Podemos remontarnos a tiempos remotos del pasado para observar la relación entre el proceso creador (que genera las ideas) y la innovación (que las lleva a la práctica).
El principio de Arquímedes. Afirma que todo cuerpo sumergido experimenta un empuje igual al peso del líquido que desaloja. ¿Cómo llegó Arquímedes a descubrirlo? Hierón II, monarca de Siracusa, entregó a un joyero oro para hacer una corona pero desconfió de su honradez y pidió a Arquímedes que investigue. Arquímedes era un famoso matemático. El rey estaba contento con la corona, y no quería fundirla sin evidencias del engaño, por lo que Arquímedes no podía moldearlo para facilitar el cálculo. Arquímedes no encontraba solución usando sus conocimientos matemáticos, pero un día, al dormirse en la bañera, su cuerpo se sumergió y el agua se derramó lo que le provocó una asociación repentina.
Se despertó sobresaltado y dedujo que ante la resistencia del agua el cuerpo parece pesar menos. Tal fue su excitación que salió desnudo gritando ¡Eureka! ¡Lo encontré! Pero Arquímedes no se quedó en la idea. Tomó una pieza de oro del mismo peso que la corona. Llenó una vasija de agua hasta el tope, introdujo la pieza de oro y midió la cantidad de agua derramada. Así determinó qué volumen equivalía al oro. Repitió la misma operación con la corona. El volumen de agua que desplazó fue menor. Así quedó demostrado el engaño del joyero.
Pablo Del Campo dirige la creatividad global para la red Saatchi & Saatchi. Años atrás se le ocurrió organizar un partido de tenis entre los dos jugadores en la cima del ranking, Federer y Nadal, en una cancha «híbrida» (de polvo de ladrillo de un lado y rápida del otro). Lo difícil no fue tanto la idea, sino juntar a jugadores con agendas desbordadas en torno de una propuesta alocada. Además de las innovaciones para adaptar el juego a la novedosa superficie, el partido ofreció pocos indicios de una exhibición, ya que ambos querían tener el honor de ser el vencedor en la «batalla de las superficies». Nadal, de 20 años, se adaptó mejor al desafío y 200 millones de espectadores lo siguieron por televisión.
Aquello que me gusta, dijo Pablo en un reportaje, es ayudar a las organizaciones a que las cosas pasen y ocurran, y eso es lo que vengo haciendo. Tengo que hacer primero un diagnóstico de dónde estoy parado y ver qué valor puedo agregar para concretar las grandes ideas. Sin embargo, soy mejor internamente, es decir lo que aporto a un Director Creativo es más que lo que le brindo a un Gerente de Marketing.
Pesimistas en el pensamiento y optimistas en la acción. Son las acciones las que, a la larga, modifican al ser que somos, y no las intenciones, inspiraciones o ideas. Nuestra existencia se transforma con nuestras acciones. Por esta razón que hay muchas más ideas de negocios que negocios. Son los actos, no las ideas, los que producen la diferencia. El cerebro se fue adaptando durante millones de años para sobrevivir, no para sobresalir. Por lo tanto operan hábitos contrarios a concretar las nuevas ideas, y nos vuelven mucho más conservadores. Lo pernicioso es que la «aversión a perder»: el impacto psicológico de un fracaso es más fuerte que el de una ganancia o éxito. Por eso tantas ideas mueren donde nacen: en la mente.
Es menor el placer de la gratificación que el dolor del sufrimiento. Las empresas también son parte del problema, ya que tienen mejor desarrollados los castigos para los errores que los incentivos para el éxito de las innovaciones. La aversión a perder sirve para explicar infinidad de decisiones no tomadas en el campo de la innovación. La Argentina tiene buenos indicadores de efervescencia creativa (está en el puesto 27 del último ranking de creatividad global, sólo por debajo de Uruguay a nivel regional), pero empeora si se considera la concreción de las ideas. El último informe del Banco Mundial sobre patentes, muestra que los argentinos patentamos muy poco, que hubo menos patentes en 2010-2014 que en 2005-2009. Lo malo es que existe una correlación positiva y contundente a nivel mundial entre el crecimiento de los países y cantidad de patentes que registran. La distancia es sideral con países del sudeste asiático, pero también estamos en desventaja en este aspecto a nivel regional.
Resiliencia: el poder de la adversidad. El deseo siempre encuentra su límite: los recursos, el tiempo, las reglas y la técnica, pero el inconsciente maneja infinitos repertorios para conectarse con las voces de la inspiración y la realización. El obstáculo y el error son oportunidades. Lincoln perdió 49 elecciones antes de ser presidente de los EEUU. El error es la materia prima del aprendizaje, la adversidad se convierte en un bien para el que aprovecha la fuerza del adversario o cuando al caer se levanta apoyándose en el lugar en que cayó.
La vida enseña que la dificultad engendra la solución. Cuando una arenilla penetra en la ostra que la enquista, ésta segrega una sustancia que se endurece y la convierte en perla. La ostra transforma el error, hace de la intrusa una parte de sí misma adaptándola a su naturaleza.
La mala educación castiga el error y premia a quien lo oculta, el que no hace no se equivoca pero tampoco aprende. Watson – presidente de IBM dijo: “el buen juicio viene de la experiencia, la experiencia viene del mal juicio”. Mirando hacia adentro el inconsciente es el alimento del creador, mirando hacia fuera, el error, el accidente y los límites pueden crear perlas, si se los sabe aprovechar. En el mundo de la creatividad hay casos famosos de persistencia para concretar una idea a pesar de enormes obstáculos. Edison dijo que “el genio es un 10 % de inspiración y un 90% de transpiración”. El entrenamiento es el ensayo que une el saber con la acción y acorta la distancia entre lo que es y lo que deber ser
Aprender a emprender. La reingeniería concentró a las empresas en su misión y en contratar afuera lo demás. Así el emprendedor hizo del empleo un autoempleo para convertirse en el principal empleador de la economía. Un cerebro emprendedor se adapta a nuevos escenarios porque descubre sus capacidades. Del autoconocimiento obtiene el poder interior –empowerment- para inventar el futuro que anhela. Desarrolla ventajas competitivas, potencia fortalezas, crea oportunidades, suma la inteligencia social integrando cadenas de valor, evita que sus debilidades o amenazas rebajen su autoestima. Saber administrar es la clave ya que administrar, en sentido amplio, es conseguir que se hagan las cosas.
4 A de aprender y 4 E de emprender. La A de aprender a ser -conocerse a sí mismo- genera la E de energía. Aprender a aprender la de Excelencia. Aprender a Hacer la del esfuerzo productivo. Aprender a Convivir la del estímulo social. El emprendedor sabe darle forma a las ideas.
El Pensamiento Creativo Deliberado. Creación e innovación se completan con el pensamiento estratégico -que lleva las ideas a la práctica: ¿Dónde estaba ayer, dónde estoy hoy, dónde y cuándo quiero estar mañana, cómo haré para conseguirlo? La estrategia permite anticipar los problemas y resolverlos antes de que ocurran. En toda situación: hay un objetivo. La estrategia ideal es la que elige la llave que abre la puerta.
No hace falta ser creador para innovar, se puede ser innovador usando ideas ajenas. Estas estrategias son comunes en ciencia, arte e industria.
- Observar de otro modo. Leonardo da Vinci para conocer la forma de un problema lo reestructuraba. Sentía que la primera vez estaba siendo condicionado para resolverlo del modo habitual. Si se deja incubar la solución, el problema se reconstruye y se convierte en uno nuevo.
- Visualización creativa. Cuando Einstein examinaba un problema visualizaba soluciones, y creía que las palabras no jugaban un papel significativo. En la teoría de la relatividad se imaginó viajando en la punta de un rayo de luz.
- Producir una cuota mínima y equivocarse. Edison presentó más de 1000 patentes. Producía una cuota mínima de ideas y agradecía cada error: en la invención de la lámpara eléctrica tuvo éxito en el ensayo número 1000. Error bueno es el error nuevo.
- Hacer combinaciones. Los medios de difusión surgieron de combinar el linotipo de Mergenthaler que hizo posible el periódico de impresión rápida y en escala con la publicidad pensada por Pulitzer, lo que permitió obtener al mismo tiempo ganancias.
- Relacionar objetos inusuales. Morse inventó la estación de relevo para las señales telegráficas observando las estaciones de relevo de caballos. Finsen viendo a un gato que se movía hacia el sol en el tejado se convirtió en poco tiempo en precursor de la lámpara de rayos ultravioletas.
- Pensar en los polos opuestos. Bohr creía que uniendo cosas opuestas se suspende el pensamiento lógico y permite a la mente crear una nueva forma. Schaffer descubrió el papel investigando como las avispas lo obtenían de los árboles y revolucionó el método de obtenerlo de trapos viejos.
- Pensar con metáforas. Aristóteles creía que quien es capaz de percibir las semejanzas entre áreas distintas y enlazarlas conjuntamente, tiene un don especial. Lilienthal inventó el planeador por comparación con las alas de las aves.
- Prepararse para detectar oportunidades. Cuando fallamos, acabamos haciendo otra cosa. Los fracasos pueden ser productivos si se analiza la causa. No hay que preguntar ¿Por qué fallé? sino ¿Qué hice? Fleming ideó la penicilina al observar como el moho contaminaba sus platos.
- Distinguir el azar de la buena suerte. Cuando la manzana cayó sobre la cabeza de Newton, él aprovechó para crear la Ley de la Gravedad.
- Investigar la causa desconocida de un efecto. El planeta Neptuno se descubrió suponiendo su existencia a través de investigar cuál era la causa de las perturbaciones en el movimiento del planeta Urano.
- Intentar satisfacer un deseo. La hoja de afeitar de Gillette surgió mientras se afeitaba con la premisa de “inventar un producto que obligara a los hombres a comprarlo durante toda la vida”. Wartemann inventó la pluma estilográfica después de perder un negocio por la tinta derramada.
El entrenamiento une el saber con la acción y acorta la distancia entre lo que es y lo que todavía no se logró.
Hay que enamorarse. El amor no es una relación con una persona específica, es una pasión. Quien no conoce su misión en la vida, o la perdió, está triste, depresivo o aburrido. Le falta la pasión. Puede ser una pareja, un proyecto que no lo deja dormir, la ciencia, el trabajo o el estudio. La pasión lo aleja del triste destino de durar, del miedo, de imitar, de asustarse ante una arruga, de encerrarse para no disfrutar el regalo del presente. Lo importante es descubrir la pasión y ser protagonista. No es tan malo morir, la muerte no se olvida de nadie. Lo trágico, es no animarse a vivir, a ser feliz y a enamorarse de la vida. Si desea cumplir metas, tener paz, diversión feliz y perpetua, en plenitud y sin esfuerzo, debe saber que eso no es posible. Entonces, en lugar de condenar al deseo, debe asumir que la cobardía mata la pasión. Valentía es aprender a desear porque el deseo es un motor. Querer lo que deseamos y desear lo que queremos. Al principio Yo soy mi deseo y me identifico con lo que quiero. Pero debo limitar al deseo egoísta para que aparezca como es y no como se fantasea. Así empieza la conexión. El diálogo es el esfuerzo por olvidarse de uno y maravillarse por lo real. En la variedad está el gusto y por el fruto que surge al unir el amor con la fuerza, para dar a luz a la verdad.
La información es poder pero el afán por lo nuevo lleva a la dispersión, a la indiferencia y a la desesperación. Hay que borrar el brillo fugaz del deseo inicial y entrenarse para mirarlo con amor y vivir así de fiesta. Se aburren los que son aburridos. Como dijo Dylan Thomas: “Alguien me aburrió. Creo que soy yo”. Para Schopenhauer: «Toda verdad atraviesa tres fases: primero es ridiculizada, luego enfrenta violenta resistencia, y finalmente es aceptada como algo evidente». El loco es loco hasta que tiene éxito. Luego lo llaman genio.
El emprendedor es el mejor imitador de Dios en la tierra, porque crea algo de la nada o de una idea abstracta. Con la convicción de que algo que parecía imposible se puede hacer siente en ese instante que el esfuerzo vale la pena. Es importante aceptar que hay distintos caminos para llegar a la meta, y esto puede implicar que los proyectos, sueños y hasta pasiones se revalúen, ya que las cosas raramente se dan como se imaginan. Después de todo, las personas que lo logran, casi nunca se sienten realizadas, y es eso lo que las mantiene activas.
La puesta en práctica de las ideas parte de la vocación, es la inteligencia clave porque como dijo Séneca no hay vientos favorables para el que no sabe a dónde quiere llegar. Los complementos son la inteligencia emocional que convierte la energía en entusiasmo, la creatividad que genera las ideas, la innovación que planea su desarrollo, la ejecución que materializa el plan, la inteligencia social que atrae a los mejores cerebros al proyecto. De lo que se trata es de convertir el espíritu en materia. Porque los goles son amores y no las buenas razones.
Dr. Horacio Krell. Director de ILVEM, mail de contacto [email protected]