El lenguaje corporal, conocido también como comunicación gestual o no verbal, es un pasaporte altamente efectivo en la forma en que se vinculan los seres humanos y muchas especies animales. La ciencia ha comprobado que el 90 % de la comunicación entre las personas es no verbal, mientras que el 10 % es lo que expresamos con palabras.
Esta forma de comunicación es innata desde que nacemos y aprendemos a vincularnos. Utilizando algunas claves específicas, hay más chances de tener éxito y lograr mayor empatía con los demás.
La mirada
Se dice que es el espejo del alma; y algo de eso hay de cierto: a través de este gesto es posible mostrar mucho más de lo evidente. La alegría, tristeza, miedo o desconcierto se traducen en micro gestos que, sumados, producen una decodificación inmediata en los otros. Cuando estableces contacto visual con la otra persona estás utilizando una de las técnicas más eficaces para conectar. Establecer contacto visual es una de las técnicas más poderosas para conectar con los demás. Según los científicos, hay que mirar directo a los ojos como mínimo un 40% del tiempo mientras hablamos, y un 70% cuando escuchamos. El mirar despierta curiosidad. Las pupilas se dilatan cuando prestamos atención a determinados aspectos de la conversación, y de allí es que surge la empatía en esa situación.
La sonrisa
Lo que distingue a las personas empáticas de las demás, suele ser una buena, amplia y espontánea sonrisa. Tanto en situaciones públicas o privadas; cuando hablas en un auditorio o mantienes reuniones de trabajo; en entrevistas con clientes o cuando quieras entablar un mejor vínculo con las demás personas, sonreír te ayudará a derribar las primeras barreras que suelen interponerse. Siempre que la circunstancia te acompañe y que sea adecuado sonreír, hazlo sin temor, ya que verás cómo muy pronto empieza a fluir la conversación y la retroalimentación apropiada dada por el contexto de tu charla.
Posición abierta y receptiva
Otra clave de la comunicación no verbal es mantener una postura corporal que representen los signos de apertura y receptividad. Cuando deseamos conectar con las demás personas no sirve estar de brazos y piernas cruzadas, o adoptar posturas corporales que puedan ser leídas por los demás como signos de desgano y desatención. Te ayudará colocar el cuerpo de frente a la otra persona, con las manos disponibles para gesticular lo necesario apoyando la intención de las ideas. Si estamos sentados, buscar acompasar, que significa ir al compás del lenguaje corporal de la otra persona, si necesitamos entrar en su mundo para poder conectar mejor. ¿Has visto a dos personas en situación de conquista amorosa? Por lo general buscan hacer esta danza lo más parecida posible. Es un buen ejemplo de cómo aplicarlo para lograr tener más éxito en tus vínculos cotidianos.
4. Muestra las manos
Cuando exhibes las manos al hablar, al igual que cuando estrechas las de la otra persona, se estimula el sentido del tacto, que nos acerca y conecta. Las manos producen gestos muy especiales para apoyar la comunicación no verbal con los demás. Muestra las palmas abiertas: este es uno de los gestos primitivos de la especie, que se traduce en buenas intenciones, y denota que no hay nada que ocultar. Las manos en el bolsillo mientras hablas no son recomendables si necesitas estimular el acercamiento con los demás; lo mismo que colocarlas cruzadas por delante o por detrás: hay algo que te hace sentir incómodo o de lo que quieres protegerte. Para que los gestos sean auténticos, es recomendable que los hagas un poco antes de las palabras: preparan el terreno de lo que viene, y predisponen mejor a la otra parte, anticipándole en forma sutil lo que ocurre. Por el contrario, habrás observado que cuando te enojas y usas tus manos para expresar la furia, generalmente, el gesto de enojo antecede a las palabras. Lo mismo puedes utilizar en forma contraria.
5. Distancia óptima
Mantener una distancia apropiada con las personas, sobre todo cuando no los conoces, es esencial para no intimidar ni entrar en el mundo del otro de una manera invasiva. La distancia óptima va desde los 50 centímetros en adelante. Por debajo de esa distancia, sobre todo estando frente a frente, es posible que una de las dos personas pueda sentirse incómoda. Busca hacer sentir confortable a la otra parte. Es esencial para lograr rapport (confianza, ida y vuelta, efectividad en tu comunicación).
6. El uso de la voz
Los tonos de voz, con sus matices y cadencias, expresan tanto o más que las palabras. La ciencia explica que es uno de los indicadores emocionales más claros y potentes, junto con las expresiones faciales. Un tono fuerte e imperativo posiblemente intimidará a la otra persona; una voz suave y en tono muy bajo, denotará inseguridad y hasta sumisión. Los tonos agudos y casi gritando le restan legitimidad a lo que quieres expresar. Lo ideal es encontrar un tono medio normal, tranquilo y seguro a la vez, para poder comunicar asertivamente lo que quieras decir.