Cuando tenemos una marca, producto o servicio que necesitamos hacer crecer, las estrategias de “call to action” (llamar a la acción) de tus consumidores o clientes potenciales son esenciales para cimentar el camino.
Este artículo propone siete tácticas probadas, que, sostenidas en el tiempo, permitirán captar la atención más rápidamente.
Obsequia contenido
Entre la gran abundancia de mensajes que inundan cada mercado, es necesario distinguirse. Los consumidores de hoy descartan mucho más rápidamente los anuncios convencionales, y apenas si pueden focalizar su atención en aquellos que presentan beneficios tangibles, concretos e importantes, como ofertas que no pueden ser dejadas de lado. Sin embargo, el contenido hoy es el rey. Desde los “storytellers” que cuentan la historia de las marcas y productos, hasta notas de fondo, galerías fotográficas y referencias cruzadas, todo sirve para que el potencial consumidor preste más atención. Prepara contenido profesional, bien escrito. Cuida la ortografía y la gramática. Contrata a profesionales free lance para redactar tus materiales. Presta atención a la fotografía y videos con los que acompañas tu contenido. En definitiva, estás generando experiencias a través del relato que, cuanto más cautivante sea, mayor posibilidad de impacto tiene en tu audiencia. Dentro de los contenidos están las capacitaciones, cursos y talleres que podrás dictar; las muestras interactivas donde prueben tus productos o servicios y todas las acciones de marketing relacional destinadas a potenciar tu negocio. ¿Por qué gratis? Porque así captarás más rápidamente la atención de un número mayor de personas, que te darán la posibilidad de conocerte e interesarse por lo que haces. Cuenta mucho… aunque no reveles todo: guárdate algo especial y grandioso para tentar a que compren tu producto.
Promueve diariamente tus redes sociales
El impacto de social media en las campañas de comunicación es innegable, y puede aplicarse a todo tipo de casos. De poco sirve tener presencia en las redes más populares, si no lo alimentas de contenido. Peor aún resulta si no respondes las consultas, comentarios y mensajes (y se ve mucho de esto en la red). Toma un tiempo importante de tu agenda para destinarlo exclusivamente a programar tus redes. Puedes utilizar programas gratuitos para sincronizar los contenidos, sin necesidad de dispararlos uno a uno: Hootsuite o PostCron tienen versiones gratuitas y son excelentes; para Twitter, Tweetdeck es muy bueno. Aprende y observa cómo mejora el impacto de tu comunicación con cierta frecuencia al publicar contenido relevante. Excepto que tú seas la marca, se recomienda que no utilices tus perfiles personales para centralizar la comunicación de los productos o servicios. Crea identidad con diferentes páginas: le da mayor entidad ante los públicos. En tu perfil de usuario podrás compartir el mismo contenido, quizás con una línea de encabezado que personalice y haga más íntima esta comunicación en este lugar personal. Sigue las estadísticas, puesto que te dan la pauta de la evolución de tu contenido y el impacto. Si tienes anuncios especiales, puedes diseñar campañas de publicidad paga, a costo bajo, para expandir tu red. Si hoy no tienes presencia en Internet, prácticamente puede decirse que tu negocio no existe si quieres transmitir un espíritu moderno y acompañando la evolución de estos tiempos. Además, las redes son muy buenas para hacer seguimiento de tu competencia directa e indirecta.
Crea alianzas
En ocasiones es necesario generar vínculos fuertes de complementariedad para potenciar lo que hacemos. Por ejemplo, si eres un profesional exitoso en tu comunidad, sería bueno considerar un acuerdo con los medios de prensa locales, para aparecer con tus columnas y opiniones. Busca una contra-prestación en las alianzas: funcionan cuando prima el concepto ganar = ganar.
Súmate a acciones solidarias
Como forma de crear contenido de Responsabilidad Social Empresarial, hay muchas causas a las que puedes adherir. Por lo general, las Organizaciones No Gubernamentales y sin fines de lucro buscan donaciones en efectivo; sin embargo, no es lo único que necesitan. No todo es dinero en estos casos. Por ejemplo, puedes acercar productos de distinto tipo como muestras, donar parte de tu tiempo con tu especialidad y adherir a algún evento teniendo presencia con tu marca. Al hacerlo, saldrás fortalecido si eliges bien las causas que acompañas. Busca aquellas transparentes y que realmente necesiten de tu ayuda. La sugerencia es que acompañes una temática en particular, o no más de tres distintas durante un año, para experimentar con cuál te sientes más cómodo para seguir haciéndolo. Cada acción en la que participes podrás divulgarla en tus redes y canales de comunicación, en tu negocio y punto de venta, e incluso invitar a tus clientes si hay un evento que puede ser de su interés. Tendrás así la chance de relacionarte de una manera diferente.
Revisa tus materiales de comunicación y promoción
Considerada muchas veces como un gasto, la comunicación en general, con sus disciplinas del marketing, la publicidad y las relaciones públicas, por mencionar las más conocidas, suelen estar al tope de los recortes en época de crisis. Hay un grave error allí: es justamente en los momentos difíciles cuando tu estrategia debe consolidarse y hacerse más fuerte, debido a que el mercado optará por las opciones que tenga más rápidamente presente en el imaginario si respetan la ecuación de costo/servicio/beneficio. Haz un pequeño estudio casero sobre tus materiales: desde las tarjetas personales de visita, hasta tus folletos; tus fotografías y catálogos, hasta tu vidriera y escaparates. Todo influye: la forma en que redactas tus mails, la tipografía que utilizas, el logotipo que tienes, el tono en que se responden los llamados en tu negocio; y obviamente, tu presencia digital en Internet y redes sociales. Busca la ayuda profesional: te ahorrarás muchos dolores de cabeza. No improvises: como dice el dicho, “construir una marca lleva décadas, y destruirla, sólo un segundo.”
Define tu lenguaje ante los públicos
Otro aspecto que se pasa por alto frecuentemente es el de establecer un código de lenguaje para aplicar en la totalidad de tu negocio. ¿Nos tratamos de “usted” o utilizamos en “tú”? ¿Si resumimos en una línea nuestra misión, visión y valores, ¿qué diríamos? Cuando nos presentamos ante un nuevo cliente, ¿con qué materiales lo hacemos? ¿Cuál es el código de vestimenta ante los clientes? ¿De qué forma nos contactan? Aunque parezca de sentido común -¡y sí lo es!- la congruencia entre lo que dices, lo que haces y cómo te muestras, traerá el mejor resultado para tu negocio. Puedes ser excelente en lo que haces; sin embargo, si no sabes venderte, caerás en el pecado que cometen muchas personas: la inconsistencia. Es muy difícil que te contraten si no eres sólido en lo que haces y en cómo lo percibe el resto.
Mejora tu calidad de servicio y atención
Para el final, este punto que es transversal a todos los demás. El proceso de mejora debe ser permanente. Tu disposición necesita ser completa para solucionar cada inconveniente que se presente. Hoy no hay actividad comercial que triunfe con una dedicación tibia: el mercado exige un todo o nada. Y nada, puede ser tu fracaso. ¿Tu negocio no está rindiendo? ¿Esos clientes del pasado ya no te llaman? ¿Te reciben bien y luego nadie te contrata? Revisa todos tus procesos, empezando por la calidad de servicio y atención. El mundo, allí afuera, está lo suficientemente áspero como para soportar tu aridez y mal trato. Transforma esa dureza e inflexibilidad, en una alfombra mullida por donde tus clientes transiten y se vean bien atendidos en todo aspecto. Haz que vivan experiencias inolvidables, y que te recomienden. Crea lazos fuertes y sostenidos en el tiempo. Descubre qué necesitan y anticípate a sus necesidades. Sólo así el éxito estará de tu lado.