Dos años después de poner el foco de atención en España, Giza, el gigante israelí del venture capital, tiene todo preparado para dar el pistoletazo de salida a las inversiones en startups españolas a través de Swanlaab Venture Factory, la gestora constituida al 50% con un equipo local.
El nuevo fondo ha recaudado ya 40 millones de euros con este propósito, importe en el que ha materializado el primer cierre y que, según Mark Kavelaars, consejero delegado de Swanlaab, podría aumentar en los meses que restan hasta el inicio de 2017, cuando está previsto dar por zanjada la fase de captación de recursos. El vehículo dispone del respaldo del CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial, dependiente del Ministerio de Economía), que ha inyectado 12 millones desde el programa Innvierte. Los 28 millones restantes proceden de inversores privados (family offices y otros proveedores) españoles y extranjeros.
El debut de las operaciones «no tardará en producirse», asegura Kavelaars. Entre otras razones, porque durante la etapa de fundraising los responsables de Swanlaab han ido adelantando la búsqueda de oportunidades identificando varias iniciativas interesantes. «Hemos visto más de 700 proyectos de emprendedores», dice el directivo, que añade que hay mucho empeño en que las primeras transacciones reflejen la filosofía de inversión que el fondo pretende desplegar en España.
La hoja de ruta es nítida. El Swanlaab Giza Innvierte Venture Fund I, como se ha bautizado al nuevo vehículo, buscará aportar financiación en rondas iniciales a proyectos innovadores y con vocación internacional orientados a ofrecer soluciones tecnológicas y de telecomunicaciones relacionadas con procesos de negocio de empresas (sector conocido como B2B). El abanico de actividades posibles incluye áreas como el internet de las cosas, la ciberseguridad o el almacenamiento y gestión de datos, apunta Kavelaars.
La intención del vehículo de Giza en España es realizar inversiones en origen de entre 1 y 3 millones por start up, con opción de ir incorporando más recursos en rondas de financiación posteriores, es decir, cuando el proyecto vaya progresando y precisando de apoyo adicional. Swanlaab es partidario, además, de recurrir a la coinversión con otras entidades o fondos haciendo de la suma de fuerzas una palanca «para la creación de empresas de éxito y con proyección internacional», subraya el consejero delegado.
El valor de la experiencia
El directivo de Swanlaab está convencido de que la larga trayectoria de Giza es «un valor diferencial» del nuevo vehículo dentro del prometedor entorno del venture capital español, que desde hace unos pocos años vive un dinamismo sin precedentes. «Giza exporta su experiencia a países donde los ingredientes de innovación se están afianzando. Antes fue Polonia y ahora es España», apunta Kavelaars.
En Polonia, el brazo inversor de la gestora israelí (donde el Estado polaco ha comprometido 15 de los 30 millones de dólares levantados) ya ha finalizado el periodo de inversión. Y solo con la primera desinversión ha conseguido recuperar el dinero recaudado. «Esa es la prueba de que la apuesta por países donde el venture capital emerge funciona», indica el consejero delegado.
Desde 1992, Giza ha administrado 600 millones de dólares en fondos y ha sido impulsora de algunas compañías vendidas con posterioridad a auténticos pesos pesados de la industria como Google o Cisco, incide Kavelaars. Las redes preestablecidas por la entidad israelí, en conexión con «más de 140 inversores internacionales», son un refuerzo para el vehículo español tanto a efectos de encontrar coinversores como a la hora de articular la salida, considera.
El otro factor que destaca el responsable de Swanlaab es que no proponen solo soporte financiero a los emprendedores: «Somos un fondo que se involucra y arropa al equipo fundador para ayudar a que los proyectos se consoliden y se construyan como empresas de éxito».
En todo caso, el directivo no esgrime estos atributos propios por temor a la competitividad al alza que se detecta en el venture capital español. «Que cada vez haya más fondos locales y más internacionales con ganas de hacer cosas en este país es una buena noticia para todos», dice. «Así se genera industria». Para Kavelaars, aún queda trecho que andar para que esta categoría de inversión en España pueda converger con la de otras geografías. Y operaciones tampoco faltarán: «Vemos que los proyectos cada vez tienen más calidad. Ha habido un cambio de mentalidad que ha sacado la chispa de los emprendedores españoles».