Me hice esa pregunta hace mucho tiempo. Intenté investigar el tema para poder llegar a un índice de correlación entre creatividad e innovación y el número de patentes por otro.
El objetivo es innovar, ir más allá de lo conocido, afirmó Kasparov recientemente en Madrid en el Expo Management 2006. De innovación se trata e intentaremos comprender cuan importantes son las patentes en el cumplimiento de tales objetivos.
IBM es claramente superior al resto en cuanto a la obtención de patentes en el mundo. Le adjudicaron durante 2005 2974 patentes, un número muy superior a cualquiera de sus seguidoras. Superó por octavo año consecutivo las dos mil patentes anuales, su seguidor más próximo está a mil de Big Blue.
Por décimo año consecutivo se encuentra en el primer lugar.
Sin embargo, esta cualificada en el puesto número 10 del ranking de las empresas más innovadoras de 2005. Algo no comenzaba a cerrarme.
Philips fue la empresa con más solicitudes de patentes en 2005, sin embargo, no figura en el ranking de las 25 más innovadoras según la encuesta mundial a CEOs del Boston Consulting Group.
Matsushita, Siemens, Bosh, BASF y DaimlerChrysler figuran también entre las que más solicitudes presentaron y, una vez más, no figuran como las más innovadoras.
El tema seguía sin cerrarme.
Respecto de los países, en Latinoamérica la solicitud de patentes siguió este ranking: Brasil encabezó la lista con 283 solicitudes, seguida de México con 136, Colombia 27, Argentina 22.
Si se encuestará a empresarios, ejecutivos y CEOs acerca de los países más innovadores en Latinoamérica ¿estamos seguros que respetaría el mismo orden? Difícilmente.
Lo cual me lleva a varias conclusiones. No es más innovador en la “mente del consumidor”, o peor aún, del analista, quien “emboca” un mayor número de patentes sino quien puede mostrar una imagen de renovación, agilidad, frescura y gran conexión emocional con el usuario.
Se trata también de cómo comunicar lo que hacemos, lo que creamos, lo que inventamos, lo que producimos.
Umberto Eco decía que la comunicación es un 90 por ciento de retórica y un 10 por ciento de información. Aquí también podemos encontrar una punta que explique los motivos por los cuales no existe linealidad entre patentes e innovación.
La cantidad no es todo. Una vez más, hay intangibles que son capaces de inclinar la balanza.
Para mover pieza hay que ver todo el tablero dijo el mismo Kasparov. Las patentes son solo una pieza del juego de fuerzas que participan del abanico de oportunidades para generar innovación. Una pieza muy importante, es verdad, pero nadie ganó un partido de ajedrez moviendo solo la reina.
Una marca es mucho más que los artefactos, productos o servicios que ofrece. Una marca es el “vínculo” que le brinda identidad en su relación con el usuario.
Una marca es lo que puede producir en la mente y el corazón del consumidor.
Quien provoque las nuevas y mejores experiencias podrá ser catalogada como…la más innovadora de 2006
* Prof. Germán Castaños. Creativo. Consultor en creatividad. www.ideavip.com.ar.
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Muy buena nota. Copio nota de La Nación al respecto:
En los últimos años se duplicaron las solicitudes de patentes, pero sólo el 20% corresponde a compañías locales
Einstein decía que «la imaginación es más importante que el conocimiento». Hoy, múltiples estudios indican que tanto la imaginación como el conocimiento son poderosas herramientas para el desarrollo a través de la innovación.
Globalmente, esas invenciones intangibles que se transforman en productos se protegen por medio de sistemas de propiedad intelectual, como el patentamiento.
Pero aunque en los últimos años se impulsa la creación de compañías tecnológicas y se estableció una línea de aportes no reembolsables «de ventanilla permanente» para cubrir los gastos que origina la solicitud de estos documentos legales, las estadísticas indican que la actividad innovadora (medida por el número de patentes) no crece en el país todo lo que sería de desear: aunque en la última década y media se duplicó el registro de patentes, prácticamente todo el aumento corresponde a no residentes; es decir, el 80% de las patentes solicitadas corresponde a individuos o empresas extranjeras.
«Las patentes son un indicador de la actividad industrial de un país -afirma Hernán Charreau, químico y especialista en procesos de innovación y propiedad intelectual-. Se calcula que en el mundo existen ya 60 millones de patentes y que se registran 750.000 por año, de 63.000 tecnologías diferentes.»
Mientras en el país menos del 20% de las patentes corresponde a residentes, en Brasil esa cifra alcanza a casi el 40%, y en Chile, a alrededor de un 13%.
«En nuestro país, el «coeficiente de autosuficiencia» es todavía muy bajo porque tenemos exportaciones industriales y manufactureras que no están basadas en la innovación tecnológica -afirma Ruth Ladenheim, secretaria de Planeamiento y Políticas del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica-. Hay que tener en cuenta que, históricamente, el tejido industrial local se desarrolló a partir de adaptaciones, servicios, innovaciones no patentables o copias. En las instituciones también es bajo el número de patentamientos, porque se tiende más a la publicación.»
Para hacerse una idea de cómo fue variando la importancia de la innovación tecnológica en el mundo cabe recordar que, en 1982, alrededor del 62% de los bienes de las empresas norteamericanas eran activos tangibles; en 2000, esa cifra había bajado a alrededor del 30%. Un reciente estudio británico muestra que, en promedio, el 40% del valor de una compañía no aparece en su balance.
La historia de las patentes se remonta, según algunos autores, a leyes dictadas por el Senado veneciano en 1474. En Gran Bretaña, el Estatuto de Monopolios de 1623 contenía el germen de lo que sería una ley de patentes moderna. En 1790 y 1791, Estados Unidos y Francia, respectivamente, fueron los primeros países que las sancionaron.
Pero solicitar una patente no es sencillo. «Son documentos de 100 o 150 páginas, a lo largo de los cuales se describe cuál es la innovación, aunque los secretos de la receta sólo los sabe el «cocinero»», explica Charreau. La redacción tiene que estar en manos de expertos, ya que se utiliza un estilo muy ambiguo. Por ejemplo, un vaso no se llama «vaso», sino «contenedor de líquido», para ampliar el paraguas de protección.»
Más allá de los costos, que en los Estados Unidos pueden alcanzar a varias decenas de miles de dólares, el patentamiento tropieza en el país con dificultades de otro tipo.
«No hay costumbre de valorizar los activos intangibles [una idea tecnológica] -afirma Ladenheim-. Es muy difícil, por ejemplo, conseguir una garantía bancaria basada en un intangible.»
Según afirma Charreau, otro obstáculo es que el Instituto Nacional de Propiedad Industrial puede tardar entre cinco y ocho años para otorgar un título. «Fue una buena institución hace 20 años, pero le falta informatización, recursos humanos…», dice.
Desde su puesto en Clarke, Modet & Co., Charreau dirige una oficina de «inteligencia tecnológica»: se ocupa de sistematizar, organizar y analizar la información que surge de las bases de datos de las tecnologías patentadas. «El 80% de la bibliografía publicada sobre tecnología sólo se encuentra en las patentes -afirma-, igual que el 95% de los inventos.»
Las bases de datos sobre patentamiento son una valiosa fuente de información. «El análisis, la organización y la interpretación de esos datos facilitan la toma de decisiones; permiten mejorar la competitividad; ayudan a detectar fortalezas y debilidades y a reducir riesgos -agrega-. Así, es posible determinar cuántas patentes se solicitaron sobre una determinada tecnología, cuándo, en qué países, qué inventores las registraron, con qué empresas, qué país es el líder en el tema. Pero no sólo se analizan las bases, sino también las tesis de doctorado, las conferencias. Es un trabajo de «picapiedras»…»
Y concluye Ladenheim: «La consulta de bases de datos permite aprovechar tecnologías patentadas en otros países y hacer desarrollos a partir de ellas. Y en el laboratorio les ofrece a los investigadores una herramienta para orientar sus investigaciones hacia las aplicaciones».