Para llegar a ser ciudadanos del mundo global se precisa dominar ciertos idiomas. El lenguaje del cerebro, la informática, el inglés y el neuro marketing.
Analizando la competencia de una nación, sus empresas y ciudadanos, es posible ver al país como la cancha donde se compite. Si el estado es malo, si tiene pozos o está embarrada, los que se están obligados a jugar en ella, no pueden competir. La competencia no se mide por los recursos naturales, son sólo ventajas comparativas.
Se pueden poseer recursos, pero que la productividad sea baja. Argentina mide bajo en el ranking de apertura de la economía, solvencia, clima para los negocios, tecnología, etc.
El mundo le tiene desconfianza y fatiga por su alta corrupción, impuestos regresivos, leyes laborales desventajosas, tarifas y créditos caros, inseguridad jurídica; factores que constituyen el tristemente conocido costo argentino. Y de tanto fracasar se pierde la autoestima. El éxito de cientos de miles de ciudadanos que triunfan en en el exterior, demuestran que un ciudadano puede ser competitivo en un mundo globalizado. A los profesionales los buscan en Argentina. El país no funciona, pero conserva gente con talento.
Hoy la Argentina no es opción porque no importan los hechos aislados, sino que haya una tendencia firme. Se debería terminar con la fatiga crónica para reconstituir la confianza perdida.
No hace falta emigrar
Hoy no hace falta emigrar para trabajar en otro país o en varios a la vez. Para estar conectado, trabajar o comerciar con el resto del mundo es necesario tener una especialidad o un producto demandados, un costo competitivo y dominar los idiomas que se hablan en el resto del mundo. Quedarse es una necesidad para preservar los afectos y las costumbres. El otro camino es la salida Ezeiza (el aeropuerto internacional argentino).
El problema actual económico es más para el país y no para los ciudadanos globalizados y se trata de la que la política internacional del gobierno agrega complicaciones en esta coyuntura.
El mundo ofrece, aun en pandemia oportunidades que esa política convierte en amenazas.
En el planeta se dan procesos que conviene observar antes que detenerse en los sucesos.
Cuando el árbol impide ver el bosque
El hombre posee la capacidad de convertir lo pequeño en primordial. Enfocado en eso lo controla pero pierde perspectiva global. Desde donde se halle debería ver la totalidad. Intoxicarse con los sucesos cotidianos le impide detectar las tendencias.
Lo urgente hace perder de vista lo importante y no poder interpretar el sentido de los hechos. Entender el poder de las máquinas, por ejemplo, es ver como se pueden realizar proezas.
La política, por sí misma, no genera el destino hacia donde va el mundo sino que lo hacen la suma de inventores, innovadores y los inversores que los apoyan. Son empresas, plataformas de interacción, tecnologías de soporte y redes que relacionan a las personas y a los entes globales.
Estas relaciones progresistas operan entre países, entre provincias que se globalizan y en espacios privados que generan arquitecturas relacionales entre ellos. Plataformas virtuales, smart-contracts y block chain, son la nueva geografía digital que convive con la geografía física.
Alianzas estratégicas múltiples
Hay también nuevas exigencias globales en materia ambiental, sanitaria, seguridad, convivencia y pautas sobre como producir y trabajar.
El paradigma “eco” por económico y motor de la globalización genera conocimientos entre empresas aliadas en el borde de la evolución que integran actores especializados en proyectos. La auto-eco-organización propia de los seres vivos significa que la organización del mundo exterior está inscrita en el interior de la organización viviente. Hay una dimensión planetaria de los problemas ecológicos. La “innovación abierta” implica generar alianzas entre especialistas más allá del lugar en el que actúen. Esto remite a empresas innovadoras aliándose desde diversos sitios, creando capacidad de inversión disruptiva y desarrollando nuevos atributos.
Las categorías del siglo XX se esfuman. Ya no se divide, todo se integra. Industria y servicios, saber y hacer, satelización y producción, lo local y lo internacional, lo intangible y lo tangible.
La quinta disciplina
El pensamiento sistémico creó una disciplina que integra a las demás y las fusiona en un cuerpo coherente. Lo demuestra la interacción de la agroindustria con la satelización, medicina y alimentación, plataformas virtuales y comercio, psicología y diseño.
Los viejos conflictos se solucionan generando las condiciones para integrarse en redes que generen valor, para mejorar la economía, el empleo, la convivencia y calidad de vida. Para eso lo primero es conocer, después planificar las acciones, luego actuar y controlar los resultados.
La educación es el desafío
Es en el cambio de los planes de estudios donde hay que apuntar. Hacer más de lo mismo produce idénticos resultados y no se soluciona con más presupuesto, entregando más computadoras a los alumnos, dándoles más horas de clase o estudiando en casa
Las nuevas tecnologías exigen actualizar los programas y los formatos, sobre todo el de los educadores. Y no solo en los ciclos primario y secundario, donde se brinden herramientas para la inclusión y la movilidad social. Desde el punto de vista del desarrollo económico la reforma educativa debe involucrar a la educación universitaria. En la secundaria se podrían adquirir capacidades para conseguir empleo en sectores intensivos en capital humano. Pero educar en ciertas capacidades pensando en el futuro es imposible porque los cambios son vertiginosos. Cuando la pobreza afecta a la mitad de la gente y cuando uno de cada dos trabajadores es informal, la vía educativa no es una respuesta suficiente. No debemos condicionar el modelo de desarrollo a los déficits de oferta laboral presente, resistiendo a la tercerización para preservar puestos de mala calidad y remuneración. Debemos actualizar la oferta laboral con una reforma educativa y un entrenamiento cognitivo permanente del trabajador activo.
Coordinar la educación, el trabajo y las tendencias
Sin dejar de proteger el trabajo existente, se deben preparar a las personas para saber hacer lo que se demande, y estimular actividades de alta calificación. Hay que estudiar donde las máquinas no pueden reemplazar a los humanos.
El cuidado de personas mayores no puede ser realizado por máquinas y es una ocupación que crece. Las capacidades blandas son más valoradas, con cara al futuro, que los conocimientos duros. Las tecnologías de la información y la comunicación eran los trabajos del futuro hace años; ahora son los del presente y en el futuro serán otros.
Las competencias blandas sufren la paradoja de ser demandadas pero muy mal remuneradas. La empatía es decir la sintonía con los demás, la capacidad de escucha y de diálogo, las habilidades de lectura comprensiva, las de generar ideas y llevarlas a la práctica, son vitales para el cuidado de las personas mayores y para abordar el problema de la crisis del empleo.
Teniendo en cuenta la mayor expectativa de vida y la disminución de la demanda laboral es necesario que entren en juego esas destrezas que hoy parecen alejadas de la educación.
Una educación basada en el conocimiento
Si cada centro médico no aplicara los protocolos adecuados para intervenir en las enfermedades el resultado sería el aumento exponencial de la mortalidad y una masiva protesta ciudadana. Pero en la educación las víctimas son los que aprenden, pero casi no se nota, porque se naturaliza y no adquiere idéntico dramatismo.
Sin embargo, el daño es masivo, afecta la calidad de vida y las posibilidades de desarrollar una economía que dé trabajo y que sea competitiva a escala mundial.
La inteligencia de los países
También el hombre es afectado por el medio en el que vive, hasta la economía surge del desempeño de la sociedad en salud, educación e investigación. Estos factores inciden en la competitividad para concretar su potencial y para la asignación de sus recursos. El sistema educativo es la industria pesada de un país porque forma los ciudadanos del futuro. Finlandia aumentó su capital social haciendo de la educación y la igualdad de oportunidades sus políticas de estado. Allí se recibe igual educación sin importar la cuna. Hace 100 años Argentina apuntaba a ser una potencia mundial y Finlandia era un país pobre. Hoy en Finlandia no hay desocupación y Argentina es una fábrica de pobres.
En Finlandia los maestros son las estrellas de la sociedad y hasta se les exige tener un título universitario. En Argentina los docentes son el último orejón del tarro.
La calidad educativa
Es evaluada por comparación con estándares internacionales y se define por su ubicación en el ranking. Lo que falta es una orientación vocacional para que se estudie por vocación y según las destrezas naturales, y no solo por obtener un título.
El poder inteligente es querer con eficacia. No existe relación entre las buenas notas y estar preparado para la vida. Antes se aprendía imitando a la naturaleza. Luego se creó la escuela, un lugar artificial con materias, horarios, aulas, profesores, cursos, exámenes y notas. La vida no se parece a lo que pasa en el aula, donde no se enseña a razonar, comunicar, trabajar, colaborar, reflexionar, manejarse a sí mismo, crear y emprender.
El empleador, incluso, debe reeducar al egresado para hacerlo productivo. Las materias están desconectadas, estudia lo que no usará y es obligado a sacar buenas notas. Es tratado como si fuera igual a todos y debe aprender lo mismo que todos y de la misma manera.
Como se sabe Bill Gates abandonó la educación formal porque lo aburría.
Educar a la antigua
La educación da prioridad al hemisferio izquierdo, pero no a la imaginación, las emociones y la intuición, que son propias del derecho. Einstein decía que la imaginación es más importante que el conocimiento. Para Bernard Shaw la persona razonable se adapta al mundo y la irrazonable adapta el mundo a él. Una idea nace si se interrumpe el circuito lógico, el hemisferio derecho aprovecha cuando el izquierdo duerme. Si el poder de la costumbre prevalece, la creatividad es la cenicienta de la mente.
Recuperar el sentido de la educación
Para crear una escuela que recompense el esfuerzo de estudiar debe estar centrada en el aprendizaje de la resolución de los problemas que vinculen a los estudiantes con el mundo real, para que vean como, estudiando, pueden aportar algo.
Los alumnos deben ser actores principales investigando, probando, argumentando, compartiendo, usando todas las fuentes y los innumerables programas de simulación con los que se puede vivenciar cómo trabajan los científicos. No es necesario un equipamiento sofisticado. Recursos simples, un teléfono inteligente, una tablet o una PC. Las comunicaciones hacen posible que en cualquier lugar y en la escuela más humilde se pueda aprender ciencia.
Rediseñar los planes de estudio
Los extensos y ambiciosos diseños deben convertirse en secuencias de aprendizaje, escalonando los niveles de complejidad durante toda la escolaridad. Recién elaborado el diseño recién deben llegar las escuelas, junto con abundante producción de materiales de referencia. Se pensó que una vez acordados los contenidos e incluidos y enriquecidos con los diseños curriculares en cada provincia, se podían remitir a las escuelas para su aplicación. Pero se partió de error: no se debía avanzar sobre el “profesionalismo docente”.
Ya han pasado más de 20 años sin que se hagan realidad en las aulas los renovados acuerdos del Consejo Federal y sin que se actualizara la oferta de los institutos de formación, para acompañar esos cambios. Y si los documentos concebidos por especialistas, es imposible que los docentes, sin formación, puedan convertirlos en procedimientos para la enseñanza.
Implementar el cambio
Debería capacitarse a los docentes en ejercicio para que desarrollen un renovado proceso de enseñanza. En paralelo, es urgente enriquecer la formación de los futuros docentes renovando a las instituciones formadoras, ajustando su número a las necesidades de las escuelas, y estableciendo un sistema de control tal como lo estipula la ley nacional de educación. Comenzar no implicará en una primera etapa más recursos financieros. Es dejar de gastar mal y destinar la mayor parte a las escuelas para facilitar la tarea de los docentes. Para dejar de “gastar mal”, la política debe asumir que cuando gobierna, el Estado no es para la militancia y los amigos, sino para asegurar que personas bien formadas estén a cargo de la gestión pública.
Exámenes internacionales
Según un estudio del BID, Argentina es el que peor gasta en América Latina, eso cuesta el 7,2% del PBI, y se financia aumentando impuestos. La improductividad y la falta de competitividad impactan sobre la sociedad, dificultan el crecimiento y la mejora del bienestar, sobre todo, el de los más postergados.
La reforma educativa debe asegurar que se generen las capacidades políticas y tecnológicas. Si aseguramos que circulen los conocimientos del saber científico, sus modos de investigar y comprender, podremos pensar que contaremos con una economía basada en el conocimiento por el alto porcentaje de jóvenes bien formados.
El estudio Pisa de la OCDE revela que los países que lideran en educación, lideran también en economía. Argentina ocupa el puesto promedio 65 en los exámenes de matemática, lengua y ciencias, que se toman periódicamente a los jóvenes de 15 años.
Ciudadanos del mundo global
Para llegar a serlo se precisa dominar ciertos idiomas. El lenguaje del cerebro es clave, ya que el cerebro es el mismo en todo el planeta. El segundo es la informática, sus programas son internacionales y es la base del teletrabajo. El tercer idioma es el inglés, sin una ventaja intrínseca, es el que hablan la ciencia y la tecnología. Es el idioma universal por excelencia para estar actualizado y ser competitivo. El cuarto idioma es el neuro marketing, para saber vender lo que se produce. Los cuatro idiomas se precisan simultáneamente para convertirse, uno mismo, en un ciudadano del mundo global.