Piezas para dispositivos electrónicos, paneles para edificaciones, prótesis humanas e incluso órganos vitales son algunas de las aplicaciones de la tecnología aportada por las impresoras 3D que podrían utilizarse en una futura conquista de Marte.
Por ello, el pasado verano la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio, NASA, lanzó un concurso para encontrar el mejor proyecto de edificación en tres dimensiones para ese tipo de expediciones al planeta rojo.
La posibilidad de imprimir literalmente los fragmentos de viviendas que a continuación serían montadas en el suelo marciano elegido permitiría abaratar los costos e incrementar la autonomía de posibles colonos.
En esta línea, un grupo de estudiantes de la Universidad de Connecticut (Estados Unidos) ha conseguido imprimir prototipos de riñones artificiales, si bien todavía no han podido ser probados en seres humanos.
Durante los últimos años algunas empresas de impresión se han ido especializando para dar cabida a la creación de órganos con células vivas, como los esbozados por la empresa Invetech gracias a sus «bioimpresoras» 3D para tejidos humanos que se dedican a investigar en este campo desde 2010.
Este tipo de investigaciones no está lejos de la polémica, debido a las dudas acerca del uso que pueden hacer de la impresión 3D, no los científicos que trabajan en su desarrollo, sino los usuarios particulares.
Esta revolucionaria tecnología permite crear literalmente a través de su impresión en 3D cualquier tipo de objeto que pueda precisar una persona con tan solo pulsar una tecla.
Este tipo de impresoras están siendo ya utilizadas en campos de vanguardia como la biomímesis donde partes de un animal obtenidas por resonancia magnética pueden ser reutilizadas con fines industriales, como sucede en el caso del pico de un flamenco que ha servido para construir un sistema hidráulico de turbinas.
También en el campo de la discapacidad se pueden emplear estas técnicas a fin de delinear y generar adaptaciones de todo tipo de objetos para facilitar su vida cotidiana. La NASA premiará con 50.000 dólares cada uno de los treinta mejores proyectos presentados al concurso y con 1,1 millón al ganador definitivo.
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