¿Crear una tabla de surf con motor? Aunque al principio sonara descabellada, lo cierto es que la idea que en 2011 me presentó Ramón Silva, ingeniero, consultor y apasionado surfero, va calando en un sector que al principio se mostraba reticente. Seguramente fuera debido a que los ‘inventos’ que se comercializaban entonces no tenían el nivel suficiente; más parecidos a una moto de agua, no lograban proporcionar las sensaciones que exige un deportista experimentado cuando llega a la ola. Como ingeniero y experto en I+D me atrajo el reto: teníamos en nuestra mano crear la primera tabla de surf impulsada del mundo que realmente se comportara como una tabla de surf convencional, y convenciera hasta a los más puristas de este deporte.
Entender la finalidad de nuestro proyecto fue realmente fácil para mí, que soy apenas un iniciado en el mundo del surf con muchas horas de aprendizaje por delante: El surf es una gran experiencia que solo se entiende de verdad cuando se prueba, pero a veces el mar está difícil, hay mucha corriente, viento, el pico está muy lejos o no se está en plena forma, por lo que remontar la rompiente y remar hasta la ola se hace realmente duro y agota las fuerzas, acortando la jornada de entrenamiento. Con nuestra propuesta de surf impulsado es posible superar estos límites y, si logras pillar más olas, progresas mejor y más rápido. Convencidos del potencial de nuestra idea, creamos la compañía en febrero de 2012, con 100K de capital social, más de la mitad procedente de nuestro bolsillo, y de las tres ‘F’ fundamentales para cualquier inversor (Family, Friends and Fools).
Desde esa fecha, hasta julio de 2014 que iniciamos la comercialización, nos embarcamos en la ardua tarea de desarrollar el producto, aunando varias disciplinas para lograr algo que nadie había fabricado antes: hidrodinámica, estanqueidad, electrónica, disipación de calor, resistencia de materiales, concentración de tensiones, resistencia de materiales… y sobre todo las duras jornadas de pruebas, para las que contamos con un surfer profesional que testaba en el agua cada prototipo. El objetivo, crear una tabla artesana -y para ello reclutamos como socio al segundo ‘shaper’ nacional Marcos Slash-, en la que apenas se notara la revolucionaria tecnología que incorpora. Así, era primordial estudiar al detalle la autonomía de las baterías, el tamaño del jet, geometría, peso, empuje, potencia, impacto medioambiental, automatismos y accionamiento, hasta lograr una integración perfecta. Estamos muy satisfechos con el resultado: un exitoso binomio entre tecnología y deporte, que nos valió ser finalistas en Innovem 2014, entre más de un centenar de propuestas.
Durante ese periodo afrontamos otras dos rondas de financiación, hasta alcanzar los 600K que llevamos invertidos, de los cuales sólo 60K proceden de Enisa y 100K de un fondo de capital riesgo (Caixa Capital Risc). Y es que, a pesar del limitado apoyo que existe para las empresas de nuevas tecnologías, apostamos firmemente por nuestra idea y logramos reunir la financiación necesaria para arrancar el proyecto. Con la planificación y el equipo adecuados, mucho trabajo, ánimo y buen humor para aceptar los fracasos y aprender de ellos, nos sentimos orgullosos de ver nuestra pasión convertida en un próspero negocio.
Una vez desarrollada la tabla final –contamos con tres modelos personalizables, para tres usos y niveles distintos-, ¡llegaba el momento de venderla! Con un precio a partir de 1.900 sabíamos que la mejor arma de conquista era su prueba en el agua, ya que es un producto tan innovador que cuesta imaginar sus beneficios. Así, decidimos apostar por un modelo de venta a través de amigos, embajadores o evangelizadores que prestaban su tabla a otros surferos para que pudieran probarla, a cambio de un porcentaje por cada tabla pedida o por descuentos en sus próximas tablas. Un modelo que iniciamos en Asturias el pasado verano, y que hemos repetido este, ampliando a otras costas de España en las que Jetson ha estado presente a pie de playa, en escuelas de surf y clubes náuticos. Porque lo cierto es que en esto el boca-oreja también funciona fenomenal, hasta el punto de que hemos cruzado nuestras fronteras gracias a ‘amigos´ de la marca que se han desplazado a otros países y han demostrado las virtudes de nuestras tablas.
Tras un año en el mercado y más de 50 tablas vendidas, hemos confirmado que el precio no supone una barrera cuando el producto convence, y que cualquier innovación merece ver la luz, por muy arriesgada que sea. De hecho, confiamos tanto en el potencial de Jetson que ya estamos desarrollando dos proyectos paralelos que lanzaremos en menos de 6 meses, como son las tablas de SUP impulsadas, y unas tablas específicas para salvamento en playas. Además, si todo sigue como hasta ahora, en unos meses iniciaremos la expansión internacional, exportando tecnología Made in Spain a países de gran tradición surfista, abiertos a una evolución como la nuestra.
Íñigo Barrón, CEO de Jetson