¿Les suena de algo el nombre de Joe Montana? Muy posiblemente lo recuerden como uno de los mejores quarterbacks de la historia del fútbol americano, un deportista dotado de una magia que Bill Walsh, alias ‘El genio’, supo reconocer. No en vano, el entrenador nacido en Los Ángeles creo la West Coast Offense, una estrategia de ataque que fue toda una revolución en la NFL, ganó tres títulos de la Super Bowl con los San Francisco 49ers y dejó cinco lecciones de liderazgo que nunca serán olvidadas.
1. Un equipo exitoso comienza con una cultura exitosa
La primera acción a implementar en un equipo de trabajo debe ser la creación de una cultura de éxito. Hay que modelar, comunicar, enseñar, premiar y hacer cumplir las expectativas y los estándares de como funcionará la estrategia del grupo.
Crear, comunicar, implementar y sostener la cultura de equipo es el catalizador clave para el éxito duradero. Walsh dijo: «La cultura precede a los resultados positivos. Hay que comportarse como campeones antes de ser campeones».
Inculcar la cultura correcta casi siempre lleva su tiempo. Inevitablemente habrá personas que se opongan a las normas. Sin embargo, hay que afrontar la situación y eliminar a los disidentes, a pesar de que puedan poseer un gran talento. En última instancia, se debe creer en el proyecto, asimilando que está por encima de cualquier cosa y que tendrá éxito a largo plazo.
2. El líder establece el camino a seguir
Para tener éxito, primero hay que demostrar fe ciega en todo aquello que se lleva a cabo. Todo empresario debe ser un líder para sus trabajadores, porque ellos se fijarán en él.
Walsh escribió: «Para mí el punto de partida de todo es la ética en el trabajo. Sin ella una persona está acabada… Sus empleados verán su dedicación a través de su trabajo en la empresa».
Es un compromiso continuo. El individuo que tenga una pasión indomable impulsará su proyecto y contagiará a todos los que estén involucrados con él.
3. Elegir y potenciar a líderes eficaces
El entrenador Walsh se dio cuenta de que no bastaba con su liderazgo y ética de trabajo para transformar un equipo, también necesitaba líderes en el vestuario y en el terreno de juego. Para ello se rodeó de un grupo de líderes respetados que ayudarían a crear, reforzar y hacer cumplir la cultura del equipo.
Es necesario invertir tiempo para desarrollar y capacitar a los líderes de su equipo. Ellos ayudarán a desarrollar una cultura positiva en la plantilla. Además, se debe estar dispuesto a identificar, enfrentar y eliminar a los líderes negativos que se oponen a ella.
Walsh escribió: «En la construcción y el mantenimiento una empresa, hay que apoyar a aquellos que exhiben gran ambición y rendimiento en todos los niveles de producción, incluso si tratan de ir más allá de los objetivos impuestos por el líder establecido».
4. Encontrar el camino de la victoria
Bill Walsh fue un feroz competidor. Su competitividad es principalmente lo que llevó a él y a su equipo a triunfar y demostrar que la gente estaba equivocada. De hecho, esta característica fue la catalizadora de su West Coast Offense, una estrategia de ataque que fue toda una revolución en la NFL.
Walsh escribió: «Todos los líderes exitosos saben hacia dónde quieren ir. Hay que buscar la manera que creemos para conseguirlo y, a continuación, seguir adelante con absoluta determinación. Podemos fallar de vez en cuando, pero al final la firmeza es necesaria para avanzar hacia nuestro objetivo».
«La fuerza de voluntad es esencial para la supervivencia y el éxito. A menudo se traduce en un fuerte deseo de hacer todo lo mejor posible y en una confianza interna que les sitúa en la mejor posición cuando las cosas se ponen difíciles. Los psicólogos sugieren que existe un fuerte vínculo entre el ego y la competitividad», afirmaba el técnico.
5. Todos son responsables de los éxitos y de los fracasos
Walsh siempre hizo hincapié en el enfoque de equipo. Él quería que todos se sintiesen responsables de los éxitos y de los fracasos logrados.
Walsh escribió: «La victoria pertenece a todos. Ganar una Super Bowl no es el resultado de un trabajo individual, sino que es un éxito global».
Además, es muy fácil para ciertos miembros de una empresa culpar a otros por el trabajo mal hecho. Por ejemplo, cuando las cosas van mal todo el mundo trata de señalar con el dedo a otra persona en lugar de asumir su propia responsabilidad. No hay que permitir que otras personas culpen a un determinado individuo y que se convierta en un chivo expiatorio que divida y destruya el equipo. No importa cuál sea su papel, hay que animar a todos a hacer su trabajo y brindar apoyo incondicional a todos los miembros de una empresa.
Fuente: El Economista América
Para la propuesta : todos somos responsables. Personalmente tengo una duda, pues eso de a todos nos toca responsabilidad, eso seria cierto , si hablamos de organizaciones democraticas, donde las desiciones son colectivas.