas de acompañamiento. Se exigió un reparto de la riqueza para corregir la desigualdad, pero sin decir cómo, se confundió riqueza con renta, una versión actualizada del pan para hoy y hambre para mañana.
Se proponían ayudas sin plantear propuestas superadoras de las causas que la producen.
O se expresaban políticas de protección social de la pobreza con consignas como que hay que “proteger a los pobres” que suenan más a políticas de beneficencia o de caridad pública.
El discurso emergente tuvo más que ver con el pobrismo que con las propuestas tradicionales de creación y desarrollo del Estado del bienestar. Parece que los que forjaron el Estado del bienestar, ante los límites que la nueva realidad impone al crecimiento, se sienten agotados y renuncian a reformarlo y actualizarlo para adaptarlo al nuevo contexto delineado por la globalización. Y con la falta de ideas y con un impulso insuficiente van perdiendo su identidad política y se refugian en medidas rentables electoralmente en el corto plazo.
La irrupción de fuerzas políticas
Desde la denuncia de situaciones intolerables son fuerzas que pretenden soluciones simples y consignas pobristas, pero que emergen con gran empuje.
Para enfrentar esas fuerzas, los partidos tradicionales deberán renovar su oferta política dando respuestas propias a los nuevos problemas que plantean la globalización, la digitalización, el desempleo masivo, el redimensionamiento del Estado del Bienestar y en definitiva estudiar seriamente como encarar la superación de la crisis. También deberían abandonar la tentación de seguir aceptando las propuestas pobristas, que reciben el aplauso fácil de las mayorías, pero que no dibujan el futuro aunque anestesien el presente. El caso argentino es notable, ya que la creación extraordinaria de planes sociales no solucionó el problema de la pobreza y ha puesto en peligro a la economía con una inflación de 3 cifras y un Banco Central casi sin reservas
¿Eres un pobrista?
¿Perteneces a los que defienden a los pobres culpando a una sociedad rica que los agobia? ¿No tratas al trabajador contra el capital sino al pobre contra el rico? ¿Consideras que el capitalismo es explotación, mientras que el pobrismo exclusión y descarte?
El pobrismo no busca la movilidad social ni pretende que el pobre algún día se haga rico.
Es un discurso de protesta contra los ricos que desprecian o ignoran a los pobres.
El pobrista muchas veces se muestra austero para mostrar su pertenencia al grupo que intenta representar. Se ha convertido en un intermediario entre los pobres y el Estado lo que le confiere poderes de negociación con los que puede lucrar personalmente.
No postulan la lucha de clases sino la asistencia y la redistribución de la riqueza. Desconocen que, históricamente, fue la inversión productiva la que generó el trabajo.
Descreen del capital y de la gran empresa
Les gusta dar pescado pero no enseñar a pescar. Son amables con la pequeña empresa (la PYME) como una metáfora de la lucha entre pobres y ricos, apoyan a las PYMES frente a las corporaciones que no reparten sus grandes utilidades.
No desean que el pobre deje de serlo. Se les terminaría su negocio. No indagan sobre las causas de la pobreza ni las del desarrollo.
Hacen prevalecer lo inmediato y rechazan la economía de mercado, que fue la que realmente redujo la pobreza en todo el mundo.
Tiene también su base religiosa bajo el mandato de ama al prójimo como a ti mismo y se basan en la doctrina social de la iglesia. Pero la ayuda efectiva es lograr que dejen de ser pobres.
Que participen en construir sus viviendas y en capacitarlos para que evolucionen. Brindarles la capacidad de desarrollo, superar la actitud compasiva y ayudarlos a salir de la pobreza.
El pobrismo finge ayudar al pobre pero en realidad lo condena a seguir siéndolo.
No intenta que aprenda a crear riqueza sino a redistribuir la que ya existe. No indaga sobre las causas de creación de pobreza ni las del desarrollo económico. La educación es la herramienta para salir de la pobreza. Los métodos son la mayor riqueza del hombre.
Un pueblo en crisis
Es una situación que hace rato lo viene golpeando. Veremos cómo la actitud fue la clave para empezar a superarla. Como decía Campoamor “En este mundo traidor nada es verdad o mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”.
La cuestión es que en el pueblo casi todos los habitantes están endeudados y viven a crédito.
Por casualidad llega al pueblo un turista extranjero y se dirige al único y pequeño hotel del lugar. Pide una habitación, saca un billete de cien dólares y se va a ver las instalaciones para ver si le agradan. El dueño del hotel toma el billete y ni lento ni perezoso sale corriendo a pagar su deuda con el carnicero. Este toma el billete y corre a pagarle al criador de cerdos quien sale corriendo a pagar lo que le debe al almacenero quien toma el billete y sale volando a liquidar su deuda con la prostituta a la que hace tiempo que no le paga. En plena crisis ella ofrece servicios a crédito. Con el billete en mano se apresura a llegar al pequeño hotel del pueblo donde lleva a sus clientes y le entrega el billete al dueño. En este momento baja el turista y le dice al propietario que no le gusta ninguna habitación, toma el billete y se va. Nadie ha ganado un centavo, pero ahora toda la ciudad vive sin deudas y mira el futuro con confianza.
Moraleja: Si el dinero circula, se acaba la crisis. La confianza es una moneda que nunca se devalúa. En la mente hay dos fuerzas fundamentales: una tira para adelante y la otra para atrás. Por eso cuando una persona o un país están estancados se precisa una cambio de actitud.
Los pilares de una Nación
Son su gobierno, el derecho, la justicia, la libertad y la educación. Platón sugirió que la base es la filosofía. Montesquieu que es la separación de los poderes del Estado. Los más preparados deben dirigir. Para Locke la base es la igualdad. Si el 50% de los argentinos es pobre, no hay igualdad. Los países libres y desarrollados dividen los poderes.
El populismo impide a la gente saber qué es lo importante y lo hace votar sobre lo que no entiende, no saben que erradicar la pobreza es sinónimo de educación y desarrollo y que deben reclamar por mejor educación. Los argentinos pobres desconocen lo profundo de su ignorancia, que el país podría exportar más bienes y servicios con valor agregado, para poder crecer.
No importa cuántos años se cursen en la escuela sino qué y cuánto se aprende. Les hacen creer que con pasar de grado alcanza. La mano de obra argentina derivada de una educación ineficaz es deficiente pero vota y decide sin saber que la carta ganadora de un país es el saber.
La educación atrasa. Según el informe Pisa de OCDE Argentina ocupa el puesto 58 entre 65 países en los exámenes internacionales de ciencia, matemática y lengua.
La carrera de las ratas
Es una búsqueda interminable, contraproducente o inútil. La frase equipara a los humanos con ratas que intentan ganar una recompensa esforzándose en vano.
Si una persona quiere advertir si corre la carrera equivocada debe observar el control que tiene sobre sus gastos, si sabe cuánto gana pero no cómo se evapora su dinero.
Debe detectar si compra por impulso sin preocuparse por cómo afectará a su presupuesto. Entonces el dinero nunca alcanza puesto que si más gana, más gasta, en un ciclo sin fin.
Empieza por cumplir el sueño de comprar un coche, luego el de tener una vivienda propia, y empieza a pensar en tener a su primer hijo.
Y así arma su larga lista de gastos y deudas sin fin.
Cuál es la solución
Debe aprender que hacer con su dinero para ahorrarlo e invertirlo. Lo primero es idear opciones para eliminar gastos y deudas. Al tener metas claras estará motivado a buscar alternativas de inversión que lo ayuden a alcanzarlas de forma más sencilla.
La inversión es la clave para obtener rentabilidad de los ahorros y disminuir los gastos.
Para eso deberá educar su mente para obtener ingresos pasivos que son los que se logran sin tener que gastar para obtenerlos. Al tener metas claras empezará a buscar opciones de inversión que lo ayuden a alcanzarlas de forma más sencilla. La principal inversión es educar su mente para que aprenda a lograr su salud financiera. La educación es la moneda que nunca se devalúa.
El populismo también educa
Donald Trump, Jair Bolsonaro y Cristina Kirchner no reconocieron en su momento su derrota y cuando agotaron sus trucos para ganar las elecciones actuaron a través de sus simpatizantes extremos. La turba es una prolongación de la personalidad del líder, es la consecuencia del proceso educativo que enseña el populismo para estimular el resentimiento y el miedo con un relato falaz que divide a la sociedad.
También potencia las emociones negativas, va por todo y destruye lo que no puede dominar.
La metodología que utiliza es la manipulación del odio, el relato que divide y aliena, el ataque a la justicia y la prensa, la ira siempre sagrada y la pulsión hegemónica.
La ideología puede ser un dato atendible que esgrimen pero es accesorio, siempre conducen a provocar la clausura del Estado de Derecho y a imponer una autocracia donde la voluntad del líder pase a ser la ley. Cristina espera que sus seguidores, inunden las calles y la salven del brazo de la Justicia cuando las cosas empeoren para ella todavía más.
El poder inteligente
El poder duro procede de la fuerza militar o económica. El poder blando de la cultura o la buena política. Poder inteligente es querer con eficacia, el querer produce la energía y la eficacia alcanza el objetivo. Eficiencia es hacer las cosas bien, eficacia es elegir la meta correcta, de nada sirve hacer bien lo que no tiene valor.
Hay que sumar las relaciones públicas: hacerlo bien y hacerlo conocer.
Gobernar
Al burro se lo gobierna con el poder duro: con anteojeras, riendas y con la intensidad o frecuencia del palo en el trasero; o con el poder suave, con la zanahoria en el hocico. El hombre tiene motivaciones más complejas: fe, ética, valores. Se debe usar más el poder blando, la persuasión, la atracción. Pero no se ganan mentes y corazones sólo con relaciones públicas: si el producto es malo ni la mejor publicidad lo puede vender.
Cómo es el poder inteligente
El poder inteligente conjuga razón y emoción, plan e intuición, conocimiento e imaginación. Se necesita redescubrirlo, combinar el palo con la zanahoria.
El poder duro gana batallas pero pierde la guerra. Los mejores países instalan el conocimiento y el capital social como política económica. Sin capital individual ni social los países ricos en materias primas son pobres. Sin buena educación se usa sólo el 10% de la capacidad.
La mente tiene dos servidores: uno trabaja, el otro crea. Uno es razonable, y se adapta al mundo, el otro es irrazonable y adapta el mundo a él. El poder inteligente combina los poderes. El duro es racional, opera con conceptos, apunta al objetivo. El blando es emocional creador e intuitivo.
Einstein no pensaba con palabras. En la teoría de la relatividad se imaginó viajando en la punta de un rayo de luz. Dejar que el poder blando encienda la chispa y corte el cableado débil para que los conceptos y las imágenes se conecten. El progreso depende del hombre irrazonable
La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro de modificarse. Esto genera efectos en la organización y un reformateo continuo regulado por la educación, la cultura y la actividad.
El cerebro social
Juzgar al otro desde el egocentrismo promueve acciones contradictorias. Formamos parte de grupos cuyo éxito es también el nuestro, los errores deberían guiar el aprendizaje. Todo individuo será nuestro aliado estratégico si los integramos a redes de valor.
La inteligencia social se ve en los grupos. El amiguismo obstaculiza el camino a la competencia. Los equipos deben integrar la diversidad: individuos creativos generando ideas, analíticos eligiendo las mejores, ejecutivos llevándolas a la práctica y sociales tejiendo lazos internos y externos. Así el todo será superior a la sumatoria de sus partes.
Como en el ajedrez somos piezas del tablero social en interacción permanente con las reglas del juego. Un peón puede ganar una partida y una neurona vale más si está bien relacionada. El principio clave es que solo no se puede. Dijo John Donn: “cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad, por consiguiente: Nunca preguntes por quién doblan las campanas, las campanas doblan por ti”.