La joven madrileña, Lucía Marín, fundadora y CEO de Diluu, nos cuenta su historia
No siempre tuve claro que emprender fuese mi camino, pero la vida me llevó a impartir clases divertidas de español a niños en colegios y guarderías de Londres en 2019. Sin embargo, la llegada de la pandemia supuso un giro inesperado.
La adaptación fue esencial y cambiamos nuestro modelo de negocio hacia las clases online para niños de familias hispanohablantes, donde detectamos una demanda y una necesidad.
A pesar de los desafíos iniciales, conseguimos ampliar nuestra audiencia y adaptar nuestra metodología, abarcando no solo a niños en Londres.
Así nacía Diluu y comenzaba esta aventura que nos ha llevado en apenas dos años a estar presentes con nuestras clases de español en 50 países con cerca de una treintena de profesores que imparten las lecciones desde todo el mundo. Un proyecto de escuela online con el que hemos empoderado a más de 3.000 niños para abrazar la diversidad cultural desde la que llamamos crianza bilingüe.
En el último año, hemos pasado de 10.000 a 40.000 clases, con un crecimiento en la facturación de un 70% y presencia especialmente en Reino Unido, Alemania y Estados Unidos.
La inyección de inversión ha sido esencial para potenciar nuestra startup que lleva por bandera el español por todos los rincones del mundo. En abril de 2023, en una primera ronda de financiación externa, recibimos 150.000 euros por parte de una inversora muy especial: la mamá mexicana de dos de nuestras alumnas que viven en Alemania.
Y estamos en búsqueda de nuevas rondas de financiación.
Nuestro crecimiento vendrá marcado también por la incorporación de nuevos idiomas al proyecto como son el francés, el chino y el árabe. Con esta expansión, aún más niños y niñas tendrán la oportunidad de explorar nuevas culturas, sentando las bases para un mundo más interconectado.
El enfoque dinámico que planteamos con Diluu no solo cultiva la competencia lingüística, sino que también fomenta un genuino amor por el aprendizaje, empoderando a los niños para que abracen su lengua de herencia con entusiasmo.
