¿Las personas me harán preguntas? ¿Qué pasa si no se responder? ¿Y si tengo un opositor en la sala? son algunos de los fantasmas que suelen aparecer, porque una de las mayores preocupaciones de los nuevos oradores es no saber qué responder ante las preguntas del público.
Esto implicaría quedar como poco profesionales o faltos de preparación. Sin embargo, no es necesario que tú seas una enciclopedia abierta y sepas de todo; aunque sí se espera que tengas un gran conocimiento sobre tu tema específico.
Aquí van diez trucos profesionales para el momento de las preguntas:
Determina de antemano cómo tomarás preguntas
Puedes hacerlo durante la presentación. En este caso, pide al público que levante la mano y tú irás concediendo la palabra. Si una persona pregunta y pregunta y el resto del grupo no lo hace, es conveniente que digas suavemente: “En un momento estaré con usted”, y dejes pasar el impulso de dicha persona. Es altamente probable que a los pocos minutos no recuerde qué iba a consultarte.
Indica claramente cómo tomarás preguntas
Si lo harás al final, solicita que escriban las dudas y explica que, sobre la conclusión, habrá un tiempo asignado para responder algunas de ellas. Puedes seleccionar algunas consultas e, incluso, tener algunas preguntas previamente armadas en tu cabeza y leerlas, como si fuesen del público, comenzando por responder estas.
Sintetiza las respuestas
No te vayas por las ramas. Directo al punto es lo mejor; de paso, no cometerás errores.
Agrupa preguntas parecidas
Esta es otra técnica muy efectiva para optimizar tiempos y recursos. Indica que hay varias consultas similares sobre tal aspecto y respóndelas todas de una vez. Puedes agregar pequeños matices, si las consultas así lo imponen.
Presta atención a la dispersión del público
Muchas personas se dispersan y no escuchan tus respuestas. Es posible que tú hayas respondido alguna pregunta anteriormente. Por lo cual, indica claramente: “Eso ya fue respondido recién. Siguiente pregunta por favor…”.
Usa un lenguaje apropiado para todo el grupo
Independientemente del tenor de la consulta, que podría venir en una jerga específica, tu misión es ser un excelente comunicador de ideas y conceptos para abarcar a todo el público. Por lo cual, no utilices un lenguaje hermético o selectivo, solo para responder a esa persona en particular.
Haz foco en lo que te preguntan
No te disperses con las respuestas. No agregues información adicional, excepto que consideres que es de fundamental importancia.
Si nadie pregunta, dispara tú una primera consulta
Puedes argumentar que, durante el receso, un participante se acercó con una inquietud sobre determinado aspecto y, de esta forma, introduces el bloque de preguntas y respuestas. Otra técnica, si no hay consultas en el auditorio, es que distribuyas entre los asistentes y colaboradores tres o cuatro preguntas y les pidas que las formulen.
No inventes respuestas
Si no sabes, comprométete a averiguar y dar una devolución en determinado tiempo.
Antes del final, anticipa al público
“Estas serán las dos últimas preguntas”, puedes decir. De esta forma, harás que el grupo seleccione las dos que consideren más relevantes.