En las startups suele desestimarse la comunicación interna porque «estamos todos en la misma oficina, tenemos contacto cara-a-cara o nos contactamos por Whatsapp, tenemos un grupo».
Es muy común que en la etapa de startup de una empresa todos estén enfocados en su core business y en aspectos que consideran claves como finanzas y marketing. En este sentido, casi siempre se desestima la gestión de la comunicación interna porque «estamos todos en la misma oficina, tenemos contacto cara-a-cara y cuando no, nos contactamos por Whatsapp, tenemos un grupo».
1. Bueno, primer error y primera clave
Ese «estamos todos en la misma oficina, tenemos contacto cara-a-cara y cuando no, nos contactamos por Whatsapp, tenemos un grupo» en realidad es comunicación interna. Los procedimientos de trabajo también, solo que conocida como comunicación operativa.
Si la startup tiene un CEO o líder definido y formal, desde el minuto cero ha estado interactuando con sus colaboradores, eso también es comunicación interna. También los emails, chats, reuniones, focus group y muchas de las interacciones del día a día de la startup son parte de la comunicación interna.
El primer tip es hacer conscientes estos intercambios para organizarlos y potenciarlos. De lo contrario, cómo podemos optimizar las reuniones, los chats o los focus groups para que esos medios nos permitan acercarnos a los objetivos que nos hemos propuesto.
2. La segunda clave son los medios
Contar con y gestionar carteleras, apps, intranet, grupos de Whatsapp, email, Trello, Slack, etc. no es comunicación interna, esos son los medios para lograr algo: que las personas hagan. Reitero: el fin de la CI no es implementar medios sino generar acciones.
Lo anterior quiere decir que contar con muchos medios, muchos canales, mucho contenido y mucho de todo sin una estrategia ni un objetivo, no nos ayudará mucho sino todo lo contrario, lo hará más complejo.
3. Tercero: más no es mejor
Si en tu startup hay problemas de comunicación, implementar más medios sólo por intentar dar una respuesta a la situación no los solucionará sino que los empeorará. Cuando la comunicación interpersonal en su expresión más básica es mala o al menos deficiente, lo seguirá siendo aún cuando dispongamos de los medios más avanzados.
Un consejo? En estos casos lo ideal es pensar en la comunicación como si fuera un auto en la ruta: mientras más velocidad, más complejo de conducir y más difícil para tomar decisiones inmediatas (como doblar en una curva cerrada). Lo que debemos hacer es bajar la velocidad, bajar el ritmo, hacer más consciente el momento de la conducción (comunicación) para pensar y tomar mejores decisiones.
4. La cuarta clave
Comunicar para hacer, no para saber. Quedó definitivamente atrás la época en la que gestionar la comunicación interna era informar novedades o bajar línea sobre determinados proyectos. Si la comunicación no genera actitudes, algo estamos haciendo mal.
Consejo: antes de preparar nada tenemos que definir el objetivo de una determinada acción de comunicación y ese objetivo no puede ser nunca una actividad propia de la gestión de la comunicación interna (publicar, informar, comunicar, promocionar, difundir, etc.).
Un ejemplo. «Informar a stakeholders los resultados de marketing del primer semestre» no es un objetivo, es un actividad que tiene como objetivo algo mayor: «Conseguir el apoyo económico de los socios para iniciar nuevas acciones de marketing durante el segundo semestre».
5. La quinta (y por ahora, última) clave tiene que ver con lo interpersonal
La comunicación es diálogo y escucha activa y ambos aspectos llevan una importante carga de reciprocidad. Sin embargo, en la práctica, la actitud es más bien egoísta. Hay dos frases muy conocidas entre quienes nos dedicamos a la comunicación:
– «El principal problema de la comunicación es que no escuchamos para comprender, sino para responder» (Anónimo).
– «El mayor problema de la comunicación es la ilusión de que ésta ha ocurrido» (George Bernard Shaw).
La mayor parte de las veces estamos más interesados en ser escuchados que en escuchar, en convencer a otros que en llegar a un acuerdo, en imponer ideas que en construir en equipo. Esto deteriora las relaciones y hace mucho más complejo el día a día. La clave: de nuevo, ser conscientes de cómo la forma en que nos comunicamos atraviesa nuestras relaciones para poder bajar la velocidad y pensar si una discusión acalorada realmente nos acerca a los objetivos que nos planteamos.
Gracias por leer, espero te sirva.