Hay personas que pueden leer el cerebro de otras. Han desarrollado una capacidad de observación del lenguaje corporal. Son mensajes no verbales capturados por neuronas espejo que copian las acciones, emociones, sensaciones y pensamientos de los demás.
Nos permiten ponernos en el lugar del otro al verlos en acción y también adivinar su pensamiento sobre lo que haríamos en su lugar. El cerebro puede hacer analogías de este tipo y equivocarse, ya que no son afirmaciones categóricas sino hipótesis a comprobar.
Este mecanismo nos liga con los seres que contactamos incorporándolos en una red que reproduce y transmite en espejo la realidad que recibimos y que podemos transformar.
Se pueden imitar y aprender conductas, actitudes y destrezas. Bench marking es la comparación con un modelo a alcanzar, bajo el supuesto de que lo que no se mide no se puede mejorar. PNL o programación neurolingüística es el método para conseguirlo.
Las neuronas espejo están en la base de la telepatía y son agentes de la evolución humana que deberían instalarse en la educación formal. Una neurona se dispara cuando tomo algo y cuando veo que otro lo hace. Así promueve la perspectiva del otro con una simulación.
El cerebro diferencia poco lo que sucede de su representación, lo que se ve, se piensa, se sueña se refleja como lo que se hace. Por eso ver una película erótica activa las mismas neuronas que al tener sexo. Este sistema de imitación y emulación permitió al hombre copiar el uso del fuego, las herramientas, el lenguaje, la habilidad de leer la mente.
Así fue como los descubrimientos, en vez de terminar ahí, se transmitieron horizontalmente entre la población y verticalmente a las generaciones futuras. Una evolución lamarckiana en vez de la darwiniana, como la herencia de caracteres adquiridos en el nivel social.
Esto sería el fundamento de la mutación y adquisición de habilidades complejas que llamamos cultura, la resonancia de un organismo con los campos de información de una especie, en la que se transmiten no sólo conductas observadas y no observadas, con solo sintonizar la información generada a partir de ese aprendizaje, en la mente grupal.
Un vendedor de sombreros se durmió en un árbol. Al despertar miró hacia arriba y vio a los monos con sus sombreros puestos. Gritó y le devolvieron el grito. Hizo gestos agresivos y los monos lo imitaron. Tiró piedras y recibió una lluvia de frutos. Irritado tiró su sombrero al suelo y los monos los tiraron. Los recogió y siguió su camino. El hombre que engañó a los monos se convirtió en leyenda. Años después su nieto llegó al árbol y le pasó lo mismo. Les silbó y recibió una rechifla. Así imitaron cada uno de sus gestos. Entonces arrojó su sombrero ya que conocía el desenlace. Un mono bajó, tomó el sombrero y le dijo: ¿Crees que eres el único que aprende de los mayores?
Una paradoja de la historia son los descubrimientos simultáneos, como la invención del cálculo por Newton y Leibniz, o la ecuación de onda por Heisenberg y Schrödinger, siguiendo métodos distintos ¿Podrían estar conectados a un sistema telepático global?
¿Podríamos sentir el tacto de una persona en la mente? ¿Estar conectados no por Facebook sino por neuronas espejo y sin distinción entre tu conciencia y la conciencia de los demás?
Es curioso que los miembros fantasmas amputados sigan exhibiendo su sensación física en el cerebro, lo que hace posible la sanación a distancia. Un paciente con un brazo fantasma siente el dolor. Lo increíble es que haces masaje al brazo de otro y eso alivia el dolor en su brazo fantasma, como si la neurona obtuviera alivio por ver a alguien masajeado.
Llegamos al terreno de la empatía como arma de la evolución. En el gran teatro de la vida basta con ver lo que otro hace algo para sentirlo como propio. Podríamos reproducir un acto de sanación individual hasta que se convierta en la sanación colectiva. Acto mágico, científico y de con-ciencia. Para Rabelais la ciencia sin conciencia es la ruina del alma.
Las neuronas espejo indican que la telepatía es una constante. La clave es tomar conciencia que compartimos estados cerebrales, espejos que distribuyen archivos, sintonizan con las personas que hemos visto en un estado similar y permiten acceder a la memoria de la humanidad y del universo, y al sentimiento oceánico que buscan todas las tradiciones.
El nacimiento de la conciencia es un acto colectivo y co-creativo. Podemos extrapolar que nuestra conciencia se sostiene en la conciencia de los demás y que desde su origen la humanidad ha compartido una mente grupal que fluye por el universo y que es el universo. Quizás esta capacidad empática, nuestra capacidad de escucha, nos lleve a escuchar lo qué nos dice el universo y qué es lo que todavía no nos estamos diciendo a nosotros mismos.
Adivinar por lenguaje corporal. Una forma básica de leer la mente es entender el lenguaje corporal. Este método primitivo poca gente lo conoce, o no sabe usarlo. En un mensaje, el impacto verbal incide en un 7%, el tono y los matices en un 38%; mientras que 55% es lenguaje no verbal: para lanzar una mirada que mata no hace falta abrir la boca.
No existen normas rígidas sobre lo quese quiere significar; una mirada esquiva puede significar tanto una mentira como ser una señal de timidez. Para decir «no estoy de acuerdo», la imagen común es la mano en la cara, el pulgar sosteniendo la barbilla, el índice en la mejilla, y otro dedo tapando la boca. Los brazos o piernas cruzadas señalan posiciones defensivas y la cabeza hacia abajo la hostilidad. Se puede complementar la observación con preguntas abiertas que obliguen a dar respuestas y gestos aclaratorios que provoquen la contradicción. Indagar estos secretos cara a cara aumenta la capacidad del adivinador.
Hay gestos que se combinan con palabras: encogerse de hombros para mostrar ignorancia, levantar las cejas para mostrar sorpresa; matizar lo que se dice con gestos como levantar o bajar el pulgar. Lo importante es considerar el conjunto y no el gesto aislado, porque éste es como la palabra y lo que hay que leer es la frase completa. Una advertencia es no realizar interpretaciones salvajes. No se puede obviar el contexto. Si hace frío, el cruce de brazos no es rechazo, si alguien da la mano floja puede ser un cirujano que se la está cuidando.
A veces, el gesto se usa para mentir: taparse la boca en el niño, tocarse la nariz en el adulto. Al mentiroso puede delatarlo su inconsciente. Es el principio que usa el detector de mentiras; el cerebro que emite un doble discurso lo demuestra. Pero el que sabe mentir hace que la gente se trague la carnada con el anzuelo puesto. Las técnicas actorales permiten asociar el habla con gestos sinceros o eliminar los defectos. Como el que miente se traiciona, la mejor manera de fingir es por teléfono. Por eso, al acusado se lo interroga en una silla y a plena luz. Hay factores que no se pueden controlar, como el sudor o ponerse colorado. El buen observador ve lo que ocultan las palabras. Una persona honesta contesta enseguida, habla en primera persona y no le incomodan los silencios. El mentiroso gesticula en exceso o reprime para no ser descubierto. Sobreactúa, mira fijo o ríe en exceso como ciertos vendedores y ventrílocuos.
Para que el cuerpo no sea un aparato, hay que estudiarlo en conjunto con la mente. Aislados son frágiles, unidos constituyen las armas más poderosas del hombre.
La década del cerebro. Ya no hay que adivinar cómo funciona la mente. Entre 1990-2000 las neurociencias registraron lo que hace el cerebro cuando piensa. Con neuroimágenes lo observan en vivo y en directo. El entrenamiento neuronal es para el cerebro lo que la aeróbica para el cuerpo. Neurobics y Aerobics apuntan a cuerpo sano en mente sana: si uno se enferma el otro también lo hará. El deseo es el motor del cerebro. Nacemos con un genio a descubrir y potenciar. Mientras que la educación socializa, iguala y lleva de la debilidad de la ignorancia a la mediocridad, lo que debe lograr es convertir la fortaleza en excelencia.
El poder duro – hard power – procede de la fuerza. El poder blando – soft power – atrae por la cultura o por la bondad de una política. El cerebro tiene el poder duro de la razón en su hemisferio izquierdo y el poder blando de la emoción en el derecho. El poder inteligente – smart power- conjuga razón y emoción, plan e intuición, conocimiento e imaginación. La revolución es abrir las puertas al desarrollo de las habilidades neurocognitivas.
Hay que aprender a actualizar el cerebro con técnicas de lectura, capacidad de escucha y de observación. A procesar con métodos de estudio, concentración y memoria. A comunicar con oratoria, redacción, marketing personal y digital. A gestionar el conocimiento con sistemas de resolución de problemas. La inteligencia espiritual, es la batería que brinda y recarga la energía. La emocional la pone en movimiento, la creativa la potencia con ideas, la estratégica las convierte en planes, la corporal las ejecuta, la social permite liderar y trabajar en equipo, la digital consolida el proyecto en Internet. El proceso se concreta en un logro, entonces el espíritu se convierte en materia. La teoría de las inteligencias múltiples descubrió al genio interior que tenemos dentro, que no existe una inteligencia única.
A todo neuro se llega con una nueva herramienta, la teoría de las inteligencias complementarias, que descubrió que el todo social supera a la suma de sus partes.
La naturaleza del hábito. Un grupo de científicos ubicó a cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un cesto con bananas. Cuando un mono subía, los científicos lanzaban agua helada a los demás. Si algún mono intentaba subir, los otros lo atacaban. Pasado algún tiempo, ningún mono se animaba, por el recuerdo de la experiencia. Entonces, los científicos sustituyeron un mono. Lo primero que hizo el mono nuevo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros. Un segundo mono fue sustituido y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza. Un tercero fue cambiado y se repitió el hecho. El cuarto y el último fueron sustituidos. Quedó un grupo de cinco monos que no recibió baños de agua fría, y que sin embargo seguían golpeando al que intentaba llegar a las bananas. Si fuese posible preguntarles por qué la respuesta probable sería: “no sé, las cosas siempre se han hecho así aquí
Neuroplasticidad es la capacidad del cerebro de construir rutas neuronales a través de la educación y la experiencia.100.000 millones de neuronas en 5 sinapsis se pueden conectar en milésimas de segundo. Las que nunca participan se mueren. Ego es el sustrato común que la educación reglada deposita en cada cerebro. Yo es su parte creativa. Para Einstein es un milagro que la curiosidad sobreviva a la educación reglada. Hay cerebros que dejan de aprender porque pierden la curiosidad, crearon los hábitos que ahora los crean. Hay viejos jóvenes y jóvenes viejos. Verdi a los 85 años definió su longevidad creativa: –toda la vida busqué la perfección pero nunca la pude alcanzar-. El pensamiento puede reproducir soluciones del pasado. La educación provee conocimientos que evalúa con preguntas de memoria. Pero un problema es algo nuevo y la rigidez mental no ayuda a resolverlo.
Como puede verse hombres y monos están condicionados por el poder de la costumbre. Si un mono puede mover con la mente un brazo mecánico, ¿qué no podría hacer el cerebro humano educado y entrenado? La gente con lesiones de la médula espinal podría usar una prótesis modular. El cerebro tiene una capacidad superior a la que usa, para desarrollarlo hay que convertir las aulas en laboratorios donde optimizar el desarrollo de las capacidades.
Se sabe que las neuronas conversan entre sí a través de puntos de unión llamados sinapsis, donde un axón toma contacto con una dendrita –en el cuerpo de otra neurona-. En el sistema nervioso, los impulsos eléctricos que circulan a través de estas redes permiten que la información se transmita en cadena. La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para cambiar los circuitos neurales y su organización.
Hay un software que permite leer el cerebro. Capta el brillo y el ángulo de los ojos al mirar una foto. Así, cuando una serie de imágenes se presentan, es capaz de determinar que foto está mirando, comparando el ángulo y el brillo de sus ojos.
En las últimas décadas aprendimos más sobre el cerebro que en toda la historia, saberes que impactan en educación, economía y política. Al percibir, las neuronas de la empatía, ayudan a comprender las intenciones ajenas. Hacemos juicios viendo rostros en fracciones de segundo, sobre si un sujeto es confiable o conviene evitarlo, si es débil o fuerte. Existe un área, el ´botón de compra’, que se activa para decidir ante esas opciones.
Ha ganado peso el estudio del proceso interno a partir de su exteriorización. Antes se creía que éramos racionales y elegíamos lo mejor. Hoy usando escáneres cerebrales, se sabe que 7 segundos antes una decisión el cerebro da señales que predicen la elección.
Somos bombardeados por información, pero sólo una pequeña parte llega a la consciencia. Las redes cerebrales de la atención son captadas fácilmente. Nuestros sentidos son cómplices y el deseo se construye desde afuera. Una imagen hábilmente presentada captura los sentidos y el cerebro procesa en base a experiencias y patrones previos. El olfato es primitivo y se procesa en zonas relacionadas con la emoción y la memoria. Su estímulo va directamente al inconsciente, con lo que la reacción empieza antes de darnos cuenta
¿Y aquí quién manda? Tanta libertad que creemos tener es una ilusión. El reptil interno, nuestro primitivo cerebro reptiliano influye aunque preferimos creer que somos racionales.
El pueblo alemán se acomodó a Hitler y los rusos a Stalin, tal vez por cobardía. Con Franco la masa reptiliana española se sintió a gusto bajo sus botas y Galtieri fue un héroe en la ridícula guerra de Malvinas. Somos seres sufrientes, miedosos y egoístas, que solemos buscar la excusa ideológica para ocultar que actuamos por instinto.
El cerebro reptil se expresa en el latir del corazón, se detecta en las resonancias magnéticas, se nota en la transpiración o en las señales no verbales que lee el detector de mentiras. Se puede errar con la razón y acertar por el instinto. La razón nos acerca a la mayoría, la intuición a nuestro deseo. Para Pascal el corazón tiene razones que la razón no entiende.
Instintos y emociones dirigen la conducta y la razón justifica elecciones de los cerebros que heredamos de dinosaurios y mamíferos. En la evolución agregamos capas pero el más antiguo sigue siendo influyente. No somos máquinas pensantes que a veces sentimos, sino seres instintivo-emocionales que a veces pensamos, y, con frecuencia, demasiado tarde.
El reptil es un animal de sangre fría que no siente compasión ni empatía. Nada de abstraer, es todo ojos. Y nuestros ojos se conectan con el cerebro primario. El lenguaje es más lento. Si grito: ¡tigre!, tardarás 500 milisegundos en huir. Si lo ves, tardarás sólo 2.
Adivino por quién votarás. Hoy la tendencia es anteponer “neuro” a casi todo: neuromarketing, neuroeconomía, neuroadministración, como si las neurociencias hubieran provocado un terremoto . La política, no fue la excepción. La resonancia magnética y el escáner desnudan al cerebro y dan acceso a la caja negra que siempre se quiso conocer e invadir. Allí cien mil millones de neuronas gestan el voto, tamizadas por prejuicios, dogmas y fanatismos, confesados o no. Se cayó la teoría de la elección racional y del homo economicus: votamos con nuestros valores y nuestras emociones. Para el cerebro político la vida sigue siendo eso: siempre elegir. No procesamos pros y contras. La toma de decisiones es automática, inconsciente en la mayoría de los casos y está guiada por la emoción. El voto político no escapa a esa lógica. Cuando una persona escucha a un político las áreas racionales de su cerebro se activan menos que las emocionales. Si la realidad y los valores no encajan, el votante apaga el interruptor neuronal y los hechos disonantes se ignoran. Alérgico al conflicto, bloquea aquello que podría hacerlo cambiar de opinión.
Adivinan tus gustos y relaciones. Al conectarte a internet, una empresa registra donde te detuviste, donde clickeaste, qué productos descartaste y a qué sitios ingresaste. Luego aparecerá un anuncio de algo que necesitas. No fue el azar. Un sistema hizo tu radiografía y te enviarán a tu mail o al celular cupones de descuento para accesorios. Pagaste el doble. Les regalaste a una recolectora de datos una información que será vendida a los que no dejan de captar clientes. La Web es un espía que te analiza y eso le viene muy bien a los que buscan saber qué es lo que deseas. Todos estamos metidos en el superbuscador. Google, que rastrea palabras clave en los correos electrónicos. Haz la prueba: envía un mail donde buscas algo. En la pantalla aparecerán ofertas. Para ofrecer contenido personalizado aprovechan tu historial de búsqueda, lo que debes aceptar al abrir tu cuenta.
¿Adivinan o te controlan? Una red de cámaras que controlan la cotidianidad es una de las pesadillas recurrentes desde el Gran Hermano de Orwell. No hace falta, el neuromarketing neuromarketing indica la sensación que sientes al realizar cualquier acción. Ese circuito es visualizado por resonancia magnética. El neuromarketing observa la actividad cerebral para detectar las emociones que condicionan al consumidor y actúa en consecuencia.
En un experimento reciente se quiso determinar si los iPhones eran adictivos. Los participantes recibían por separado – audio y video de un iPhone que sonaba y vibraba. Al ver el video, su cerebro no sólo vio vibrar el iPhone, sino que también lo escuchó. Cuando se los sometió al audio, también lo vieron. Ese fenómeno de cruce sensorial se conoce como sinestesia. Lo más sorprendente fue la activación de la corteza insular del cerebro, que se relaciona con los sentimientos de amor y compasión. El cerebro de los participantes reaccionó como lo haría ante un familiar. No dieron muestras de los signos cerebrales de la adicción, pero demostraron que amaban su iPhone. Mientras abrazamos nuevas tecnologías, corremos el riesgo de aislarnos de la interacción humana. Para muchos, el iPhone se ha convertido en su conexión con el mundo, y, sí, hasta un amor.
El miedo a la libertad. Añoraremos los viejos tiempos en los que los anuncios eran directos, ingenuos y sin trampas. Sin darnos cuenta, porque aunque estemos totalmente vigilados, cableados y escaneados, apenas lo notaremos. La invasión es sutil. El escaneo de la amígdala cerebral es una invasión de nuestros deseos con fines lucrativos.
Nuestras decisiones se basan en el miedo. Pero las grandes decisiones no. Hay una inteligencia natural que hace que la sangre circule, se curen las heridas y sirve para que nuestra inteligencia emocional se libere y nos haga conscientes de lo que pretendemos.
Esta inteligencia nos hace libres, conscientes, plenos. Los que pretenden lo contrario, nos imponen un sistema de creencias falso desde la más temprana infancia. Las decisiones se conectan con en el cerebro reptiliano, pero cuando no tienen que ver con la lucha-huida, van al cerebro límbico donde las sentimos, y al neocórtex donde las racionalizamos.
Se puede conseguir que un niño coma por miedo. Pero a largo plazo, es contraproducente. El sentimiento antirreligioso que se ve hoy, resulta del estilo de educación, consistente en imponer en vez de convencer. Puedes vender algo inculcando miedo, pero nunca conseguirás con ese miedo la lealtad de los mejores clientes, que son los que te compran una vez tras otra, incondicionalmente. Las relaciones no son estables, son móviles. Van hacia arriba, hacia la esperanza, o hacia abajo, a inculcarte miedo. Con miedo puedes engañar al cliente. Pero si descubre la trampa, puedes despedirte de él para toda la vida.
La esperanza de cambio. Nada está escrito en la historia del hombre, todo depende de la educación. Los lóbulos frontales, son el órgano de la civilización. Si bien existe una respuesta imitativa que hacen las neuronas espejo, aprendemos con la cultura del ejemplo recibido, bueno o malo. Los lóbulos frontales pueden elegir y orquestar el cambio porque manejan funciones avanzadas, como la intención, la previsión y la toma de decisiones complejas. Los lóbulos frontales son al cerebro lo que un director a una orquesta, un general a un ejército, un presidente a su pueblo ¿Cómo dirigir a las neuronas espejo?
Un joven piloto en un frágil avión oyó un ruido extraño. Era una rata y si roía la lona podía destruir el avión. Pudo volver al aeropuerto pero recordó que las ratas no resisten las grandes alturas. Y voló más alto hasta que el ruido cesó. Podemos rechazar al gran hermano volando alto y ver abajo su pequeñez y arriba ese grandioso cielo e imaginar allí nuestro destino. No imitemos malos ejemplos, sigamos la ruta de nuestros mejores deseos.
Kinesiología educativa. La gimnasia cerebral hace de la habilidad una acción refleja y automática. La clave es integrar los hemisferios cerebrales, ya que los bloqueos se deben a que se trabaja con un solo hemisferio, no se procesa bien la información, el cerebro actúa unilateralmente, no integra los datos y maneja mal de la lateralidad.
Al caminar nos equilibramos alternando el pie izquierdo con el derecho, lo que supone una conexión de movimientos opuestos: izquierdo y derecho, atrás y adelante, superior e inferior, lo que fomenta la integración en el cerebro. El equilibrio mental se restablece con el “PACE”, acrónimo que significa positivo, activo, claro y energizante. Es una técnica para lograr un cerebro integrado mediante ejercicios que activan las cualidades.
Primero se toma agua porque es el conductor de energía eléctrica al cerebro. Luego, se masajea la base del cuello y el ombligo, para liberar miedos, llevar más sangre y oxigenar el cerebro. Esto permite aclarar las ideas. Se realiza una marcha para que los hemisferios se crucen, se puede tocar la rodilla izquierda con la mano derecha. Por último, la palma de la mano izquierda se ubica sobre la derecha y se pliegan hasta el pecho representando el 8 tibetano, la energía que no tiene comienzo ni fin. Se sigue con la definición de una meta clara y concisa y una frase redactada en tiempo presente. Luego se dramatiza la situación.
Tomar las riendas. La mente que no abreva en su fuente carece de señales que orienten la acción, el ego vaga errante y las emociones no son parte del espíritu. Disociadas del ser los éxitos son fugaces y los traumas se internalizan. Anclados al espíritu brindan la sensación de unidad, amor, integración y paz. La mente es un software que brinda libertad creadora pero puede operar mal y crear un ego dividido, si el programa está infectado por los virus del contexto. Se fabrica una prisión sin advertirlo porque nunca se vivió algo distinto.
Al navegar en la falsa realidad el ego es presa fácil del contexto. La propagación de los virus crece, provoca impotencia, temor, y lo anómalo es la norma. La mente lo hace adicto a falsas identidades que lo esclavizan y lo alejan del verdadero ser. Esa moral se fundamenta en premios y castigos e impulsa a crear una identidad (ego) para desenvolverse socialmente, aunque se sienta que todo es mentira y se experimente la ausencia del amor.
Es difícil romper con una norma social arraigada. El ególatra es un autómata doliente, cuya mente busca en su cabeza pensamientos viejos del pasado que no se detienen en el presente.
Dejar de juzgar y valorarse desde afuera, de imitar a la moda o a los ricos y famosos, inicia el proceso de cambio. Hasta aquí no se usaba la brújula para conocer el mundo interior. Todo lo que daba sentido a la vida estaba afuera y un radar regulaba la existencia, la moral, la identidad, el estilo de vida y las creencias. Se producía así la desconexión con la identidad real. Ni siquiera se sospechaba de la existencia del verdadero centro vital. Sin embargo ese algo con lo que se nace no se puede separar, pero si ocultar.
Al perder la conciencia de la verdad, se actúa en piloto automático. Esto genera seres vulnerables, dependientes, reactivos, adictos a estímulos, que se frustran, se tensionan y se atemorizan. Son seres que se irritan cuando no suceden las cosas que desean.
Lo innato y lo adquirido. Los genes son responsables del 10 %, el 90% se forma con la experiencia y el conocimiento. La forma de ver y actuar en el mundo, los proyectos, el desarrollo, son pilares para planear el destino escapando del condicionamiento genético.
El cerebro se modela con la actividad que se realiza. Los ejercicios físicos preservan la salud cardiovascular, los cognitivos preservan la mental. Usamos más el hemisferio izquierdo. El que descubre es el derecho y lo delega en el izquierdo. Lo que no se usa de pierde. Desarrollo no es lo que tenemos sino lo que hacemos con eso. La gimnasia mental crea neuroplasticidad porque combina la acción, la imaginación y la memoria. Para Einstein “la imaginación es más importante que el conocimiento”.
¿Libertad o seguridad? El mono conservador prefirió la seguridad del árbol y se aferró a las ramas. De él descienden los simios actuales. El mono progresista dejó el árbol, se arriesgó a la incertidumbre de la llanura, y se hizo hombre. La bipedestación logró que la mano liberara a la boca de tomar el alimento, el rostro se aplanó, el ojo se convirtió en el órgano intelectual y el cerebro creció. El salto fue la invención del alfabeto. Su tallado en el cerebro nos dio la capacidad de comunicación que ninguna especie posee. El problema es que prevalece una razón mecánica dirigida por la sociedad de consumo y un pensamiento light donde casi todo da igual. Pero la pasión es el motor de la inteligencia.
Hay algo mecánico entre neurotransmisores y neuronas espejo. Si la neuroplasticidad se construye, las neuronas circulan por la senda que se eligió. El cerebro replica en redes la cultura del ejemplo que recibe y lo que aprende de la experiencia propia. Así es uno mismo, con su estilo de vida, el arquitecto creador de su cerebro y por ende de su destino.
Los monos son reactivos, viven pendientes del entorno, no viven desde sí mismos. Los hombres pueden entrar dentro de sí para pensar. Pueden elegir a qué prestar atención y reflexionar sobre la vida con un pensamiento creativo y estratégico.
Entrenar las neuronas espejo. No hay aprendizaje sin estudio y el capital intelectual no sirve sin experiencia. No imitemos la apariencia, usemos la intuición para capturar la esencia. Hay que dejar de fotocopiar para lograr elaboración propia. Fabricar memes propios (de gen y memoria) es intermediar entre lo innato y lo adquirido, para llenar la página en blanco que es la mente al nacer. Para ser precursor y no imitador, y no una hoja arrastrada por el viento, formemos una opinión independiente, educada por nosotros mismos. El primer paso puede ser copiar pero no se puede imitar si se pretende crear.
El Diálogo Apreciativo. Si se puede adivinar el final de un pensamiento es porque el lenguaje que lo constituye también lo es. El diálogo apreciativo da forma al hábito de hallar lo bueno y darle viabilidad. No enfoca el problema, hace efecto láser sobre lo positivo.
Sin historias, la información es una colección de ladrillos para que alguien haga algo con ellos. Con las narraciones nos autoconstruimos y con ellas la cultura ofrece modelos. Tejiendo historias creamos vínculos, iniciamos relaciones de cooperación. Como saben los niños, hay algo mágico en los cuentos: brindan coherencia, conexión, y aprendizaje.
Plantear preguntas provocadoras es tan importante como dar respuestas claras. Una conjetura se deriva de algo que se sabe y que permite ir más allá. Cualquier aprendizaje pone al sujeto en condiciones de obtener más educación. Un gran triunfo es organizar lo que se tiene en la cabeza de tal manera que permita saber más de lo que se sabe.
“Los sueños que nos mueven se generan a partir de la imaginación. Ellos se construyen con la dura sustancia del mundo de la experiencia”. John Dewey
Debemos reprogramar al inconsciente para neutralizar los factores que nos inmovilizan. La imaginación es la herramienta. Como dijo Einstein “La lógica te lleva de A hasta B, la imaginación te lleva a todas partes. El aprendizaje es experiencia, todo lo demás es información. La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional es un sirviente fiel. Hemos creado una sociedad que honra al sirviente y ha olvidado el regalo”.
Adivina este acertijo. A pesar de la increíble complejidad del cerebro humano, aún sobreviven incontables reflejos primigenios que se manifiestan en el lenguaje corporal. Un conflicto interno se deja ver por las ventanas sensoriales, a saber: la vista y la audición. Si observamos con atención veremos que el individuo lleva su mano a una zona determinada. La postura genera transparencia a través de indicadores. El enmascaramiento, para no ser detectado, incluye gestos faciales y puede involucrar todo el cuerpo. Como somos conscientes de algunas conductas no verbales, ejercemos sobre ellas un control. Desde chicos aprendemos a controlar lo que transmitimos, pero hay que ser un gran actor para manejar la mirada, los gestos, las posturas. Lo no verbal se puede dominar, pero al 100%, no. Lo queramos o no, el cuerpo habla por nosotros, mucho más que nuestras palabras.
Pero si sabes analizar su lenguaje corporal y ves que rechaza lo que dices, puedes adaptar tu lenguaje corporal para relajar a esa persona, variar tus argumentos y hacerla participar para averiguar cómo cambiar tu conversación de tal forma que la convenza.
¿Y cómo cambiar tu conversación? Pues, adaptando tu lenguaje corporal del modo correcto. Si la otra persona está de brazos cruzada, mirando para otro lado, es decir cierra su lenguaje corporal, tú debes cerrarle el tuyo para no perder dominancia en la conversación. Una vez que veas que cambiando tus argumentos o adoptando diferentes estrategias la otra persona abre su lenguaje corporal (deja de cruzarse de brazos, te mira atentamente etc.) es hora de penetrar con toda la artillería. Así es como se practica el cómo adivinar el pensamiento y se logran resultados sorprendentes.
La tradición oral incluye coplas, chistes, refranes, proverbios o metáforas que se toman como adivinanzas. Disponer de ellas en cierta cantidad incentiva el rol del locutor. Se usan para burlarse del interlocutor, y si son muy fáciles pierden su valor. Y si todas se conocen se mecanizan. La ocasión es importante, para que tenga sentido debe ser aceptada. Su función informativa no es importante sino su rol mediador en las relaciones sociales. Adivinar, acertar de ahí deviene el término acertijo. A diferencia del refrán o del chiste, en el acertijo el interlocutor debe completar el discurso. Si no lo hace queda cautivo.
Aristóteles preguntó a Homero sobre unos pescadores que no habían pescado. El acertijo o la adivinanza era:” lo que pescamos lo hemos dejado y lo que pescamos lo hemos traído. Homero no pudo contestar que se trataba de los piojos y murió de aflicción.
La adivinanza implica dependencia y adivinarla es liberarse ¿Te rindes, te das por vencido? dice el locutor. En ese caso debe completar el discurso. Bloquea la posibilidad de cambiar los roles. Si no se resuelve el tiempo pasa pero el tiempo de la comunicación se detiene. Rendirse es recuperar el habla y la comunicación. El tema es no pasar por burro. Primero se recita el texto de la adivinanza como si se tratara de memorizarlo, luego se piden pistas. Eso acentúa la dependencia. También puede rechazarse diciendo: déjame de adivinanzas.
Pueden darse distintas respuestas, aducir errores en el texto, reconocer la incapacidad de resolverlos, o rebelarse. El acertijo oculta cosas que en realidad son muy sencillas. Ver y adivinar son acciones opuestas y sustitutivas. El interlocutor debe salvar la prueba.
Se puede adivinar el futuro, o el pasado como hacen los curanderos. Se puede adivinar lo oculto como quien que te golpea de atrás, con los ojos tapados, o algo que se toca y no se ve. Adivinar es el sustituto cuando no se puede ver. El que hace el mal lo oculta, no da la cara y hay que descubrirlo. Adivinar el pensamiento es anticipar la acción del otro o develar sus intenciones. Es una capacidad que, como adivinar lo oculto, deviene de la experiencia y del conocimiento de las personas y las cosas, más la intuición por olfato o corazonada.
Para pasar del adivinar al acertar hay que aplicar una regla implícita: piensa mal y acertarás. Todo lo que se oculta es malo o perverso. Ser mal pensado es ser prevenido. Para adivinar lo oculto o el futuro están los signos para adivinar el pensamiento las palabras.
Esto es el acertijo, adivinar adivinanzas, adivinar el pensamiento no lo que pasará en el futuro. Es la diferencia entre adivinación y adivinanza. El juego capacita para adivinar cuando llegue la ocasión. Las adivinanzas ponen sobre el tapete el conocimiento de la tradición oral y cómo se relacionan los interlocutores. La tradición genera dependencia y proporciona para su audiencia, motivos para reproducirla, para algunos integración, para otros poder y para todos saber. Analizar la tradición es una forma de analizar e interpretar nuestra cultura. Una tarea de nunca acabar, una posibilidad de cambiar para lo cual tenemos un espejo biológico, el sistema de las neuronas espejo.
La organización del pensamiento Sherlok Holmes podía interrumpir el pensamiento de Watson y saber en lo que estaba pensando, así como un maestro de ajedrez recuerda varias partidas simultáneas; porque la organización es la clave.
Olvido y memoria se complementan y compiten afectando la organización. Para Freud «olvidamos porque queremos olvidar«, recordamos mejor lo grato o conveniente y borramos lo triste o desagradable. Acumulamos más información que la que podremos recuperar. Por eso, es necesario considerar a la memoria como un sistema que se construye, sin dejarla librada al azar. El requisito para mejorar el rendimiento es educar a la mente.
No basta con simpatizar. La empatía es el valor agregado de sentir lo que el otro siente, saber lo que le pasa, detectar incongruencias. La empatía provoca la sintonía que lleva al altruismo, a la destreza social y al liderazgo. Sócrates fue hijo de una partera y partero de las almas. Preguntaba: ¿qué es la belleza?: y refutaba con preguntas, ¿qué hace que lo bello sea bello? Las respuestas eran cada vez más breves hasta que el otro reconocía su ignorancia. Sócrates dijo «sólo sé que no se nada», era partero de ideas pero no podía dar a luz: cada persona lo hacía «conociéndose a sí mismo«. Hoy el acceso está obstruido por conflictos no resueltos. El buen oído de la voz interior permite saber lo que se quiere, que es la base de la motivación. Se recuerda el 5% de lo que se escucha, el 20% de lo que se ve y el 90 % de lo que se hace. Para que lo que entre por un oído no se escape por el otro, hay que escuchar activamente, con entusiasmo, haciendo de la escucha un acto. Saber escuchar es conocer y adivinar el pensamiento del interlocutor como para poder decirle: «Lo que tú eres resuena tan fuerte en mis oídos que no puedo escuchar lo que me dices».
Dr. Horacio Krell: CEO de Ilvem. Dicta conferencias gratuitas sobre métodos para optimizar la inteligencia. Mail de contacto [email protected]